martes, 7 de abril de 2009

Verde un ala...

De la ópera patria llamada Aurora, se conserva en la memoria colectiva el aria Canción a la Bandera, sobre todo gracias a las imposiciones de la educación pública. Dicha aria, que por comodidad es conocida por el nombre de toda la ópera, ha sufrido una traducción forzada del italiano al castellano, repleta de soluciones jocosas. Algunos ejemplos nos los provee Juan Sasturain, en estos términos:

"En el original italiano, no hay “aurora irradial” (no existe en castellano) sino “aureola irradiale”, es decir: la aureola de rayos del amanecer que, como la que ilumina la cabeza de los santos, ilumina al águila (...) se traduce el verso “il rostro d’or punta de freccia appare” como “punta de flecha el áureo rostro imita”, cuando “rostro” es “pico” en italiano: es decir que el pico del águila, iluminado, parece una punta de flecha, el extremo metálico del asta. (...) el verso “Y forma estela al purpurado cuello” [...] por “porpora il teso collo e forma stello”, que quiere decir (...) que enrojecen (los rayos del sol) el tenso, alargado cuello (del águila) y forman el tallo (“stelo”, no es “estela”), el asta de la bandera".

En fin, más allá de esos disparates de adaptación libre, lo cierto es que en la parte descriptiva de la enseña patria, Aurora nos dice: Azul un ala, del color del cielo; azul un ala, del color del mar.
Si bien es cierto que el cielo aparece omnipresente en nuestra simbología, tanto por el color como por el sol, y que todos recordamos esa imagen bucólica de Belgrano mirando al cielo para inspirarse, y aplicando una gran imaginación para estampar un sol sobre una nube, etc., no es tan cierto que el mar haya tenido una importancia semejante.

Claro que vexilológicamente, por el inequívoco origen de la bandera argentina en el escudo de la Muy Noble y Leal Ciudad de la Trinidad y Puerto de Santa María de los Buenos Aires que ideara el Maestre de Campo don Jacinto de Láriz, Caballero del Hábito de Santiago y Gobernador y Capitán General de la Provincia del Río de la Plata en 1646, la franja azul inferior de nuestro emblema corresponde, justamente, al Río de la Plata. Pero no podemos negar que, más allá de las hazañas de corsarios y marinos en la guerra contra el Brasil o en los bloqueos ingleses y franceses, los argentinos no somos precisamente un pueblo marino. Es más, salvo en el próximo Viernes Santo, ni siquiera somos demasiado afines al pescado.



Así las cosas, la actual vexilología argentina, de la mano de algunas imaginativas banderas provinciales, ha comenzado a establecer como el "tercer color" argentino, ya no el rojo del federalismo (que sin embargo está presente en banderas históricas como las de Entre Ríos, Santa Fe y Misiones, o modernas creaciones también fieles a esa tradición, como las de La Rioja y Santiago del Estero), ni siquiera el amarillo ya presente en el pabellón nacional en el sol; sino antes bien, y en marcada paridad jerárquica, el verde.

Este dato constituye sin dudas toda una innovación en nuestra simbología, que puede indicar un rumbo inexorable hacia una nueva identidad. Si el siglo XIX fue mitad rojo punzó, mitad celeste, y el siglo XX fue celeste por completo, el siglo XXI quizás termine por ser verde... esperanza, que es lo único que nos queda.

Quedará entonces para futuros exegetas, de los prácticos o de los poéticos, el atribuir a ese verde que se eleva decidido e impertinente en las astas provinciales más recientes, el cariz romántico de la llanura pampeana o el cariz más práctico de la denostada soja.

De hecho, la productivista, algo bantustanesca, bandera de Buenos Aires La Provincia, ha hecho consideración expresa a ese factor paisajístico (me refiero a la llanura, no a la soja) para justificar que la mitad inferior del paño fuera de color verde. Pero esa lectura no resulta tan aplicable al Chaco, a no ser por la introducción, justamente, del elemento soja, y mucho menos tiene que ver con el paisaje rionegrino, cuya bandera provincial se acaba de estrenar. En todo caso, lo más verde que puede verse en Río Negro, son las manzanas.

En realidad, esta introducción novedosa y cada vez más difundida obedece al tenaz criterio del hombre fuerte de La Provincia por ese entonces, luego hombre fuerte de la Nación toda. A La Provincia, la ha cubierto de verde esperanza, y a la Nación toda, del "viento fresco del Sur".

