miércoles, 30 de junio de 2010

En la cresta de la ola


Algunos datos económicos para una comprensión seria de la realidad de las familias argentinas.


En su último post, Relato del Presente encara el problema de la última gran estafa comunicacional oficial. Dentro de las diletancias a que nos tiene acostumbrados la presidenta -y que lamentablemente comienzan a acostumbrar a los demás primeros mandatarios del mundo-, en su perorata sermoneadora con que llena todos sus discursos, haciendo ver a las grandes potencias como un hato de pavotes, y enrostrando las mágicas (por macondianas, se entiende) virtudes del "modelo" argentino, ahora ha puesto como mascarón de proa el suculento Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) de $ 1.500, en contraste con los exiguos $ 200 de la época de la Convertibilidad.

A propósito de esa novedad, se me ha ocurrido ilustrar un poco acerca de los extremos que encierra semejante aserto. Esperemos que sea el presente de suficiente claridad y utilidad para aquellos lectores inquietos que no se conforman con las explicaciones lineales y elementales de nuestra comunicadora-maestra ciruela, y que no alcanzan a explicarse cómo, en un país tan perfecto, con un panorama macroeconómico tan alentador y optimista, los delitos violentos contra las personas crecieron, entre abril de 2008 y abril de 2009, un 10,1%, y el 38% de las familias argentinas experimentaron, durante 2009, algún episodio criminal contra su vida, su integridad o sus bienes.


Poder adquisitivo comparado.

En agosto de 2009, hace casi un año atrás, el semanario londinense The Economist publicó un estudio comparado del poder adquisitivo en diversas ciudades del mundo, basado en el precio de la hora laboral promedio, y referido a productos iguales presentes en todos lados: 1 Big Mac (el menú más famoso de la cadena McDonald's de restaurantes de comida rápida), 1 kilo de pan, 1 kilo de arroz y un iPODnano (reproductor de música en formato mp3 de la empresa Apple).

Los resultados obtenidos permiten inferir cuánto tiempo necesita trabajar, en promedio, un ciudadano de cada ciudad para adquirir cada uno de los productos cotejados. Aquí algunos ejemplos arrojados en esa ocasión:

Ciudad

Big Mac

1 kg de pan

1 kg de arroz

iPODnano

Buenos Aires

57 minutos

36 minutos

34 minutos

99 horas

Santiago

69 minutos

37 minutos

36 minutos

69 hs 30 min

Sao Paulo

40 minutos

26 minutos

12 minutos

46 hs 30 min

Miami

13 minutos

27 minutos

10 minutos

10 horas

Caracas

2 hs 6 min

1 hora 10 min

14 minutos

97 horas


De tal forma, en la admirada ciudad donde la Argentina tiene dos Embajadas (y que es la más violenta del mundo, y uno puede darse una idea de por qué), había que trabajar, en 2009, el doble que en Buenos Aires para acceder a una hamburguesa del imperialismo o a un kilo de pan, menos de la mitad para acceder a un kilo de arroz, y más o menos lo mismo para tener un pequeño y paquete gadget, también del imperialismo.

En Santiago de Chile, para los productos alimenticios referenciados el trabajo requerido es similar que el que le insumía en 2009 a un porteño, y debe considerarse que Chile no produce trigo. Pero para comprar un iPODnano, le alcanza al santiaguino con trabajar algo más de 8 días, mientras que el argentino necesita de más de 12, es decir, un 50% más.

En la megalópolis brasileña la situación es aún más llamativa, de nuevo porque tampoco el Brasil es un productor de trigo que pueda autoabastecerse. Sin embargo, a un paulista una hamburguesa le cuesta un 30% menos, un kilo de pan un 25% menos, un kilo de arroz un 65% menos y un iPOD le cuesta menos de la mitad que a un porteño (debe trabajar menos de 6 jornadas para adquirirlo).

Asimismo, según un estudio de Prices & Earnings, publicado por el banco suizo UBS, si en Miami, como vimos, a un ciudadano promedio le insume 10 horas de trabajo adquirir un reproductor de música, en Nueva York y en Zurich se necesitan sólo 9 horas para acceder al mismo producto. Es decir, una décima y una onceava parte que en Buenos Aires.

Ahora bien, en agosto de 2009 el kilo de pan más barato costaba, en cualquier panadería de barrio de la Capital, unos $ 4; mientras que hoy día oscila entre los $ 7,50 y los $ 8 -en el interior es frecuente encontrarlo a $ 10-. El kilogramo de arroz pasó de $ 7,60 en agosto de 2009 a $ 11 en abril de 2010.

Asimismo, en Venezuela el kilo de arroz sufrió un incremento del 57% en marzo de 2010.

De tal forma, que es difícil actualizar el comparativo efectuado por The Economist un año atrás, pero teniendo en cuenta que Argentina es el tercer país con más inflación en el mundo (y que Venezuela es el primero), es muy probable que en junio de 2010 un porteño tenga que trabajar mucho más para comprar esos mismos productos.


