Regreso al país del estraperlo.
Durante unos cuantos y necesarios días de restauración, estuve recuperando la esperanza en nuestra aquí discutible (o ya ni siquiera eso) capacidad de auto-organizarnos y gobernarnos, de generarnos las condiciones de bienestar, de unidad y de seguridad mínimamente dignas de la palabra civilización.
Debo aclarar que no me fui de la Argentina, no recalé en los parajes balsámicos primermundistas, aunque a veces parecía que no estaba en este país. El lector ya habrá adivinado, porque los testimonios de viajeros proliferan al respecto: Estuve veraneando en el Estado Libre Asociado de San Luis.
Ingresar por el sur de la Provincia, esperando empalmar, desde la RN 188 con una RP 55 estrecha y de doble mano, que discurre por "los llanos" (un inmenso desierto plano y despoblado) casi sin sentido (el tráfico principal se da por las RRNN 7 y 8), y encontrame en lugar de ello con una flamante autopista de factura impresionante, recién inaugurada, que hace 256 km entre Villa Mercedes y Arizona (nombre más que significativo para describir ese sur de San Luis), fue ya para mí una iluminación.
Esperaba de antemano, naturalmente, transitar por las ya tan mentadas autopistas con alumbrado público, canteros con flores, forestación con paisajismo y monumentos embellecedores cada 5 km, una vez que empalmara con la RN 7 (que en San Luis, obviamente, también es autopista), para vincularme con todos los puntos turísticos principales de la Provincia: Potrero de los Funes, Estancia Grande, El Trapiche, La Punta, Villa de Merlo... Pero jamás me imaginé que el sistema vial puntano había alcanzado tal nivel de desarrollo, como para no ya aspirar a cubrir las necesidades presentes e inmediatas, sino como para ser vector de desarrollo a futuro, para fomentar el poblamiento y la inversión en zonas ahora poco habitadas, para bajar los costos logísticos de la producción agropecuaria sureña y hacerla más competitiva, para asegurar el crecimiento equitativo y la igualdad de oportunidades a todas las regiones del territorio.
La sorpresa fue mayor cuando, informándome un poco, me enteré de que la inversión total por esa obra ascendió a $ 512,6 millones, es decir, a $ 2 millones (US$ 0,5 millones) por kilómetro, una sexta y hasta una décima parte de lo que le sale al inoperante Estado Nacional hacer rutas, que encima inaugura muchas veces y nunca termina (de paso, hay que decir que, pese a la última inauguración, con clase magistral y engoladas manifestaciones de soberbia que hizo la presidenta de la Autopista Rosario - Córdoba en diciembre pasado, ésta sigue sin estar terminada, y hay que desviarse por Bell Ville, en un engorroso tramo de 35 km lleno de pozos, semáforos y camiones, pese a que DOS años atrás faltaban nada más que 60 km para su finalización).
También uno cae en la cuenta de que esa inversión representa más de un 6% del Producto Bruto Geográfico de la Provincia, y que anualmente se destina a ese tipo de obras casi un 10% del PBG. Sin embargo, ese volumen, que desde la cantinela envidiosa de los inútiles, puede ser tildado como derroche, no impide que el Estado provincial haya construido 55.000 viviendas, lo que implica que el 50% de la población sanluiseña vive en casas construidas por su Estado (las que son siempre pagadas, en cuotas dispuestas de acuerdo con los ingresos de sus habitantes), y que por ende no existan las villas miseria, ni los okupas. Como tampoco existe la desocupación, y ello se plasma en la ausencia de graffiti ensuciando los puentes y paredones, en la escrupulosa pintura de cada obra pública, en el cuidado del césped y los canteros de todos los espacios públicos, en la higiene urbana, etc. Tampoco le impide al Estado provincial hacer colosales monumentos, edificios, estadios, circuito internacional de Fórmula 1 con hospital de alta complejidad incluido, complejos de canchas de polo para el próximo mundial a desarrollarse en Estancia Grande este mismo año, aeropuertos internacionales, experimentación con vegetación resistente al fuego, o nutrida por hidrogel, energías alternativas, etc.
Saliendo de las taras impuestas, de esas "verdades" que de tan repetidas y machacadas nadie ya cuestiona en su origen, la evidencia es diametralmente opuesta a los perversos caminos de la resignación, avalados aquí tanto por el discurso oficial, como por el discurso opositor y el discurso mediático... por el discurso único: Siempre hay trabajo, nadie es descartable, siempre hay cosas por hacer.
La mejor excusa de los inútiles y de los venales homúnculos que conforman nuestro establishment radica siempre en una suerte de imposibilidad impuesta, superior, endógena e indomeñable. Una suerte de condena divina, o un acto macabro del colonialismo, o una falla estructural del sistema mundial, o la patraña que convenga al discurso... Siempre discurso, siempre cháchara, siempre incompetencia ornada de exquisita palabrería de intelectual universitario de café.
Bueno, en fin, me explayé demasiado. (Seguramente lo seguiré haciendo en otras entregas, más emparentadas con las crónicas de viaje, y por lo tanto más entretenidas).
Ahora, vuelto al fárrago siniestro de nuestra realidad (local, aunque ingenuamente pensemos que es global) de lobos y corderos, me encuentro con los temas calientes de siempre, que se empeñan en sacarme de cualquier burbuja de ilusión y en golpearme bien fuerte los dientes contra los muros de nuestro destino clausurado.
