martes, 30 de junio de 2009

Tampoco es para tanto

Por deporte.


Hace tiempo que me acostumbré a no hacer alharaca de los resultados competitivos. Ni de los deportivos, ni mucho menos de los políticos, área de la vida social de tanta susceptibilidad, que los franceses aconsejan –junto con la religión- excluirlos de las charlas en la mesa.

Y conste que, para andar pavoneándome por ahí, motivos no me faltaron. Más en lo deportivo, ciertamente, que en lo político. Pero, a diferencia de Mr. Groncho, en mi relativamente corta experiencia democrática, ésta es la tercera vez que mis preferencias coinciden con los resultados finales de la contienda electoral. Cuarta, podríamos incluso considerarla, si tenemos en cuenta que uno tiene preferencias aun cuando no vota, a los dieciséis años, por ejemplo.

En fin, menos debemos incluso solazarnos, si consideramos que, en primer lugar, el voto masivo que se impuso por sobre la inmensa y bien aceitada maquinaria del oficialismo (que ni siquiera hesitó ante la veda electoral, y siguió haciendo campaña con la excusa de “la AFIP que informa lo que se hizo” –en llamativa consonancia con el lema de campaña “Nosotros hacemos”-), es un voto negativo. En efecto, la gente optó por acompañar a aquel contendiente que tuviera mejores chances de ganarle al oficialismo. En una estricta lógica deportiva.

Porque deportivamente (y no me refiero a la caballerosidad, ciertamente, sino a la forma de competición más desapasionada y artera que por ejemplo tiñó la relación entre Olimpíadas y regímenes políticos, sobre todo, durante la Guerra Fría, pero aún hoy incluso) planteó el oficialismo, y sobre todo, su líder y máximo estratega, la contienda electoral que se desató el domingo.

Nada debe leerse superficialmente en el análisis de las conductas de cierto tipo de personas, cuya conformación mental obliga a comportarse de acuerdo con patrones de comportamiento bastante rígidos y predeterminados, que ofician de estructuradores de una personalidad en crisis, de una mente desnuda de los límites de lo corporal, y por tanto, invadida por lo real. Entonces, para detener esa invasión del mundo, esa objetivación del individuo; para contener a la locura, el individuo debe recurrir a la conformación de una topología alternativa, constituida por un cuerpo “artificial”: un cuerpo de normas de conducta, de rutinas, de patrones de comportamiento.

Entre los patrones de lo deportivo, entonces, no puede leerse de forma casual el emparentamiento (más que infrecuente, rarísimo) entre la campaña política y la campaña deportiva de cierto club de fútbol, que épicamente salió de una situación difícil, y que fue premiado con unos cuantos televisores por la hazaña.

Esa “deportivación” de la política, entonces, conducía rectamente a un mensaje muy claro: Esta vez no estamos para campeones. Pero nuestro triunfo va a ser otro: saldremos de la promoción. Dejaremos a los demás en esa angustiante situación.

Tan paralelo es el paralelismo, que incluso para evitar la promoción pugnaban por ese entonces tres equipos: Rácing, Gimnasia y Central, como pugnaban tres fuerzas por obtener la primera minoría en provincia de Buenos Aires: FPV, PRO, ACyS.

El campeonato quedaba muy lejos. Era utópico concebir que el oficialismo, luego de los “desastres seriales” (copyright: Jorge Asís) sucedidos desde el affaire 125, pudiera siquiera asomarse a los míticos 45 puntos que le hubieran permitido mantener el quórum propio en Diputados y en Senadores.

Era hilarante incluso la hipótesis que le permitiera al oficialismo conservar algunas cuantas posiciones a nivel provincial en provincias que fueran vejadas durante 2008, o algunas posiciones a nivel municipal en ciudades cuya clase media se encuentra en oposición casi personal frente a tantas agresiones y menosprecios.


