viernes, 31 de enero de 2014

Chestertoniana (2)

Otra vez sobre el onano-progresismo:

"El mundo moderno no es malo; en cierto modo el mundo moderno es demasiado bueno. Está lleno de feroces y malgastadas virtudes. Cuando se perjudica una empresa religiosa (como se perjudicó el Cristianismo con la Reforma) no es solamente a causa de los vicios desencadenados. Los vicios, por cierto se desencadenan y se extienden y causan perjuicios. Pero las virtudes también andan desencadenadas; y las virtudes se extienden más desenfrenadas y causan perjuicios más terribles. El mundo moderno está lleno de viejas virtudes cristianas que se volvieron locas. Enloquecieron las virtudes porque fueron aisladas unas de otras y vagan por el mundo solitarias.

"De ahí que algunos cientistas se preocupan por la verdad; y su verdad es despiadada, y de allí que algunos humanistas se preocupan sólo de la piedad y su piedad (lamento decirlo) frecuentemente es falseada. Por ejemplo: el señor Blatchford ataca al cristianismo porque está loco de una virtud cristiana; la puramente mística y casi irracional virtud de la caridad. Tiene la extraña idea de que facilitará el perdón de los pecados, diciendo que no hay pecados que perdonar. El señor Blatchford es no solamente uno de los primeros cristianos; es el único de los primeros cristianos que realmente mereció ser comido por los leones. Porque en su caso, la acusación pagana es verdadera: su misericordia significa anarquía. En realidad, por ser tan humano, es enemigo de la raza humana". [G.K.C., Ibídem, p. 22]

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Y otra vez sobre el relativismo (¡termina coincidiendo con el concepto de "último hombre"!):

"Ese peligro consiste en que el intelecto humano es libre de autodestruirse. Tal como una generación podría impedir la existencia de la generación siguiente, recluyéndose toda en monasterios o arrojándose al mar; así un núcleo de pensadores puede impedir, hasta cierto punto, los pensamientos subsiguientes, enseñando a la nueva generación que no existe validez en ningún pensamiento humano. Sería cargoso hablar siempre de la alternativa entre la razón y la fe. La razón en sí misma es un objeto de fe. Es un acto de fe afirmar que nuestro pensamiento no tiene relación alguna con la realidad". [pág. 25]. 


 

Contra el relativismo

[Contra el relativismo obsesivo, neurótico, desmesurado y nihilista. Dirás que, con tanto relativizarlo todo, ya se ha negado hasta a sí mismo. Cierto. Sin embargo, qué tremenda agonía debemos padecer en términos prácticos los mortales, envueltos en la trama siniestra de la onano-progresía, su afán de destrucción y su admiración libidinosa por todo lo abyecto, lo retorcido, lo feo y lo dañino.] 


"Los modernos maestros de la ciencia insisten, sobre la necesidad de basar toda investigación, en un hecho. Los antiguos maestros de la religión, se mostraron igualmente entusiastas de esa teoría. Empezaron basándose en el hecho del pecado; un hecho tan evidente como las papas. Fuera posible o no fuera posible que el hombre se purificara con ciertas aguas milagrosas, no cabe duda de que necesitaba purificación. Pero algunos caudillos religiosos de Londres, relativamente materialistas, comenzaron en nuestros días a negar, no la discutible milagrosidad del agua, sino a negar la indiscutible existencia de la mancha".

"Si es cierto (como evidentemente lo es) que un hombre puede hallar exquisito placer desollando un gato, el filósofo religioso puede llegar a una de dos conclusiones. Debe, o negar la existencia de Dios, que es lo que hacen los ateos; o bien negar la inalterable unión entre Dios y el hombre, que es lo que hacen los cristianos. Parece que los nuevos teólogos piensan llegar a una solución altamente racionalista negando el gato...".

Gilbert. K. Chesterton, Ortodoxia, Editorial Porrúa, México, 2007 (1ª Ed.: 1908), p. 8.   


Esta gatita se llama Venus, y es real.