He debido hurgar bastante para hallar algo de novedoso e interesante en las columnas políticas de la blogósfera. Finalmente, he dado con un artículo de Desierto de Ideas, en el cual el autor aborda la cuestión de la edad de imputabilidad para el pibechorrismo asesino y descontrolado, que parece ser el latiguillo sobre el que se ha montado el gobernador bonaerense para pasarse este año electoral más o menos tranquilo, lamentándose para las cámaras de que los legisladores no le den pelota, y consolando a las viudas y los huérfanos cotidianos con (¿qué otra cosa puede ser?)... la imposibilidad impuesta, superior, endógena e indomeñable...
En fin, allí he dejado un comentario que aquí reproduzco, porque creo que permitirá algún módico debate acerca de una cuestión enorme, cada vez más grande, que creciendo y creciendo, al ignorarla, no demuestra en nosotros otra cosa que el tamaño de nuestra pequeñez. Aquí va:
Debo aclarar que no me fui de la Argentina, no recalé en los parajes balsámicos primermundistas, aunque a veces parecía que no estaba en este país. El lector ya habrá adivinado, porque los testimonios de viajeros proliferan al respecto: Estuve veraneando en el Estado Libre Asociado de San Luis.
Ingresar por el sur de la Provincia, esperando empalmar, desde la RN 188 con una RP 55 estrecha y de doble mano, que discurre por "los llanos" (un inmenso desierto plano y despoblado) casi sin sentido (el tráfico principal se da por las RRNN 7 y 8), y encontrame en lugar de ello con una flamante autopista de factura impresionante, recién inaugurada, que hace 256 km entre Villa Mercedes y Arizona (nombre más que significativo para describir ese sur de San Luis), fue ya para mí una iluminación.
Esperaba de antemano, naturalmente, transitar por las ya tan mentadas autopistas con alumbrado público, canteros con flores, forestación con paisajismo y monumentos embellecedores cada 5 km, una vez que empalmara con la RN 7 (que en San Luis, obviamente, también es autopista), para vincularme con todos los puntos turísticos principales de la Provincia: Potrero de los Funes, Estancia Grande, El Trapiche, La Punta, Villa de Merlo... Pero jamás me imaginé que el sistema vial puntano había alcanzado tal nivel de desarrollo, como para no ya aspirar a cubrir las necesidades presentes e inmediatas, sino como para ser vector de desarrollo a futuro, para fomentar el poblamiento y la inversión en zonas ahora poco habitadas, para bajar los costos logísticos de la producción agropecuaria sureña y hacerla más competitiva, para asegurar el crecimiento equitativo y la igualdad de oportunidades a todas las regiones del territorio.
La sorpresa fue mayor cuando, informándome un poco, me enteré de que la inversión total por esa obra ascendió a $ 512,6 millones, es decir, a $ 2 millones (US$ 0,5 millones) por kilómetro, una sexta y hasta una décima parte de lo que le sale al inoperante Estado Nacional hacer rutas, que encima inaugura muchas veces y nunca termina (de paso, hay que decir que, pese a la última inauguración, con clase magistral y engoladas manifestaciones de soberbia que hizo la presidenta de la Autopista Rosario - Córdoba en diciembre pasado, ésta sigue sin estar terminada, y hay que desviarse por Bell Ville, en un engorroso tramo de 35 km lleno de pozos, semáforos y camiones, pese a que DOS años atrás faltaban nada más que 60 km para su finalización).
También uno cae en la cuenta de que esa inversión representa más de un 6% del Producto Bruto Geográfico de la Provincia, y que anualmente se destina a ese tipo de obras casi un 10% del PBG. Sin embargo, ese volumen, que desde la cantinela envidiosa de los inútiles, puede ser tildado como derroche, no impide que el Estado provincial haya construido 55.000 viviendas, lo que implica que el 50% de la población sanluiseña vive en casas construidas por su Estado (las que son siempre pagadas, en cuotas dispuestas de acuerdo con los ingresos de sus habitantes), y que por ende no existan las villas miseria, ni los okupas. Como tampoco existe la desocupación, y ello se plasma en la ausencia de graffiti ensuciando los puentes y paredones, en la escrupulosa pintura de cada obra pública, en el cuidado del césped y los canteros de todos los espacios públicos, en la higiene urbana, etc. Tampoco le impide al Estado provincial hacer colosales monumentos, edificios, estadios, circuito internacional de Fórmula 1 con hospital de alta complejidad incluido, complejos de canchas de polo para el próximo mundial a desarrollarse en Estancia Grande este mismo año, aeropuertos internacionales, experimentación con vegetación resistente al fuego, o nutrida por hidrogel, energías alternativas, etc.
Saliendo de las taras impuestas, de esas "verdades" que de tan repetidas y machacadas nadie ya cuestiona en su origen, la evidencia es diametralmente opuesta a los perversos caminos de la resignación, avalados aquí tanto por el discurso oficial, como por el discurso opositor y el discurso mediático... por el discurso único: Siempre hay trabajo, nadie es descartable, siempre hay cosas por hacer.
La mejor excusa de los inútiles y de los venales homúnculos que conforman nuestro establishment radica siempre en una suerte de imposibilidad impuesta, superior, endógena e indomeñable. Una suerte de condena divina, o un acto macabro del colonialismo, o una falla estructural del sistema mundial, o la patraña que convenga al discurso... Siempre discurso, siempre cháchara, siempre incompetencia ornada de exquisita palabrería de intelectual universitario de café.
Bueno, en fin, me explayé demasiado. (Seguramente lo seguiré haciendo en otras entregas, más emparentadas con las crónicas de viaje, y por lo tanto más entretenidas).
Ahora, vuelto al fárrago siniestro de nuestra realidad (local, aunque ingenuamente pensemos que es global) de lobos y corderos, me encuentro con los temas calientes de siempre, que se empeñan en sacarme de cualquier burbuja de ilusión y en golpearme bien fuerte los dientes contra los muros de nuestro destino clausurado.
