miércoles, 9 de marzo de 2011

Notebooks


Desde Edipo de Tebas, el tabú del incesto roto por circunstancias trágicas que exceden a los protagonistas, ha repicado periódicamente en la literatura. Un punto sin dudas relevante lo marca Seis personajes en busca de autor de Luigi Pirandello, aunque con algunas moderaciones que, cualquier avispado, puede bien enderezar hacia el concepto con sólo omitir el sufijo -stra. Otro caso interesante lo presenta uno de los cuentos de Hierba del Cielo, de Marco Denevi, aunque en clave homosexual, y con la circunstancia de que el padre pretende reencontrarse con su hijo, sabe que es su hijo, mientras que el otro, transformado en un gigoló de hombres, piensa que se trata de un viejo lascivo de ésos que acostumbran pasearse por el bar en el que sirve tragos para levantárselo. Un caso menor en ese repiqueteo, ciertamente olvidable, lo representa la película de Fito Páez Vidas Privadas, cuyo guión fuera escrito en colaboración con Alan Pauls, y que cuenta una sórdida relación masturbatoria entre una mujer de mediana edad, ex detenida-desaparecida, y su hijo, gigoló de mujeres, en la que ambas partes desconocen la identidad de la otra.



Saliendo de la más visitada línea del tabú, a saber, la de los ascendientes y descendientes, también se ha oteado en la línea de los hermanos. Sugerida frecuentemente como amenaza que se cierne entre los enamorados protagonistas en esos culebrones de televisión en que la larga e intrincada trama sucede puertas adentro de la imponente mansión, en un marco endogámico, pletórico de engaños y relaciones paralelas, y que para el alivio de las amas de casa, no resulta en otra cosa que un opresivo malentendido; ha encontrado una más perturbadora alternativa en una película como Ángeles e Insectos, situada en la Inglaterra victoriana y que presenta una relación incestuosa entre dos hermanos rubios, que a espaldas del guampudo entomólogo morocho, hacen niñitos rubios, casi albinos, a razón de no menos de uno por año. Se me ocurre también, aunque en ésta no concurre la circunstancia del desconocimiento del vínculo, la estupenda El Castillo de la Pureza, del gran Arturo Ripstein.



Claude Lévi-Strauss ha detectado en el tabú del incesto el umbral de transición entre Natura y Cultura (entendiendo que una vez ésta enseñoreada en la vida humana, la otra cae definitivamente en el crepúsculo). Esto allí, porque el tabú del incesto, presente en la totalidad de las etnias humanas, aun en aquéllas más aisladas y distantes, representa por ello mismo una regulación de carácter natural. Pero asimismo, en atención a su carácter eminentemente variable en cada formulación particular, tiene una nota típicamente cultural. Se trataría entonces de una norma natural con un contenido cultural. En efecto, así como en algunas culturas solamente concierne a las relaciones entre ascendientes y descendientes, y hermanos, en otras se proyecta hasta los tíos y primos, o incluso se proyecta hasta el más lejano parentesco por línea paterna y admite en cambio grandes cercanías por línea materna, o viceversa, como ocurre en diferentes culturas de la Polinesia y Melanesia.

Dejaremos fuera de la enunciación, en cambio, el caso de las nupcias entre hermanos de carácter sagrado, tales como las que se verificaban en Egipto o en la familia Inca, puesto que éstas sólo conducían a reafirmar en lo simbólico el carácter supra-humano del soberano y de su sangre, emparentado con el sol o con el plano superior de lo divino, y por tanto, insusceptible, en su investidura, de contraer matrimonio con una mortal. Es tan claro que Tutankamón no era hijo de Akenatón y Nefertiti, sino del faraón y de una manceba; como que Cleopatra VII (de 18 años) no tenía relaciones con su hermano y esposo Ptolomeo XIII (de 12 años de edad); y como la función que cumplían las vírgenes del Sol en la dinámica sucesoria del Inca.



En fin, el fin expreso y primordial que perseguía la institución romana del matrimonio era evitar la turbatio sanguinis.