Los objetivos planteados por el gobierno bonaerense el 29 de diciembre de 1995, a través de la Resolución Nº 6592 de la Dirección General de Cultura y Educación, fueron:
  1. El diseño de la bandera bonaerense será el símbolo identificatorio de la provincia.
  2. Será síntesis de lo historico, lo estetico y lo comunicacional.
  3. Operará como soporte físico y tangible para valorizar y profundizar el sentimiento de identidad.
  4. Contribuirá a afianzar el orgullo de ser bonaerenses.
  5. El nuevo símbolo apuntará a ser distintivo y unificador.
Asimismo, las indicaciones que los alumnos secundarios nacidos entre 1978 y 1984 (los únicos habilitados a presentar propuestas) debían respetar eran:
  1. La bandera bonaerense compartirá en muchas oportunidades el lugar con la bandera nacional, aspecto que obliga a su clara diferenciación.
  2. La bandera de la provincia no deberá parecerse a la nacional. La provincia es una parcialidad de la nación y por ello se recomienda evitar la combinación celeste y blanca.
  3. Se busca que los participantes logren una síntesis formal en sus imágenes, trazos y colores.
  4. Los colores rojo, amarillo, azul, verde y blanco son recomendados como de uso preferente y fundamental por su vinculación con la historia de la provincia.
  5. Franjas verticales y horizontales, en diagonal, cruzadas, círculos, triángulos, rectángulos y la unión de estas figuras son sugeridos como módelos a tener a cuenta en el momento de crear el nuevo símbolo.
  6. Sobre la base de fondo de las franjas se recomienda fortalecer el diseño con imágenes.
  7. Se sugiere que se tenga en cuenta la tendencia moderna en cuanto a la creación de banderas de forma vertical.
Como puede apreciarse, el verde surge prístinamente de la indicación 4ª. Sin embargo, las he transcripto todas, porque me parecen algunas demasiado risueñas. Los alumnos secundarios no son, lógicamente, ni expertos historiadores, ni expertos vexilólogos. Pero yo creo que contra ellos se han cargado injustamente las tintas a la hora de fustigar contra el adefesio que La Provincia tiene como bandera. Como dice el refrán, la culpa no es del chancho sino del que le da de comer...

Lo que no me queda para nada claro es en qué momento el verde formó parte de la historia bonaerense, a no ser que se entienda comprendida en ella cierta línea interna del justicialismo provincial de ese entonces.

En fin, de todo el paquete de instrucciones, incluyendo las que hablan de figuras geométricas, podría haber surgido, cómodamente, la bandera brasilera.

A continuación, constan las reproducciones de algunos de los 32 proyectos finalistas presentados por los educandos, y seleccionados de entre 81.525 -ni imaginarse cómo era el resto- que por suerte no resultaron ganadores:

Lo que decía, el peligro brasilero...


Demasiado oligarca



África mía


Productivismo al palo


Sin comentarios...

Un poco checoeslovaca

Y más oligarquía...

Y ésta puede estar cómodamente en Medio Oriente

[Fuente de todas las reproducciones precedentes: Jaume Ollé]

En 27 de los 32 proyectos finalistas, y en los cuatro (4) finalistas hasta el final, el verde estaba presente como color dominante, lo que demuestra un inequívoco gusto por ese color, de parte de las autoridades evaluantes.

El resultado de toda esa gigantesca operación de selección fue esto:

[Fuente: Francisco Gregoric]

En tanto, la provincia del Chaco ha seguido un derrotero tortuoso para arribar a su actual bandera provincial. En 1995, un diseñador gráfico creó una bandera provincial que, si bien fue legalmente adoptada (Decreto Nº 707/95), primó la sensatez, o bien, nadie tuvo el coraje de enarbolarla:

Un amigo ingenioso la llama "la bandera de la invasión de los platos voladores"

Lo cierto, es que poco de lo que recomienda la FIAV (Federación Internacional de Vexilología) puede apreciarse, ni en éste ni en el de la provincia de Buenos Aires: En lo posible, no más de tres colores, que se deben distinguir bien entre ellos a la distancia (cosa que no ocurre, por ejemplo, ni entre el verde y el azul; ni entre el blanco y el celeste cuando es muy claro); diseño sencillo y de líneas marcadas, que sea capaz de dibujarse por un niño, que pueda memorizarse y dibujarse luego de una sola mirada...