He debido hurgar bastante para hallar algo de novedoso e interesante en las columnas políticas de la blogósfera. Finalmente, he dado con un artículo de Desierto de Ideas, en el cual el autor aborda la cuestión de la edad de imputabilidad para el pibechorrismo asesino y descontrolado, que parece ser el latiguillo sobre el que se ha montado el gobernador bonaerense para pasarse este año electoral más o menos tranquilo, lamentándose para las cámaras de que los legisladores no le den pelota, y consolando a las viudas y los huérfanos cotidianos con (¿qué otra cosa puede ser?)... la imposibilidad impuesta, superior, endógena e indomeñable...
En fin, allí he dejado un comentario que aquí reproduzco, porque creo que permitirá algún módico debate acerca de una cuestión enorme, cada vez más grande, que creciendo y creciendo, al ignorarla, no demuestra en nosotros otra cosa que el tamaño de nuestra pequeñez. Aquí va:
1. Inimputabilidad de los menores.
Si consideramos al menor un inimputable, es decir, una persona incapaz de discernir y de dirigir su vida en consecuencia, y si encima a eso le adunamos una segunda condición de inimputabilidad, signada por circunstancias socio-vitales deterministas, no podemos luego abandonar el papel rector y director sobre el curso de la vida de ese menor. En otras palabras, si ese menor es poco menos que un idiota en términos de capacidad de dirigir su conducta, preso de circunstancias que no le son disponibles (edad, condición social, etc.), el problema y desafío para el Estado conduce a atender y apuntar a esas circunstancias.
Flaco favor se le hace al sentido común y al papel regulador social del Estado lavándose las manos, diciendo simplemente que delinque porque es chico y no comprende y devolviéndoselo a la familia que es parte del problema. El delito desnuda dos alternativas: a) O bien delinque por la familia que tiene, y entonces esa familia es responsable por lo que hace el polluelo (como lo considera desde siempre el Código Civil); o b) delinque pese a su familia, y entonces esa familia se demuestra automáticamente incapaz de contener y educar a su vástago.
Ambas situaciones conducen al mismo punto: la necesidad de sacar al menor del entorno nocivo y asumir su tutela con carácter responsable y eficiente, sea en granjas de tratamiento contra la drogadicción, sea enseñándole a trabajar en un medio rural no contaminado, mediante la imposición (recordemos que estamos ante un inimputable, o sea, de nada sirve su opinión al respecto porque no tiene voluntad valedera), o educándolo de prepo, en una férrea disciplina (acotación ídem la anterior).
Ésa sería la consecuencia buena leche de la aplicación del actual paradigma. A mí no me disgusta, pero a los gobernantes que se esconden en el "progresismo" de pacotilla careta y dañino para no hacer una mierda, parece que les alcanza con abrazar el postulado, pero no hacerse cargo de las impuestas consecuencias del mismo. El problema entonces, para variar, no es tanto ideológico como práctico. Una inimputabilidad como la legalmente consagrada transfiere la imputabilidad directamente al Órgano Administrativo, antes aun que al Judicial, ciertamente.
Flaco favor se le hace al sentido común y al papel regulador social del Estado lavándose las manos, diciendo simplemente que delinque porque es chico y no comprende y devolviéndoselo a la familia que es parte del problema. El delito desnuda dos alternativas: a) O bien delinque por la familia que tiene, y entonces esa familia es responsable por lo que hace el polluelo (como lo considera desde siempre el Código Civil); o b) delinque pese a su familia, y entonces esa familia se demuestra automáticamente incapaz de contener y educar a su vástago.
Ambas situaciones conducen al mismo punto: la necesidad de sacar al menor del entorno nocivo y asumir su tutela con carácter responsable y eficiente, sea en granjas de tratamiento contra la drogadicción, sea enseñándole a trabajar en un medio rural no contaminado, mediante la imposición (recordemos que estamos ante un inimputable, o sea, de nada sirve su opinión al respecto porque no tiene voluntad valedera), o educándolo de prepo, en una férrea disciplina (acotación ídem la anterior).
Ésa sería la consecuencia buena leche de la aplicación del actual paradigma. A mí no me disgusta, pero a los gobernantes que se esconden en el "progresismo" de pacotilla careta y dañino para no hacer una mierda, parece que les alcanza con abrazar el postulado, pero no hacerse cargo de las impuestas consecuencias del mismo. El problema entonces, para variar, no es tanto ideológico como práctico. Una inimputabilidad como la legalmente consagrada transfiere la imputabilidad directamente al Órgano Administrativo, antes aun que al Judicial, ciertamente.
2. Imputabilidad de los menores.
La otra opción, ahora tan en boga, la de bajar la edad de imputabilidad, implica asumir que el menor es responsable por sus actos, y de inmediato institucionalizarlo en el sistema penitenciario actual. Pero ya no para aislarlo del entorno nocivo y buscarle uno nuevo mejor, educarlo y hacerlo trabajar de prepo, hacerse cargo de su destino en definitivas, sino tan sólo para "hacer la penitencia", que sabemos, actualmente es más bien un curso de posgrado acelerado en la carrera criminal.
Tal vez la solución, como siempre, tenga un poco de ambas cosas. Coincido en que hay pibes chorros tan manifiestamente podridos y sumergidos en la maldad que no pueden entrar ya en ningún esquema de esos que almibaran los sueños escapistas del progresismo, y a los que habrá que aislar definitivamente, mientras que hay muchos otros recuperables, si se hacen las cosas bien, con responsabilidad, disciplina y firmeza. Es decir, si se hace algo realmente efectivo, digno y serio, por incluirlos.