Y a ello vamos con todo este introito. Después de todo, como consigna el título, la idea de este post está en esbozar algunos trazos de cuentos más o menos circulares más o menos entretenidos, a la par que actualizados a la realidad que nos circunda y condiciona. Borges y Bioy, en sus Cuentos Breves y Extraordinarios, realizan una compilación de estructuras argumentales sintéticas, y a través de muchas de ellas, rescatan el valor literario de las notebooks, género que resulta entonces en la simple y directa belleza de una gema desnuda de ornamentos.

Se va la primera:

Un matrimonio de hombres entabla una amistad con un matrimonio de mujeres, en el seno de una comunidad subcultural de ésas que suelen establecerse en algunos círculos urbanos modernos. Si bien ambos matrimonios puede adoptar, optan por reproducirse con sus propios genes, como también es costumbre en esos círculos de marras, muy a pesar de la teatral proclama de Pepito Cibrián en el Congreso de la Nación con su inmortal “¡Marica!”.

Así los hombres vierten en un recipiente sus simientes mezcladas, en un acto de comunión propio de su sacrosanto amor, y la mezcla va a parar a sendas jeringuillas, para ser aplicada, en porciones aproximadamente iguales, en la matriz de cada una de las mujeres, que como suele acontecer en las parejas de mujeres, tienen sus ciclos sincronizados y se encuentran ovulando.

Ambas mujeres resultan fertilizadas, y tras nueve meses, entregan una criatura a los hombres (un varón) y se quedan con el otro bebé (que resulta ser una nena).

Con el tiempo los matrimonios se separan. Los varones se dirigen a Ámsterdam, en donde uno de ellos consiguió un atractivo empleo, y las mujeres permanecen en Buenos Aires. Pasan los años, los chicos crecen, y se vienen a encontrar ya jóvenes adultos, en Madrid, en donde se enamoran, copulan y engendran.



Comentario:

La literatura, para ser tan fecunda al menos como estas tres parejas, a fecunda en premios internacionales me refiero, debe contener un mensaje, manifestar un compromiso. Como sabemos, la cultura occidental es siempre antes sartreana (Premio Nóbel, 1964; con rechazo magnánimo incluido) que borgeana (eterno campeón moral en esas lides vinculadas con el reconocimiento académico). Es por ello que en esta ocasión rescataremos como relevante el mensaje positivo, que viene a enervar el argumento retrógrado y cavernícola de los reaccionarios de siempre, que conducía a sugerir que los niños criados por homosexuales también resultan homosexuales.

Variante:

Empero, para evitar cualquier ataque o susceptibilidad, y poder entonces sí dar rienda suelta a la libertad creativa, se puede plantear la siguiente variación:

Un matrimonio heterosexual que no puede tener hijos luego de años de intentarlo, decide consultar a médicos expertos en infertilidad. Allí los convencen, a cambio de una abultada suma de dinero, de someterse a una fecundación in vitro: se extrae un óvulo de la mujer y se toma una muestra de semen del marido, y se produce la fecundación fuera de los cuerpos, para luego depositar un par de embriones en el útero. Otro par se congela, ya que destruirlos está legalmente prohibido. La mujer queda embarazada y da a luz a un niño. Los otros embriones congelados son luego utilizados de forma espuria por el personal que custodiaba su depósito, y colocados en una segunda mujer. Una ingenua pareja, que en verdad era estéril sin remedio, se come el sapo y tiene y cría a una nena que asume como propia. Pasados unos cuantos años, ambos jóvenes, ya adultos, se encuentran, se enamoran, y no sólo copulan, sino que incluso se casan. Y encima, no tienen la mala suerte de sus respectivos padres y enseguida les regalan un nietito. Los cuatro abuelos comentan alborozados en el mismo sanatorio ese viraje providencial en la suerte reproductiva de la familia.



Comentario:

Nuevamente se impone la necesidad del mensaje positivo, del compromiso intelectual del autor con su tiempo y con el progreso de la sociedad. Aquí lo que se puede rescatar es la crítica solapada al dogma de la existencia de la persona desde la concepción. Si en efecto, los embriones no utilizados se hubieran destruido de inmediato, se hubiera evitado el ulterior incesto. De paso, esa línea de razonamiento abre las puertas a un nuevo avance de la sociedad en su carrera de progreso indetenible, hacia la felicidad completa del ser humano mediante la consagración como derechos de todos sus caprichos. Nos referimos, claro está, a la legalización del aborto, que sólo puede prosperar en tanto se modifique el concepto de persona que, con prejuicios inaceptables y preconceptos religiosos, estampara el Torquemada de Vélez Sársfield en nuestro vetusto e indignante Código Civil.