La Canasta Básica de Alimentos (CBA)

Ya para marzo de 2010 el Sindicato de Trabajadores de la Alimentación (STIA) había establecido que una canasta básica de alimentos para una familia tipo alcanzaba los $ 3.800 mensuales. En tanto el INDEC, en la misma fecha, había establecido el salario promedio en los $ 1.869, de forma tal que, trabajando padre y madre, siempre con ese promedio, no llegaban a satisfacer las necesidades alimentarias básicas de su familia (ver acá). De hecho, los productos de la canasta básica de alimentos registraron un aumento del 103% sólo en el primer trimestre de 2010, y el pan (6.060 grs. mensuales por adulto equivalente) y el arroz (630 grs. mensuales por adulto equivalente) componen esa canasta.

De tal forma, prescindiendo de la comparación con las otras ciudades, en marzo de 2010, en Buenos Aires (de acuerdo con la información del propio INDEC), la situación tiempo laboral/poder adquisitivo hubiera reflejado lo siguiente:

1 Big Mac: 1 hora 36 minutos de trabajo. (El Big Mac cuesta más caro, en dólares, en Argentina que en EE.UU).
1 kg. de pan: 52 minutos de trabajo. 1 kg. de arroz: 1 hora 4 minutos de trabajo. 1 iPODnano 8GB: 130 horas 13 minutos (16,3 jornadas laborales).

La Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) efectuó un cálculo para un hogar Tipo 2 (de acuerdo con la categorización del INDEC); compuesto por ambos padres, un hijo de 8 años y una hija de 5, que equivalen a 3,09 adultos. De acuerdo con ese estudio, la canasta básica de alimentos (línea de indigencia) experimentó un incremento, entre mayo de 2009 y abril de 2010 inclusive, del 32,97% (el INDEC, siempre remolón, reconoce un nada despreciable encremento en la CBA del 19,78% para el mismo período).

Fuente: INDEC.

El impacto de la evolución abrupta de la canasta básica de alimentos, respecto de la Asignación Universal (¿simbólica?) por Hijo -2.537.679 menores de 18 años beneficiarios, es decir, $ 3.654 millones desde que se implementó a la fecha, y unos $ 5.500 millones anuales- queda reflejado en el siguiente cuadro, que muestra cómo en los primeros cuatro meses de implementación ese concepto perdió un 16% de su poder adquisitivo:

De tal forma, con un nivel inflacionario situado entre el 27 y el 30% anual, en la aplicación práctica de la AUH se revela un ahorro para el Estado que diluye en gran medida el anuncio altisonante inicial.

Lógicamente, el salario real (del cual el Salario Mínimo Vital y Móvil es también parte, a no olvidarlo) también cae bajo el imperio de la inflación real, y no tan lógica pero sí explicablemente, han caído también los puestos de trabajo durante el pasado 2009, según información gubernamental:



La inflación en dólares.


La inflación en dólares en la Argentina, de acuerdo con un estudio del IERAL, de la Fundación Mediterránea, fue del 15,3% anual entre abril de 2009 y abril de 2010, todavía por debajo del récord en inflación en la divisa americana, que fue del 22,5% en 2007.

José Luis Brea apunta en su artículo Atraso cambiario. Un fantasma que vuelve de mayo de 2010:

La inflación verde es fácil de comprobar en las góndolas. Según datos relevados por la consultora Tomadato, en marzo de 2002 con un dólar muy volátil que cerró el mes en 3 pesos, pero llegó a tocar los 4, un litro de leche entera La Serenísima en cartón costaba, en promedio, $ 1,03 (US$ 0,34 si se toma el valor en $ 3 por dólar); una caja de arroz doble Gallo Oro, $ 2,04 (US$ 0,68) y un litro de aceite de maíz Arcor en envase de plástico, $ 2,28 (US$ 0,76). En abril pasado, con el dólar en $ 3,90, un cartón de un litro de La Serenísima entera costaba en promedio $ 4,50 (US$ 1,15), una caja de arroz doble Gallo Oro $ 11,06 (US$ 2,83) y el litro de aceite de maíz Arcor $ 11,01 (US$ 2,82).

Es decir, que el litro de leche entera experimentó un incremento de 4,4 veces en pesos y de 3,4 veces en dólares; el kilo de arroz de 5,4 veces en pesos y de 4,2 veces en dólares; y el aceite de maíz, de 4,8 veces en pesos y de 3,7 veces en dólares.

Así, si bien la depreciación del dólar entre 2000 y 2010 alcanzó en EE.UU. el 29,2%, para considerarla en la Argentina hay que ajustarla por la evolución de nuestros propios precios entre 2007 y 2010, de acuerdo con el estudio del IERAL. De tal forma, la depreciación resultante de la inflación en dólares para Argentina arroja 32,7%.


