AZUL Y BLANCA
En este artículo, aparecido en La Nación el pasado Sábado 20 de junio, y que, para quienes quieren abreviar el viaje al vínculo, versa sobre la bandera hallada en 1885 en la Iglesia del pueblo de Macha (actual República de Bolivia), atrás de un cuadro; bandera que habría pertenecido a la fuerza argentina del Gral. Manuel Belgrano que en 1812 incursionó en el Alto Perú (considerada la primera bandera belgraniana), y que actualmente está en proceso de restauración en el Museo Histórico Nacional, se menciona como al pasar, a la hora de abordar la siempre álgida -para el cúmulo de desencuentros que resulta ser nuestra Patria- cuestión del color de la bandera:
"Esta misma fragilidad hizo que no fuese posible recuperar el tinte original, que era un azul índigo y un blanco marfil, por lo cual la restauración se realiza a partir de la coloración actual".
Claro que, durante todo el artículo, se describe a esa bandera como "celeste y blanca"; por ejemplo, en el siguiente párrafo:
"La bandera que en este momento se restaura por primera vez en su historia, de dos franjas celestes y una blanca, fue donada por el gobierno de Bolivia en 1896, con destino al Museo Histórico Nacional, ante el pedido del primer director de la institución, Adolfo P. Carranza".
Es que, como le ha pasado a la Patria toda, la bandera que hoy enarbolamos, que cada año que pasa está más desleída en su coloración, está tan ajada e irreconocible como el país que simboliza.
En fin, si aceptamos que esta bandera en restauración es la primera enseña patria, como aceptamos que fue Belgrano su creador, debemos recurrir a las definiciones del Azul Índigo que arrojan los especialistas.
La RAE nos dice que el índigo es el añil (famoso entre todos los escolarizados porque hemos sabido alguna vez que es uno de los colores del arco iris), y define a tal color como un "azul osculo con reflejos cobrizos": "Pasta de color azul oscuro, con visos cobrizos, que se saca de los tallos y hojas de esta planta".
"Esa planta", naturalmente, es el añil. Y por tanto, la otra definición del caso nos dice que el añil es el "color de esta pasta".
En el código RGB, que es el aplicable a los monitores de las computadoras, sería el #4B0082. De tal forma, la primera bandera patria debió guardar la siguiente apariencia:
Curiosamente, se trata de la misma coloración que el azul turquí utilizado por la Confederación Argentina (y por el Partido Federal) desde la década del '20 hasta el triunfo de Mitre en Pavón, y que siguió coexistiendo hasta bien entrado el siglo XX con la bandera celeste unitaria que comenzó a emplearse desde la definitiva derrota federal de 1860.
Del azul turquí, la RAE nos dice: "Azul más oscuro. Es el sexto color del espectro solar".
¿Hace falta decirlo? El sexto color del espectro solar es el añil (o azul índigo, o azul turquí).
Como pasó con los mármoles atenienses, que la "posteridad" (ese conglomerado berreta de empleadores de grecismos con una tendencia casi implacable al equívoco semántico; ejemplo, "aristocracia" y comenzando... ¡ya!) creyó siempre blancos cuando estaban pintados de vivaces colores, nuestra bandera desde hace un tiempo, y cada vez con un énfasis más exagerado, es tenuemente celeste, casi blanca-blanca-blanca, como una bandera de rendición (¿por qué será, digo?).
Nuestro símbolo mayor es tan sólo a su pasado una osamenta. Blanca y todo, como una brillante osamenta descarnada por los buitres y pulida por el sol y por el viento, en medio de la pampa que hace tiempo, los argentinos, llamábamos "desierto".
¿qué es la vida?
Hace 5 años
9 comentarios:
Leí el artículo también en Crítica, y pensé en ud.
La frase del final es hermosa, y dolorosa.
Prefiero pensarla de otro modo: aún los materiales más degradados e insignificantes sirven para construir.
Así como el barro y la bosta fabrican maravillosos adobes y nidos de hornero, el hueso molido y el polvo orgánico de la osamenta vuelven a la tierra y a la vida.
No me haga llorar, hombre.
El añil fue explotado en la zona de Guatemala y Honduras en forma masiva durante el período colonial probablemente como competencia más barata al otro azul pictórico conocido, el ultramar.
El ultramar era básicamente lapizlázuli molido obtenido de Medio Oriente, de ahí su nombre y por ende su altísimo costo.
Es gracioso ver en algunos cuadros renacentistas y barrocos, como los pigmentos usados muchas veces tenían que ver con el dinero del que disponía el que encargaba el cuadro. Veronese es un ejemplo clásico de eso. Si la Madonna tenía oro y azul de ultramar el convento que lo había encargado era rico.
Existieron otros azules, incluso uno cuyo nombre no recuerdo que desapareció de la historia de los pigmentos y los colores.