18 comentarios:

RELATO DEL PRESENTE dijo...

La calificación hacia el aborto de "caprichosa" me parece fantástica. Sobre todo porque el debate se viene dando en distintos círculos y los que están a favor tratan de caprichosos a los que están en contra. Los argumentos de los que están (estamos) en contra, tienen diversas variables: si el forro te lo regalan, la pastilla también, no podes ser tan ridículo de pedir que legalicen el aborto.

Te responden: Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir.

Entonces, les recuerdan (recordamos) que la inmensa mayoría de las adolescentes embarazadas, bien sabían como vinieron al mundo.

Te responden: Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir.

Es aquí donde uno les dice que las niñas bien, que fueron a excelentes colegios y educados por los mejores docentes, también abortan, teniendo a su alcance metodos anticonceptivos mejores que cualquier otro.

Te responden: Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir.

Finalmente, uno se les sugiere que evalúen algo tan sencillo como lo siguiente:

Si hay tantas familias infértiles, que no tienen para bancarse tratamientos o ya probaron todo, y se encuentran desesperadas por adoptar en un sistema burocrático y lento; y, por otro lado, tantas mujeres desesperadas por deshacerse de la última falta de previsión que tuvieron en busca de un poco de dopamina autogenerada ¿No sería lógico, más humano, moderno y generoso con la vida, dar en adopción esas personas que no desean criar?

Te responden: Los que están en contra del aborto son unos egoístas que no pueden decidir sobre el cuerpo de los demás.

Eso sí, nunca se preguntan qué hubiera pasado si sus propios padres hubieran desistido "abortar" el proyecto de una nueva vida.

goolian dijo...

Me permito, como de costumbre poner una nota un tanto discordante.
El aborto es un tema impregnado por la religión cristiana y ésta considera que el alma, un regalo de dios, se corporeiza en el instante de la fecundación del óvulo. Esa idea que conlleva a considerar una persona humana al feto durante toda su gestación, tiene algo de arbitrario. En el primitivo cristianismo, donde el concepto de hálito era muy común y estaba relacionado con el Espíritu Santo, ("el espíritu sopla donde quiere" decía Juan en griego no en arameo); bien se podría haber tomado la incepción del alma inmortal a partir de la primera respiración del recién nacido.
Pero no sé bien porqué ni cuándo, se tomó como la fecundación del huevo o cigota como el delivery del espiritu entregado por dios, una idea bastante gnóstica por otro lado; a la carne en gestación.

Sigue arriba...

Anónimo dijo...

Excelente el posteo.

Para mi es un simple hecho de vida. ¿hay un niño con vida alli? listo.
A la gente legal-abortista, les suelo hacer una simple pregunta:
¿porque legalizar el aborto hasta los 3 meses nada mas? ¿porque no hasta los 8 o 9 meses? Alli radica lo ridiculo, egoista e irracional del planteo pro abortista. Nada especial se da en los 3 meses como para que se de esa fecha,salvo que, para eliminarlo, no hay riesgos tan grandes como despues, o no es necesario sacar al niño para eliminarlo. En grotesco absurdo, les suelo decir "claro, si queres abortar a los 6 meses, por ejemplo, haces una cesaria y luego, afuera, lo serruchas al medio y listo, aborto realizado".
La hipocrecia humana radica en "ojos que ven corazon que no siente". y legalizar la estupidez es simbolo de decadencia absoluta.

Cualquier justificacion "clasista-materialsita" pro-aborto se cae por su propio peso por insana y estupida, porque con esa logica aprobarian que tiraran Napalm en los barrios pobres, por la misma razon que justifican el aborto. Ademas esas justificaciones ("son pobres y nacera pobre") parecen de corte calvinista, onda "matalo, igual Dios no esta con el, y se lo marca a traves del monedero vacio".

goolian dijo...

