martes, 28 de abril de 2009

Colonización e Indigenismo

Hojeando la revista de viajes Marcopolo en la peluquería, me encontré con un artículo sobre la zona maya de México, en el cual había una sección que hablaba de los indios lacandones.

En el paraje de Yaxchilán (Estado de Chiapas), al Sudeste de las ruinas de Palenque, se encuentra la aldea de Lacanjá, poblada por los lacandones, que forman parte de la familia maya. Los rasgos físicos son innegables. El perfil aguileño coincide milimétricamente con aquél que caracteriza los frisos y bajorrelieves realizados por sus ancestros. La pureza racial originaria persiste, al igual que gran parte del idioma primitivo, y ambos factores fueron tenidos en cuenta en el cásting realizado con población nativa para la película de Mel Gibson, Apocalypto.

La aldea de los lacandones se encuentra enclavada en la Reserva de la Biosfera Montes Azules, de 300.000 hectáreas. Hace tiempo que, según confiesan, los indígenas se han conformado con proseguir con sus primitivas actividades de caza y recolección selvática, ya que finalmente han comprendido que el desmonte no deja tierras fértiles para el cultivo, actividad que, confiesan, nos los seduce demasiado ni practican con idoneidad.

Sin embargo, a la hora de caracterizar a la selva de la que viven, prefieren atribuirle las características de serpiente, antes que las de madre, por ejemplo. Dicen que la selva es una serpiente que rodea con firmeza todo lo humano que emerja entre su musculoso cuerpo. La metáfora es válida, incluso poéticamente bella, pero no deja por ello de resultar inquietante.

Para los lacandones la selva es hija de Chaac, el dios maya de la lluvia, que aparece absolutamente todos los días, y origina abundantes torrentes, en la superficie y subterráneos. Los arroyos que surcan prolíficamente su geografía forman los Sk’inael Toljá (“montañas de agua”), que son los rápidos que se generan al golpear el agua contra las rocas.

El joven Chankayun Kin (“pájaro sol”), junto a la cascada Yatoch Kusam —que los indios atribuyen su formación al acarreo de hojas, ramas y barro por parte del río—, explica los efectos que los numerosos trabajadores sociales, las ayudas humanitarias y la proliferación de misioneros cristianos que, con la excusa de la asistencia a la pobreza, han generado en las poblaciones originales de Chiapas:

“Antes nosotros adorábamos ídolos de barro. Mi abuelo los tenía en su casa, era K’abiran, el dios sol. Ahora somos presbiterianos”.

Lo que no logró el tremendo castellano con su frenesí evangelizador, lo consiguen ahora los misioneros protestantes, en silencio y sin que ninguna de las tantas asociaciones y ONGs indigenistas levante una sola queja. Parece que la aculturación sólo es censurable si viene acompañada de alguna imposición, por más que ése fuera el rasgo cultural unánime en la época colonial, sea de parte de españoles, como de parte de ingleses, franceses, portugueses, rusos, turcos, holandeses y árabes.

El rasgo político-cultural moderno impone la supresión de las fronteras, el libre acceso de todo tipo de sistemas de colonización espiritual y cultural a las zonas en el pasado protegidas, antes por el aislamiento que por cualquier cuestión política o identitaria.

Presbiterianos fueron los pasajeros del Mayflower, que colonizaron los EE.UU. desde Inglaterra y Escocia y trajeron al nuevo mundo las ideas jacobinas. Aquéllos cuyos descendientes festejan con el pavo horneado con salsa de arándanos cada Día de Acción de Gracias.

La nueva ecuación conduce a una nueva relación de poder, que no deja por sus maneras más refinadas de ser colonial. Lo que ocurre es que hoy día ese colonialismo se emite y propaga desde un núcleo único y absolutamente etnocéntrico.

Mientras se socava la unicidad espiritual de las naciones latinoamericanas promoviendo conflictos y reivindicaciones que tienen más que ver con la arqueología que con las tolerantes y progresistas prácticas republicanas de los últimos 5 lustros, la colonización irradiada desde polos cultural y tecnológicamente preponderantes termina llevándose los espíritus para su verde páramo, y todo el discurso de “recuperaciones” y “conquistas”, de restauración de la identidad amenazada, etc., se traduce solamente en artesanías regionales, folklore for export y adquisición de tierras para la tribu.