De cualquier manera, es metafórico como bien apunta usted, el desteñido brutal que ha tenido nuestra bandera.
Tal vez dicho desteñido sea una pelea interna entre la masonería rampante entre los próceres de la independencia y el catolicismo conservador que intentó y logró asimilar la bandera a los colores marianos de la virgen patrona.
No lo sé y sería aventurado de mi parte postularlo como teoría, pero no quita su posibilidad.
Pero que estamos desteñidos, eso seguro, por la pobreza, la corrupción,y por sobre todas las cosas el uso de la violencia como forma de armar un país que no es otra cosa que un barco compartido con gente que tal vez no eligirías como compañeros de viaje.
Hay que lograr colores más vivos en la vida de cada uno y quién te doce a lo mejor llegamos a tener el carísimo y paquete ultramar.
Interpretarme por favor en modo de filosofía barata, hecha la aclaración, me pregunto si el celeste, mezcla de azul y blanco, es producto de un intento de mezclar la bipolaridad que caracteriza al pais y hacerla mas digerible.
Federales y unitarios, dos independencias, azules y colorados, boca y river, siempre el binario absoluto en casi todo, el maniqueísmo, laicos y religiosos, publico o privado, derecha e izquierda y un largo etc.
Si, el celeste no me gusta, como no me gusta el cogobierno o las parejas presidenciales, no termina siendo, termina sin identidad es mezcla.
Almafuerte:
Muchas gracias por su sentido comentario. Seguro que renaceremos, si nunca nos terminamos de morir, y salvo escasos lapsos, siempre nos estuvimos muriendo un poco... pero nunca del todo.
Mis más cordiales saludos.
Goolian:
Muy bueno su comentario. Parece que se entendió clara la idea.
Los colores marianos, curiosamente, sufrieron una evolución cromática similar, aunque por supuesto no tan exagerada, del azul medio (que podría conseguirse aplicando ultramar) en el siglo XIX, al azul-celeste en el siglo XX y hasta hoy día, que distingue al manto de la Virgen.
La relación entre el celeste y la Masonería es histórica, y en Argentina tiene por lo menos un rastro visible, que es la escarapela de Moldes de 1812.
Hay que decir que Carlos Ferro, en su imprescindible obra sobre La Bandera Argentina, consigna que San Martín, al momento en que le mostraron la primera bandera del Ejército de los Andes (ex Ejército del Norte, heredado a Belgrano), recién confeccionada, se mostró inconforme con el azul tan obscuro utilizado (el más obscuro que se podía conseguir en Mendoza en la época) y mandó a reemplazar el paño inferior por un azul más claro, que sólo cabe interpretarse como el azul medio, blue reflex, o azul ultramar.
Es decir, que si bien en un principio primó el azul bien oscuro (que como usted bien señala, pudo deberse sobre todo a una cuestión de disponibilidad; y con seguridad en materia naval -puertos, fuertes y buques- a cuestiones de visibilidad y durabilidad), luego cada cual empleó su criterio estético, pero siempre en la gama del azul.
El concepto azul-celeste surge por primera vez en el dictamen de la comisión pertinente del Congreso de Tucumán. Su secretario era Serrano, reconocido masón, y la palabra "celeste" aparece intercalada entre renglones de una forma bastante grosera, con otra tinta y grafía, al acta que habían suscripto los congresales encargados de determinar la bandera, y que sólo habían hecho constar la palabra "azul".
En fin, más allá de todos los dimes y diretes históricos, lo cierto es que cuando uno ve en fotos, en lienzos o en películas la bandera argentina (tanto en color como en blanco y negro) aprecia una clara diferencia entre el color claro -el blanco- y el color oscuro -el azul-celeste-. Y para ello no es necesario hacer arqueología. Basta con remontarse 20, 25, 40 años atrás. Cuanto más atrás uno vaya, más se notará el efecto de esa constante decoloración.
El otro día estaba viendo un documental sobre la vida de Kempes, y la misma camiseta de la selección en 1978 era al menos el doble de oscura en sus franjas celestes de lo que es la actual. A la distancia, y con la mala calidad de filmación de la época, claramente uno puede distinguir una camiseta rayada. En cambio ahora uno ve, a la distancia de la televisación, una camiseta toda blanca, como la de Alemania.
Mi más cordial saludo.
Hegeliano:
En general, las banderas, por su contenido simbólico comprensivo de la heterogeneidad natural de una nación, suelen componerse con una difícil premisa bivalente: por un lado, representar a todos; por el otro, hacerlo de forma sintética.