Leer primero abajo por favor.
En una perspectiva totalmente racional y materialista, a la que adhiero; nos preguntamos cuándo nos convertimos en humanos, en personas.
Biológicamente lo que nos distingue es el excesivo desarrollo de nuestro neocórtex cerebral, razón de todos nuestros logros como especie.
Entonces nos convertimos en humanos, cuando empezamos a desarrollar el neocórtex, lo que sucede aproximadamente al final del tercer mes de gestación del feto.
De lo precedente se deduce que sería un punto razonable para trazar la línea de cuándo puede ser legal un aborto y cuándo no y brinda un marco temporal generoso para la toma de decisiones para el ensayo de padres.
Lo que no quita que todo creyente, de cualquier creencia, pueda abstenerse de tales prácticas en razón de su fe.
La ley social debe evolucionar para acompañar la complejidad creciente surgida del avance tecnológico (cómo legislar el copyright en tiempos de peer to peer ?) y de cambios sociales (como los casos expuestos de embriones y otras yerbas).
A los efectos de escribir una tragedia de incesto no hace falta una tecnología tan sofisticada, basta con separarlos al nacer, en un centro clandestino de detención como querría Fito.

La ley social creo que debería regirse y evolucionar al compás de la razón y la ciencia y no de las creencias religiosas que falsamente se adjudican el monopolio de la moral.

salu2

Anónimo dijo...

A veces creo que las iglesias cristianas deberian estar a favor del aborto, para que todo ese ejercito de progresistas materialistas que lo promueven se entretuvieran en otra cosa, ya que es obvio que su movil es el anticristianismo trasnochado, siglo XIX. dar argumentos religiosos es lo peor que puede hacer un anti abortista.

La verdad que la legislacion hoy, me chupa un huevo. Es claro que el que aborta, asesina. Despues se indignan porque un ladron mato a un comerciante,o peor aun, cuando matan a un bebe.

2-3-4 meses que diferencia? 7, 8,9 meses, donde radica el "momento crucial"? Cuando nace? hace poco un joven pateo a una mujer embarazada para robarle, y mato al niño. Hubo indignacion general. Se culpo al ladron de asesinato. Si la madre lo deseaba abortar, para algunos no era asesinato. que contradiccion.

Anónimo dijo...

No solo esa aceveracion es de dudosisima legitimidad exclusiva, sino que es antojadiza. Lo de los 3 meses no pasa por ningun "momento de desarrollo del neocortez", esta relacionado sobretodo a la complejidad del proceso abortivo. Esconderlo detras de ese argumento es, por lo menos, ridiculo.

Cuando veo a un cura hablar sobre el tema, lo cazaria del cogote. Solo le hacen daño a la causa que dicen defender.

goolian dijo...

Anónimo,
en principio se dice aseveración con "s", y neocórtex con "x".
La argumentación que escribí está basada en los escritos de Carl Sagan, si mal no recuerdo en su libro "El cerebro de Broca", siendo su autor un renombrado y celebrado científico. Pero para no caer en la falacia del nombre, vayamos a la cruda ciencia. Sí pasa algo en el desarrollo del embrión y sí hay un punto axial donde empieza a generarse lo que nos constituye como humanos.
Lo que no quita que sea una elección arbitraria como cualquier otra, (por eso puse el ejemplo de la fecundación en un extremo y el hálito de la primera inspiración en el otro extremo).
Lo interesante de mi elección arbitraria es que se basa en un razonamiento científico y no en supersticiones religiosas.

Mensajero dijo...

El plan "Aborto para Todas", mal que le pese a su tropa, no ocurrirá, ya que la presidente parece ser antiabortista.
De todos modos los ¿avances? científicos en este campo están provocando cambios drásticos que hacen obsoleta la legislación.
La existencia de nuevas drogas en forma de pastillas que provocan el sangrado permiten que la abortista pueda acercarse a un hospital a que le practiquen un raspaje posterior en forma legal.
Estas pastillas se consiguen con mucha facilidad.
¿Debe el Estado perseguir a los vendedores o hacerse el boludo?
Una persecución implacable a los distribuidores de pastillas encarecería su precio en el mercado negro y se perpetuaría la realidad de que el aborto no es mortal para quién puede pagarlo y probablemente sí para quién no.
Como sea, más allá de la discusión ética o moral, no hace falta legalizar el aborto.
La iniciativa privada resulta mucho más creativa y libera al Estado de un lugar que, a mi juicio, no le corresponde.

goolian dijo...