3. La paja, el trigo, el sentido común y la justicia pretoriana.Tal vez la solución, como siempre, tenga un poco de ambas cosas. Coincido en que hay pibes chorros tan manifiestamente podridos y sumergidos en la maldad que no pueden entrar ya en ningún esquema de esos que almibaran los sueños escapistas del progresismo, y a los que habrá que aislar definitivamente, mientras que hay muchos otros recuperables, si se hacen las cosas bien, con responsabilidad, disciplina y firmeza. Es decir, si se hace algo realmente efectivo, digno y serio, por incluirlos.
Pero para eso debe primar el sentido común y la responsabilidad individual de los funcionarios y magistrados (muy propensos a lavarse las manos, cobardes y omisos). Salir de las férreas y siempre arbitrarias estipulaciones legalistas, e ir hacia un sistema más pretoriano, que distinga las situaciones en virtud de cada caso particular, como en el Derecho anglosajón. Los romanos llamaban testis a los testigos porque para que su palabra fuera tenida en cuenta debían acreditar la pubertad. Es decir, ante el magistrado debían levantarse la toga y mostrar sus testículos (testis-culus, pequeños testigos: acreditan la virilidad, es decir, la adultez y la credibilidad del que testimonia). No ocurría eso a los 10, ni a los 12, ni a los 14. Ocurría cuando ocurría. Así de simple. Así es la naturaleza. Así somos cada uno de nosotros de diferentes, como diferentes son nuestras acciones, como diferentes deben ser sus consecuencias.
23 comentarios:
Estimado Occam: como siempre muy certeros y esclarecedores sus posts. Yo viajo frecuentemente por las autopistas puntanas desde mi cada vez mas decadente Córdoba (circule por sus rutas y lo comprobará) y la mejorada San Juan (aunque con dinero tóxico de la megaminería)y la realidad de infraestructura de San Luis, se presenta como un camino posible. Si no es la panacea, es lo mejor que conozco en el interior de Argentina.
Respecto al tema minoridad es un tema crónico y doloroso, que toda sociedad con aciertos y errores trata de enfrentar... menos en Argentina. Un par de sugerencias inútiles: No tapar el rostro de los detenidos, juicio abreviado en caso de flagrancia, penar las reincidencias, publicar fotos y prontuario de los imputados en delitos graves, es decir escrachar a los delincuentes violentos.
Como siempre muy grato leerlo.
Gatorall: Muchas gracias por su interesante y empático comentario. Bien cierto es lo que describe, respecto del contraste entre los caminos de una y otra provincia, por ejemplo, cuando termina la Autopista de los Comechingones, en Santa Rosa de Conlara, y comienza la Ruta 148 hacia Villa Dolores. Uno viene transitando por una cómoda e impecable carpeta de dos manos por sentido más banquinas, y de pronto, tras cruzar la arcada de piedra que funca de límite interprovincial, se encuentra con un patético camino de tierra, parchado con manchas de asfalto que lo agravan aún más y que hacen sufrir los amortiguadores. Los carteles naranjas que indican una velocidad máxima de 40 km/h son simbólicos, ya que entre el polvo que tiran los vehículos que van adelante, y que parece una tormenta del desierto, y los serruchos y desniveles de esa travesía, con suerte puede circularse a 30 km/h. Así se hacen unos 10 km en la Pcia. de Córdoba, para comenzar luego una ruta asfaltada llena de ondulaciones y en un estado "regular", como le diría el ACA a ese tipo de obsolescencias de la época de los pioneros.
Un dato gracioso: el cartel de "Bienvenidos a Córdoba" está puesto cuando comienza nuevamente el asfalto, como demostrando una cierta vergüenza por lo ofrecido en los kilómetros anteriores. De modo tal, que esa zona intermedia, propia del Dakar, parecería ser en estos momentos una res nullius, una tierra de nadie...
Como crítica que puede hacerse al sistema carretero sanluiseño, y sus 850 km de autopistas (casi la mitad de todas las autopistas del país), es que las obras van tan rápido, se trabaja tan intensamente, que la señalética muchas veces no acompaña (por supuesto que el GPS a la mayoría de las cosas recién inauguradas no las registra), con lo que uno debe andar muchas veces adivinando las salidas y combinaciones.
Aunque claro, bien puede uno detenerse a la vera del camino, y preguntarle a uno de los tantos trabajadores de planes de inclusión que están cortando el césped de las banquinas, o pintando, o trabajando en las obras viales.
En cuanto a sus sugerencias, no sólo coincido en lo evidente de su utilidad, sino en su mérito. Respecto a la cuestión de taparle la cara a los delincuentes cuando se los apresa, se ha argumentado que ello es para garantizar la producción ulterior de prueba, y no invalidar posibles testigos en ruedas de presos. No se entiende en cambio cuando el delincuente es condenado, y se lo saca de tribunales para subirlo al camión celular, por qué sale con la campera en la cabeza.
En general, a toda medida que conduzca al esclarecimiento del pueblo (que es para quien se gobierna; por eso los juicios son públicos), el progresismo la tachará de un acto de estigmatización del delincuente, de "etiquetamiento"; desconociendo, como suele hacer el progresismo, que cualquier aspiración a la reinserción social positiva es hoy día, aun antes que utópica, hilarante.
Mi más cordial saludo, y muchas gracias por sus palabras.
Occam,
Por una razón u otra, hace años que, decidido a visitar San Luis, finalmente tuercen (la familia) mi voluntad y me llevan hacia otro destino.