En fin, ya que hablamos de conservar lo que va quedando, como la arena que se escurre entre los dedos, no podemos dejar de referirnos al mensaje que el más testimonial de los testimoniales, el actual gobernador-que-aún-no-se-decide (aunque su jefe aparentemente ya decidió por él, o al menos así se preocupó porque todos lo supiéramos), nos hizo llegar machaconamente, todos los días, durante el último mes de la campaña: “elija seguro; elija lo conocido”. En otras palabras, elija los que están, los que vienen estando desde hace tiempo. El paroxismo del mensaje conservador.

Es que al oficialismo se lo comió en gran medida su propio discurso. Si llegó y se quedó a través de la novedad (el gran desconocido, “el viento fresco que venía del Sur”, como lo apodó quien lo apadrinó, y que luego debió soportar que la entonces primera dama lo llamara “El Padrino”, pero por la obra de Mario Puzzo); si fue reelecto a través de un cambio de carucha por careta (y de una falsa promesa de retirarse a descansar como león en invierno); ahora le faltó piolín, porque aparecieron de nuevo las mismas caras, caretas y caruchas.

Y en la sociedad del espectáculo, la sociedad que se espectaculariza sin fundamento y sin profundidad, se cansa también muy rápido. Máxime cuando esa ausencia de novedad va acompañada de una persistencia de viejos vicios (la desinformación, la intimidación, la vocinglería, la tilinguería ideológica rancia). Era hora de que apareciera la renovación, el trasvasamiento generacional. De que los viejos gladiadores, tracios y reciarios, pasaran sus redes y tridentes, sus espadas cortas y sus escudos palangana a los jóvenes militantes de base. Esos abnegados y desinteresados seguidores que bailaron cumbia hasta la madrugada del lunes.

Si la investidura del poder providencial supo pasar de marido a mujer, era el momento de que la misma se prorrogara de madre a hijos. No de que volviera al marido. De que la llama que envuelve a las seriales Evitas (como a los seriales Chaplines y los seriales Elvis) pasara de Virginia Inocenti a Dolores Fonzi. No que volviera hasta la ajada Nacha Guevara. Porque, entérense. La parte más encantadora (en el sentido lato) del mito está en la muerte joven, no en el pelo rubio con rodete.

Entonces sí, tal vez, quizás al menos desde lo especulativo, se entiende: en 1974, “si Evita viviera, sería montonera”. Pero si en ese momento Evita hubiera estado viva, habría tenido 55 años. Y quién sabe cómo hubiera pensado Evita a los 55 años. Tanta validez tiene ese axioma contrafáctico como aquel otro que pudiera mentar en 2009: “si Evita viviera sería kirchnerista”. Con 90 años, y las arterias del cerebro un poco endurecidas, tan vez hasta eso pudiera ser cierto. Como irónicamente decían en los ’70 los Guardianes, “si Jesús viviera, sería jesuita”…

Pero la única verdad es la realidad, y ninguno de esos axiomas pasa de la categoría de falacia, como no se sostiene el “peronismo” del oficialismo más allá del vuelo de una gallina.


Pero bueno, nos hemos ido un poco de tema. Retomemos con la cuestión del deporte (aunque el deporte también es bastante necrófilo, por cierto).

Entonces, astutamente, el gran estratega y conductor, se abroqueló allí donde se sabía fuerte. En los cantones de miseria organizada que constituyen casi todo el conurbano bonaerense. Poniendo como mascarón de proa de esa módica gesta a partidos determinados artificialmente como José C. Paz, un lugar donde no hay industrias, donde prácticamente no hay actividad económica, y cuyos habitantes tienen dos grandes áreas de ocupación: el empleo público y los planes sociales.

Y la contienda se planteó bien deportivamente: ante una derrota generalizada en términos de capacidad de generar voluntad legislativa propia, y por tanto de prescindir de la negociación y del control de los actos del Ejecutivo, el estratega (muy astuto y eficaz a la hora de plantear los términos de la discusión y elegir napoleónicamente el escenario de sus batallas) planteó las elecciones 2009 con un solo objetivo, el de ganar en Buenos Aires La Provincia. Ganar deportivamente, se entiende. Aunque sea por un voto. No importaba si ese triunfo en la práctica, en términos de cantidad de diputados al Congreso, en realidad fuera una derrota. Porque la auténtica batalla que da todo oficialismo en el mundo, en verdad, es contra sí mismo. Contra su sombra. Contra la performance histórica. Es la batalla que determina cuál es la evaluación que hace la gente de su gobierno.