El Salario Mínimo Vital y Móvil.

En ese orden, debe considerarse entonces, que US$ 200 del año 2000 equivalen en Argentina a US$ 265,4 del año 2010, tan sólo US$ 22 menos que el tan promocionado "salariazo" populista.

En un sesudo estudio de Leandro M. Cárcamo Manna, titulado El Salario Mínimo en Argentina. Evolución, Alcance y Efectos (1990-1997) se consigna que en el año 1997 el SMVM se situaba en los US$ 200, mientras que la Canasta Familiar se ubicaba en los US$ 57,62, y con ese salario mínimo se podían comprar 142,86 kilos de pan.

En 2010 el SMVM se sitúa en los US$ 287,6, mientras que la Canasta Básica Total (CBT), de acuerdo con la consultora Ecolatina, finalizó el 2009 en los $ 1.833,1 (el INDEC intervenido sostiene una CBT de $ 1.077,4, que es a todas luces indefendible), o sea, US$ 351,5 de 2000. Ahora bien, para mayo de 2010, ya el INDEC estimaba para la CBT $ 1.256,04, mientras que el gobierno de la Provincia del Chaco -donde la vida es más barata que en la Capital Federal- establecía para el mismo concepto $ 1.812,72, lo que implica que la CBT general debe rondar en la actualidad los $ 2.200 (US$ 422 del año 2000). Asimismo, la CBA actualmente ronda los $ 1.000. o sea, los US$ 192,77 de 2000.
En definitiva, si en 1997 la CBA representaba el 28,8% del SMVM, en 2010 la CBA insume el 66,7% del SMVM.

En cuanto al kilo de pan, la equivalencia varía notablemente de acuerdo a cada lugar y cada provincia, pero puede establecerse, en promedio, en los $ 9, de modo tal que el actual SMVM alcanza para comprar 166,67 kgs., 24 kilos más que una década atrás, lo que tampoco resulta motivo de demasiada alharaca. El promedio de la década de 1980 fueron 155,10 kilos, con picos de 252,50 kilos.

Finalmente, en el cuadro que obra a continuación se aprecia la remuneración media de distintos sectores de actividad, expresada como porcentajes del SMVM, en una evolución que comprende el período 1980-1991:

Fuente: Cárcamo Manna, op. cit. Cliquear en la imagen para agrandar.


Si el SMVM impacta de manera equitativa en los diversos sectores de la actividad nacional, teniendo en cuenta que el mismo asciende en la actualidad a $ 1.500, y posicionándonos, por ejemplo, en el año 1990 como referencia, la jubilación mínima debería ascender a $ 2.970, la asignación familiar promedio a $ 600, un colectivero debería ganar en promedio $ 8.000, un empleado textil $ 8.360, un gastronómico $ 11.800, etc.

A toda esta demagogia propagandística ridícula, propia del país de los anuncios, del país del decir y del no hacer, habría que agregar la consideración a la informalidad, al empleo en negro, a las ferias truchas, a los negocios ilegales, y otorgarle también un carácter histórico de evolución comparada. Si no, terminaremos creyendo, como los borregos, que nos conducen hacia una bella pradera mejor, cuando vamos derecho al matadero. Terminaremos creyendo que el Bicentenario nos encuentra, como tanto nos quieren engrupir, en la cresta de la ola.



26 comentarios:

Anónimo dijo...

Seria bueno que incluya los precios de la Yerba Mate, el Asado, el Choripan, la garrapiñada, y productos de consumo argentino.
No tiene mucho sentido el precio del Big Mac, las salchichas con chucrut, o la fondeu.

Anónimo dijo...

La Yerba Mate cuesta mas cara en Miami que en Corrientes!!!!!
Como los estafan a los yanquis, jajaja.
Nota recontra pelotuda flaco.

RELATO DEL PRESENTE dijo...

Che, no se donde dejé el Raid, se lleno de moscas.

El Big Mac se usa como índice de precios en todo el mundo, donde los métodos de Moreno no tienen mucha cabida. Un Big Mac se compone de carne, cebolla, pepino, tomate, lechuga, pan y aderezos a base de vinagres, huevos y aceites. En la Argentina, se producen acá.

Más allá de ello, la idea es utilizarlo par...qué mierda hago explicándole a estos lúmpenes.

RELATO DEL PRESENTE dijo...

OCCAM:

El post es más que explícito. Diría que es una forma de demostrar la pornografía barata que nos vende el Gobierno Nacional y Popular como bondades.

Que se nos cagan de risa en la cara, no es ninguna novedad. Pero lo que vienen haciendo, ya ha entrado en el absurdo hace años.

Y todavía se ofenden porque no les rendimos honores y no somos agradecidos.

CGL dijo...

Muy bueno, che!

