viernes, 23 de septiembre de 2011

DALINAL


En un mundo serio, solemne, circunspecto, absoluto, controlado, gris, eufemístico, insincero, hipócrita, sin sentido del humor, con la lengua mordida, con el secreto habitando los cajones de una consciencia cada vez más encriptada, viene bien de vez en cuando reflotar a los genios que iluminaron nuestros primeros pasos de pensamiento libre e incondicionado, que nos animaron a ir en contra de la corriente, a clavar los talones en el suelo, y abandonar el paso uniforme y marcial del ejército de los mediocres y los complacientes, pegar media vuelta, y abandonarse a la llanura inmensa en soledad. 


"¿Usted padece angustia intelectual periódica? ¿Depresión estética, fatiga, asco de la vida, depresión maníaca, mediocridad congénita, cretinismo gelatinoso, piedras de diamante en los riñones, impotencia, frigidez? Tome DALINAL, el fuego artificial del espíritu que le devolverá las ganas de vivir".

En este post trataremos de encontrar los ingredientes secretos de ese balsámico remedio.

María del Carmen Mosterio y Humberto Sabatini nos aportan un valioso indicio, cuando consignan en Dalí Monumental (Demart Pro Arte B.V. Daniel Adrián Kipper, Buenos Aires, 1999, p. 39) los famosos "a favor" y "en contra" del gran Salvador en su Diario de un genio, a través de un didáctico cuadro sinóptico:

EN CONTRA DE

A FAVOR DE

La simplicidad

La complejidad

La uniformidad

La diversidad

El igualitarismo

La jerarquía

Lo colectivo

Lo individual

La política

La metafísica

La música

La arquitectura

La Naturaleza

La estética

El progreso

La perennidad

El mecanismo

El sueño

La abstracción

Lo concreto

La juventud

La madurez

El oportunismo

El fanatismo

El cine

El teatro

Buda

El marqués de Sade

Oriente

Occidente

El Sol

La Luna

La revolución

La tradición

Miguel Ángel

Rafael

Rembrandt

Vermeer

Los objetos salvajes

Los objetos civilizados

El arte moderno africano

El Renacimiento

La filosofía

La religión

La medicina

La magia

La montaña

El litoral

Los fantasmas

Los espectros

Las mujeres

Gala

Los hombres

Mí mismo

El tiempo

Los relojes blandos

El escepticismo

La Fe

El cristianismo

El catolicismo

La democracia

La monarquía



"La única cosa de la que el mundo nunca se va a cansar es de la exageración".

"Comienza por aprender a dibujar y a pintar como los antiguos maestros. Después, haz lo que quieras; todos te respetarán".


Si eres uno de los que piensan que el arte moderno ha superado a Vermeer y a Rafael, no leas este libro y sigue sumergido en la idiotez".

"No vomites sobre tu cuadro, porque el cuadro puede vomitar sobre ti después de que estés muerto".

"¡No a las obras de arte que no requieren esfuerzo!"


13 comentarios:

Almafuerte dijo...

No se de donde sale eso de postularse contra la música o la naturaleza, pero sospecho que lo del cine tuvo que ver con alguna pelea (de tantas) con Buñuel.

No se si viste la película "Little Ashes", sobre la juventud del famoso trío Dalí- Buñuel- García Lorca. La crítica la destrozó, pero a mi me gustó muchísimo.

Saludos.

Camisas dijo...

"La única cosa de la que el mundo nunca se va a cansar es de la exageración". Gran verdad ¡hasta la próxima!

piscuiza dijo...

Occam:
Qué lindo post!!! GRACIAS.
A mi también me gustó esa peli! Y no tenía idea que la habían destrozado.

Abrazo

Occam dijo...

Almafuerte: No vi la película, pero atendiendo a su recomendación (reforzada por la opinión de Piscuiza), voy a intentar verla próximamente. Entiendo bien el sentido de la dicotomía estética-naturaleza, si se la observa pictóricamente. En cuanto a aquélla entre música y arquitectura, supongo que debe ser leída a la luz de su pronunciación por la perennidad. A través de los recursos tecnológicos, como los magnetófonos, la música pudo, recién en el siglo pasado, ser cristalizada y envasada, siendo que su naturaleza es escurridiza y transitoria. De hecho, aun envasada, nunca es la misma ni somos los mismos los que escuchamos. El Partenón, el Panteón o el Duomo de Milán se han impuesto sobre las viejas canciones, las liras, las flautas y los laúdes, y recién la música pudo alcanzar ese esplendor metafísico cuando se "arquitecturizó" con Bach, con Mozart, con Beethoven, con Bruckner y con Wagner. Pero son sólo ideas mías. No me haga caso. Respecto del teatro y el cine, bien puede ser lo que usted dice. Yo soy muy aficionado al cine, e incluso en su momento fui muy aficionado a Dalí-Buñuel, al Buñuel de "Simón del Desierto", a Fritz Lang, etc. Aunque es muy interesante, por lo menos para mí, el cine que abreva fuertemente en el teatro (sin llegar, claro, a las sobreactuaciones exasperantes de muchos de nuestros actores nacionales, ni a los opios sobredimensionados como Dogville). Se me ocurre "La Celebración", o "Juego Macabro", como ejemplos.
No hay que olvidar lo que decía Freud, gran admirado por Dalí (a la par que el catalán fue el único surrealista que generó en el vienés auténtico respeto): "En el inconsciente, todo pensamiento está unido a su contrario".