En 2007 el entonces gobernador Roy Nikisch comisionó a un jurado la selección de la nueva bandera chaqueña, que está bastante bien (a la luz de todo lo que hemos visto), aunque peca por exceso de jeroglíficos. O el sol o el arado. Los dos, son demasiados:

[Fuente: Francisco Gregorich]

Si bien, claro está, y en tanto la bandera, antes que las tradiciones, según la tendencia moderna, simbolice la actualidad, está estudiándose su sustitución por esta otra, también excesiva en jeroglíficos:

Puede notarse, más allá de todo, que en el caso del Chaco el verde ya no es igual a los otros colores, sino que resulta preeminente, porque está junto al asta, lo que le da una mayor importancia relativa y una relevancia superior, ya que permanece siempre visible cuando la bandera ondea con el viento y, por un efecto óptico, la franja contigua al asta siempre parece más ancha que las demás, tema que ha abordado la República Francesa, que ha propendido a desigualar las franjas de su bandera, haciendo a la azul más estrecha que la blanca, y a ésta más estrecha que la roja, que se sitúa sobre le batiente, a efectos de que, a la distancia, luzcan las tres iguales.

Finalmente, la recién estrenada (26 de marzo de 2009) bandera de la provincia de Río Negro es, de las tres, la más feliz de todas, aunque, reitero, habría que averiguar qué quiere decir, o qué representa, el verde en este caso.





10 comentarios:

Destouches dijo...

Un por demás ilustrado y erudito informe. En esto también, la realidad ha superado a la ficción.

Claude dijo...

Le aseguro que no puede imaginar cuánto y con qué pasmo me he reído al ver las banderas que muestra este post. Qué horripilantes, Dios nuestro.
Sobre el color verde, creo que hay que distinguir entre el verde chillón de las banderas que muestra este post y el verde oliva, que, me parece, sería una opción mucho más válida. Lo mismo digo de cualquier otro color chillón. Por ejemplo, el azul francia podría ser sustituido por el azul marino, el rojo punzó por el bordó coagulado, etc. Los tonos importan.

Occam dijo...

Destouches: Gracias por su elogioso comentario. Simplemente se me ocurrió marcar esta nueva particularidad y tendencia en la simbología patria. Podría agregar, respecto de la provincia de Buenos Aires, que la reminiscencia paisajística es expresamente la misma que tiene la bandera de la nación rom (gitanos), que además resulta muy parecida: dividida en dos campos iguales horizontales, el superior azul, el inferior verde, con una rueda de carreta en medio de color rojo. No sé, tal vez el caso tenga que ve con el nomadismo que abunda en la provincia, habitada por un importantísimo número de migranes, internos y externos. También puede tener que ver con ciertas costumbres asimilables, de parte de la clase política.
Los gobiernos que sucedieron a aquél que terminó en 1999 decidieron, a efectos prácticos, simplificar el engendro bonaerense y reincorporar el blanco. Así, en las publicidades e imágenes institucionales de diversas entidades de la provincia aparece una composición azul-blanca-verde, que se emparenta más claramente con las modernas banderas del Chaco y de Río Negro.