Tirale el link a Ramble, a ver que boludez te dicen los monitos; seguro despues de tildarte de gorila, van a hablar de la hiper c alfonso!

Yo no se de economia, no es lo mio; pero tengo que mantenerme y ahí, nadie me va a engatuzar! Uno sabe lo que cuestan las cosas!

Pero bueno, tenemos fobal gratis... Y asignacion universal x hijo! A garchar se ha dicho!

Occam dijo...

Anónimo: El índice Big Mac se sustenta en la propagación universal del producto, con los mismos componentes y la misma mano de obra, infraestructura, etc., propia del sistema de franquicias de la cadena. De tal forma, se ha popularizado como un indicador comparado de poder adquisitivo por los diversos medios de consulta económicos mundiales.

No sólo The Economist (que en todo caso, decidió ampliar la comparación a dos productos alimenticios básicos y un producto tecnológico de amplia difusión), sino que acá en Argentina lo actualiza mensualmente el IERAL, y todos los medios periodísticos le prestan atención.

Coincido, empero, en que es difícil comparar productos entre países diversos, por la diferencia de disponibilidad de materias primas entre unos y otros. En Argentina, por ejemplo, el pan debería ser casi regalado, porque es un país productor de trigo, con cada vez menos capacidad de colocación de los granos en el exterior, de forma tal, que hay excedente amplio para el mercado interno. En Brasil, en cambio, todos lo saben, el pan blanco es un producto escaso, casi de lujo. Sin embargo, un brasileño necesita trabajar menos de la mitad que un argentino para acceder a él.

Preocupante resulta por ejemplo el caso de la leche entera, que en 2002 se pagaba $1,03 y ahora ronda los $5, siendo que en España, por ejemplo, cuesta €0,97, o sea, unos $4,60.

En cuanto a tus calificaciones acerca del artículo, tienen el valor de tu anonimato. Aclaro que no acostumbro a contestar anónimos, y cuando me da la gana, los borro directamente. Pero como intuyo que tu visita es un efecto indeseado de mi promoción en otro blog, me tomo el trabajo de contestarte gentilmente.

Occam dijo...

Relato: En realidad, no es nada nuevo. Orwell lo retrató incomparablemente en 1984. Siempre todos los indicadores aumentaban en cantidad y calidad, pero el pobre diablo del pueblo obtenía mes a mes menos cigarrillos por atado, y menos tabaco por cigarrillo, las tabletas de chocolate, que se adelgazaban progresivamente, eran cada vez más insulzas, etc.

En general, todo gobierno, más en sociedades modernas donde los resultados económicos reemplazaron otros parámetros de eficiencia (y en general, en sociedades modernas donde se intentan aplicar parámetros objetivos para medir la eficacia gubernamental, similares a los de las empresas), intenta exaltar los indicadores que le son positivos, y ocultar bajo la alfombra aquellos que le son negativos.

Luego se trata de una cuestión de matices y de buena fe. Si lo que se hace se reduce a eso, es hasta entendible. Si en cambio se distorsionan y manipulan todos los indicadores, de forma tal que volvemos a la incertidumbre absoluta, ya no hay parámetros objetivos de eficiencia, sino una subjetividad galopante, que en seguida se tiñe de otras descalificaciones: que la consultora que claculó X es de un gorila, que la consultora que dice que el Indec miente en Y es de un amigo de la dictadura, y boludeces por el estilo.

El método presidencial, como de quien proviene, es sumamente trivial, casi infantil diría, propia de una regresión adolescente. Consiste, simplemente, en poner todo en términos nominales y comparar con períodos anteriores, en los que el peso argentino era más fuerte y no había inflación. Lo hemos visto con las jubilaciones. Si la jubilación mínima en los '90, cuando Norma Pla amenazaba cada miércoles con inmolarse en la plaza Congreso, ascendía a US$ 200, en la actualidad en cambio representa US$ 170, pero te dicen que, al ser $ 895, es 4 veces y media superior.

Gracias por pasar y por comentar, un abrazo peronista en este día tan trascendente.

Occam dijo...

CGL: Muchas gracias por su elogioso comentario. En realidad, muchas de estas cosas ya las advirtió Artemio en Ramble en distintas ocasiones. La última que recuerdo fue en marzo de 2010, cuando la inflación en alimentos alcanzó un acumulado del 103% en el primer trimestre del año, y se percibía que la Asignación Universal por Hijo no iba a aguantar la espiral inflacionaria... máxime luego de que se terminen de negociar los nuevos aumentos salariales, que por una cuestión cuasi-mágica, siempre duplican al Indec.

Y lo del fútbol gratis, bueno, obviamente debe ser considerado en el mismo plano comunicacional macondiano. Yo, por ejemplo, lo pago con el cable. Muchos partidos sólo los pasaron por TyC, Canal 7 o TV Pública o lo que quieras, sólo transmitió, además de la Argentina, algún que otro partido de Brasil y de 8vos.

