En último lugar, porque ese gesto desencadenó una reacción de proporciones totales en África, y aceleró el proceso de descolonización (del cual la Francia se habría de lamentar más que su piratesca aliada, al perder con sangre y con dolor su joya mediterránea, la provincia vecina de Argelia, en donde habitaba más de un millón de franceses, que además de retornar a la tierra de los francos con el rabo entre las patas, abrieron el camino para una intensísima migración de argelinos, tan entusiastas ellos para independizarse, como para terminar disfrutando de las delicias primermundistas en la metrópli al Norte del Mare Nostrum -¿o Mare Suum?).
En primer lugar, porque Europa perdió la oportunidad de hacer pie efectivo y permanente, de generar un enclave duradero y estabilizador, en una región ampliamente orientalizada. Si hoy los EE.UU. valoran la existencia del Estado de Israel como un bastión inestimable de la avanzada de la "civilización occidental" (bueno, en esto los yanquis suelen ser bastante simplistas), ¿qué podrían haber dicho en su caso los europeos, para justificar ante la historia el abandono de un territorio que creían yermo y bárbaro (los italianos debieron conformarse con él, porque el resto del África ya estaba colonizado), con menos de un millón de habitantes disperso entre tribus nómades del desierto, y que terminó revelándose como noveno reservorio mundial del codiciado petróleo y como poseedor de una riqueza de aguas subterráneas que en un futuro será invaluable (un gigantesco lago de agua dulce en medio y debajo del Sahara, de la superficie de toda Alemania)? Una ocupación europea de un territorio desocupado que hubiera sido prácticamente gratuita, puesto que había imperiosa necesidad de dar un lugar a los nutridos contingentes de italianos que huían de la miseria de posguerra, y muchos de los cuales llegaron entonces a la Argentina de Perón.
Pero en fin, lo hecho hecho estuvo, y a partir de allí las relaciones entre esa árida tierra de paradójica bandera verde y el Viejo Continente conocieron avatares diversos y fluctuantes, cuyas manifestaciones más recientes recuperaban la utilidad estratégica de la vieja colonia tempranamente beneficiada con la independencia. En efecto, Silvio Berlusconi había obtenido de su par Khadaffi un tratado muy beneficioso para la estabilidad de la región, cambiando inversiones italianas en infraestructura por control migratorio (sobre todo, y obviamente, de las masas provenientes del África Subsahariana).
Pero el tema de este post es la bandera.
En función de una reciente conversación con El Isáurico, me ha despertado nuevamente el bichito vexilológico, y he decidido entonces compartir con ustedes la rica historia de las banderas libias.
Luego de una pesquisa de rigor por los lugares acostumbrados, debe uno abocarse a una depuración coherente de un sinnúmero de versiones y confusiones que en su momento despertaron polémicas… Antes de la consolidación de los Estados nacionales luego del proceso de descolonización (que justamente se inició con Libia en África), las personas y los Estados no eran tan rigurosos en punto a una homogeneización racionalista de sus símbolos, y se limitaban a ellos con los dos preeminentes propósitos de la identificación y la motivación de las tropas. De modo tal, que para el primero, alcanzaba muchas veces con el empleo de colores distintivos; y para el segundo, se incurría frecuentemente en la superposición de símbolos y estandartes en una concepción antes bien favorable a la suma, que a la síntesis.
1710 / 1727
Trípoli fue conquistada por los turcos de Solimán el Magnífico en 1551. Hacia 1710, el gobernador Ahmed el Karamanli reunió las tres provincias de Tripolitania, Cirenaica y Fezzan y creó un principado hereditario (Regencia de Trípoli), garantizado por Constantinopla en 1727. El 1º de junio de 1835, el Imperio Otomano destronó a los Karamanlis y sometió el área a su administración directa, a través de la designación de un gobernador (pachá).
Durante el período de la dinastía de los Karamanlis, se emplearon divisas con diferente número de barras horizontales, alternadas rojas y amarillas; que flamearon en las fortalezas costeras de Trípoli, Bengasi y Derna.