A mí me parece que la discusión real no es el aborto, sino la laicicidad del Estado.
Un estado debe legislar sobre bases racionales y científicas en todos los ámbitos y no en base a creencias religiosas.
Un estado debe permitir la libertad de cultos y de accionar en función de dichos cultos a todos los ciudadanos que los profesen.
Pero nunca debe tomar como propias las creencias sino mantenerse laico y neutral.

gatorall dijo...

me pareció escuchar creo que en cadena 3, que se está debatiendo en Texas una normativa para cuando una mujer aborte legalmente en ese estado, estará obligada a escuchar previamente los latidos del nascituris. Por supuesto, los abortistas han puesto el grito en el cielo. No solo hay que matar, sinó también de manera aséptica. Saludos

Occam dijo...

Es curioso cómo los textos cobran su propia vida, y generan debates insospechados al momento de escribirlos. En realidad, estas notebooks reflejan un ejercicio íntimo que hacemos todos los que despuntamos el vicio de la literatura con alguna frecuencia. Primero se piensa un argumento, luego se trabaja sobre los detalles (tiempo, circunstancias, protagonistas, hechos colaterales). Y finalmente, se aborda la cuestión de la proyección de la obra hacia afuera, hacia el entorno social. Porque aunque no nos guste, y pongamos bien en alto la libertad creativa, lo cierto es que somos seres sociales, o sea, seres condicionados por el entorno social. Y después de todo, aunque a veces impostemos un platonismo eremita, escribimos para publicar. Para que otros lean, y si es posible, comenten, feliciten o critiquen. Pero que no permanezcan indiferentes.
Allí surgen las irónicas reflexiones del "texto con mensaje" y del escritor comprometido, como cortafuegos a las reacciones cada vez más inusitadamente airadas de una sociedad cada vez más intolerante y religiosa (a pesar de los deseos de Goolian, la sociedad es cada vez más religiosa, y pocas religiones han sido más prohibicionistas, pacatas, llenas de pruritos y de susceptibilidades, que la del progreso).
Hacia allí iba el post. Pensé que de eso se hablaría luego en los comentarios. Pero no. Parece que lo que caló en el resto ha sido el tema que se desliza anecdóticamente, para "encontrar el mensaje positivo", en el último párrafo.

Occam dijo...

Es difícil, por lo demás, hablar de progreso, si no se reconoce previamente que es fundamental tener una idea preconcebida de lo que cada uno entiende de progreso. Ese reconocimiento es lo único que puede sustraer al progresista, o atenuar un poco al menos, su acostumbrada soberbia y complejo de superioridad.
Así como hay una rama, quizás bastante candorosa e infantil, del progresismo que se arraiga a una confianza ciega en la ciencia, como en el pasado se arraigaba a una confianza no menos ciega en Dios, por ejemplo; hoy día casi toda la filosofía coincide en que la ciencia no es neutral, no es aséptica y objetiva, sino que responde a sustratos ideológicos del contexto.
Hay otros, como Faye, que sin embargo insisten en su carácter titánico, indomeñable, y justamente se ríen de las taras del progresismo ingenuo, que con su ideología liberal decimonónica, pugna por amordazar y sujetar, como en su momento intentaron los Aesir con el lobo Fenrir, a una ciencia que por su carácter inhumano, sobrehumano, cuestiona y seguramente aplastará al humanismo. Se complacen esos autores en recordarnos que ya desde 1998 están patentadas las quimeras (híbridos animal-humanos, creados genéticamente para proveer de órganos frescos), que la clonación de humanos ya es una certeza no sólo factible sino ensayada, que se avanza en la inteligencia artificial hacia la concepción del ser culminante de la carrera evolutiva...
Para sujetar a los titanes (como la ciencia), los hombres trazaron una alianza histórica y aparentemente indestructible con los dioses (como Apolo). Pero esa alianza se terminó. Los hombres decidieron que podían por sí mismos. Por eso Jünger vislumbró con preclaridad que este siglo XXI es el comienzo de la era del dominio de los titanes.

Occam dijo...