Este año no será diferente, pero su post vuelve a renovar mi curiosidad por visitar esa provincia tan alabada por unos y tan denostada por otros.
Leí su comentario en Desierto de Ideas.
Yo no puedo aportar más que una mirada cándida que apunta a empezar por el principio allí dónde sea posible, esto es, en fortalecer la familia para que la institución escuela no deba hacerse cargo de tareas que la exceden ampliamente.
El presente de muchos de los pibes chorros me supera y se me aparece como irreductible.
Será tema de campaña.
Lo que no asegura más que eso, que se derrocharán muchas palabras.
Saludos y bienvenido.
El ejemplo y los números de San Luis en infraestructua son un contra ejemplo irrefutable, y muy molesto para los demás gobernantes.
Lamentablemente en San Luis también muchísimo material para la desilusión. La chatura paternalista (verticalismo servil, férreo control en todos los organismos de estado incluyendo universidades), nefasta política ambiental, demagogia y negociados con la cuestión indígena, y muchos otros etcéteras.
Esto no invalida para nada la impresionante inversión en infraestructura y el crecimiento de la provincia, simplemente es para poner en perspectiva el asunto. Los Saa son tan hacedores como peligrosos.
Aclaración: la R148 a Dolores siempre estuvo asfaltada y en razonable buen estado. Hasta que hace algunos meses inexplicablemente iniciaron obras en ese tramo, destrozaron todo y lo dejaron así, como para recibir al turista en temporada. Unos genios.
Córdoba es un ejemplo de la Argentina, completamente decadente como dice gatorall. Pero conserva aún un buen potencial, que por historia y por capacidad instalada aún San Luis no tiene. Ojalá estemos a tiempo de no desperdiciar lo que nos queda.
Les comento que particularmente no me refiero a la R148 porque ando poco por allí, sinó a la ruta provincial 30 entre Rio Cuarto y Achiras que está en un estado "regular". Las rutas que son cuasi criminales son la RN 36 de Cba a Rio IV, la RN 8 en todo su recorrido por mi provincia de Cba y la que es directamente tentativa de homicidio es la RN 35 entre Rio IV y Huinca Renancó, en el corazón de una de las regiones agrícolas que mas tributa a la Afip y que tiene una carencia de infraestructura imperdonable y expulsiva de población.
Mensajero: San Luis es una provincia muy bella, sobre todo, de su capital hacia el norte, con unas hermosas sierras, todavía abruptas y afiladas, lagos y ríos. Para el noroeste, es imprescindible conocer el Parque Nacional Sierra de las Quijadas, y para el nordeste, la Sierra de los Comechingones, encabezada por la Villa de Merlo y continuada por otros pueblitos pintorescos, como Carpintería, Los Molles, Villa Larca, Cortaderas o Papagayos, así como la presa de la Sepultura, todo sobre RP 1. Hacia el oeste, en dirección a Mendoza, está la Salina del Bebedero, y algunos centros de aguas termales, no demasiado trascendentes. Tiene, como casi todo territorio en este país, bastante para ver, muchísimo para disfrutar, pero menos naturalmente que Córdoba o que Mendoza.
Las demás apreciaciones incumben al aspecto administrativo-político, y allí cada observador matizará de acuerdo con sus propios cristales. Así por ejemplo, una chica que conozco, eterna candidata de un partido de izquierda abiertamente marxista, me ha llegado a decir aquello de la desmesura que significa que San Luis tenga tantos kilómetros de autopistas, con tantos puentes e infraestructura, y encima iluminados prolíficamente. Me habló de una exageración.
Lo que todos pueden ver, independientemente de las valoraciones posteriores, es que allí los planes de inclusión involucran seriamente la cuestión del trabajo y la vivienda.
Uno se encuentra, en la ajetreada noche de la capital puntana, en locales rebozantes de gente (heladerías, bares, restaurantes), sin discriminación etaria, donde los "jóvenes" (esa categoría áulica inventada por la sociedad de consumo) se codean sin problemas con un matrimonio de viejos, o con una familia llena de chicos. Allí uno puede cruzarse, comiendo en una mesa en la vereda, con gente que si se la cruza en Buenos Aires, uno se cambia de vereda, y que allí son correctos laburantes, con familias de 4 ó más pibes, que salen a comer afuera, con gaseosa y papafritas incluidas.
Pero bueno, tampoco quiero seguir hablando de ello, porque pareciera que quiero transmitir una imagen idílica, cuando lo que he observado es lo mínimo y elemental que debiera ser. Me encanta el proyecto (ya realidad) de la ciudad de La Punta, porque encarna con lo que vengo sosteniendo desde hace tiempo del manejo del territorio y de la demografía (evita que San Luis capital tenga un enorme cordón de villas alrededor, desarrolla zonas anteriormente desérticas o poco atractivas, sale de la idea de la ciudad-satélite del modelo parisino, creando en la nueva urbanización atractivos centrípetos, como la universidad, los estudios de cine, la réplica del Cabildo, el observatorio astronómico, el estadio de fútbol, etc.). Son principios que surgen de forma elemental de una acción política que tenga como base, meramente, el sentido común, la mesura en el choreo y el amor por la propia tierra, con proyecto de vivir la propia vida allí mismo incluido, y no en NYC, Punta del Este o Puerto Madero.