Cerraré entonces esta breve reflexión transcribiendo las conclusiones del entrevistador de Chankayun Kin en la revista de turismo, que hablando de su tribu es de por sí más que elocuente:

“Desde que les pusieron electricidad, los lacandones perdieron su lugar de contacto y socialización. Antes se bañaban en el río y aprovechaban la ocasión para intercambiar ideas. Ahora se encierran en sus casas a ver la TV”.

Indio de cotillón sólo ve televisión...

12 comentarios:

Destouches dijo...

Muy interesante el post y la reflexión. No cabe duda de que la constante e indignada impugnación a la conquista de América por los españoles, constituye una versión interesada de la historia que favorece y es fomentada por los centros de poder anglosajones. Paralelamente, se acalla el (verdadero) genocidio de indios norteamericanos, ejecutado en el nuevo país elegido por Dios. Habría qué preguntarse cuál es el porcentaje de población indígena que actualmente existe en EE.UU. y Canadá y compararlo, por ejemplo, con el de México y Honduras (por nombrar sólo algunos países de la América hispana).

En la políticamente correcta película "Las Invasiones Bárbaras", de origen canadiense, el protagonista (un enfermo terminal) señala que el mayor genocidio de la historia fue la conquista española. Este argumento, absolutamente discutible en términos históricos, ha sido forjado en los centros de poder americanofílicos y consumido con total fruición y sin beneficio de inventario por todos los progresismos, de cualquier signo y color.

Occam dijo...

Destouches: Eso ocurre por atribuir valoraciones morales a movimientos históricos inevitables, tan inexorables como un terremoto o un huracán, que ocurrieron más allá de la voluntad humana. El único súbdito de la corona española que "zafa" en la consideración histórica universal (particularmene, la española) es Colón, que precisamente fue el culpable de difundir los mapas secretos que desde el siglo XIV estaban en la mapoteca de la corona portuguesa (y que habían pasado hacia allí desde el ducado de Normandía; los normandos ingresaban, ya en el siglo XIII, importantes cantidades de palo Brasil, que traían desde el Oeste del Océano Atlántico en sus barcos).
Cuando la difusión fue inevitable, la corona española debió asumir la responsabilidad protagónica, como mayor potencia de Europa, y por ende de la cristiandad (recordemos p.ej. que Lepanto, contra el enemigo común turco-musulmán, fue protagonizada exclusivamente por España, en defensa de toda Europa), para garantizar la vigencia de los valores universalmente reconocidos en ese entonces, en el Nuevo Mundo.
Algo parecido seguramente ocurriría si los terrícolas llegáramos a Marte. Seguramente los EE.UU., como potencia hegemónica mundial, y garante de valores también preconizados como universales, encararía la responsabilidad de la colonización, y lo haría defendiendo los principios del libre mercado, la democracia y la igualdad nominal de derechos.
Las formas corresponden a cada época, pero seguramente en sus resultados no hubiera habido gran discrepancia. El sistema de adelantazgos y encomiendas tenía raigambre fuertemente europoea medieval, semi-feudal, y el Señor debía responsabilizarse por sus súbditos. Quizás uno de los grandes problemas haya sido la calidad de esos "señores", que en muchos casos eran simples aventureros caza-fortunas (lógicamente, un noble de buena cuna, con generaciones por detrás de señorío, no iba a cruzarse un Atlántico que era como el espacio sideral y largarse a una aventura de altísimo nivel de mortalidad; fíjense todos cuál ha sido el destino de la mayoría de los adelantados y demás exploradores). Como dice Nietzsche, las dos actividades más difíciles que puede emprender un ser humano son las de mandar y de servir...
Los EE.UU. también han tenido de punta de lanza, en cada escenario en que han debido intervenir para imponer los valores occidentales y presbiterianos, a lo más aguerrido de sus fuerzas armadas, que no se ha comportado precisamente con civilidad respecto de los nativos...
Igualmente, el gran mal para los pobladores "originarios" (es decir, llegados 10.000 años antes; en el caso de la Argentina, no más de 2.000 a 300 años antes) se puede sistematizar en estos tres grupos:
1) La poca capacidad inmunológica, generada por los milenios de aislamiento, que determinó que no sólo la viruela, sino una simple gripe, tuviera enormes niveles de mortandad. Recomiendo la (larga) película "Jugando en los campos del Señor", en la cual un misionero protestante intenta evangelizar a los indios del Amazonas, y su piloto se integra a ellos, provocando en poco tiempo una mortandad total, al introducir en ese cosmos virgen los gérmenes propios de la vida cotidiana civilizada.
Sumemos a esa deficiencia inmunológica la carencia de centros de atención hospitalaria, de especialistas sanitaristas y, sobre todo, de antibióticos. Si hoy día nos horrorizamos con la perspectiva de una pandemia a partir de la gripe del chancho, no creo que sea difícil imaginar la situación de ese choque de poblaciones humanas tan disímiles hace cinco siglos.
2) La carencia de adaptación genética al alcohol. En América no se bebía alcohol, a no ser, la muy moderada chicha, que raramente tiene la mitad de la gradación alcohólica que una cerveza. Los españoles introdujeron el vino, y encima, en una versión concentrada de 24 grados, para ahorrar espacio en las bodegas, que luego debía merarse con agua... Cosa que en el duro "far west" americano era rarísimo. El alcohol proliferó en organismos no adaptados, ni preparados para controlar una relación con una sustancia que rápidamente se hizo adictiva y estragante, bajando aún más las defensas de los cuerpos, y generando violencia social.
3) La tendencia disgregatoria que amenazaba a las principales organizaciones políticas aborígenes: los incas estaban pasando por una sangrienta guerra de sucesión, entre el hijo legítimo del Inca, Huáscar, y el ilegítimo, Atahualpa; los aztecas habían erosionado su autoridad, que se había transformado en una feroz tiranía caníbal que pesaba con una crueldad sistemática e implacable sobre los poblados del área central de México; de los mayas ya hemos visto algún ejemplo justamente en la película Apocalypto; no estaban en una situación mejor los chibchas... En general, los pueblos más civilizados estaban experimentando una etapa de gran inestabilidad social y de gran represión también. Los pueblos nómades, menos organizados, marginales de los grandes imperios, eran los que estaban más fuertes y los que permanecieron por un mayor tiempo inconquistados.
La civilización ya había llegado a los imperios centrales, y los conatos de rebelión no darían por tanto lugar a un "retorno al buen salvaje", como pretenden los indigenistas, sino a formas civilizatorias de reemplazo, quizás más despóticas que las anteriores. Sin embargo, todo esto es especulación, porque ello no ocurrió, ya que se verificó un encuentro entre dos mundos, que habría de modificar todo en absoluto, de ahí en más, de un lado y del otro del Atlántico.