Pero además se argumenta que Canal 7 llega a los lugares más recónditos de la Argentina, lo cual puede ser cierto. Sin embargo, por ejemplo, en cualquier ciudad de la provincia de Buenos Aires (tradicionalmente con sus propios canales de TV) al canal oficialista sólo se puede acceder si se tiene cable, y se paga el correspondiente abono.

Mis cordiales saludos.

Claude dijo...

A la corta o la larga la inflación siempre destruye el poder adquisitivo y crea estragos sociales sin que importe el salario nominal, pero yo no veo a ninguno de los que compiten por el poder proponer menos impuestos, menos gasto público, menos regulaciones, más inversiones, más producción y más comercio. Todo es amasar una buena cantidad de recursos de la gente en las arcas del Gobierno y usar ese dinero políticamente. En Argentina es caro producir y es caro importar. Y si uno tiene dos alfajores y tres personas y cada alfajor vale un peso, lo que se necesita es un alfajor más, no otro peso, que solo volverá más caros los dos alfajores existentes.

depre forever dijo...

Occam, excelente, pero, cómo se le ocurre hacer una nota con cifras reales? Ud es un facho.

Las mediciones del Big Mac son un clásico de la economía mundial desde hace años y años, como medición altamente confiable y precisa (Ud lo explicó muy bien) lo que demuestra que los aplaudidores kakas que lo bardean no tienen la menor idea de lo que habla.

Anónimo dijo...

Menos mal que los que usan un nik, no son anonimos.
Todos firman con su nombre y DNI.
Tus apreciaciones tambien tienen el valor de tu anonimato.
Tiene sentido la comparacion de los salarios, pero ningun sentido la de los productos.
Cuanto cuesta un departamento en San Pablo, y el Gas en Brasil, o el litro de nafta?
Porque no pones cuanto vale un litro de cerveza?
El Indice Big Mac, quién lo audita? vos?

Anónimo dijo...

En 2002 la leche no la podia comprar casi nadie, asi que no importa cuanto costaba, porque cuando no hay consumo los productos bajan el precio.
Te falta aclarar porque en España cuesta eso la leche, y que ciertos productos son subsidiados y los precios no son los del mercado. Lo que hace aún mas ridicula la comparación de precios.

Occam dijo...

Claude: Muy agudo y cierto su comentario. El nivel de inversión privada no ha llegado nunca a recomponerse luego de la crisis, y ello se debe a la falta de previsibilidad y de confianza de un gobierno fiscalmente voraz, que aplica caprichosamente restricciones al comercio exterior de carácter informal (como la recientemente conocida con el Brasil, que tantos dolores de cabeza nos ha de ocasionar en un futuro no muy mediato), que prohija conductas delictivas y cartelización en las cuatro o cinco firmas amigas a las que les dio el monopolio de amplios sectores de la economía, tales como la energía, la obra pública, el juego de azar (y próximamente, el gas y las telecomunicaciones); y donde impera un altísimo "impuesto político" para "entrar en el juego", y luego para "mantenerse jugando", insólitamente alto aun para la más descarnada consideración "pragmática" del asunto, y que ha salido suficientemente a la luz con lo de la embajada paralela, con los abruptos enriquecimientos de funcionarios de segunda línea, con las valijas llenas de dólares y con la exigencia celular de "anteponer el 15" para hablar.
Para compensar esa desinversión privada, aumenta la inversión pública, que sólo puede crecer a expensas de los mismos privados, en un círculo vicioso de detracción económica financiado con impuestos, retenciones, aportes previsionales, deuda pública, etc.
Así, a la pérdida de puestos de trabajo, el Estado responde con mayor asistencia social. A la precarización laboral, con asignaciones universales. A la inflación con ajustes escalonados del SMVM. Pero es evidente que la base socioeconómica que sostiene esa espiral está cada vez más exangüe.
La gran apuesta, como siempre, es escapar hacia adelante, postergar el problema de competitividad (en Argentina el costo laboral es más alto que en el Brasil, con un dólar más caro y con menor poder adquisitivo en los trabajadores... todo inflación), de diversificación y expansión de la matriz productiva y de la cadena de valor, de redistribución geográfica y demográfica, etc.; y dejar que las consecuencias de tanto zafarrancho las pague el que venga después.

Mi cordial saludo.

Occam dijo...

Depre: Como para no ser for ever, ¿no? Ésta es una historia demasiado triste y persistente. Casi un vicio constitucional de la "nueva" política (ya demasiado vieja y envilecida como para esperar de ella alguna solución medianamente creativa, un golpe de timón frente al deterioro estructural inercial de nuestro país).