Por otra parte, salvo por una cuestión de ignorancia general, no veo qué de nuevo tienen casi todas las recetas que desde una lógica salvacionista emanan del progresismo. Los griegos mantuvieron una muy arraigada costumbre homosexual, la pederastia (que no se refería a la atroz perversión moderna, sino al amor entre un hombre adulto y un joven adulto), la que por lo demás fue muy criticada en su tiempo por diversos vecinos por tratarse de una práctica excesivamente machista, exclusivista y segregacionista. Si algunos ven a ella arraigada a la llegada de los bárbaros patriarcales, otros en cambio la consideran heredera de la segregación sexual propia del matriarcado, con los colegios de las ninfas por un lado, y los colegios de los hombres con sus respectivos patronos totémicos, por el otro. El gineceo de Safo en Lesbos parecería característico de este último influjo. Pero incluso esa situación fue reproducida por Cydno de Mitilene en plena época victoriana, hasta su muerte en 1910, y a ella pueden sumarse las transgresiones de Colette y tantas prácticas "sofisticadamente excelsas" de los felices '20. Lo que a nadie se le había ocurrido, y creo que tampoco está vinculado con los avances de la ciencia, sino antes bien con una indiferenciación funcional, es transformar a la institución del matrimonio (que tiene por único objetivo práctico el de la maternidad, como lo indica la etimología y todos los autores griegos y romanos consultados) en una suerte de asociación civil y comercial entre pares vinculados por el sexo, como es la óptica moderna. Es decir, aburguesar la transgresión, la rebeldía y la lozana despreocupación que caracterizaba hasta hace pocos años a esa subcultura.
Por otra parte, el infanticidio es una de las prácticas humanas más antiguas. En cada yacimiento paleontológico vinculado con homínidos de toda época abundan los esqueletos de niños bien pequeños. Ante la mínima puesta en peligro de la comunidad, lo que se abandonaba primero era a los niños, apenas eran un estorbo para la supervivencia adecuada de los adultos. Esa decisión la tomaba el conjunto de las mujeres (que en forma conjunta también ejercían la maternidad sobre todos los críos).
Más adelante, pero en la Antigüedad, fueron habituales las prácticas que nos han llegado a través de figuras como el Taigeto y la roca Tarpeia.
No me parece ningún avance el renacer generalizado del infanticidio basado en cuestiones de comodidad o de necesidad, en la etapa de gestación que sea, en una época que se autopostula como campeona de la civilización moral y de la excelsitud espiritual.
Si vamos a recurrir a la ciencia como soporte de verdad de la práctica renovada, nos encontraremos necesariamente con los principios sobrehumanos propios de su carácter titánico. Es decir, principios de economía y utilidad, comenzando por el terapéutico y el eugenésico. Y nuevamente ese titán habrá de provocar escalofríos a las candorosas mentes humanistas. ¿Se aprecian las contradicciones?

Occam dijo...

Desde ya, asimismo (y reitero que el tema que terminó ventilándose excede el propósito inicial), descreo, y considero que en esto tengo tanta autoridad como los que creen, que el alma sea un atributo natural de todos los seres humanos por igual. Creo en cambio que el alma es un producto de la revelación del Ser a través de su voluntad de obtener la libertad plena, es decir, aquélla por la cual el uno es señor y siervo de sí mismo. Por contrapartida, conozco a demasiados desalmados, y no lo digo en sentido figurado, sino con absoluto convencimiento. Como la materia del caso rehusa el empirismo, en todo caso los indicios me dan más la razón, antes que negármela.
Así que la cuestión del momento en que el alma llega al cuerpo es tan bizantina para mí como el derecho de los dioses a divorciarse. Pero por lo mismo, y nótese la perturbadora similitud entre unas y otras religiones, también me parece bizantino y sin sentido el concepto de humanidad en el neocórtex o en cualquier lugar en que uno decida depositarlo.
Por otra parte, me parece que hay muchas pendejas bobas que bien hubieran hecho si hubieran decidido abortar. Nos habríamos todos ahorrado muchos problemas en el mundo, empezando por la propia criatura. Aunque claro está, internarse en esas aguas también acarrea riesgos demasiado inabordables para el humanismo. ¿O vamos a ser nosotros los que penetremos en el seno de cada hogar, de cada familia, para evaluar con nuestros propios criterios de verdad la forma en que se crían y se desarrollan los niños?
Empero, sigo pugnando por el principio rector fundamental, que es el que señala que los derechos son función ontológica de las obligaciones, y que por tanto el criterio que debe presidir toda discusión seria, que parte de una autonomía humana y una madurez en la presente etapa civilizatoria, debe ser el de la responsabilidad.