Pero claro, volviendo a los patrones de conducta y de pensamiento, la humildad y la autocrítica no forman parte de la estructura del comportamiento de cierto tipo de personas. Entonces el triunfo y la derrota sólo pueden ser medidos en forma relativa, dialéctica, en relación con un enemigo carnal y determinado. No hay autosuperación, y ése es quizás el más ostensible de los defectos de este “modelo”: todos sabemos que llegó a nosotros por la decisión desatinada de otro “gran estratega”, y que alcanzó el segundo lugar por aparato y por casualidad; que –como dijimos- se determinó como la alternativa excluyente en una sociedad ávida de novedades, que optó entonces por el ilustre desconocido.

Sabemos todos también que “el modelo” fue la continuación de las políticas aplicadas por el mismo equipo económico desde junio de 2002, y que consistió básicamente en la depauperación de los sectores asalariados (sobre todo, los correspondientes al sector público, con lo que en realidad significó un inmenso ajuste; como he leído por ahí alguna vez, la sociedad argentina es adicta a la inflación: no tolera un recorte salarial del 10% en un contexto de estabilidad, pero aplaude una devaluación que reduce su capacidad adquisitiva en un 60% de un plumazo) y en aprovechar el creciente precio de los commodities a nivel mundial, acompañado por una restricción natural (por el tipo de cambio elevado) a las importaciones. De tal forma, se restringió la inversión en bienes de capital, se detuvo el proceso de modernización tecnológica, pero se puso en marcha todo el stock industrial ocioso, aun en contra del natural proceso de obsolescencia-renovación que debe regir en toda economía competitiva. Ése es el modelo. Un modelo que puede resumirse en dos etapas: 1) Dólar alto/muy alto; 2) Exportación (en dólares, con fuertes retenciones) de soja y petróleo.

También la sociedad hace tiempo que está esperando la renovación, la novedad, la iniciativa, la creatividad, al nivel de “el modelo”. Que no todo se agote en una obra pública que, encima, es “testimonial”. Que se termine con los planes sociales y que haya una verdadera política de contención social, lo que implica, necesariamente, mayor control, educación, cultura de trabajo, supervisión y disciplina. Cuestiones incómodas y “antipopulares”, pero necesarias, puesto que la autoridad, entiéndase de una vez, nunca puede residir en dar buenas noticias y ocultar las malas, hasta distorsionando mediciones científicas para ello.

Por el contrario, la autoridad –a diferencia de la prepotencia vociferadora- se sostiene en la legitimidad para obrar sobre la inercia de la realidad, cuestión que siempre genera conflictos. Y la autoridad, que es el factor supremo que un pueblo debe sostener para evitar la anarquía, es la capacidad de desanudar los conflictos de la forma más armónica posible, a la par que avanzar en la transformación de los procesos sociales.

Un “modelo” que se sostiene en:

1) Aumentar las dádivas conocidas como planes sociales establecidas ya en épocas de De La Rúa.

2) Permitir que la marginalidad le maneje la estrategia de crecimiento territorial, a través de la tolerancia a todo tipo de asentamiento, ocupación ilegal y precariedad urbana.

3) Abandonar toda función de monitoreo de qué es lo que hacen los beneficiarios de “planes” con el dinero que se les da, de prevención sanitaria a través del ingreso a los hogares desfavorecidos, a efectos de constatar condiciones higiénicas, alimentarias, educativas, sobre todo de los menores.

4) Abandonar las funciones exclusivas y excluyentes de garantizar la seguridad de los bienes y de las personas (monopolio de la coerción legítima), conteniendo a los agentes estatales en su auténtica función prevencional (activa, con iniciativa, atacando al delito en lugar de protegiéndose de las balas de los delincuentes) por los pruritos setentistas absurdos.