En fin, tampoco este post habla sobre la Leyenda Negra anglosajona (evidentemente, uno de los intentos más exitosos de colonización cultural). Sólo habla de la situación actual, en el seno de comunidades aborígenes especialmente "recuperadas" o "protegidas". Es claro: están "protegidas" contra el idioma español, los símbolos patrios de las naciones latinoamericanas a las que pertenecen, hasta de la nefasta religión católica, pero...

Mis cordiales saludos.

MM dijo...

Excelente comentario.

La imagen de la serpiente , Mel Gibson lo logra de manera magistral en el comienzo de Apocalypto, la cámara avanzando por la selva y las tomas aéreas dan la sensación de asfixia.


PD: Te afanaste la revista?

Occam dijo...

Mr. Groncho: Un honor y una alegría tenerlo por acá. Gran película Apocalypto. Demuestra que se puede hacer cine de acción sin los clichés consabidos, y con grandes imágenes. Además, hablado en la lengua original. Un privilegio. Ya estaba yo podrido de los yanquis, que hacían utilizar la lengua de Jack Kerouac al gaucho Martín Fierro y a Cyrano de Bergerac (me salió versito). Todo porque le escapan a las películas con subtítulos.

Como mi peluquero es medio remolón y parsimonioso, he tenido el tiempo suficiente para copiar algunos extractos en un papelito que llevaba en la billetera.

Occam dijo...

Fe de erratas (en el comentario a Destouches): Donde dice "El único súbdito de la corona española que "zafa" en la consideración histórica universal (particularmene, la española) es Colón", debe decir "particularmente, la anglosajona".

Saludos y disculpas.

aquiles m. dijo...