Occam dijo...

Cada uno es responsable de sus actos, y debe asumir las consecuencias con humanidad. La mezquindad caprichosa a la que me refiero no es una plasmación de la libertad liberal tan ensalzada por el progresismo, sino una regresión a estados ínferos, demónicos, elementales, cercanos a la edad de los infanticidios antes comentada.
Si en cambio, el embarazo se produce en contra de la voluntad de la mujer (y no me refiero a que se olvidó de tomar la pastilla o de que estaba demasiado drogada o demasiado borracha, por supuesto), al no haber responsabilidad en el suceso, también parece injusto hacerla cargar a la pobre con las consecuencias.
De todos modos, ya lo ha recordado oportunamente Mensajero, hay hoy día pastillas del Día Después, de venta libre y amplia difusión en todas las farmacias, que aceleran el desprendimiento del endometrio y provocan una menstruación que se lleva todo con ella. Fin del asunto.

Occam dijo...

Y tocando tangencialmente el motivo principal de las notebooks, el de la turbatio sanguinis y el incesto, Goolian apunta, aunque no veo bien con qué motivo, el argumento de Páez/Pauls en ese bodrio comentado. Sin embargo, aunque sí puede darse una situación de incesto entre ascendiente y descendiente (cada vez menos probable en términos de consecuencias en una siguiente generación, por elementales cuestiones etarias), no aprecio cómo podría darse el caso de hermanos separados al nacer en un cautiverio como el que tuvo lugar en la dictadura. Es bien sabido (el ejemplo de la nietita de Rodolfo Walsh basta por sí mismo) que no se secuestraba a los chicos, y que todos aquellos niños que estuvieron en cautiverio es porque nacieron en cautiverio del vientre de una embarazada que fue detenida. En tal caso, la única hipótesis que se me ocurre es que se tratare de mellizos, que de por sí estadísticamente son casos escasos. Sin embargo, yo conocí personalmente a dos gemelos (los dos varones) separados en cautiverio y dados a dos familias que no se conocían entre sí. Se reencontraron en un supermercado, ya adolescentes, y la experiencia debió haber sido sorprendente, pues eran verdaderamente dos gotas de agua. Todos los que los conocieron han señalado que nunca se dio un caso de tamaña semejanza.
Entonces, reitero, si bien puede darse el caso (todo es posible en la viña del Señor), hoy día parece bastante tirado de los pelos para un argumento. En cambio ciertas innovaciones, que justo es decirlo, nada tienen que ver con la legislación, sino con el avance indetenible y titánico de la ciencia, no sólo presentan perspectivas insospechadas e inéditas, sino que representa un desafío para cualquier observador contemporáneo su reflexión y exposición. Podrán acusarnos de cualquier cosa, pero no podemos soportar que nuestros nietos se rían en el futuro de nuestra confusión y ceguera. El mundo es indisponible para nuestra voluntad. Pero no puede ser tan inescrutable para una mediana inteligencia humana como para sustraernos de nuestro papel de observadores agudos de sus implicancias profundas y definitorias.

Mensajero dijo...

Perturbadora y majestuosa idea la del alma como revelación del Ser.

En la era del delivery el progresismo reclama prerrogativas de titán; a domicilio, debidamente maquilladas por supuesto.
Es bueno exponer las contradicciones. Es un precio justo que el beneficiario de la democratización (o asignación universal) de todo privilegio, debería pagar por recibir naturalmente lo que antes debía conquistarse.
No como algunos texanos pretenderían, según comenta Gatorral arriba.
Elijo que sea territorio de filósofos, artistas, intelectuales atrevidos, y de refinados provocadores.

Occam dijo...

Mensajero: Plausible elección. En un mundo de titanes como molinos de viento, los tiempos exigen nuevos Quijotes, y en ellos se revelará sin dudas el Ser... y el ser humano también. El desafío de permanecer individuo en la dilusión entrópica de la uniformidad y de la técnica.

Un cordial saludo.