Mensajero, sigo:
Yo también he leído su comentario en Desierto de Ideas, y naturalmente comparto que todos estos fenómenos parten de la destrucción sistemática de la familia como "célula básica de la sociedad", como aprendimos en la escuela, para avanzar sobre una nueva unidad, el individuo, que para evitar su negación la familia resulta el más primario sistema protector. Porque el avance sobre el individuo no conduce al individualismo, como equivocadamente creemos, sino a la desindividuación, a una nueva forma de colectivismo de borregos, más maleable y controlable desde el poder. ¿O no es acaso eso cualquier fenómeno neotribal de adolescentes, incluyendo el pibechorrismo con sus modos, sus ritos, sus prestigios y normatividad? Destruida la familia, el individuo no es más libre, como desde Engels cree religiosamente la izquierda, sino más esclavo: esclavo de la droga, de los grupos juveniles que obligan, de los policías corruptos que obligan, de los políticos que obligan...
Todo camino de liberación individual sólo puede ser abierto por una previa creación de una conciencia espiritual primero, y toda conciencia espiritual, naturalmente, proviene de lo alto, baja desde lo alto, se forma de arriba hacia abajo, de lo-formado hacia lo que aún-no-tiene-forma. La familia era el último estamento formador de espiritualidad, luego de que fueron destruidas todas las antiguas formas. Obviamente, esta evidencia está en franca contradicción con la tendencia disgregadora, ácrata y horizontalista de la misma izquierda, que de tal forma, conduce al hombre hacia un callejón sin salida, y una mayor esclavitud: la esclavitud de ya no ser.
Un abrazo
Gatorall: Justamente mi disyuntiva, al llegal al enclave de Realicó, fue si seguía por la RN 188 ó doblaba hacia Río IV por la RN 35 (que en el resto de su recorrido hacia el Sur, debo apuntar, está en perfectas condiciones para una ruta de doble mano), para luego tomar por la RN 7. Menos mal que elegí bien.
Almafuerte: Poco puedo hablar de los entretelones del manejo del poder en San Luis, si bien son cuestiones que a estas alturas desvelan más a paladares negros, y exceden mi apetito pragmático. Cierto, porque lo que he visto, que hay un canal local muy oficialista, que pasa "buenas noticias" y folklore, algo parecido a nuestro ATC-TV.pública (excluyendo la mala leche de 678 y otras bazofias, que son patrimonio intelectual de un resentimiento ajeno al peronismo). La diferencia es que ese canal de allá es privado y el otro lo pagamos todos con nuestros impuestos.
En cuanto a la política indígena, sé que les dan mucha pelota a los llamados "pueblos originarios" (los RS de hecho tienen sangre india), y que ahora los están capacitando a los huarpes para hacerse cargo del manejo turístico de Sierra de las Quijadas y de los Humedales del Desaguadero. Por lo menos, eso es lo que publican los diarios.
Respecto del manejo ambiental, he visto la proliferación de intentos de energía alternativa, sobre todo solar, una intensa forestación (en algunos casos con paisajismo) y experimentación fitológica para hallar las especies más adaptables al clima y al suelo, y más ignífugas también. Ignoro a qué cuestiones se refiere usted específicamente.
Respecto de la infraestructura, que es ejemplar (y que en un post anterior, de noviembre del año pasado creo, que hablaba sobre los accidentes, sostuve que era perfectamente factible de ser desarrollada a nivel nacional por Vialidad en sólo un trienio, con menos que el presupuesto oficial publicado para esa repartición correspondiente a los años 2008-2009-2010, y que ignoro en qué se habrá gastado...), hay que observarla también desde su carácter social, ya que involucra un ciclo de inclusión positivo: los beneficiarios no sólo deben trabajar en ella, sino luego para mantenerla, y también deben construirse sus propias casas... ¡Los tienen todo el día laburando! Es la clave de todo esto: una persona no está incluida cuando tiene plata en el bolsillo, sino cuando está trabajando, cuando se está sintiendo útil.
Me parece que la cuestión no pasa por hablar de los Rodríguez Saá, sino por la forma de hacer las cosas, y de encarar los problemas, y también por la prolijidad mínima que debemos exigir de nuestros gobernantes en la administración de nuestros impuestos. Últimamente, de 10 años para acá por lo menos, estamos demasiado resignados, y lábiles en nuestro criterio de eficiencia.
Un cordial saludo.
Occam, tal vez un par de ejemplos ilustren el caso.
Una persona amiga docente de la universidad vivió la experiencia puntana por años.
Describía la universidad provincial como una mezcla de oficina estatal de correos y colegio primario: nulo estímulo al pensamiento individual, docentes burócratas, alumnos infantilizados. Nada se hacía sin consultar la voluntad de arriba, incluyendo los contenidos de estudio. Todo lo que pudiera molestar al mando verticalizado era puntillosamente eliminado.
En cierta ocasión, durante una clase un alumno se puso de pie y la increpó: "Profesora. Eso que ud. está diciendo no le va a gustar al Adolfo". Era un curso de postgrado y el alumno era un hombre grande, profesional recibido, que creyó pertinente señalar el límite y reclamar obediencia al Mando Natural. Y cosas así a nadie le llaman la atención.
Cuesta imaginarse algún progreso duradero con un medio social tan penosamente achicado de la cabeza. Uno puede creer que es una fase, pero sin material humano no hay como crecer.
Seguro, Almafuerte, y como he padecido la homogeneidad de pensamiento en mi universidad pública, el control absoluto y las agresiones de la cáfila que controla tanto los cargos docentes como el material de estudio (el CBC llega al paroxismo al respecto), así como el patoterismo de la militancia estudiantil (de un solo color, por supuesto), soy un fervoroso defensor de la libertad de cátedra y de la apertura del debate en el ámbito académico.
Un cordial saludo.
Cuestión indígena: los huarpes no existen hace más de un siglo. Quijadas es la animalada más antijurídica, antiecológica y bananera de los últimos años.