De los anónimos cibermilitantes, poco se puede decir, a no ser, lamentar el bajo nivel intelectual evidenciado en sus provocaciones demasiado básicas. En fin, un militante no puede ser más que un opaco reflejo de aquéllos para quienes milita (a los que por lo demás todo ese asunto tan idealista del bien común y del bienestar y progreso de la Patria, les chupa un huevo, y lo consideran simple palabrerío argumental).

Mi cordial saludo.

Occam dijo...

Anónimo: Quien tiene nick, y a su vez respalda ese nick con una trayectoria, con una coherencia en las opiniones, con una obra que puede ser consultada y revisada por todos, tiene una personalidad, virtual sí, pero personalidad al fin. No difiere de tantos autores literarios, por ejemplo, o artistas de las más diversas ramas, que han usado un seudónimo toda su vida. En todo caso, uno analizará la obra de ese seudónimo, la criticará, valorará, disfrutará, etc. Pero la referencia es personal. El DNI no me parece la forma más certera de definir la personalidad. Menos en un país que los regala con los chupetines. En todo caso, dirá dónde naciste y la edad que tenés, cosas que me resultan poco trascendentes en el nivel de discusión perseguido.

La comparación del costo de los productos, es cierto, resulta generalmente estéril. En cambio, sí es trascendente la comparación del poder adquisitivo de los ciudadanos de diversas partes del mundo, y sobre todo, de las posibilidades de acceder a los bienes (o sea, hay que sumar la capacidad crediticia y la solidez de cada sistema financiero, así como la previsibilidad que otorga, por ejemplo, una situación de estabilidad en los precios).

También es interesante la comparación en cuanto al poder adquisitivo en un mismo país en épocas diferentes. Ello ayuda a desenmascarar la debilidad y animosidad de los discursos. Por ejemplo notable podemos consignar cuántos sueldos necesitaba un trabajador promedio en el año 2000 para acceder a un departamento de 2 ambientes en Caballito y cuántos necesita ahora. En 2000 precisaba de 30 seldos, es decir, del trabajo de 2 años y medio. En 2010 necesita de 133 sueldos, en el supuesto de que gane $ 3.000 mensuales, o sea, casi el doble que el sueldo medio reconocido por el INDEC. Ello significa, nada menos que 11 años y monedas de trabajo para acceder a la vivienda.
Si lo querés poner en términos de SMVM, en 2000 se necesitaban 225, y en 2010 se precisan 267, un 18,5% más.

En 2002 el mercado se encontraba deprimido, había una detracción en casi todos los sectores de actividad superior al 25%. Lo cual no era otra cosa que una aceleración del estancamiento económico del año anterior. Ello no impidió que la inflación general fuera del 74%. O sea, que la leche de 2002 fuera mucho más cara que la leche del 2001. Ésas son cosas que la gente demasiado elemental no entiende. Los precios no están vinculados directa e infaliblemente con el juego de la oferta y la demanda. Obran otros factores. En la Argentina, creo que mencioné algunos en la respuesta al comentario de Claude.
Sin dudas, un IVA del 21% sobre los alimentos básicos no resulta muy "nacional y popular". Tampoco los ingresos brutos aplicados sobre el bruto de cada etapa de la cadena productiva. Ni me parece que ayuda el impuesto a las ganancias que afecta a trabajadores que ganan menos que la Canasta Básica.

En fin, tampoco ayuda mucho la emisión descontrolada y el manejo a piacere del tipo de cambio y del Banco Central.

depre forever dijo...

Coincido Occam, además, no hay que dejar de lado algo muy importante, durante julio y agosto próximo habrá un incremento muy pero muy importante ya autorizado en numerosos productos y servicios que harán un alto impacto en el poder adquisitivo, y que superan bastante los realizados hasta ahora, en un corto lapso, por lo que la relación ingresos egresos se verá mucho más afectada.

Anónimo dijo...

Occam:
Ahora puedo coincidir con vos.
Aunque siempre hay un pero. Es cierto que el poder adquisitivo era mayor, pero para quienes?
Con la cantidad de pobres y desocupados que había en 2001/2002 todo era mas barato, porque no había consumo.
Un dato: Los automoviles eran mas baratos en 2001, que hoy, pero se vendian 3 veces menos.
En 2002 se vendieron 90000 autos, y este año se llegará a 600000.
Una cosa es estar a favor de que bajen los precios por mayor oferta y otra muy HDP es que bajen porque no hay consumo.
No hay que olvidarse que el sistema financiero, nos cobró toda la fiesta (creditos baratos, productos importados) de los 90, afanandose la guita que la gente tenía en los bancos.

CGL dijo...

OCCAM: Cuando pueda, y mas que nada, quiera; pesese por casa.

Espero q no se ofenda con lo que escribi; es una opinion sincera y acotada...

Los de la UOM, no se ofendieron, jeje! Gracias a RDP, jeje!!

En fin, saludos!!!

Mensajero dijo...

