sábado, 25 de abril de 2009

Fábula


Revolviendo entre cosas viejas encontré un libro infantil titulado Fábulas, editado en 1977 en Buenos Aires por Editorial Sigmar. Los textos están adaptados por Julia Daroqui, y las ilustraciones son de Raúl Stévano. Después de hojearlo con el alborozo que suele posarse sobre las cosas cubiertas por un espeso manto de tiempo, no pude evitar comprobar que una sonrisa se había dibujado en mi rostro. Ella obedecía, sin duda, a los tan diferentes criterios pedagógicos que regían 30 años atrás en este tipo de publicaciones para niños; pero también, por qué no, al abismo que se fue pronunciando entre la literatura y la tradición oral clásicas, frente a las modernas ópticas y concepciones acerca de la formación infantil.

No es mi intención formular juicio alguna ante esa constatación empírica (que eliminó de la oferta de juguetes a pistolas, revólveres y ametralladoras, aunque paralelamente incrementó hasta niveles insospechados la violencia explícita y el sadismo en los videojuegos). Sólo voy a compartir con ustedes una de esas fábulas, que pertenece al escritor romano de origen macedonio Gayo Julio Fedro (15 a.C. - 55 d.C.), y se encuentra en las páginas 56 y 57 del libro de referencia. Naturalmente, espero sus comentarios:



EL ÁGUILA, LA GATA Y LA JABALINA

Crecía en el bosque un gran árbol, fuerte, de abundante follaje, y en lo alto de su copa construyó el águila su nido. Allí cobijó a sus hijitos y los aguiluchos se sentían seguros.

El mismo árbol presentaba hacia la mitad del tronco, una cavidad, un hueco profundo, que permitió a la gata instalarse en él para tener a sus hijitos. En ese lugar se quedó a vivir con los gatitos.

Por su parte, la jabalina -una cerda salvaje- halló también refugio para su hogar al pie de aquel árbol tan generoso, y sus jabatos crecían felices bajo su protección.

Durante un tiempo las tres familias vivieron dichosas, cada una en su casa, ocupándose las tres mamás de alimentar a sus crías. Pero la ambiciosa gata trajo la discordia. Todo sucedió así:

Un día trepó por el tronco hasta el hogar del águila y le dijo:

-Ten cuidado, ¿sabes? Me he enterado (de) que la jabalina nos quiere mal. ¿No la ves cómo se pasa el día cavando al pie del árbol? Pues lo que quiere es derribarlo, y cuando lo consiga devorará a tus hijos y a los míos.

El águila se sintió aterrorizada y extendió sus alas enormes para cubrir a los aguiluchos.

-Mientras yo esté aquí -respondió- que no se le ocurra a esa maligna cerda acercarse, porque la destrozaré a picotazos.

La gata sonrió para sus adentros, y ni lerda ni perezosa, bajó a la casa de la jabalina.

-¿A que no imaginas a qué vengo? -le dijo-. Pues nada menos que a avisarte que tengas cuidado con el águila. Es mala y poderosa. Todo cuanto espera es que tú salgas de tu refugio para poder robarte a los pobres jabatos y comérselos. ¡Ten cuidado!

-Pues ya puede esperar -respondió la jabalina muy asustada-. No dejaré mi casa, ni solos a mis hijitos.

Así, una vez que consiguió atemorizar a las dos familias, la gata se divirtió enormemente observando que ni el águila ni la jabalina se movían de sus refugios.

Las dos tenían miedo. Se odiaban y temían, y a causa de ello, dejaron de traer alimentos para sus crías.

Aguiluchos y jabatos se fueron poniendo flaquitos, flaquitos, hasta que al fin murieron de hambre.

Al poco tiempo, también el águila y la jabalina se murieron. Entonces la astuta gata quedó dueña del campo y ella y sus gatitos comieron hasta hartarse.

Moraleja: Dar oído a las habladurías es labrar nuestro propio mal.