Un cordial saludo.

Occam dijo...

Camisas: Muchas gracias por pasar, y me alegro de que haya usted disfrutado de la evocación del genio de Figueres. Ya le tocará al otro enorme e inmortal catalán: Gaudí.

Un cordial saludo.

Occam dijo...

Piscuiza: Pues es una gran alegría saber que le ha gustado, y sobre todo... ¡saber de usted! Un gran abrazo.

Leandro dijo...

Estimado, hermoso post. Con una estética exterior tan particular, este señor es referencia obligada a la hora de leer el combate del individualismo liberal en el siglo veinte por volver a ser, reexpresándose a si mismo desde sus raíces decimonónicas.

Desde mi perspectiva, las ideas-fuerza centrales del siglo inmediato anterior eran tres, todas ellas movimientos de reacción a la Revolución Francesa.

Se pueden agrupar a grandes rasgos(con la lógica aclaración de que se tratan de tipos ideales, en los cuales será difícil encasillar a muchos pensadores y artistas, y sencillo ubicar a algunos pocos) en la línea "reaccionaria-conservadora", que extrañaba y reivindicaba el orden de cosas anterior a la Revolución, la línea "colectivista-marxista", para la cual la Revolución había sido expresión de las clases bajas cooptada por la burguesía, y la línea "liberal", para la cual el nuevo orden social europeo post Congreso de Viena permitía bajar a la realidad habitual europea los lineamientos de la Revolución Gloriosa y los de la democracia americana.

Estas vertientes, para la época de esplendor y madurez de Dalí, habían ¿evolucionado? en desarrollos absolutistas como el corporativismo, colectivistas como el socialismo real o desregulantes como el capitalismo financista de los EEUU pre 1930.

Las tres líneas de pensamiento habían tomado para si partes del liberalismo original. Leídos en clave de bastardearlos, podemos rastrear en las justificaciones de cualquiera de estos regimenes un Stuart Mill, un Tocqueville, un Weber.

Creo que por ahí viene la disquisición de las oposiciones. Me parecería encontrar una tendencia de re-lectura de los clásicos, con centro en los "dos mundos" platónicos.

Por un lado, la Verdad, las ideas, complejas, diversas, jerárquicas, inmutables. Lo perenne, lo firme, lo tradicional.

Por el otro, lo corrupto. Lo sensible, simplista, pasajero.

En muchas de las categorías de las que está en contra, encuentro las tres líneas políticas antes nombradas: es simple, uniforme, igualitarista, colectivo, político lo "soviético"; así como es jóven, abstracto, mecánico, oportunista (y si quiere, podemos buscarle raíces orientalistas en el caso alemán) lo fascista. Y claro está, el occidente "financierizado" es la medicina escéptica, el control del tiempo, la democracia y el consumo fordista (el "arte moderno africano" me arrancó una sonrisa).

El lo dijo, la única diferencia entre él y un loco, es que él no estaba loco.

Saludos.

Leandro

PS: Usted me dejó esperando cual adolescente encandilada... ¿le llegó mi correo?

destouches dijo...

Muy buen post. Habría que ver cuántas dosis de Dalinal serían necesarias para contrarrestar al soma de la postmodernidad progresista.

Mensajero dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mensajero dijo...

Por su rechazo a todo lo que es apersonal y vulgar; por sostener "el artificio sobre el pútrido aire de la realidad" y por "ese gusto aristocrático del disgustar", Dalí debe ser considerado como un auténtico dandy.
Ahora que el arquetipo de Procusto pulsa intensamente e intenta acomodarnos a su (variada) uniformidad, bienvenido sea el Marqués.

Occam dijo...

Leandro: Muy valiosas sus reflexiones, y mucho que destacar en ellas. En verdad, afirmar la diversidad frente al igualitarismo, la jerarquía frente a la tábula rasa de las demoliciones (y entonces la arquitectura, se entiende), la identidad frente a la indeterminación, la tradición frente a la revolución, es afirmar los principios de la vida por sobre los de la muerte. Esto, que es tan evidente en el mundo físico, paradójicamente se subvierte en el mundo de las ideologías... Pero ¿qué son las ideologías sino el vehículo de la mentira institucionalizada?

Muchas gracias otra vez por su comentario, y un cordial saludo.

Occam dijo...

Destouches: El Dalinal tampoco hace milagros... Lo aconsejable, ante un enfermo terminal en estado calamitoso, es una buena dosis de morfina.

Un abrazo.

Occam dijo...

Mensajero: ¡Qué duda cabe de que el marqués fue uno de los últimos auténticos cultores del dandismo! Su oposición a "la realidad", como su oposición a la Naturaleza, está vinculada con esa tendencia uránico-solar que signa toda su obra. En su pasión por el enigma, a mí me desconcierta en un solo punto, y es en su "en contra de" el Sol, y "a favor de" la Luna.

Un cordial saludo.