miércoles, 28 de septiembre de 2011

Divina TV Führer


La televisión es ese aparato que apareció, en formato voluminoso, muchas veces dentro de armario de madera con puertitas, transmitiendo parpadeantes imágenes en blanco y negro, a mediados del siglo pasado para suplantar a la radio, para decepcionar a las señoras y señoritas radioescuchas acerca de la correspondencia de las voces de galanes y doncellas de los radioteatros con sus caras (como todavía nos decepciona, a los amantes de los libros, la casi totalidad de sus transcripciones al cine o a las miniseries).

La televisión, cuando apareció, ocupó ese lugar central que ocupaba la radio en la sala del hogar, según la famosa ilustración de Westinghouse: el papá en el sillón individual de la derecha, fumando su pipa y leyendo un libro, la lámpara de pie, la radio gigantesca en forma de arco románico en su mesita ad hoc, la nena y la mamá en el sofá de tres cuerpos mirando al vacío y suspirando extasiadas. Por ese entonces, la tele se prendía exclusivamente para ver determinado programa a determinada hora, como una ceremonia familiar, una suerte de teatro doméstico.

Luego la televisión se hizo más pequeña (de hecho, fue chic que la televisión fuera pequeña; comenzaron a competir las marcas para ofrecer cajitas cada vez más portátiles, para seguir la programación en la sala, en el comedor, en la pieza), llegó el color con el Mundial 78, más tarde los controles remotos, primero con manguera, luego con botonera. Ya para entonces, la TV estaba prendida muchas horas. Pasaba a ser la compañera sonora con los teleteatros mejicanos de la señora cuando aseaba el hogar, y luego a la noche quedaba a disposición del marido, que al llegar del trabajo, elegía los noticieros o los programas políticos. Los chicos tenían “su hora” televisiva, más o menos establecida a las 5 ó 6 de la tarde, luego de las actividades diurnas (escuela, más algún deporte, más barrio) y antes de apagarse para hacer los deberes.

Luego llegó el cable, y ya pareció que habría programas variados e interesantes todo el tiempo. La verdad es que no. Muchísimas veces no hay nada de nada para ver, aun recurriendo a los canales del 400 para arriba, pero igual seguimos pasando de uno a otro con el botoncito del control, y en ese mecánico itinerario nos perdemos las horas. Si el Fútbol para Todos nos propone 6 horas diarias de Viernes a Lunes (si hay fecha a mitad de semana, en verdad es de Lunes a Viernes) de balompié y de bajada de línea electoral, aun durante la transmisión del partido, porque la militancia y el compromiso llegan hasta al cronista que está junto a los bancos de suplentes; luego los canales de cable y las polémicas de veteranos ex jugadores y ex árbitros nos robarán otras 3 horas de reiteraciones, reportajes, reiteraciones, opiniones, reiteraciones, comentarios, reiteraciones, tablas y fixture… Si Tinelli nos atrapa durante 2 horas y media de Lunes a Sábados, con excepción de los Miércoles, las repercusiones de los puteríos, delaciones y agresiones verbales y físicas, nos insumirán otras 10 horas diarias al menos durante toda la semana, con Rial, con la Canosa, con AM, con PM, con Desayuno Americano, y hasta con largos extractos que Crónica reproduce como si fuera la noticia fundamental para los argentinos (y quizás lo sea).


¿Habrán sido 613?


En fin, lo cierto es que la tele (las teles, porque la época nos trajo los televisores delgados como una lámina, y la obligación de disponer de uno en casi todos los ambientes) permanece encendida casi todo el día. Desde las 7 de la mañana para saber el clima y los cortes de calles y piquetes programados, hasta las 2 de la mañana del día siguiente, en que uno demoradamente, después de haber dado vueltas por Candela, la explosión de Esteban Echeverría, la polémica de la Ritó con Zaira Nara, etc., decide morosamente apretar el switch e irse a dormir, reprochándose por ser tan boludo.

La tele acompaña, sus estridencias (cada vez más chillones todos, con mayores cortinas de bocinas, sirenas, gritos y efectos de sonido), sus culos, sus guarangadas, sus obscenidades casi sin tapujos, están todo el día llenando el espacio, evitando a las personas el recogimiento y el silencio, la angustiosa situación de quedarse a solas entre ellas, o peor, a solas consigo mismas.

En fin, anoche en Animales Sueltos Alejandro Fantino, quien en su impostada humildad es un formador de opinión, se salía de la vaina por sumergir a su distinguido panel de gatos y figurines en una polémica definida de antemano: Jorge Jacobson había hostigado a Florencia de la V (otra vez) con su sexualidad. Coco Silly apuntó acertadamente que el comentario, acerca de que la hostigada hacía pipí de parada, era gratuitamente agresivo. Es cierto que bien puede cualquiera, sin importar su genitalidad, hacer pipí sentada o sentado.



Lo que llamaba la atención era la forma en que Fantino introdujo la cuestión, y que reiteró, como argumento, una y otra vez: “estamos en el siglo XXI”, “estamos por lanzar una sonda tripulada a Marte”, y todavía hay gente que piensa (en realidad, que observa) como Jacobson. Como si el pensamiento (la mirada) “evolucionara” o “debiera evolucionar” en un determinado sentido prefijado de antemano. ¿Prefijado por quién? ¿Por Dios? No, ya nadie cree en Dios, y menos en sus instituciones y representantes, con lo que Dios no tiene poder normativo. ¿Por una suerte de consciencia universal, que señala lo bueno y lo malo, lo verdadero y lo falso? Puede ser, entendiendo que por “universal” se concibe solamente una parte del hemisferio occidental, soslayando las opiniones y concepciones de los resabios católicos en retroceso (por vecindad inmediata), ortodoxos, musulmanes, hinduístas, confusionistas, sintoístas… O sea que se trata, en todo caso, de una suerte de consciencia correspondiente a un estrato o grupo sociocultural occidental, de formación cristiana pero secularizado, con determinado background educativo y el acceso y compromiso con un cierto mensaje massmediático.