Rechazo de plano el uso del cinismo desde el poder.
De abajo hacia arriba me parece una herramienta válida.
Por supuesto que elijo el humor.
El cinismo esquiva el bulto.
Ante una realidad molesta hace una finta burlona y no se deja alcanzar, en cambio el humor acepta el golpe de lleno y logra salir airoso dando una respuesta humorística.
Pero más grave que el cinismo gubernamental es la ceguera militante que compra convencida y sin reparos.

Occam dijo...

Anónimo:
De nuevo lo mismo: Se está confundiendo acomodamiento de precios por efecto de la libre oferta y la libre demanda con inflación. Es una confusión deliberada, y ciertamente, en sus términos, muy HDP, propia de un cínico como Boudou, que la propagó sin inmutarse. La inflación destruye el poder adquisitivo, sobre todo y primero que nada, de los asalariados, y dentro de éstos, de los asalariados informales, que en la actualidad redondean la friolera del 45%, y que están absolutamente desprotegidos de cualquier beneficio laboral.
La inflación sigue su propia regla. Obsérvese cómo un país como la Argentina, que tiene una moneda muy deprimida, resulta en lo laboral comparativamente más caro que el Brasil, que tiene una moneda fuerte, baja inflación, una tasa de crecimiento constante y un muy superior nivel de actividad.
La inflación, justamente, es un fenómeno indeseable que altera, distorsiona y destruye la ley de la oferta y la demanda, hasta llegar a su culminación desastrosa en la estanflación: cuando hay decrecimiento económico y persiste la suba de precios, como ocurrió en 1988-89.
Si se pretende combatir el estancamiento económico con emisión, como viene ocurriendo en la Argentina, los nuevos pesos emitidos no tienen respaldo productivo, con lo que lógicamente las cosas van a valer más.
La crisis 2001 fue antes política que económica. El gobierno frepaso-radical, que se demostró una bolsa de gatos inoperante, centró su estrategia en el marketing y cometió varios errores muy caros, principiando por el primero de todos ellos: destruir la independencia del BCRA (lo que luego dio lugar a la plasmación de la siempre tentadora alternativa de jugar con el tipo de cambio, fuente de corrupción siempre, y una forma cómoda de eludir las reformas estructurales y patear los problemas para adelante, haciendo el ajuste con los más pobres, para variar).
La economía, ya lo decía Keynes, se sostiene en consideraciones psicológicas de los agentes, sintetizadas en la confianza. Y el gobierno resultó no-confiable, y se dio una corrida bancaria, pero que desde los mismos comienzos de 2000 fue precedida de un goteo constante de divisas al exterior.
Sin embargo, esa crisis hubiera terminado con o sin convertibilidad, a mediados de 2002, cuando empezaron a subir abruptamente los precios de los commodities en los que Argentina es fuerte, luego de un nivel inusitadamente bajo durante 12 años. Es por eso que, no casualmente, la Argentina recuperó su convertibilidad, pero esta vez, a 3 a 1, sustentada en el ingente ingreso de dólares por las exportaciones de materias primas. Ahora bien, por el fenómeno de la inflación, ese parámetro ya ha sido largamente excedido, y viene siéndolo especialmente a partir de 2007.
Si la evolución de los precios dependiera del consumo, ellos deberían subir al mismo ritmo que lo que suben las compras que hacen los argentinos. Sin embargo, lo que claramente sube es la Canasta Básica y la incidencia de ésta respecto del ingreso familiar, de forma tal que los argentinos compran cada vez menos y a mayor precio.
En cuanto a sus consideraciones sobre la igualdad, la "fiesta para unos pocos", etc., le recomiendo un artículo que escribí hace unos meses acerca de la participación histórica de la masa asalariada en el PBI, que hoy día se sitúa en los niveles más bajos, similares a los verificados en 1976:
Éste es el artículo
Creo que del mismo se dará una idea de qué períodos históricos fueron los que propendieron más a la concentración de la riqueza, y cuáles fueron verdaderamente más progresistas en ese aspecto (curiosamente, suele darse la paradoja de que los que monopolizan el término "progresismo" sean los menos distributivos y más ineficaces; de ahí la corrección hacia el vocablo "retroprogresismo").

Mis cordiales saludos.

Occam dijo...

Depre:
Es así nomás. La inflación es uno de los fenómenos más terribles, porque saca el peor egoísmo de cada hombre. En el río revuelto, todos ajustan los precios un poquito más allá de lo que les crecieron sus propios costos, y a su vez de manera preventiva, anticipándose al siguiente sablazo.
Las expensas de los edificios aumentan un 40% porque se reconoció un incremento del 30% en el salario de los porteros (perdón, encargados), que no es más del 50% de los costos totales de un consorcio. Es decir, con esa excusa, que en verdad es un incremento del 15%, los administradores aprovechan. No sé si pasa en todos los edificios, pero sí en unos cuantos que yo conozco bien.
Tampoco hay que olvidar el retraso tarifario, y la creciente necesidad del gobierno de gastar menos, frente a los desmesurados (y absolutamente desproporcionados, pero bueno, hay que hacer una diferencia para volver al llano) subsidios.