5) Tolerar y hasta promover la informalidad organizada, y por tanto, el surgimiento de tantas mafias, que estructuran ya un principio de organización social paralela (ferias de productos truchos o robados, en todo caso, al margen de cualquier regulación y pago de impuestos; vehículos de transporte de pasajeros destartalados e ilegales; tolerancia al bandolerismo, a los diversos tráficos ilegales, a la opacidad en el origen del dinero).

Etcétera, etcétera. Todo ello, antes bien, parecen ser cuestiones producto de la inacción que de la iniciativa transformadora. Productos de una inercia bastante predecible. Cualquier persona, situada en el año 2001, hubiera pronosticado una realidad social futura, a 2009, similar a la que en verdad se dio. La política, precisamente, existe para obrar contra la inercia. Salvo que la inercia tenga un sentido positivo, claro está. La política que obra contra la inercia positiva es nefasta por acción. Y la política que no obra contra la inercia negativa es nefasta por omisión.


Conclusiones.

1) Como primera conclusión, entonces, bastante evidente (aunque no tanto para un oficialismo que sostiene la lógica de culpabilizar al enemigo), podemos decir que el gobierno fue derrotado por sí mismo. Por su incapacidad para operar sobre la realidad, para frenar la inercia negativa hacia la marginalidad, la depauperación, la concentración económica, la delincuencia creciente, la violencia social. Por su incapacidad de hacer Política.

Nunca estuvo tan clara, máxime ante un innegable talento táctico para la gambeta electoralista, la manipulación y la estratagema como el del gran líder y conductor, la diferencia entre Política y politiquería de puntero de barrio. Es más. Más que diferencia, a estas alturas sería conveniente hablar del divorcio entre una cosa y la otra.

Tal vez porque la sociedad esperaba ese divorcio, al menos político, en una fantasía que representaba a la Presidente como un ser que se desembarazaba de las viejas prácticas, de los viejos estilos, hasta de las viejas deformaciones ideológicas, para conducir hacia un destino radiante de racionalidad, sentido común, civilidad y convivencia.

Es claro, lo que ampara a los “buenos por conocer” es la ignorancia general acerca de sus historiales. Es que La Elegida (otro copyright para J.Asís) había tenido desde siempre una actitud protagónica en las confrontaciones, las operaciones y los “armados” de su marido. No hay que olvidar que ella, según cuenta el libro Kirchner, el amo del feudo de Daniel Osvaldo Gatti, Parte 4ª, fue quien condujo la investigación legislativa (recolección-generación de pruebas, año 1990) previa a la destitución de entonces gobernador santacruceño justicialista Jaime Del Val, que finalmente fue depuesto tras juicio político por siete cargos, entre los que, curiosamente, el 4º consistía en “Extracción de fondos depositados a plazo fijo en violación a las normas vigentes y en función de hacer valer la influencia que el cargo le confiere, en el Banco de la Provincia”. Curiosa similitud con otros fondos provinciales que han seguido el derrotero mágico de Houdini.

2) Como segunda conclusión, el electorado se manifestó por una opción negativa: evitar que cierto personaje, a quien se quiere pasar a retiro, se saliera con la suya y ganara. El mayor mérito del candidato que le ganó, entonces, estuvo en posicionarse como el mejor rival, como el único capaz de destronarlo, concentrando así las preferencias mayoritarias de ese voto negativo. En su eterna funcionalidad involuntaria y paradojal al gobierno, la señora Carrió, desvelada por la pérdida del cetro de “líder de la oposición” que nunca fue, se pasó la campaña obrando en contra del otro opositor más que en contra del oficialismo, que era el discurso que, en estas legislativas de 2009, evidentemente mejor cerraba. De tal forma, también contribuyó a posicionar al opositor más convocante en el lugar privilegiado y único de challenger, como hizo el mismo gobierno, a través de la orquestación machacante y sistemática de una campaña de afiches, declaraciones y citaciones judiciales trasnochadas y poco serias, solamente en contra de un único candidato. A ese candidato, entonces, le hicieron la campaña tanto el gobierno como el Acuerdo Cívico y Radical.