Dos versiones bastante consolidadas de esas banderas son la de 11 y la de 5 barras:
Siglo XIX
Bajo dominación turca, Trípoli adoptó variados diseños de barras horizontales verdes, blancas y rojas, de los cuales aquél que ha obtenido mayor consenso a partir de información consolidada y coincidente de observadores de la época, es la que sigue:
1947-1951
La primera bandera utilizada en Libia en el siglo XX fue la correspondiente al Emirato de Cirenaica (en árabe, Barqah, cuya ciudad principal es Bengasi). Idris el Senoussi fue entronizado como Emir por los italianos, el 25 de octubre de 1919 (la autonomía fue decretada una semana después). El Emir tuvo desde entonces autoridad solamente sobre las regiones de Koufrah, Djarabouh, Audjila y Djalo, con Adjedabia (Agedabia) como capital.
1951-1969
Proclamada la independencia, y ascendido el Emir de Cirenaica (líder de la dinastía Sanussiyya) al trono del Reino Unido de Libia, el 24 de diciembre de 1951 como Rey Idris I, su estandarte se transformó en enseña real, agregándose una corona blanca en el cantón:
Con la revolución de los jóvenes oficiales, entre los que estaban Khadaffi y Jallud, el 7 de septiembre de 1969 se depuso al rey y se proclamó una república enmarcada en el proyecto panarábe. De tal forma, primero informalmente, y luego de forma oficial, se proclamó como bandera aquélla del movimiento supranacional, compuesta de tres franjas horizontales iguales roja-blanca-negra.
1972-1977
Entre el 1º de julio de 1972 y marzo de 1977 rigió la Federación de Repúblicas Árabes (Egipto, Siria y Libia), que adoptó la bandera tribanda roja, blanca y negra, con el halcón de Quraish en dorado hacia el asta, sobre la franja blanca, y con una pequeña inscripción debajo con el nombre del país de que se tratara. Posteriormente, Libia la abandonaría en 1977 con la “Revolución Verde”, Siria adoptaría tres estrellas verdes para reemplazar al halcón en 1980 (símbolo de la unidad perdida, y manifiesto hacia el futuro) y Egipto mudaría al pequeño halcón por la más imperial águila en 1986.
1977-2011
La bandera uniforme verde fue adoptada a partir de la “Revolución Verde” (Jamahiriyya: el Estado de las Masas) y la salida, de parte de Libia, de la Federación de Repúblicas Árabes. Su simbolismo expreso está vinculado con la devoción por el Islam (un texto del Profeta en un hadiz sostiene que “el agua, el verdor y una cara hermosa” son tres cosas universalmente buenas; las almas de los mártires ingresan en el Paraíso bajo la forma de aves de color verde). Actualmente el 97% de la población es devota del Islam, y se registra también una importante minoría católica. Curiosamente, el verde simboliza al catolicismo en la bandera de Eire.
Si bien el árabe es el idioma oficial, es muy hablado el bereber; y el italiano es ampliamente comprendido en todo el inmenso territorio. La bandera italiana tiene los colores de la provincia turca de Trípoli.
13 comentarios:
Muy buen resumen estimado Occam. ¿Que irá a pasar en el Norte de África y Medio Oriente? Espero que sea una ola democrática verdadera y que enseguida encuentran la paz.
Saludos
Me gustó mucho el bordado de la historia con banderas. Las banderas hablando de los sueños de la gente.
Estimado Víctor: Eduardo Poretti, diplomático y escritor argentino residente en NYC, autor de "La nación elegida" (Ed. UNL), escribía en la revista Noticias del 22 de enero pasado un artículo titulado "Religión y política en los EE.UU." (pp. 87-94), en el cual aparece una reflexión sugestiva: "Este cambio en el escenario religioso podría acompañar una nueva estrategia en la diplomacia americana. Así, buscando alejarse del uso exacerbado del militarismo y el accionar unilateral del gobierno republicano, la diplomacia de la administración demócrata podría apropiarse del concepto de 'smart power', retomando el legado wilsoniano, sobre la base de ideales liberales. Según la creadora del concepto, Suzanne Nossel, los líderes norteamericanos tienen ahora una oportunidad real de reorientar la política exterior, apoyando una agenda progresista".