Demasiado sesgada esa “consciencia universal” para escapar al mote de etnocentrismo, que no es otra cosa que una forma más de colonialismo o de evangelización del aborigen nacida de la convicción en la propia y natural superioridad sobre la ignorancia de los demás.

Ese etnocentrismo, por su posición progresista, debe ser asimismo considerado, como lo fue originalmente el cristianismo respecto del judaísmo y del paganismo, un cronocentrismo: su superioridad se sustenta en su posterioridad en el tiempo, en su actualidad frente al pasado. Todo lo que pertenece al pasado está perimido por ese solo hecho, sin que sea necesaria siquiera la más elemental evaluación de resultados sociológicos empíricos. La gran familia romana sometida a la potestas absoluta del páter es superada por la pequeña familia burguesa tipo, y ésta asimismo, por las familias pluriparentales (de los tuyos, los míos y los nuestros) de a partir de los ’70. (En Argentina, léase todo agregando una década). Para luego acercarnos, progresistas, a las “familias” monoparentales y, más propiamente, a la prole propia como derecho del individuo a cumplir con su deseo vital. Es decir, ya no como concierto de voluntades de dos personas en someterse a un plexo de deberes de por vida hacia hijos que se han de tener, sino como derecho individual a tener, además de autos, motos, TV planas, casas y vacaciones, un par de hijos que mostrar y a los que llevar a Disney. En tal sentido, los casos de Ricky Martin o de Ricardo Fort parecen más alejados de la idea de familia que el de Flor de la V y su discreto marido. Será un desafío para Florencia, de 24 horas, de 365 días al año, el enfatizar su aspecto femenino en la intimidad hogareña, y el evitar situaciones paradójicas como las que imagina Jacobson.

La psicología infantil nos enseña que el niño vivencia el acto sexual adulto como un abuso, como una violencia del hombre sobre la mujer, y que esa experiencia puede llevarlo a conductas sádicas en su propia vida adulta. Es entonces recomendable evitar a toda costa que el niño presencie ciertas cosas. Lo mismo cabe para algunas otras, sobre todo, porque los roles de los miembros de una familia son referencias imprescindibles para un desarrollo sano de la psiquis y para la formación de las personas. Si obviamos esta evidencia, es porque a nosotros tampoco nos interesa lo más mínimo la infancia, como hace tiempo nos dejó de interesar la vejez, porque somos simplemente unos monstruos egoístas cerrados en nuestra propia existencia, que pretendemos pasarla bien, no atormentarnos con cuestiones existenciales (como las que nos platea esta posmodernidad de los valores en conflicto permanente) y hacer de nuestra vida una experiencia tan confortable y hedonista cuanto anodina y hueca.

Leemos en Materna: “A los 2 o 3 años, no registran la distinción de sexo, en términos del aparato genital. A esta altura, sólo saben que hay varones y nenas. Así, empiezan a imitar a su mamá o a su papá, disfrazándose con su ropa y reproduciendo conductas propias de cada género”, explica la psicóloga María José Correa, y agrega: “Recién a los 4 o 5 años, los chicos advierten que no todos tenemos el mismo cuerpo y que hay órganos sexuales propiamente masculinos y otros propiamente femeninos”.

Y luego en Pediatra al Día: La desnudez. Desvestirse para despejar la curiosidad de los niños no es lo apropiado, pero si ocurre naturalmente, o las situaciones son cotidianas dentro del núcleo familiar, no hay ningún inconveniente. Si un niño le pregunta a la mamá ‘me puedo bañar contigo’, no se le puede responder, ‘sí, pero espera que me ponga el traje de baño’”.

El tema se pone un poco más arduo (y me ha pasado personalmente) cuando, por ejemplo, en el descuido de la televisión prendida de fondo omnipresente, en un adelanto en el corte comercial, o en un extracto traído a determinado programa con ánimo burlesco, ante la aparición de Zulma Lobato, un niño de 3 años pregunta: “¿Por qué ese señor está vestido como una mujer?”.

Es claro, el niño ignora que en la posmodernidad el deseo ha reemplazado a la realidad, que el deber-ser ha terminado con el ser, que hay un acuerdo social generalizado en hacer como que, en simular situaciones como si fueran reales. ¿Hay que contestarle al niño que está equivocado en su percepción, que no se trata de un señor vestido de mujer, sino de una mujer que parece un señor vestido de mujer? Desde el conflictivo mundo de los valores, ¿qué valor se impone sobre nuestra misión paternal? ¿El de respetar ese pacto social generalizado para ver las cosas como quisiéramos que fueran? (Sobre todo, como el individuo que acude en procura del reconocimiento de un derecho quiere que el resto vea que las cosas son para él). ¿O bien, el de educar al niño en la verdad de las cosas que se oculta detrás de la apariencia? ¿Es un valor preponderante la Verdad, o lo es el Deseo? Es claro que la sugestión todo lo puede, y que de tanto repetirlo, controlarlo y censurarlo, es muy probable que la sociedad termine por ver el artificio como algo real. ¿Pero es ello bueno? O mejor, para no entrar en cuestiones de valoración absolutas (tan urticantes a la posmodernidad): ¿Es ello preferible, a la verdad?