Para quienes aún no están convencidos del cariz negativo que tuvo el voto, transcribo la opinión de un peronista como Domingo Arcomano, que representa la opinión de gran parte de los peronistas que votaron el pasado domingo 28 en provincia “en contra de”, y que hizo pública en un texto del 25 de junio titulado ¡Argentinos! Un esfuerzo más… (El Escarmiento, Vol. 13): “Nuestro voto responsable en los distritos debe restarle votos y cerrarle el paso a los candidatos del ‘kirchnerismo’, pero sin falsas expectativas. Se trata solamente del primer paso. A partir del día 29, hay que ir por la mugre política, aunque tengamos que empaparnos de ella el día 28: Los De Narváez, los Solá, los Sabatella, los ‘felpudos’ provinciales y municipales. No se trata de mucha meditación, se trata de dejar de fumar y combatir el cáncer. O perder la batalla de Ayacucho”.

3) Como tercera conclusión, tenemos que decir que, después de todo, no fue para tanto, y así ratificar el título de este post. No hay que esforzar la memoria demasiado para darse cuenta de que Néstor Kirchner distaba años luz de ser un rival electoral invencible.

De hecho, por el contrario, Néstor Kirchner jamás ganó, como candidato, ninguna elección para cargos nacionales.

En marzo de 2003, gozando del apoyo del aceitado aparato del conurbano bonaerense, perdió y salió segundo por casi la misma diferencia que el pasado domingo. Con una decena menos. Pero respecto de todo el país: 24,45 del Frente por la Lealtad de Menem-Romero a 22,24 del FPV encabezado por el mismo dúo dinámico de estas últimas legislativas. 2,21 puntos porcentuales. 428.390 votos de diferencia.

También perdió, entonces, por poquito. Lástima que en estas legislativa no hubiera ballotage. Otra vez Néstor se quedó con las ganas de la revancha. Aunque claro, esta vez, el resultado adverso lo hubiera expuesto irremisiblemente. Porque el 70% del electorado bonaerense no lo quiere. Eso creo que quedó bien claro.

La que sí rendía bien era Cristina. Ganó en 2005, ganó en 2007. Tal vez ella debió haber ido, encabezando en la provincia, como candidata a diputada testimonial.

Hoy recordamos: Deportivo Testimonial. Ese año salió segundo. Perdió el campeonato por muy poquito. Jugaba un 2-3-5. Muy agresivo. Muy años '40.


En fin, que todo testimonio es la Prueba, justificación y comprobación de la certeza o verdad de algo” (DRAE, 3ª acep.). Y estas elecciones que acaban de suceder acaban también de testimoniar el fin de algo, y el principio de otra cosa. De nosotros dependerá la atribución de contenido, la conformación programática y cualitativa de un nuevo escenario. Verdaderamente nacional. Verdaderamente argentino. Verdaderamente nuestro.

20 comentarios:

RELATO DEL PRESENTE dijo...

Excelente artículo.

Hay que aclarar que estar en contra de, no es estar a favor de otro sino que las democracias se caracterizan por la expresión del pueblo a través del voto.

El pueblo habló, quién quiera oir que oiga. Pero ellos además de ciegos, son sordos.

Saludos!

Occam dijo...

Relato:
De eso precisamente hablamos. De que estar en contra de algo o alguien no siempre es estar a favor de nadie en particular.
En cuanto a la conducta ulterior, las declaraciones, responden al mismo patrón de comportamiento programado antes descripto. Después de todo, lo mismo ocurrió luego del "voto no positivo" de Cobos. Siempre el pueblo esperando que entren en razón. Siempre respondiendo con soberbia, doblando la apuesta.
Gracias por su elogioso comentario.
Un abrazo.

Destouches dijo...

Coincido: excelente artículo. Había que ponerle freno al tiranuelo, eso fue todo. El cariz negativo del voto contra K es incuestionable. La mayoría no se lo bancaba más. Si hasta los que lo apoyaban no se lo bancaban realmente. Un abrazo.

Occam dijo...