16 comentarios:

Nippur de Lagash dijo...

Me hacía falta leer algo así.

Gracias.

Victor dijo...

Que potente el mensaje de esta fábula. No me la acordaba. Si me acuerdo de haber tenido algunos libros de fábulas de la célebre Editorial Sigmar.

Se me ocurre que la mentira es una de las herramientas mas poderosas, el odio y el resentimiento desatado con esa herramienta es irreversible.

Saludos cordiales.

Occam dijo...

Nippur: Gracias por su visita y su comentario.

Víctor: No hay duda de lo corrosiva que es la mentira insidiosa. También todo esto está vinculado con la necesidad que tienen algunas personas de enemistar a las demás de su entorno entre sí, para dominar y sacar provecho de todos. Es lo que yo denomino principio de organización concéntrico, en el cual los vectores se detestan entre sí y sólo confían en el que está en el centro del esquema.
Así, por ejemplo, el que detenta el poder (el central) propondrá alianzas y "trabajos sucios" a cada uno, en perjuicio de otros, y en provecho teóricamente conjunto de los "aliados".
En el balance general del funcionamiento de este esquema de dominación, el central obtiene el 90% de los beneficios, pero aparece frente a los demás como si sólo hubiera obtenido el 50% de los beneficios de una sola individual asociación.

Mensajero dijo...

"Soy luz, la oscuridad no existe".
A tono con el new age, la muerte y la maldad han sido abolidas en la literatura infantil.
Y en la misma dirección, nuevos deberes nos han sido impuestos:
"Chicos, chicos, intégrense; vamos todos a la fiestita, que no falte ninguno, son todos amiguitos...."
Esta nueva costumbre de invitar a todos los compañeritos al cumpleaños me ha sacado de quicio.
El año pasado tuve que llevar a mis hijos a 38 cumpleaños (solamente de sus compañeros), casi uno por semana.
Por suerte a partir de quinto o sexto grado se puede discriminar sin perder el carnet de progresista.

Stella dijo...

Esta situación se da en todos los órdenes de la vida. En una familia, en el trabajo, entre los amigos, en el club, en el cole, en la política y en los blogs!
Es como decía mi abuelita, que era muy sabia, para que haya un chisme se necesitan dos factores: uno que quiera contarlo y otro que se preste a escucharlo.

Un beso!

Claude dijo...

¿Sabía que los jabalíes son —agarrados de temprano— domesticables? Eso me ha dicho un hombre que tenía uno como mascota.
De la fábula no puedo decir nada porque yo no soy bueno para esas descifraciones. ¿Por qué no nos dice algo Ud. sobre ese cuento?

Estrella dijo...

Como si las fábulas hubieran pasado de moda... ¿o como si la infancia hubiera pasado de moda?
Saludos!

Unknown dijo...

La gata es un ser sórdido, y como dice la fábula ambicioso,(no mi gata a la que adoro) ésta en especial.
El águila es poderosa en los aires; serían los intelectuales que remontan vuelo con sus ideas.También todo aquello que esté en relación con la Trascendencia.
Los jabalíes son la fuerza y están en contacto con la madre tierra; serían la base de sustentación, la raíz,el que produce para los otros.
Si sigo este hilo de pensamiento: el que ha escindido la comunicación entre la base y los cielos ha sido este gobierno.
Lo bueno de las fábulas es que cada uno escucha lo que quiere escuchar y además, se puede aplicar a distintas situaciones.
Besos

Occam dijo...

Mensajero: Ardua tarea la de padres de hoy día. Hercúlea, diría. Creo que los chicos no son el problema, por más que reconozco lo engorrosa que es la multiplicación de compromisos. Yo a lo que más temo (el mío recién ahora está empezando la integración social), empero, es a los padres, que emplean a sus hijos como subterfugio para socializar, chusmear, comparar, verificar en qué lugar están y la utilidad de las cosas que están haciendo, etc...