La televisión es, sin dudas, un sistema complejo y totalizante de creación de virtualidad, y de reforzamiento de esa virtualidad mediante la asignación de roles virtuales, y la generación de situaciones que ingresan a los hogares y deben ser resueltas, tal como recién ejemplificara, con la sabia guía de la propia televisión. Es por ello que, sobre todo, es un permanente soporte del sistema de valores que debe primar para sostener la virtualidad, y al efecto, no son ya propicios los comunicadores más idóneos, más versados, más sólidos intelectualmente. No es tarea para Pancho Ibáñez, ni para María Laura Santillán, ni para Canela… ni siquiera para Osvaldo Quiroga. El lugar para ese menester lo ocupan los presentadores del montón, los chimenteros más básicos, los todólogos de la pavada, acompañados por un coro de figurines, figurones, gatos, perros, contadores de chistes, “mediáticos” e ilusionistas. Paradójicamente, esa mediocrización del comunicador aumenta la eficacia del mensaje. El objetivo no es persuadir, sino encuadrar, incorporar al receptor a la masa, demostrarle que la gente común, la gente de pata al suelo, es la que piensa así, mientras que cualquier disidencia pasa al incómodo escuadrón marginal de los “viejos vinagres”, los “dinosaurios” que no se aggiornaron a los nuevos tiempos, los “Enriques antiguos” de la TV blanco y negro que muchas veces se disimulaba en un armario con puertitas.



***

No puedo sustraerme a la tentación de recomendar este artículo (que es tan necesario como difícil, no apto ni para impacientes ni para turistas), mientras aprovecho un extracto como colofón:

“El Estado (neo)constitucional procura la autorrealización del individuo según su plan biográfico, manifestada en los derechos de última generación (la misma imagen de las sucesivas generaciones sugiere su expansión indefinida) –derecho a la disposición del propio cuerpo, a la mutación antropológica en el “género”, a la locura, a la felicidad sexual, etc. Se ha llegado al extremo deconstructivo de la relación entre sujeto y objeto, escamoteándose este último, como señalamos más arriba. La posmodernidad opera ahora sobre un sujeto transeúnte, huérfano sin ombligo, portador de derechos aún antes de entrar en relación con otros sujetos, cuya identidad resulta de su propia voluntad, pura construcción cultural. Esta construcción y reconstrucción incesante del sujeto, ocupante exclusivo del escenario jurídico, cuyo autocumplimiento requiere la diseminación indefinida de sus derechos subjetivos fundamentales, se concreta por medio del activismo judicial y de la agitación de los actores sociales coadyuvantes (ONGs, etc.)”.


viernes, 23 de septiembre de 2011

DALINAL


En un mundo serio, solemne, circunspecto, absoluto, controlado, gris, eufemístico, insincero, hipócrita, sin sentido del humor, con la lengua mordida, con el secreto habitando los cajones de una consciencia cada vez más encriptada, viene bien de vez en cuando reflotar a los genios que iluminaron nuestros primeros pasos de pensamiento libre e incondicionado, que nos animaron a ir en contra de la corriente, a clavar los talones en el suelo, y abandonar el paso uniforme y marcial del ejército de los mediocres y los complacientes, pegar media vuelta, y abandonarse a la llanura inmensa en soledad. 


"¿Usted padece angustia intelectual periódica? ¿Depresión estética, fatiga, asco de la vida, depresión maníaca, mediocridad congénita, cretinismo gelatinoso, piedras de diamante en los riñones, impotencia, frigidez? Tome DALINAL, el fuego artificial del espíritu que le devolverá las ganas de vivir".

En este post trataremos de encontrar los ingredientes secretos de ese balsámico remedio.

María del Carmen Mosterio y Humberto Sabatini nos aportan un valioso indicio, cuando consignan en Dalí Monumental (Demart Pro Arte B.V. Daniel Adrián Kipper, Buenos Aires, 1999, p. 39) los famosos "a favor" y "en contra" del gran Salvador en su Diario de un genio, a través de un didáctico cuadro sinóptico:

EN CONTRA DE

A FAVOR DE

La simplicidad

La complejidad

La uniformidad

La diversidad

El igualitarismo

La jerarquía

Lo colectivo

Lo individual

La política

La metafísica

La música

La arquitectura

La Naturaleza

La estética

El progreso

La perennidad

El mecanismo

El sueño

La abstracción

Lo concreto

La juventud

La madurez

El oportunismo

El fanatismo

El cine

El teatro

Buda

El marqués de Sade

Oriente

Occidente

El Sol

La Luna

La revolución

La tradición

Miguel Ángel

Rafael

Rembrandt

Vermeer

Los objetos salvajes

Los objetos civilizados

El arte moderno africano

El Renacimiento

La filosofía

La religión

La medicina

La magia

La montaña

El litoral

Los fantasmas

Los espectros

Las mujeres

Gala

Los hombres

Mí mismo

El tiempo

Los relojes blandos

El escepticismo

La Fe

El cristianismo

El catolicismo

La democracia

La monarquía



"La única cosa de la que el mundo nunca se va a cansar es de la exageración".

"Comienza por aprender a dibujar y a pintar como los antiguos maestros. Después, haz lo que quieras; todos te respetarán".


Si eres uno de los que piensan que el arte moderno ha superado a Vermeer y a Rafael, no leas este libro y sigue sumergido en la idiotez".

"No vomites sobre tu cuadro, porque el cuadro puede vomitar sobre ti después de que estés muerto".