Destouches:
Y después del quilombo que debe haber hecho en su ataque de histeria en el piso 17 del Hotel Intercontinental, a juzgar por la cara de sus allegados más inmediatos (ver la jeta de odio que le puso desde atrás Sergio Massa, p.e.), me parece que ahora se lo bancan aún menos.
Un abrazo.

Hegeliano dijo...

Mis dos centavos de reflexión, la gente quería monedas para viajar a su trabajo y estos le dieron El Argentino, carta abierta, paco y científicos repatriados.

Occam dijo...

Hegeliano. Monedas justamente son lo que más falta. Como no reconocen la inflación, se niegan a sacar de circulación las de 5 y 10 centavos y a imprimir billetes de $ 200 y $ 500.
En cuanto al tema del transporte, si bien no solucionaron la cuestión de llevar a la gente al trabajo (al punto que cada vez viajan peor y más inseguros, y que hay incendios, descarrilamientos y bondis truchos para todos lados), sí proveyeron de innumerables colectivos ilegales para llevar a la gente a los actos, y de miles de remises para llevarla a votar.
Después de todo, ¿qué laburo hay más digno que el de ir a un acto de vez en cuando e ir una vez cada dos años a poner en una urna el voto que nos dio cerrado el puntero?
Mi cordial saludo.

Forbidden Reloaded dijo...

Occam: muy buena la explicación de que estar en contra de Kirchner no significa star a favor de De Narvaez, cosa que entre otras no entienden los kirchneristas y siguen trtándonos de pelotudos

Occam dijo...

Forbidden:
Digamos que en este caso el peronismo fue el que ejercitó su sistema inmunológico, a estar al discurso de Perón del Teatro Cervantes, del 24 de mayo de 1974 (su testamento político). El sistema inmunológico defiende. No construye. Pero para construir, que es el gran desafío que presenta esta etapa, el cuerpo tiene que estar sano.
Un abrazo.

Mensajero dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mensajero dijo...

Occam
Me atrevería a recomendar su post como literatura política. Tómelo como un elogio, me emociona más la primera que la segunda, y también me resulta más amable y refinada que la severa sociología.

¿No es acaso el deporte el espectáculo más importante de "la sociedad del espectáculo"?
Qué tentación para un vanidoso.
A todo o nada. Como una gran final.
Una decisión temeraria, de altísima exposición.
Pero a la vez, la elección de un campo que parece más accesible que el drama, el otro gran protagonista de la sociedad del espectáculo. Materializar la arena política en disputa deportiva requiere menos preparación intelectual y emocional que convertirla en representacón dramática.
Tal vez, después de todo, aunque perdedora, haya sido una desición razonable, o coherente con las posibilidades del protagonista.
Quisiera aportar un detalle, un adorno para su texto: uno de los latiguillos de la campaña prometía fútbol gratis para todos.

Es fascinante, es un lujo y también un impagable aprendizaje para mí, que no estoy involucrado emocionalmente con el peronismo, participar como espectador de este momento histórico.
Intuyo que se modernizará como partido y que finalmente adoptará una orientación definitiva. Semejante determinación debería obligar a las demás fuerzas políticas a hacer lo mismo, a acomodarse.
Inevitablemente aunque sea como resignación, llega un momento de la vida en que se alcanza la madurez. Creo que estamos en eso.
Saludos.

LARITEN dijo...

Está muy bueno. La descripción del "modelo" es lo más. Es la síntesis que estaba buscando para tirarle por la cabeza a los necios.

Mensajero dijo...

Veo que escribí desición en lugar de decisión.

MM dijo...

Muy bueno. De lo mejorcito que he leído estos días.

Y yendo a lo futbolístico, el gobierno de una tripera no podía hacer otra cosa que lo que marca la historia de su Club Gimnasia de La Plata: Festejar antes de tiempo.

El partido termina cuando pita el árbitro.

Occam dijo...