La creación de un Parque Nacional supone un trabajo de años a cargo de expertos que determinan su extensión necesaria, el relevamiento exhaustivo, las negociaciones para transferir jurisdicción a Nación, acuerdos y expropiaciones a privados, etc.
Una vez creado, se elabora un Plan de Manejo que también puede llevar años. Y el Estado debe implementar el plan dotando al parque de los recursos humanos y financieros (guardaparques, vehículos, comunicación, etc.), más todos los trabajos que deben hacerse regularmente (control de especies, caza furtiva, visitantes, etc.)
Dígame ud. que pueden hacer los huarpes en ese rol, y si no da para pensar en la burda maniobra de apropiación bajo el discurso indigenista.
En fin, el asunto Quijadas es una payasada. Ni siquera es posible jurídicamente que una provincia le "expropie" a la Nación territorios que fueron cedidos acorde a la ley, ni hay antecedentes de una desafectación de un PN. Tiene que haber pasado algo gravísimo para desafectar un parque, y acá lo único que pasó es el enfrentamiento con la Nación.
Con respecto a entregarle a una etnia (o a un sindicato, o a quien sea) el manejo de un Parque Nacional, tiene el mismo sentido que entregarles el manejo del Hospital Argerich o el ministerio de Economía. No tiene la menor seriedad.
En realidad no se puede decir que San Luis tenga un mal manejo ambiental: directamente no tiene, las Reservas Provinciales existen sólo en el decreto de creación. No tienen plan de manejo, no tienen presupesto ni equipos. ¿Sabe cuantos guardaparques tiene San Luis? UNO para toda la provincia, en una oficina en la capital. Toda la franja costera de Villa del Carmen a Merlo es supuestamente el "Parque Provincial Pte. Perón". Lo único que aportó la provincia fue el cartel. Allí han desmontado y quemado las laderas serranas hasta la ruta, a la vista de todo el mundo.
Finalmente, como anécdota lateral. Durante los incendios del 2009-2010 dejaron quemar cientos de hectáreas hasta aceptar que entraran la brigada naranja y el hidrante de Córdoba, no los querían dejar pasar. San Luis no tiene avión ni cuerpo de bomberos para fuego en las sierras.
En resumen: una mezcla extraña de capacidad hacedora, mentalidad autoritaria paternalista y chanterío corrupto.
No sé. Sólo se habla de capacitación para el turismo. El parque es "Nacional", o sea, fue creado por ley del Congreso de la Nación, depende del Estado Nacional en su regulación, administración, guardaparques, etc. Ya está creado y funcionando, e involucra una vasta extensión, de la que sólo pueden recorrerse unos circuitos pedestres de 45 minutos, muy restringidos por cuestiones de seguridad y preservación, luego de transitar un camino de tierra de unos 10 km, y de pagar a un guardaparques nacional $ 20 per capita.
Lo que usted dice de los huarpes, en lo que coincido, es aplicable estrictamente a todos los pueblos originarios. Los grupos estos beneficiados con derechos diferenciales, sobre todo, de carácter real, son un conglomerado difuso y de difícil precisión (salvo que ingresemos en un complejo asunto de antropometría, genética, y demás yerbas), de descendientes y no tanto, la mayor parte de ellos, mestizados. Igualmente, no hable mucho del asunto, porque le saltarán a la yugular.
Recomiendo pasar por el comedor, sobre la ruta, luego de salir del Parque Nacional, y pedir allí el chivito al horno de barro. El comedor es privado, austero y de campo, o sea óptimo para el disfrute (salvo por los baños), y la familia que lo atiende, excelentes personas de parca cordialidad bien argentina, seguramente bastante de huarpe tiene.
una pequeña corrección occam (si ya la dijeron antes, se me escapó). La autopista Rosario-Córdoba ya está completa. El último tramo que faltaba era General Roca-Leones y hace un par de meses que fue inaugurado.
Vale aclarar que el tramo inicial Rosario-Carcarañá está completamente hecho mierda. Debe ser un caso único en el mundo para una autopista recién inaugurada...
A modo de contraste, le cuento que este año me fui de vacaciones al Uruguay. Esto me obligó a atravesar media Argentina, desde la ciudad de Salta hasta Colón en Entrer Rios. Fueron más de mil kms. por las provincias de Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Santa Fe y Entre Ríos, en su mayoría por rutas nacionales (34, 11, 12, 18, entre otras). Sólo en el tramo Salta-Torzalito (menos de 50 kms) anduve por autopista, y en el tramo Torzalito-Metán, por una ruta de cuatro manos. El resto de la ruta nacional 34 (ruta clave para el norte argentino, teniendo en cuenta que es la que une las provincias de Salta, Jujuy, Santiago del Estero y norte de Santa Fe, con los puertos de Sta Fe y Rosario) es un desastre. Una ruta destrozada, por la que pasan infinidad de camiones y con una señalización desastrosa. ¿Cuánto recauda la AFIP por el tráfico que por allí circula, en una y otra dirección?
Cuando veo en "Fútbol para Todos" las propagandas del gobierno acerca de los miles de kms de rutas, la cosa me parece una broma de mal gusto.
La política vial de este y los anteriores gobiernos ha resultado, al menos para el Noroeste argentino, desastrosa.
Agrego: las rutas nacionales 11, 12, 18 y 130, que atraviesan Santa Fe y Entre Ríos, no están mucho mejor que la 34. Sólo se está encargando este gobierno de la 14, la que bordea el río Uruguay.