"¡No a las obras de arte que no requieren esfuerzo!"


jueves, 22 de septiembre de 2011

Abusus non est usus, sed corruptela



En memoria de Candela Sol Rodríguez, otra presa más (por dos veces) de la maldad sin límites.





Transcribo a continuación el artículo 119 del Código Penal, para una mejor ilustración:

ARTÍCULO 119. - Será reprimido con reclusión o prisión de seis meses a cuatro años el que abusare sexualmente de persona de uno u otro sexo cuando, ésta fuera menor de trece años o cuando mediare violencia, amenaza, abuso coactivo o intimidatorio de una relación de dependencia, de autoridad, o de poder, o aprovechándose de que la víctima por cualquier causa no haya podido consentir libremente la acción.

La pena será de cuatro a diez años de reclusión o prisión cuando el abuso por su duración o circunstancias de su realización, hubiere configurado un sometimiento sexual gravemente ultrajante para la víctima.

La pena será de seis a quince años de reclusión o prisión cuando mediando las circunstancias del primer párrafo hubiere acceso carnal por cualquier vía.

En los supuestos de los dos párrafos anteriores, la pena será de ocho a veinte años de reclusión o prisión si:

a) Resultare un grave daño en la salud física o mental de la víctima;

b) El hecho fuere cometido por ascendiente, descendiente, afín en línea recta, hermano, tutor, curador, ministro de algún culto reconocido o no, encargado de la educación o de la guarda;

c) El autor tuviere conocimiento de ser portador de una enfermedad de transmisión sexual grave, y hubiere existido peligro de contagio;

d) El hecho fuere cometido por dos o más personas, o con armas;

e) El hecho fuere cometido por personal perteneciente a las fuerzas policiales o de seguridad, en ocasión de sus funciones;

f) El hecho fuere cometido contra un menor de dieciocho años, aprovechando la situación de convivencia preexistente con el mismo.

En el supuesto del primer párrafo, la pena será de tres a diez años de reclusión o prisión si concurren las circunstancias de los incisos a), b), d), e) o f)."

Entonces, ante un texto tan sencillo y directo, ¿por qué, por qué y por qué, me pregunto, todos, absolutamente todos los periodistas, y el silencio aprobatorio de los abogados figurines de los programas de televisión, insisten en hablar del "abuso" cometido a Candela, si lo que reveló la autopsia (y el único testimonio irrefutable del hecho) es que Candela, con sus escasos 11 añitos, no era virgen? De lo que se trata es de una VIOLACIÓN.

El equívoco no se trata de ninguna sutileza. "Abuso" es el tipo que contempla el caso residual. O sea, aquellas conductas que comportan un ataque a "la integridad sexual" (un título más confuso aún que el de "honestidad" de la redacción anterior; pero bueno, todos entendemos a qué se refiere), pero con las cuales no hay aparejados ni penetración, ni "sometimiento sexual gravemente ultrajante". Para hablar aún con mayor simpleza, "abuso" refiere a tocamientos, manoseos, "apoyadas" en el tren o en el colectivo, levantamientos de falda, etc. ¿Se aprecia hasta qué punto llega el error?

Subliminalmente, los opinólogos en todología nos están insinuando que, aun siendo en el caso una criatura, una nena, si ella "consintió" el acto sexual, el asunto no es tan grave. Se trata sólo de un "abuso".

El legislador, en cambio, ha sido bien clarito: por una elemental cuestión de madurez, una persona de cualquier sexo, menor de 13 años (o sea, de 12 años, 11 meses y 30 días para abajo), no puede consentir libremente. Ese parámetro cambia con el tiempo y las culturas. El Código Civil original de Vélez Sársfield habilitaba, si bien con autorización previa, a las mujeres a casarse a partir de los 12 años. 14 tenía Remeditos cuando contrajo enlace con un treintañero San Martín. El mismo Código Penal, en su anterior formulación, que rigió casi hasta el final del siglo pasado, establecía al respecto, para configurar el tipo de violación (acceso carnal sin consentimiento) que el menor tuviera menos de 12 años, o sea, de 11 años, 11 meses y 30 días para abajo.

Parece que, más allá de la evolución social en la tolerancia de cualquier conducta sexual, más allá de la mayor precocidad de nuestros adolescentes respecto de los de la etapa en que rigió la moral cristiana burguesa, más allá de que la educación sexual escolar obligatoria determina que los niños aún no desarrollados sexualmente aprendan a ponerse un forro, la ley más moderna viene a expresar un cierto prurito más acentuado, respecto de su predecesora a la que vino a modificar. Lo mismo acontece con la edad máxima establecida para el estupro, que pasó de 14 años, 11 meses y 30 días (menor de 15) a 15 años, 11 meses y 30 días (menor de 16): "ARTÍCULO 120: Será reprimido con prisión o reclusión de tres a seis años el que realizare algunas de las acciones previstas en el segundo o en el tercer párrafo del artículo 119 con una persona menor de dieciséis años, aprovechándose de su inmadurez sexual, en razón de la mayoría de edad del autor, su relación de preeminencia respecto de la víctima, u otra circunstancia equivalente, siempre que no resultare un delito más severamente penado".

En este caso, el tipo penal exige dos cosas: a) Que una de las dos personas sea menor de 16 años; y b) que la otra persona sea mayor de 21 años. (Afortunadamente para tantos adolescentes que empiezan a copular en la secundaria, la baja en la mayoría de edad a 18 años no afecta a esta norma).