De otra manera, pasaría como la famosa figura humana que en el cuento de Bradbury es enviada al espacio para hacer conexión con eventual vida inteligente: primero era un hombre caucásico de 1,80; pero se quejaron la mujeres, y entonces le adosaron a la espalda una mujer caucásica de 1,75. Pero se quejaron los negros, los asiáticos, y luego los tullidos, los enanos, los ancianos, los calvos, las embarazadas, los travestis, etc. Hasta que se envió al espacio un engendro monstruoso de 8 brazos, muchos ojos y narices, tetas en la espalda, y sin la menor simetría.
Eso pasa mucho hoy en día, con la preeminencia de los diseñadores gráficos en el arte de confeccionar banderas. Ciertamente, los políticos (cuando existía esa clase de hombres; que ya no existe más) eran infinitamente mejores vexilólogos que nuestros actuales diseñadores.
Algunos casos de banderas de concordia: 1) La bandera de Eire, o Irlanda del Sur: el verde simboliza al catolicismo, el naranja al protestantismo y el blanco a la paz y concordia entre ellos. No hay que olvidar que en Eire más del 10% de los irlandeses es protestante, y sin embargo, profundamente nacionalista. Disfrazar la opresión colonial en Ulster como "guerra de religión" es otra mentira de los ingleses para mantener una situación inaceptable. Lo cierto es que ellos plantaron en tierra irlandesa colonos protestantes extranjeros, como plantaron kelpers en nuestras Malvinas.
2) La bandera de la India. El verde simboliza a los musulmanes (minoría), el azafrán a los hinduistas (amplia mayoría), y el blanco a la paz y concordia entre ellos.
3) La bandera de Pakistán. Infinitamente menos tolerantes que sus vecinos indios, los musulmanes que son mayoría en Pakistán como en la India son mayoría los hinduístas, decidieron empero agregar la franja blanca al asta para simbolizar la tolerancia con las minoría religiosas.
En nuestro país, Mitre había propuesto, naciendo el siglo XX (ya en su vejez, desapasionadamente, con tardía pero siempre valorable grandeza), una suerte de composición de concordia, mezclando ambos colores: el azul marino federal con el celeste claro unitario, para obtener el "azul-celeste argentino". Cualquiera que haga la prueba de esa mezcla obtendrá un azul casi medio, ya que después de todo, al azul oscuro hay que sacarle el negro, y al celeste claro hay que sacarle el blanco.
Pongamos que, de la gama del azul, se escoja uno bastante claro, como el que usa la Federación Rusa, o Escocia, o el Brasil. Pero nunca puede admitirse, como fórmula de "concordia", esta tremenda exageración hasta de la exageración que ya fue la bandera unitaria.
Mis más cordiales saludos.
¿Acaso la bandera de Belgrano no retomaba los colores de los Borbones, celeste y blanco? Dicen que escribió algo así: "Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola a mano, la mandé a hacer celeste y blanca, conforme los colores de la escarapela nacional". El celeste significaba el liberalismo que Belgrano y los Borbones querían simbolizar mientras el azul no!
Además, más oscuro o más claro, partiendo de ultramar, índigo o añil, el celeste se logra mezclando el tinte con blanco, lo cual explica la referencia al cromático mote con independencia de su saturación.
Aparte, "uno es uno y su circunstancia". Y la circunstancia es que "la enseña que Belgrano nos legó" es celeste y blanca. No azul, bro!, por más que una comisión de arqueólogos terminen demostrando que la original pieza fue moratino prusia!
Saluti.
Pau: Recién ahora veo este tardío comentario suyo. Si no lo contesto, es por pereza, ante tanto que he hablado de la cuestión a lo largo de más de un año de pedagogía vexilológica; y no por consentir semejantes disparates y simplezas inaceptables. Bástenos con decir que "celeste" y "azul" eran, a esa altura del siglo XX, sinónimos, y aún hoy día lo son. La RAE define el azul como el color del cielo, o sea, el celeste. A la carta de Belgrano le respondió el Triunvirato hablando del paño azul y blanco, y así sucesivamente ambos términos aparecen indiferenciados, hasta la no inocente interpolación de Serrano en el dictamen de Tucumán (no inocente, porque justamente ya empleaba un adjetivo; entonces, para qué agregarle el otro).
De todas formas, solamente le pido que mire usted la banda de cualquier Borbón, en uno de los tantos óleos que suele haber, y luego la compare con cualquier celeste desleído de nuestra bandera actual.
También sería bueno que mirara la bandera del Usuguay, que tiene la misma innegable matriz que la nuestra, y el color de su azul.
Pero claro, esto todo usted lo sabe. Yo no le estoy diciendo nada nuevo. Por eso creo que hubiera sido mejor no contestar.
Occam, aquí, leyendo con gusto su atenta respuesta. Se le olvidó la del Paraguay, que se suponía que era la de Belgrano + rojo (y es azul!!)
Un saludo mi estimado.
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