Gilberto: Sé que en teoría la autopista está completa, pero reitero que, viniendo de Córdoba, a la altura de Bell Ville, unos banderilleros con banderines naranja muy claramente indican que se desvíe el tránsito a la derecha, ayudados de conitos que estrechan bastante abruptamente la calzada. Allí se agarra una ruta de acceso a la localidad, de unos 4 km, y luego se toma por la vieja ruta 9, que en Bell Ville es periférica al ejido urbano. Deben soportarse semáforos de no menos de 3 minutos de rojo por un minuto de verde, con enormes camiones que tardan una eternidad en ponerse en marcha, de modo tal que se produce el famoso "efecto acordeón" y las colas son tan largas, que deben esperarse 3 ó 4 semáforos para poder cruzar. Resultado: unos 20 minutos de demora. Al finalmente pasar, se hacen muchos kilómetros por la ruta 9 vieja, con un tránsito muy importante, nadie indica nada, y si bien hay una primera encrucijada a unos 10 km saliendo de Bell Ville, nada ni nadie le aseguran que vaya a salir a la autopista. En fin, todo el tránsito prosiguió por el camino viejo hasta la segunda encrucijada, a unos 30 ó 35 km, que es la RP 59. Allí doblamos unos cuantos, arriesgándonos a no encontrarnos con nada, mientras que otros siguieron por la vieja RN 9. En verdad, al final de la RP 59 uno se encuentra con la autopista, pero debe andar adivinando si se mete por donde corresponde, y luego, si va por un trecho habilitado, ya que no hay absolutamente nada, ni más señales, ni banderilleros, ni nada. Sólo máquinas a la vera del camino, y un aspecto de recién terminado, a las apuradas, pero no habilitado. Puede ser que estén faltando algunas rampas de acceso, nada más. O algo así. Pero reitero, hay que desviarse y comerse un tremendo garrón por Bell Ville. Igualmente, si estuviera terminada (que supongo que pronto lo estará; no lo estaba el 27 de enero cuando pasé), lo único que evidencia es una dinámica constructiva a razón de 30 km por año.
Un cordial saludo, y gracias por su comentario.
Ingenierito: Es tal cual usted lo dice. Lo que se está haciendo en materia de obras de vialidad es lamentable, si se tienen en cuenta los presupuestos publicados (ni hablar de los millones que luego se giran como "refuerzos" en virtud de los famosos superpoderes). Con unos 11 mil ó 12 mil millones de pesos por año, que figuran en las respectivas leyes de presupuesto, vialidad debería construir, usando sólo 2/3 partes de ese presupuesto para obras, unos 3.000 a 4.000 km de ruta NUEVA por año. Si una ruta nueva va al lado de otra ya existente, tenemos una autopista, o al menos una autovía, que se transforma en autopista si se hacen los puentes y rampas laterales para evitar los cruces.
La Argentina tiene 13.000 km de rutas troncales en las cuales ya resulta inadmisible, a estas alturas del siglo XXI, que se den choques frontales y situaciones de sobrepaso con su inmenso riesgo. Teniendo en cuenta que ya hay unos 1.300 km de autopistas sobre los troncales, se necesita hacer unos 11.700 km adicionales. A razón de 4.000 km por año, que es la capacidad presupuestaria que cómodamente tiene Vialidad, en 3 años la Argentina ya tendría que haber tenido un sistema como la gente, que es lo ÚNICO que probadamente reduce los índices accidentológicos.
En lugar de ello, se gastan fortunas en campañas publicitarias de concientización (difíciles de auditar, y por ello tan usadas), se compran cientos de camionetas y helicópteros para investigación de accidentes (es decir, cuando ya la tragedia aconteció), se tienen inmensos y pomposos edificios con vista al río para centenas de funcionarios muy bien pagos, sus asesores, choferes y secretarias, y se confía la obra pública vial a talentos de probada idoneidad técnica y moral, que cualquiera conoce con sólo hacer un poco de memoria...
El saldo resulta en una decena de miles de muertos por año, y unas cuatro decenas de miles de heridos, algunos de una gravedad aun mayor que la muerte. Si sobre cada uno de ellos uno calcula al menos 3 personas sufrientes de su entorno, tenemos 150.000 personas al año afectadas irreparablemente por los accidentes viales. Esos números son los que no tienen perdón. Aquellos que transforman la desmesura de la corruptela en un crimen eterno y sin castigo.
Un cordial saludo.
todo bien Occam. Pero le juro que el 31 de diciembre y el 10 de enero hice el tramo Rosario-Oncativo completo por autopista.
Y coincido, el trecho Bell Ville-General Roca por ruta es espantoso
Denme una gestión de San Luis en la Nación. Una sola, nada más. Por cuatro años, me aguanto el verticalismo, el entrometimiento y todo lo que venga en la perinola.
Lo juro, si a cambio me dejan algo en la Argentina de lo que hoy tiene Saint Louis, me banco lo que venga.
Relato: A eso me refería cuando hablaba de urgencias y lastimosas realidades estructurales que se van consolidando, que exceden las delicadezas de los paladares negros, y conciernen más a saciar un apetito pragmático, regido por el buen sentido, la paz entre hermanos, el trabajo como vector social antes que económico y la familia como baluarte cultural y axiológico antes que como institución meramente alimentaria.
Un cordial saludo.
No lo digo en defensa del Estado Nacinal ni del gobierno de turno, pero vine de Córdoba el 31/1/11 y la autopista desde Córdoba hasta Rosario está terminada en un 100%. Lo único que estaba en obra era las cabinas de los peajes. Eso si, tardaron 40 años en hacerla y se olvidaron de las estaciones de servicio.
También es cierto que los tramos más añosos ya necesitan una urgente reparación.
Tal vez el desvío se pude deber a algún accidente. No lo se.
Saludos cordiales
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