Es interesante el asunto de la "inmadurez sexual" que contiene la ley. Si, como vimos respecto de la violación, la ley presume que antes de los 13 años la persona es tan inmadura que no puede en ningún caso elegir libremente (consentir), en el caso del estupro la ley presume que la persona menor de 16 años es sexualmente inmadura solamente si su pareja es mayor de 21 años; mientras que, por el contrario, esa persona de 16 años es madura sexualmente si su pareja es menor de 21 años. La madurez de una persona la da la edad de la otra persona: Será más madura cuanto menor edad tenga su pareja. Así entonces, una chica de 15 años y 11 meses es inmadura sexualmente si tiene relaciones con un chico de 21 años, mientras que una chica de 13 años es madura sexualmente si tiene relaciones con un chico de 20 años.

Más allá de que suene ridículo, es lo que la ley prevé. Recuerdo porque participé del debate, que la situación que planteaban entonces las geniales doctoras que llevaban adelante (por la prepotencia del número y del tono de voz) una reforma que ellas mismas juzgaban de avanzada, era precisamente la de la chica de secundario y su noviecito compañero de curso. El inductivismo, tan propio de determinadas mentes, había ocupado todo el espacio del debate, que había caído en el ejemplo hasta la exasperación (por ejemplo, en la definición del "acceso carnal"). Pero como tenemos buen gusto, y además valoramos el tiempo del lector, dejaremos esas anécdotas para una buena sobremesa de asado y fútbol.

Tan sólo nos sentimos necesitados de formular esta precisión, porque estamos hartos (y el hartazgo se renueva y agrava con cada reiteración) de asistir a esta suerte de consenso universal en el equívoco. Equívoco que, por lo demás, parece bastante más grave de lo que con la trivialización se aparenta. Siempre y cuando, claro está, encontremos alguna virtud en la condición de la infancia. El expansionismo de la adolescencia, hacia las dos bandas, puede reclamar aquí también sus reales.


lunes, 19 de septiembre de 2011

Que me pisen




Transporte Automotor Urbano (Grupo Plaza, Ecotrans)

Servicios.

Líneas 36, 61, 62, 114, 124, 129 (ex Río de la Plata), 133, 136, 140, 141, 143, 153, 163, 174, con origen-destino Capital Federal.

Líneas 502, 503, 509, 512, 513, 517, 518 y 519A de Bahía Blanca.

Líneas 1, 2, 3, 4, 5 y 6 de Santa Rosa, La Pampa.

Línea 503 de Merlo, Pcia. de Buenos Aires.

Línea 635 de Morón, Pcia. de Buenos Aires.

Líneas provinciales 253, 317, 321 y 322 de la Pcia. de Buenos Aires.

(Se omiten en este trabajo los servicios de media distancia de la Provincia de Córdoba y los servicios de larga distancia a todo el país de las empresas Plaza, El Rápido Argentino, Plus Ultra, Mercobus, DumasCat, etc., por no tener subsidios estatales directos. Tampoco se consideran las empresas industriales TATSA y EMFERSA, fabricantes de colectivos y de coches ferroviarios eléctricos respectivamente, aunque la segunda al menos ha recibido importantes créditos de la banca pública, pero son asuntos que exceden la presente aproximación).


Costos.

Salarios.

1.150 colectivos x 2,8 trabajadores por colectivo = 3.220 trabajadores

A un salario promedio, con cargas sociales, de $ 8.200 por cabeza = $ 26,4 millones mensuales.

Combustible.

6,5 millones de kilómetros recorridos mensuales, a un consumo de 0,43 lts. de gasoil por kilómetro (promedio de llanura, teniendo en cuenta que los servicios se prestan en Capital, Gran Bs. As., Bahía Blanca y Santa Rosa) = 2,8 millones de litros de gasoil.

Supongamos que el precio diferencial del gasoil arroja un costo por litro de $ 1,5. Luego, por ese rubro, un presupuesto mensual de $ 4,2 millones.

Otros.

Teniendo en cuenta que Salarios + Combustible implica el 75% de la estructura de costos, el otro 25% está compuesto por Seguros, Mantenimiento, Repuestos, Administración, e Impuestos. De tal forma, si teníamos $ 30,6 millones en los otros rubros, redondeamos $ 40,8 millones mensuales totales.


Ingresos.

La recaudación mensual asciende a $ 22 millones, a lo que se suman $ 60 millones mensuales de subsidios nacionales = $ 82 millones.. Restados los $ 40,8 millones de costos, queda un beneficio neto de $ 41,2 millones mensuales.



Transporte Ferroviario Metropolitano (TBA)


Servicios.

Línea Mitre.

Línea Sarmiento.

Un tercio de UGOFE (Líneas Roca, San Martín y Belgrano Sur).


Costos.

La misma empresa TBA, en su página institucional, sostiene que los costos en personal representan el 72% de la estructura. También informa que los salarios, considerando “el bruto más ticket”, ascienden a $ 9.606 para los maquinistas, $ 8.108 para los guardas, $ 7.391 para los boleteros, y $ 6.362 para el personal de limpieza; lo que arroja un salario promedio de $ 7.315 brutos. La empresa invoca una planta total, incluyendo al personal de seguridad, de 4.429 agentes. Así entonces, el costo mensual de personal asciende a $ 7.900 (prorrateando el aguinaldo) x 4.429 = $ 35 millones. Si se computan en esos costos, según nos dice la misma TBA, los atinentes a Seguridad y Limpieza, que representan el 3% de la estructura, los $ 35 millones significan es el 75% de los costos totales de explotación, que entonces ascienden a $ 46,7 millones.


Ingresos.