Mi cordial saludo.

Occam dijo...

CGL: Allá voy.

Occam dijo...

Mensajero:
Como siempre, un placer leer sus comentarios.
No sé si los de abajo estaremos para el cinismo. Seguramente cada vez menos predispuestos para el humor, por lo que su actitud tan vital siempre me resulta admirable.
Es probable que sí, en todo caso, para la ironía, pero creo que siempre la ironía esconde en realidad indignación.

Mi más cordial saludo.

Bicente Nario dijo...

Occam, las comparaciones con la convertibilidad son engañosas, por ejemplo: Tomo un crédito a 10 años Banco x (privatizaciones ominosas y déficit anual solventado vía mas deuda externa)vivo 5 años de joda y luego ya con el dinero gastado y solo pagando el crédito comparo que bien vivía en esos tiempos.

Occam dijo...

Bicente Nario: Todo un sofisma su razonamiento. Y dentro de la especie, ciertamente bastante ramplón. Lamentable, si se tiene en cuenta que en la respuesta deberé esmerarme más que usted en su reflexión, y que el tiempo no me acompaña, ya que, como cualquiera puede rápidamente colegir, no vivo de esto, y tengo que seguir trabajando.
Vamos a ver si entendí: Usted dice en su ejemplo que una persona saca un crédito bancario en los '90 (y por clemencia, obviaré las demás calificaciones ligeras, tales como "privatizaciones ominosas", que no sé qué cornos tiene que ver), paga durante 5 años, y como ya tiene la casa, el televisor, el lavarropas, la heladera, el aire acondicionado, los muebles, las alfombras, etc., luego ya no quiere seguir pagando, y por eso mira para atrás y dice: "¡qué lindo que era todo en los '90, mirá todo lo que me compré, y que ahora no puedo comprar porque debo repagar el crédito!". Eso es básicamente su razonamiento, ¿no?
A ver: Por efecto de la pesificación asimétrica, todo crédito hipotecario para vivienda de hasta US$100.000 fue pesificado $1=US$1. Con los valores de los inmuebles de los '90, estamos hablando de departamentos de entre 100 y 120 m2. Paralelamente, por la cesación de pagos colectiva, los bancos aceptaron precancelaciones por menos del 50% de la deuda nominal. De forma tal, que no veo cómo un deudor de los '90 podría sentirse mínimamente mal pagando su crédito en los años K. Todo lo contrario: al fin y al cabo, le salió una bicoca, porque su sueldo sí se ajustó (aunque sea, malamente, o lentamente) por inflación.
Eso, de hecho, quebró un principio de confianza económico, que devino en una falta de financiamiento bancario realmente terrible, que el gobierno no ha podido paliar más que en la sanata (tal por ejemplo, como el verso de los inquilinos que podían comprarse con créditos estatales blandos sus propios inmuebles). Y los pocos créditos que se conceden son por tiempos cortos, cuotas mensuales durísimas y un monto muy parcial respecto de la tasación del inmueble.
De hecho, los únicos que acceden a créditos en la Argentina son los tipos con muchísima moneda, y los usan, o bien para blanquear guita, o bien para no arriesgar de la suya, sabiendo que, si se vuelve a pudrir todo, en la Argentina siempre se premiará al deudor -y se castigará a aquél que escrupulosamente honra sus compromisos, o paga al contado-. De forma tal que se han puesto de moda, en la Argentina igualitaria donde una vivienda es un bien prohibitivo, los créditos prendarios de autos de alta gama. Mire usted a dónde nos ha conducido tanto discurso progre de morondanga.

Y también debo disentir con usted en el axioma: No sólo sí debe compararse este tiempo con la convertibilidad, sino que es obligatorio para todo bien nacido recuperar la perspectiva histórica, y saber dónde se está parado. Sobre todo, si se usa de caballito de batalla la "segunda década infame" y todo ese bla bla. Seguro que uno de los problemas de los últimos años estuvo en el endeudamiento y el déficit fiscal, y que era uno de los aspectos a ser corregidos con urgencia, sea mediante un ajuste clásico (racionalización del gasto), sea mediante un ajuste salvaje (destrucción del salario mediante devaluación, aumento de los ingresos fiscales mediante inflación-emisión). Todos sabemos qué se eligió, y podemos, con el diario del lunes, sabiendo que la triplicación del valor de los commodities operada a partir del 2do semestre de 2002, afirmar que el camino elegido fue el más cómodo pero el más injusto, el más demagógico y el que más nos hizo retroceder en términos sociales.

Bicente Nario dijo...
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