Si esa percepción es certera, estaríamos asistiendo a un cambio en la estrategia de intervención estadounidense en medio oriente. A partir de las debilidades en el bloque aparentemente monolítico del régimen teocrático en Irán, manifestadas en la reelección de Ajmanideyad, parecería que EE.UU. puede abandonar la tendencia a la intervención militar directa, volver a la vieja política de los servicios secretos. El avance en el movimiento secesionista de udán del Sur parece estar en esta misma línea. De tal forma, la democratización de los países islámicos aparece ante los ojos de los ideólogos de la agenda progresista como la panacea para desarticular al Islam combativo.
Sin embargo, lo que así cambian son los métodos pero no los objetivos. Ciertamente, la experiencia en Iraq dista de ser auspiciosa. Un amigo mío que es un entusiasta pro estadounidense, cercano a las posiciones "neocon" y del Tea Party, me argumentaba el otro día que ahora los iraquíes por lo menos votan y eligen sus representantes. Lo peor de la reflexión estaba en el brillo de sus ojos, que denotaban que ni él se creía su argumento. La sangría humana permanente, el estado de guerra civil crónica entre facciones religiosas (y étnicas también) instalado en la antigua Mesopotamia asiática, antes bien refleja un fracaso de un sistema de gobierno occidental impuesto desde afuera. En tal sentido, hacer trabajar a los servicios para despertar y fortalecer las tendencias progresistas de esos países, parece al menos una táctica un poco más cautelosa.
Pero no podemos desconocer las desviaciones que se producen con la implantación de un régimen político sin arraigo cultural, que va a tener que legitimarse en un brevísimo plazo a través de una gran eficiencia.
Si países pobres como Yemen o Egipto tienen margen para exteriorizar una moderada mejoría en las condiciones sociales en el corto plazo, otro cantar es el caso de Libia. En fin, habrá que verlo, pero Iraq, segundo productor mundial de petróleo, no ha mejorado sus condiciones sociales luego de la intervención y caída del régimen anterior.
Una buena opción sería redestinar el ahorro presupuestario en el renglón bélico a ayuda económica, pero entiendo que los EE.UU. no están ni en condición ni en disposición para ello.
Un cordial saludo, y gracias por su comentario.
Chofer fantasma: Pues me alegro mucho que le haya gustado. La historia de las banderas, que es también historia de los hombres, por la escencia simbólica del alma humana, es un camino apasionante y de trazado sorprendente.
Un cordial saludo.
Y releyéndolo me acordé de algo que su título me recordó. Alguna vez leí , creo que era Huntington, decir que los musulmanes que estaban en su siglo XV. Y que el siglo XV cristiano, con el comienzo del protestantismo, o del movimiento de separación de la iglesia cristiana en dos. A el le parecía posible que la homogeneidad musulmana no soportara los tiempos modernos, y las tensiones asociadas.
Chofer: Efectivamente, hay una teoría que sostiene ese paralelismo etario entre el Islam y el cristianismo, partiendo de los 622 años de diferencia que hay entre la era cristiana y la musulmán (en verdad, la era cristiana empieza alrededor del año 30, pero ésa es otra historia), y que justificaría la asimetría de valores y de cosmovisiones. En verdad, en mi opinión se trata de una óptica excesivamente estructuralista y materialista, determinista además diría. Pero tiene una aceptación importante en algunos cenáculos.
Otro cordial saludo.
¡Estos yanquis! ¡Democracia occidental y derechohumanística en Egipto, Libia y Túnez! Se olvidan de que África y el Islam ya penetraron profundamente en Europa hace siglos. Pobre Netanhayu: debe estar preocupándose...
Brillante artículo.