Los subsidios que recibe TBA de la Secretaría de Transporte son actualmente de $ 53,2 millones mensuales netos. A ello deben sumarse los ingresos correspondientes a los 14 millones de pasajes que vende mensualmente, con un costo promedio de $ 1,05, lo que arroja ingresos por boletería de $ 14,7 millones, y un total general de ingresos, de $ 68 millones netos, sin computar los ingresos colaterales como locación de espacios comerciales a través de la empresa Baires Comercial.

El beneficio mensual, redondeando siempre a favor de la empresa, es entonces de $ 21 millones.

Según información periodística, hay 100 pasos a nivel en Capital Federal y otros 400 en el Gran Buenos Aires. Si suponemos que el FC Sarmiento tiene más que el resto (FC Roca con todos sus ramales, FC San Martín, FC Mitre y sus tres ramales, FC Belgrano Sur, FC Belgrano Norte, FC Urquiza), podemos estimar que debe ocuparse de 150, el 30% del total. Si TBA dispone de “sólo” $ 21 millones de excedente mensual, y sus dos dueños legítimamente tienen intenciones de embolsarse sin mayores preámbulos –vieja costumbre de nuestra burguesía nacional- digamos, $ 10 millones, quedan entonces $11 millones para atender 150 pasos a nivel. O $ 73.300 por paso a nivel mensuales. Con ese dinero, bien puede:

a) Establecerse un equipo de guardabarreras, a razón de 3 turnos diarios de 8 horas, lo que implicaría 450 agentes, digamos mejor 500 para atender licencias y descansos hebdomadarios (costo: $ 8.000 x 500 = $ 4 millones mensuales). Esta opción, además de barata, permitiría asistir socialmente a población que no tiene trabajo, liberando al Estado de pagar dos veces lo mismo (una, a través de asistencialismo; otra, a través de subsidios ferroviarios). El inconveniente es un aspecto en crecimiento constante en nuestro curioso país: la irresponsabilidad de los trabajadores. No aspiramos a ver en estas pampas al centinela de Pompeya (que quedó convertido en estatua bajo la lluvia de lava, porque permaneció en posición de firme en su guardia al no llegar su relevo), pero un mínimo de responsabilidad, que el trabajador intente no llegar más de 15 minutos tarde a su turno, y que quien lo precede lo espere ese cuarto de hora, reclamando para el día siguiente como compensación, que el muchacho se presente 15 minutos antes, por ejemplo.

b) Poner barreras automáticas, como exige el Contrato de Concesión, y mantenerlas funcionando. Es decir, hacer valer ese 12% que la empresa proclama que gasta mensualmente en mantenimiento y que brilla por su ausencia. En realidad, el Contrato de Concesión no establece porcentajes en función de los ingresos. Se limita, como por lo demás es lógico, a fijar obligaciones básicas. La más básica es mantener el sistema funcionando correctamente. Que las puertas cierren cuando deben cerrar, que las barreras funcionen, que los frenos de los trenes funcionen… Pero como estamos tolerantes frente a tanta caradurez, como estólidamente nos tomamos las cosas en solfa, como tantos opinólogos que estuvimos escuchando hablar de estos 11 muertos y 228 heridos, y tal vez olvidarse de los 300 muertos anuales en pasos a nivel de Capital y GBA, vamos a explicar pacientemente que, si fuera verdad que aquí el vandalismo decide destruir todas las barreras por deporte, con $ 70.000 alcanza y sobra para arreglarlas todos los meses. Inclusive, con $ 70.000, el valor de un automóvil cero kilómetro, pueden ponerse barreras antivandálicas que nadie pueda destruir a no ser con un bazooka.

Lo cierto es que a los pícaros, a los irresponsables que viven de la teta del Estado, todo les suele salir muy bien. Todos sabemos que todas las barreras del Ferrocarril Sarmiento funcionan demasiado mal desde hace más de un lustro. No hace 15 días. Que la gran mayoría de las barreras está cerrada todo el tiempo. Que está cerrada todo el tiempo, y con la señal lumínica encendida los 60 minutos de cada hora para eximir a la empresa ferroviaria de responsabilidad frente a los accidentes.

La corrupción tiene un costo concreto y manifiesto, en vidas humanas, en integridades físicas, además de la miseria y la pobreza que devienen del dispendio y el favor a los amigos. Hace 8 años que vienen volcándose centenares de millones de pesos en esta concesionaria, sin efectuar un solo control serio, sin apercibir por ninguna de las tantas anormalidades que todo el mundo detecta a simple vista. Un organismo con 800 agentes, la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT), tiene sólo una decena de inspectores, que encima completan su sueldo con los regalos de las empresas. A nadie le importa. Y la prueba más definitiva de que a nadie le importa, es la forma en que se planteó el debate luego del espantoso accidente en la Estación Flores.


Links:

- Secretaría de Transporte de la Nación. Información subsidios ferroviarios mensuales. Enero 2011.

- Empresa TBA, información ídem.

- Secretaría de Transporte de la Nación. Información subsidios automotor mensuales. Julio 2011. General, RCC y CCP. Información estadística.

- Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT). Información estadística.

- Clarín: Pasos a Nivel.