Stella: Muy buena tu apreciación. De eso creo que se trata la fábula, o por lo menos, es lo que persigue como enseñanza. Siendo que es inevitable que haya gente chismosa e insidiosa, recomienda no prestar oídos a los terceros comedidos, y tratar de generar la apreciación sobre los demás autónomamente.
Una consecuencia de la "chismosición" de la sociedad está en esa costumbre de "googlear", o de pedir referencias, antes de conocer a una persona. Y también, por supuesto, la descalificación a través de encasillamientos arbitrarios o de adjetivos aviesos, previa a entrar a discutir sobre la validez o no de lo que piensa o sostiene.

Claude: Sabía que los jabalíes son domesticables, aunque los animales salvajes yo los prefiero salvajes...
En cuanto a lo que opino de la fábula, lo voy dejando en los comentarios.

Estrella: Brillante su apreciación. Meses atrás escribí sobre la cultura teenager, que suprime por decreto tanto la adultez como la infancia, dejando un limbo indefinido de cosumidores caprichosos y permanentemente insatisfechos: niños solemnes, serios y exigentes; adultos cortados verdes, nunca responsables, siempre atribulados por chiquilinadas y por el tema angustiante del paso del tiempo, los rollitos, las arrugas.

Cerri: Brillante interpretación. Quiero aclararle que yo a mi gata también la adoro, aunque tiene mucho del animal de la fábula. Por ejemplo, su territorialidad exclusivista. En estos momentos la están sufriendo las plantitas de las macetas.

A todos, muchas gracias por pasar y comentar, y mis más cordiales saludos.

Destouches dijo...

Excelente recuerdo el de esa fábula. Desgraciadamente, medrar con divisiones estériles y falsas es un recurso de lo más habitual y efectivo. Un abrazo.

Almafuerte dijo...

Que personalidad miserable, sin dudas. Lástima que no siempre es fácil detectarlas a tiempo.

Las últimas generaciones parecen haber criado hijos incapaces de asumir como adultos, y ya se ven padres idem. Gente caprichosa, espiritualmente débil, que no tolera el esfuerzo ni las emociones, ni afrontan las consecuencias de sus actos y omisiones y culpan a las fuerzas mayores de todos los males (la dictadura, el imperialismo, el establishment, el hemisferio norte, la inmigración, el vecino de enfrente).

Me intriga es porqué siempre los gatos cargan con los defectos más odiosos, siendo animales dignos de admiración por muchas razones.

Occam dijo...

Destouches: Muchas gracias por pasar. Un abrazo.

Almafuerte: Yo tengo una teoría quizás demasiado extravagante sobre el tema de los gatos, pero no deje de considerarla: para mí el hombre le carga al gato su frustración por no haber podido domesticarlo (someterlo) plenamente. El gato conserva su espíritu libre y salvaje, y propone una relación de iguales con el hombre, lo que va en contra de la vocación de este último por someter a todos los seres de la Naturaleza.

Creo que, si bien la gata es la "mala" de la fábula, el águila y la jabalina son las que cometen el grave error, y por ello pagan con su vida y las de sus crías.

Mi más cordial saludo.

Almafuerte dijo...

Esa teoría suena muy lógica, fíjese que el perro por su naturaleza se somete a un jefe humano, y es el que recibe los máximos elogios. Sigue el caballo, que presta grandes servicios luego de ser domado.

Debe ser así como ud. dice. No deja de ser desalentador que para muchos no sea posible una relación de afecto y coexistencia sin dominación (entre distintas especies o entre humanos).

Occam dijo...

André Gide decía que los alemanes amaban a los perros, porque iban bien con su idiosincracia; y que por lo mismo, los franceses amaban a los gatos.

Anónimo dijo...

es muy interesante. me facinan.

jizeth sanchez dijo...

este espacio me ayudo mucho con mi trabajo gracias*