Claude: Me alegra que este humilde post vexilológico le haya generado un jocoso momento de gozo. A mí me suele pasar lo mismo, y como consuelo, recuerdo que estas alocadas tendencias a la "originalidad" más allá de todo criterio están muy de moda en otros lados también. Baste con contemplarse el panorama municipal de los EE.UU., o para tocar un tema reciente, la "bandera" que representa el movimiento pacífico de liberación de los secuestrados por las FARC en Colombia.
En cuanto a su posición a favor de los colores oscuros, la misma resulta muy válida, y se corresponde con una tendencia tradicional. Después de todo, el rojo punzó es la versión oscura del rojo bermellón (el rojo medio de la escala de rojos), que es el que aparece en las banderas de Paraguay, Chile, EE.UU., Inglaterra o Francia. El bordó ya se trata de otro color, que es el que simboliza a Castilla y que en nuestro país está presente en la bandera de Salta.
En cuanto al azul, su empleo marítimo ha determinado que se oscurezca (de allí lo de "azul marino"), para resistir mejor los embates del sol y del salitre.
Actualmente emplean ese azul oscuro las banderas del Reino Unido, EE.UU., Francia, Chile, Colombia y sus derivadas. El azul medio o regular según el espectro, en tanto, aparece en las banderas de Uruguay, Paraguay, Honduras, Grecia, Holanda y Ucrania entre otras, mientras que Rusia y Brasil han aclarado sus azules hacia el azul-celeste.
En todo esto siempre hay una cuestión práctica: por cuánto tiempo esperamos usar la misma bandera, y si ella es de interiores o de exteriores. A lo que se adhiere el problemilla que crea en nuestros pagos la prohibición de lavarla. Ya estamos acostumbrados a ver colgados en los frentes de escuelas y juzgados un mustio paño grisáceo que, evidentemente poco tiene que ver con "lo que en vida fuera" una bandera argentina. He ahí un problema del uso de un celeste tan claro como el que ha ido progresivamente imponiéndose.
Mis cordiales saludos.

Alguien dijo...

Nunca una bandera puede ser síntesis de lo histórico cuando la crean 400 años después de haber nacido la Provincia que supuestamente representa.

Y me encanta la idea separatista de sentirse más identificado por la bandera provincial y ponerla a la altura de la bandera nacional.

Ya deja de ser federalismo para ser boludismo, sobre todo cuando pensamos que los chicos capaces de portar esas banderas egresan de los colegios públicos bonaerenses...

Muy buen informe.

Mickey dijo...

Occam, de adolescente me preocupaba un párrafo de "La marcha de San Lorenzo".
Ese de:

"Avanza el enemigo
a paso redoblado,
al viento desplegado
su rojo pabellón.
"

Mis tempranos conocimientos de historia me decían que era improbable que un regimiento español de la época tuviese un rojo pabellón.
En realidad ese color era uno de los dos de la enseña de quienes azotaban al orden político del momento de escritura de la letra de la marcha (1901).

O sea, hasta ahí los colores dicen algo.

Occam dijo...

Alguien: Muchas gracias por su comentario, y bienvenido a este humilde espacio.

Mis cordiales saludos.


Mickey: Interesante observación la suya. Es cierto que el pabellón español de la época, para los ejércitos de tierra (que son con los únicos con los que hubo conflicto en tierra argentina y particulamente en San Lorenzo), era un paño blanco con la Cruz de Borgoña (cruz aspada como la de San Andrés, pero con bastos) atravesándolo en rojo encarnado.
La bandera de mar, que es la que también se colocaba en las fortalezas costeras (como el fuerte de Buenos Aires) es la actual bandera nacional española, roja-amarilla-roja, a una proporción de 1-2-1, es decir, con equilibrio entre los dos colores de la composición. Entre ambas banderas, el color común era el rojo. Tal vez por eso, y porque es más corto que decir su "albirrojo pabellón" o su "pabellón rojigualda", el poeta haya recurrido a aludir a un solo color, que a su vez las diferenciaba de las insignias patrias de la época.
En definitiva, no sin considerar la validez de su conjetura, también hay una lectura histórica posible para la simplificación en la letra de la marcha.
En fin, el rojo, que luego distinguiría al federalismo desde su primer gran caudillo, Artigas, tenía una connotación hispánica. Implicaba la independencia pero sin omitir las formas institucionales y legales vigentes, más allá de la reorganización política. Es decir, el federalismo, que era fuertemente republicano, sostuvo las autonomías provinciales con base en los principios organizativos previos, fundamentalmente, los cabildos (que en muchas provincias, como San Luis, siguieron siendo la autoridad legítima mucho tiempo luego de la independencia), y su forma local y plural de representación; frente a las posiciones unitarias, que, opuestas acérrimamente a las tradiciones hispánicas, optaban por los principios de organización franceses, fuertemente centralistas y con gobernadores-funcionarios, delegados y subordinados en forma directa y manifiesta al presidente de la República (o para muchos, directamente al monarca: no olvidemos el trato de "Alteza" que por ley correspondía al Director Supremo).
Mis más cordiales saludos.

Mensajero dijo...