Grupo Cirigliano

Subsidios del Estado Nacional

Empresa

Mensual

Anual

Grupo Plaza

$ 35 millones

$ 420 millones

Consultores Ecotrans

$ 25 millones

$ 300 millones

TBA

$ 55 millones

$ 660 millones

Participación en UGOFE

$ 35 millones

$ 420 millones

Totales

$ 150 millones

$ 1.800 millones

viernes, 9 de septiembre de 2011

Practicamos tiro al pichón


Cuando yo era muy chico mi abuelo me enseñó los consejos del Viejo Vizcacha, gran manantial de la sabiduría popular argentina. Lo recuerdo sentado en su banquito sin respaldo, en la vereda, a la tardecita, después de la siesta, y yo a sus pies. Un caso (luego comprobé que algo inusual) de tradición oral. Al constatar que, unos 35 años después, conservo en la memoria literales aquellos consejos, surge a mis ojos la evidente utilidad de dos herramientas olvidadas: 1) la inmensa capacidad de aprendizaje y memoria de los niños pequeños; 2) la eficacia de la poesía, del ritmo y de la rima, para garantizar la tradición fiel de generación en generación de aquello que es cultura viva. Mi abuelo era un hombre de campo, del que ya hablé acá, que honraba todavía esa forma de cultura viva. Yo me sorprendo de ver tantos ejemplares del Martín Fierro, algunos forrados en cuero de vaca y otras exquisiteces, expuestos en las mesitas ratonas de livings rústicos-a-todo-trapo, frente al hogar y al ventanal que refleja verde, y tan poca gente que los haya leído con un poco de detenimiento, alguito mayor a la hojeada formal y forzada de la escuela secundaria.

El Viejo Vizcacha de la Plaza Varela, en la querida Montevideo.

Para que exista tradición oral, dijimos, tiene que haber cultura viva que transmitir, y para ello, tiene que haber pueblo, es decir, una comunidad de personas con un pasado común, un conjunto de valores compartidos, y un deseo firme de formar parte de esa comunión también en el futuro; de afrontar juntas el mismo destino.

El pueblo es una construcción paciente y sacrificada, que como toda cosa que existe, orilla siempre, con esa fascinación de los abismos, la posibilidad de exinguirse, de ya no ser. De transformarse en vulgo, en masa amorfa de descastados, parias girando como zombies en redondo, sostenidos tan sólo por el afán, ese fuego de la necesidad sin objeto, de la urgencia sin motivo, del egoísmo, del "salvarse" solo.

Pero bueno, pueblo o no pueblo, el Martín Fierro es nuestro libro nacional. Eso no implica, naturalmente, ninguna exclusividad. Tan sólo, supongo que resultará de más difícil comprensión, por cuestiones de contexto, de historia y de idiosincracia, para los lectores de las tantas otras lenguas en que fue traducido. O incluso, de la lengua castellana, pero que no sean argentinos ni uruguayos ni gaúchos.

Recuerdo un consejo del Viejo Vizcacha:

Las armas son necesarias
Pero naides sabe cuándo;
Ansina si andás pasiando,
Y de noche, sobre todo,
Las debés llevar de modo
Que al salir salgan cortando.

"Que al salir salgan cortando". Ello quiere decir, sencillamente, que el hombre que lleva arma, debe llevar un arma idónea y en estado para su uso inmediato. Si no, mejor que no lleve. Ni qué hablar de un cuchillo de madera o de hojalata. Lo mismo puede decirse de una réplica de un arma de fuego.

El delincuente muerto en Chacarita, seguramente no conocía el consejo del Viejo Vizcacha. Seguramente, incluso, no sabía nada acerca de un libro llamado Martín Fierro (al que nuestra gran Maestra Ciruela, suponemos, llamaría "el José Hernández", compañero de estante en la biblioteca del "Cervantes", ese delirante caballero andante fuera de época...).

Aunque la prensa es renuente a abordar el tema de la nacionalidad, sabemos que en Villa Fraga (lo dice el curita villero en el video que pegamos al final) casi toda la población es recién llegada, en el término de 5 años de esplendor kirchnerista. El 50% del Perú; el 30% de Paraguay; y el 20% restante, de un difuso "Noroeste", que comprende argentinos y bolivianos.


Pero detengámonos un minuto para contextualizar, porque si no, no se entiende de qué estamos hablando. Ocurre que dos jóvenes, uno de ellos de 24 años (lo sabemos porque es el que cayó en acción), se movilizaban en bicicleta por la céntrica zona de la tranquila barriada que coexiste de un lado y del otro de los lindes de Chacarita y Colegiales. Zona agradable, propicia para los paseos sabatinos y domingueros (lo digo porque los hago, y los hice acompañado de chicos pequeños, de mujer embarazada, etc.), o para la tentadora visita nocturna, con los muchachos y su apetito de viquingos, al mítico Albamonte.

Desde que está la villa, la gente vive más refugiada, cierto, pero a nadie parece importarle. Importan más las taras ideológicas y el control del comisariato de lo políticamente correcto, que indica que cualquiera puede vivir donde quiera, y hacer de ese lugar elegido el séptimo infierno, si así se le antoja. Apenas atardece, por esas cuadras sombreadas por los árboles añosos, no se anima a caminar ni un alma en pena. Las paradas de colectivo están de adorno, y curiosamente para una Buenos Aires atestada de automóviles, a nadie se le ocurre parar el auto ahí ni siquiera para cambiar de radio.

Hirientes paradojas de un pregón dañino y disolvente. Nueva gran feria del progreso y el optimismo: Delincuentópolis...



Bueno, volvamos a detenernos, que no completamos la escena. La secuencia comienza con los dos jóvenes villeros de raid en bicicleta por la zona comercial, pleno mediodía. Entran con una pistola 9 mm (que luego resultó ser una réplica, aunque de impecable factura) a una tienda de ropa interior masculina. Reducen a las dos empleadas mujeres. Empujón, puteada, la guita guacha de mierda, cachetazo, más gritos, una patada y encerradas en el bañito de 1x1. Salen tranquilos, con una mochila rebosante de medias y calzoncillos, y más o menos una luca de cash. Pueden enfilar para la villa, que está ahisito nomás, a unas 4 cuadras.