Agradezco la mención expresa en el post (...y en tanto adivino una mención tácita en uno de los comentarios, aunque pueda no concordar en sus pormenores, la agradezco también). Muy bueno.
Aparte de la casi obvia ligazón del verde con lo paradisíaco para un pueblo del desierto, tal cual conversáramos en su momento, es bueno llegar a conocer en mas detalle los orígenes que ligan al verde con el Islam.
También celebro haberme enterado por este post -y las pesquisas que el mismo inspiró- de la existencia, al menos virtual, de la Federación de Repúblicas Árabes.
Esto ya a que hasta el momento solo había leído sobre la República Árabe Unida. Entidad que ligó efectivamente en su momento y con carácter previo a la FRA -bajo términos impuestos por Nasser- a Siria y Egipto, y a la cual Iraq como ambos sabemos (y al parecer según demostraría su bandera de 1963-1991, de tres franjas horizontales iguales roja-blanca-negra con tres estrellas) tuvo la manifiesta voluntad de pertenecer.
Respecto a la existencia de un plan de características progresistas-wilsonianas para reorganizar el Magreb, solo puedo manifestar mi deseo de que no culmine como el único ejemplo real de la aplicación de las ideas progresistas de W.Wilson en el plano internacional (enumeradas, si no todas en parte, en sus "14 puntos"): el Tratado de Versalles.
Y mi caveat se basa en mi temor de que dicho éxito venga entonces a preanunciar una reiteración del único ejercicio de economía keynesiana coronado con el éxito (aunque, obviamente no refiero a que tal éxito fuera compartido por todos sus participantes), que derivase en parte de dicho "triunfo" wilsoniano, y que dicha reiteración se baile bajo el son de esa canción de la cual una de sus estrofas reza "From the Halls of Montezuma to the shores of Tripoli".
La misma Tripoli que regía la dinastía Karamanli.
Abrazo
Flor de Ceibo: Es cierta esa apreciación. Mientras en el Reino Unido, por ejemplo, se debate sobre la conveniencia o inconveniencia de que sigan existiendo los soberanos tribunales islámicos en la tierra de Ricardo Corazón de León, y más en general, tanto Cameron como Merkel ponen en cuestión el modelo de la sociedad multicultural, mostrando el abismo de valores que separa a cada colectividad que coexiste en un mismo territorio; la cándida oferta occidental pretende que sus tibios valores del aquí y ahora, estrictamente materiales e irenistas, puedan penetrar una realidad signada por la trascendencia y la consciencia de la divinidad. Como si la modernidad, cual verdad revelada por la razón, pueda romper "el cascarón de ignorancia" y poner a todo el planeta y a todas las culturas en sintonía (la vieja pretensión del colonialismo y de su sustento ideológico, el positivismo antropológico). Cabe suponer, en cambio, porque a veces también hay que pensar en lo que uno no quiere que pase, pero casi siempre termina pasando, antes bien que los integrismos y demás yerbas se pueden hacer el caldo orégano con esas generosidades occidentales. Después de todo, llevan décadas usufructuando de los difusos valores de la tolerancia, para generar bolsones de intolerancia protegida.
Un cordial saludo.
Isáurico: Faltaba más. No he hecho más que honrar a la verdad al reconocer que la razón de ser de este post está vinculada con esa conversación que sostuvimos. Sobre su segunda sospecha, ¿cómo saberlo a ciencia cierta? En verdad, son muchos los que argumentan en ese sentido, y todos unánimemente, lo hacen con reserva mental. Al menos, es lo que mi percepción, aguzada por la fiebre en estos días, me indica de todo este asunto.
Un cordial saludo.
Gracias por el Post.
Victor: detrás de las olas democráticas se suelen encontrar las más atroces conspiraciones.
Occam, con respecto a la des-colonización, creo que fue solo una mutación de dominio: del efectivo de los países imperiales, a el virtual de los ganadores de la IIGuerra (URSS, USA)
Abrazo
Carlos: Completamente de acuerdo con usted. Gracias por pasar y por comentar.
Un cordial saludo.
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