Mensajero:
Enormemente agradecido por su mensaje. Me parece que el que ha hecho literatura política es usted, puesto que su texto es impecable, y viene a complementar con justeza el post que comenta.
En cuanto a su percepción, no es para nada errada. De la literatura es de donde vengo y a donde siempre vuelvo, con independencia del contenido. Porque, como en algún momento iconoclasta dije, después de todo, de lo que siempre se trató, es del placer sensual de deslizar la pluma sobre el sedoso papel (como Winston Smith en 1984), o los índices por el teclado (yo sólo escribo con 2 dedos).
En cuanto al mérito de la decisión coyuntural de deportivizar la contienda, el mismo resulta innegable. Una prueba más de la capacidad táctica del susodicho. Cuando hablo de su ubicuidad napoleónica, lo hago elogiosamente, por supuesto. Lo primero que debe saberse al enfrentar un conflicto es la debilidad propia y el terreno más favorable para ocultarla. El "todo o nada", la gran final por penales, fue el escenario adecuadamente elegido.
También es muy atinada su reflexión final. El peronismo ya ha empezado su proceso de reacomodamiento. Es hora de que se asuman definiciones, de que se actualice doctrinariamente, que se sepa qué se es, ante el riesgo cierto de ya no ser, o ser un mercenario, que es lo mismo: un entrista en los otros espacios.
En ese sentido, la sociedad argentina sigue ansiosa el pulso del peronismo, y su interna será otra vez la gran elección nacional.
Creo que lo más importante, lo prioritario, resulta el recuperar la calidad de sus cuadros dirigentes. Estamos empapados de mediocres y oportunistas, de gente demasiado baja para ser creíble, y sobre todo, para ser eficiente. No hay que olvidar que el principal fundamento del peronismo fue siempre su capacidad de gobernar este atolladero histórico que se llama Argentina. Y ella estaba dada por la eficacia, por la ejecutividad.
Los que ya empezaron a irse, disfrazándose, camuflándose, han puesto en riesgo seriamente ese prestigio, que hay que recuperar con inminencia.
Así como en la cultura, en el derecho, en las ciencias duras, en las artes, en la medicina, el peronismo ha contado en su momento con los mejores, hoy es hora de que se coloque en una posición de mucha exigencia al momento de seleccionar sus hombres. Que el movimiento sea plural y abarcativo de un espectro muy amplio no implica que se desconozca el mérito y el sacrificio, la virtud y la idoneidad, como elementos de promoción. Después de todo, siempre se trató de una fuerza organizada. Hay que volver, entonces, a organizarse.

Mis más cordiales saludos, y muchas gracias otra vez por su mensaje.

Occam dijo...

Lariten:

Haga lo que quiera con el "modelo". Pero por favor, ni se le ocurra profundizarlo.

Mi cordial saludo.

Occam dijo...

Mr. Groncho:
Es un honor para mí su elogioso comentario.
No voy a escarnecer a ésos que están ya en la puerta de atrás del purgatorio. Pero sí está claro que su destino más optimista es el de ser subcampeones... como Néstor.
En fin, uno define su lugar en el mundo a través de los objetivos que se plantea y de la actitud y el estilo que asume para conseguirlos. De una Argentina liderando a los No Alineados, y encabezando el ABC, a una argentina minúscula que, sin desmerecer, se conforma con ser actor secundario en el sainete que montó Venezuela... Como se ve, lo de ser segundo no tiene sólo que ver con un resultado electoral. Es una cuestión de actitud, diría Fito Páez. Y en eso, el actual flamante presidente del PJ demuestra una coherente continuidad.
Mis más cordiales saludos.

pau dijo...

Mi estimado Occam, me encontré esta caperucita y me recordó a la suya así que se la traje:

http://www.mymodernmet.com/profiles/blogs/aneta-kowalczyk-dark-sexy

pau dijo...

salió mal, va de nuevo

http://www.existingvisual.com/2009/07/18/aneta-kowalczyk-dark-sexy-beautiful-portaits-8-photos-my-modern-metropolis/

Occam dijo...

Estimado Pau:
¡Qué hallazgo afortunado! Se agradece mucho.
Mi cordial saludo, desde la jauría.

CristinaKirchner dijo...

Saludos a todos y a todas:
Quiero articularles una invitación para la Campaña "Para que no se enoje nadie" que acabamos de comenzar.
Kisses.-
YO Cristina PresidenTA