Mi estimado Occam:
Abrevar en vuestra fuente es un privilegio que disfruto de vez en vez.
Lo de vez en vez es cada que posteas, o mi cruel tiempo me lo permite.
Comentar por comentar, como deportivamente, como dando el presente, me parece de mal gusto. Diría, una forma de obsecuencia.
Pues, no es el caso con tu blog, en lo que a mi concierne. Pareciera que este post no da mucho para comentar, pero no, has tirado mucha tela para cortar.
La colonización moderna, respetuosamente, opino que se apoya en un coctel extraño de juegos de sensualidad, droga y alcohol.
Sensualidad es la palabra que se me ocurre para identificar el desmadre de este tiempo. Es posible que la pura acepción signifique otra cosa. Pero si estos aborígenes pudieran elegir, de seguro les gustaría veranear en Punta del Este, Cariló, o la isla de Bali.
Descreo del sostenimiento en estos tiempos de los valores ancestrales. Seguramente se desviven por reggeaton, o como se escriba, o los corridos mexicanos.
Me cuesta completar la idea, apremiado por el tiempo.
Pero mi conclusión es que nada de tradiciones, hoy día, parece poder sostenerse en el tiempo.
El hombre es un mutante de tiempo completo. Por qué estos fulanos van a dejar de disfrutar de ver al Chavo del 8???.
La CIA trabajó muy bien con el desarrolo de las sectas....Los presbiterianos deben de la misma cofradía..
Un abrazo.

Claude dijo...

Por alguna razón las identidades colectivas no son efectivas. Creo que tales identidades son fantasías esparcidas por los intelectuales y los políticos. Algunos hombres las asumen con convicción, pero rara vez van más allá de sí mismos, lo cual, graciosa e irónicamente, convierte a ese convencimiento en un acto típicamente individual, no compartido. Mi idea es que las identidades colectivas —principalmente las que se suponen entre países distintos— son algo político: sin una ideología común severamente inculcada y propalada, no tienen de dónde agarrarse. En el caso de esta gente evangelizada, me animaría a decir que incluso su identidad propia es pobre. No es tan fácil culturizar gente con un fuerte sentido de sí misma.

Occam dijo...

Aquiles: Muchísimas gracias por su comentario. Créame que su amistad boggeril es de las que más valoro por la afinidad y el entusiasmo que nos unen.
No voy a negar aquí y ahora la existencia de un hombre unidimensional, tendiente a pensar igual que los demás, a consumir las mismas cosas, a divertirse con los mismos sketchs.
Sólo recalco la falacia y el sesgo del discurso indigenista.
Mis más cordiales saludos.

Claude: Usted lo ha dicho:
"No es tan fácil (a)culturizar* gente con un fuerte sentido de sí misma".
No puedo más que coincidir.

*La "a" la agregué yo.

Mi cordial saludo.

goolian dijo...

Latinoamérica es el reservorio de catolicismo más importante existente y eso los predicadores estadounidenses lo saben muy bien.
Si le sumamos que operan desde el centro del imperio con fondos y recursos tecnológicos muy grandes vemos como esas confesiones crecen a pasos agigantados.
SE cambia un fanatismo por otro pero me parece que por lo menos en LAtinoamérica el catolicismo ha sido mucho más proclive a soncretismos, como en Brasil, de lo que es el presbiterianismo o evangelismo importados.
Ni hablar de los mercanchifles de la Iglesia Universal !
Con respecto a la conquista española, sí fue sangrienta, genocida y violenta, como lo fue la inglesa en América del Norte.
La propaganda anglosajona de la leyenda negra, es malintencionada y parcial pero me temo que en muchos muchisimos casos no deja de ser cierta.
Salvo honrosas excepciones como Alvar Núñez "Cabeza de Vaca" y el padre de las Casas.
La cantidad de indígenas sobrevivientes depende de la cultura autóctona existente al momento de la conquista. Tenochtitlán fue el asombro de los españoles, lean a Bernal Díaz del Castillo, con mayor población, cerca del millón de personas, que casi todas las ciudades europeas del año 1525.
Las tribus seminómades de EEUU no constituían ni por asomo una civilización tan gregaria y organizada.
Algo parecido pasó en Argentina.

goolian dijo...

Me llamó la atención lo de los normandos conociendo el "pau braziú"
Nunca había oído esa teoría. Sí la de la existencia de portulanos secretos en la corte de Enrique el Navegante.
Podría darme fuentes y/o bibliografía sobre el tema, por favor ?

Occam dijo...

Goolian: Gracias por pasar y por sus interesantes comentarios, con los que coincido en gran parte.
Sobre el tema de los contactos entre Europa y América previos a la primera gran globalización, debo pedirle un poco de paciencia, ya que de tiempo en tiempo, iré enriqueciendo el blog sobre estos puntos.
Algo ya nos hemos permitido adelantar, por ejemplo en "Otro 12 de Octubre que pasa", post del 14 de octubre de 2008.
Mis más cordiales saludos.

MM dijo...

Qué buen debate y nivel de los comentaristas!