jueves, 16 de septiembre de 2010

A BELONA



Varones hijos de varón, seguimos
tu bandera y tu idioma:
tu bandera de sal y tu idioma sin agua.
Y en tu idioma la guerra vestida de metales
y pura como el viento
cuando rompe la rosa
nos lava de pavor
y nos peina de fuego.

Y en tu idioma tronaban
duros carros de bronce,
y vimos que a su paso
la tierra no doblaba las rodillas.
Y cruzando tu idioma
caballos o tambores
redoblaban al viento,
tan puros como el viento cuando rompe la rosa.

Y a tu paso crecían
las armas como hierbas,
y detrás de tu paso cabalgábamos todos,
varones hijos de varón, ayer,
y hoy, y mañana, y siempre...


Leopoldo Marechal
, Odas para el Hombre y la Mujer (1929), en Antología Poética, Espasa-Calpe Argentina, Buenos Aires, Año del Libertador General San Martín 1950, p. 35.

4 comentarios:

Claude dijo...

Estos versos de Marechal son muy bellos y viriles, Occam.

Occam dijo...

Gracias, Claude. Eso es lo que a mí me ha parecido, y por ello me atreví a sacarlos del olvido.

Mi cordial saludo.

Destouches dijo...

Bellísima poesía, gracias por postearla. Marechal es uno de los miembros de esa pródiga y genial generación que dio a los argentinos vástagos tan notables como Borges, Xul Solar, Oliverio Girondo, Raúl Scalabrini Ortiz, Ricardo Güiraldes, Jacobo Fijman (todos personajes de su inolvidable y fundamental 'Adán Buenosayres'). Otra referencia que permite captar que nuestra decadencia no se explica solamente por políticas más o menos acertadas.
A propósito, Marechal es otro de los grandes proscriptos de nuestras letras (maguer su identidad peronista, de la que hoy todos sobreactúan), como él ya describió en el 'El poeta depuesto'. El progresismo nunca podría digerir la 'Autopsia de Creso'.

Occam dijo...

Destouches: Gracias por su imprescindible aporte, que encuadra la poesía y ubica a ésta en su necesario y esplendoroso contexto.

Una verdad desgraciada de nuestra indeclinable decadencia es que no hay ya espacio en la literatura vernácula para ese temple de fuerza y sutileza... la de los guerreros-poetas, que caracterizaron al hombre viejo.

Un cordial saludo.