El verde podría simbolizar el inconciente dolarizador que pulsa en las profundidades fantasmagóricas de nuestra psique.
Aún desde mi ignorancia me atrevo a decir que el diseñador que hizo la bandera extraterrestre no califica ni para crear la de un club de la D.
¿Qué le parece la del Mercosur?
El concurso lo ganó alguien con quién trabajé, pero por favor, no sea delicado, me gustaría conocer su sincera opinión.

Occam dijo...

Mensajero: No creo que el tema del dólar en nuestra economía forme parte de un inconsciente tan profundo o fantasmagórico. Baste con observar (si no se quiere recurrir al mercado inmobiliario, por ejemplo) los noticieros televisivos, y contemplar cómo el asunto cotidiano de la cotización del dólar antecede incluso al pronóstico del clima, y aún incluso, a los resultados de la quiniela.
En cuanto a la bandera del Mercosur, debo decir que no me parece tal. En primer lugar, las banderas deben prescindir de la vulgar recurrencia a las letras y palabras. De otra forma, para qué establecer una bandera como símbolo representativo, si alcanza con poner un cartel con el nombre de cada país, ciudad, provincia u organización.
En definitiva, a eso es a lo que más se parece: a un cartel, incluso por el color blanco que utiliza de fondo (poco recomendado como color dominante en una bandera, que debe ondear a cielo abierto, con un fondo muy claro, frecuentemente tapizado de nubes, que la tornan invisible).
El uso de los demás colores me parece atinado: el azul es dominante en el caso de Argentina y Uruguay, e importante en el caso de Brasil, Paraguay (y Venezuela, que se incorporó hace poco, así que no pudo ser tenida en cuenta en el diseño), y el verde de la raya me parece que era inevitable, a la luz de la importancia determinante de su miembro mayor (me refiero al Brasil; no a las provincias de Buenos Aires o Chaco).
También me parece acertada la elección de la Cruz del Sur, alusión casi obligada para una zona de libre comercio autodenominada "del Sur". Además, en sí mismo me parece un símbolo muy bonito.
O sea, que los elementos compositivos están bien. Lo que no está bien es su amalgama, que parece más cercana a un panfleto publicitario (por ahí es lo que necesitaba el Mercosur en ese momento) que a una enseña representativa. Tiene una similitud como los tan criticados diseños "modernos" de las provincias francesas, incluso en la elección de los colores. Pero vamos, ningún francés emplea esos diseños "modernos" y sigue izando las banderas tradicionales.
Un destino similar, discreto, casi invisible, ha signado a la bandera del Mercosur.
Mis cordiales saludos.

Mensajero dijo...

Muchas gracias Occam.
Debo ser justo con mi colega.
Si mal no recuerdo él ganó el concurso en el que se convocaba a la creación del logo.
Me parece que lo tomaron tal cuál y lo plantaron en un ractángulo blanco. No se si a mi compañero le cupo alguna responsabilidad.
Coincido plenamente con sus conclusiones.
La primera foto que se me apareció de esta bandera en Google mostraba a la perfección todos los problemas que usted menciona: se confunde cn el cielo, y al flamear el dibujo se pierde por comleto convirtíendose en un pedazo de tela blanco. Para peor estaba al lado de la bandera brasileña y el contraste entre las dos era evidente.
Un gran saludo.

Occam dijo...

Mensajero: Si el concurso era por el logo, su colega puede dormir bien tranquilo, pues el mismo es muy bueno. El problema radica entonces en la infausta decisión de plantarlo sobre un paño blanco. En ese sentido, otros ejemplos deplorables de semejante práctica son las banderas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o de la Provincia de San Luis, que se limitan a recoger en un lienzo blanco, la última, su escudo provincial de 1834; la primera, el escudo que Juan de Garay le diera con su segunda fundación. Como anécdota, diré que en realidad el creador de la bandera porteña fue Cacciatore, para la celebración de los 400 años de la segunda fundación (1980), con visita de los reyes de España incluida. Ante el apuro, el Intendente decidió rescatar el escudo de Garay del olvido, y lo pegó sobre un paño amarillo (debe haberse dado cuenta de lo anodina que era la solución sobre fondo blanco).
Otra bandera que ha pecado del mismo vicio de la traslación heráldica es la de la Provincia de La Pampa, aunque ésta pegó el escudo directamente sobre una bandera nacional, tapando el sol.
Mis más cordiales saludos.