Pero cebados como estaban, no tienen mejor idea que atracar, en Concepción Arenal y Lemos, 6 cuadras de la villa, una de Corrientes, a un gilito que volvía del laburo, con bolso en mano. Eran las 13 hs., pero cuando hay impunidad, no es necesaria la nocturnidad (además, como dijimos, en el barrio a partir del atardecer todo el mundo se refugia). El asaltado, que es un policía de civil de 30 años de edad, inicialmente no se resiste, y les da el bolso y la billetera, pero como los chorizos estaban cebados, comienza la franela vejatoria, y pese a la intimidación que genera tener un cañón de 9 mm apuntándole, finalmente saca la suya (habrá pensado que, si lo seguían revisando y le encontraban el arma, lo mataban ahí mismo como un perro por cobani) y le pega un tiro en la mejilla. El otro ladrón se da a la fuga. El que tenía el arma se queda boca abajo tirado en la vereda.

En minutos el policía es detenido y llevado a la comisaría de la Federal. Luego es trasladado a Gendarmería Nacional, que es la nueva fuerza de control de las policías, mientras Garré y el CELS, al unísono, claman por venganza. "Nos preocupa siempre todo lo que puede ser un exceso policial", proclama la ministra, y se olvida del adverbio que pide pista en todos los lectores: "exclusivamente".

El muerto "tenía numerosos antecedentes por hechos delictivos, en su mayoría por robo con armas. En una causa había sido condenado a la pena de tres años de prisión" (La Nación).

Concurrieron al caso dos cuestiones ya advertidas por el Viejo Vizcacha: la ya mentada de las armas, y la comprendida en estas otras reflexiones:

El primer cuidao del hombre
Es defender el pellejo.

No dejes que hombre ninguno
Te gane el lao del cuchillo.

Lo que los yanquis, más burdamente, pero sin menor eficacia, designan con su célebre You fucked with the wrong bull.

Sin embargo, en la tierra de la desmesura, en el realismo mágico desbordado, un descerebrado maltrazado que se encontró con su destino casi como con una moraleja, termina por acreer también al cada vez más dudoso hábito del martirologio, y estando tan jodidos como estamos, pagaremos todos, calladitos y sin protestar, los desmanes ocasionados por 50 okupas que, reconociendo que el muerto era ladrón, que estaba "trabajando", que utilizó su arma de imitación, argüían algún nivel de exceso de parte del asaltado que se defendió.



Yo creo que es eso lo que da genuina e infinita bronca. La diferencia injusta marcada incluso en la asunción de las pérdidas. Si un pibe pasa a buscar a la novia por Devoto, toca bocina y se queda esperando en su auto, llama la atención a dos malvivientes que andaban al boleo, que le pegan un tiro en la cabeza, y la familia debe resignarse, la novia debe llorar en silencio, todos debemos aceptar que Devoto está muy cerca de la Gral. Paz, y entonces de Fuerte Apache, y bueh...

Ahora, si un chorro que anda de gira, dejando un tendal aquí y allá, absolutamente pasado de rosca como un hurón en un gallinero, se encuentra con una bala, debemos también resignadamente asistir a que la comunidad delincuente que vive del delincuente, que lo ayuda a ser delincuente, que lo oculta y lucra de sus delitos, salga a romper y quemar todo, como advirtiendo a la comunidad no delincuente para que no se le ocurra repetir la osadía de intentar pararlos. El famoso "tenemos derecho", que se ha pegado como una muletilla "neutralizadora" (diría Edwin Sutherland), sin detenerse, claro, en el derecho de los demás.

***

Encontré este mensaje en una botella en el ciberocéano, que ya tiene algún tiempo, y por supuesto, ninguna solución. Argentina es un país cinematográfico, sí, pero no sólo porque sus avatares parecen guionados por una mente muy imaginativa, sino sobre todo porque sus habitantes parecemos condenados al lugar de espectadores de las desdichas, sin que nada que hagamos o digamos pueda jamás influir en el decurso de la trama.

Insert de Facebook: No al crecimiento de la villa de fraga entre chacarita y colegiales

El asentamiento de la calle Fraga al 900 del barrio de Chacarita crece día a día y no es noticia.

El predio pertenece al Estado Nacional y está ubicado detrás del paredón de la Estación Federico Lacroze del Ferrocarril Urquiza.

Los que conocemos la zona vimos cómo en los últimos años casas de madera y chapa se fueron transformando en delicados edificios de cemento de más de 10 metros de altura
... que no paran de crecer.

Los vecinos de Chacarita y Colegiales estamos alertados a raíz del incremento de robos en la zona y esto no es coincidencia.

Colegiales, según un estudio del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata (CEDLAS), es el barrio con mejor calidad de vida.

No queremos que a raíz de esto se pierda la armonía en la que se vive, mucho menos que el valor de las propiedades decaiga como está ocurriendo.

Qué paradoja, si notan que alguien tiene medio centímetro modificado dentro del plano de su vivienda tiene que pagar la diferencia de ABL retroactivo. No obstante tiene que ver cómo los habitantes de la villa día tras día edifican más alto, tienen conexiones clandestinas de electricidad y no pagan sus impuestos.

Este grupo no es para generar conflicto alguno; todo lo contrario, se apunta a la no urbanización del terreno y sí a la reubicación de los habitantes. No queremos que ocurra como en la villa 31 y que se tenga que llegar a lo peor.