lunes, 4 de agosto de 2008

PRODUCCIÓN Y ECOLOGÍA


"Para todos nosotros, las relaciones de la especie humana con la naturaleza representan un interés demasiado amplio y demasiado lejano para que esté a merced de nuestras decisiones individuales. Pero la cosa cambia si existe en nosotros un sentimiento de respeto y consideración hacia la naturaleza. Y, para decirlo todo, pienso que este sentimiento de respeto a la naturaleza es una componente natural y necesaria de toda actitud habitual de respeto hacia los demás".
Bertrand de Jouvenel


En el último debate de www.todosgronchos.blogspot.com se abordó la cuestión del medio ambiente, y en mi último post me tomé la libertad de mencionar a Bertrand de Jouvenel. Resulta entonces propicio amalgamar ambas cosas, en el siguiente resumen a un aspecto de su pensamiento, referido a la interacción producción-ecología, expuesto muy tempranamente (1976) y nunca del todo reconocido. El libro del que hablaremos se titula "La Civilización de la Potencia. De la Economía Política a la Ecología Política". Jouvenel fue un politólogo y economista originalísimo y polifacético, profesor de muchas universidades, escritor y diplomático francés. Su vida discurrió entre los años 1903 y 1987.

"La ciencia económica se ocupa del trabajo humano y del fruto que éste le reporta al hombre. Durante varias generaciones, el gran tema de la economía ha consistido en analizar la cooperación cada vez más compleja que se ha establecido entre los hombres en orden a la satisfacción de sus necesidades. (...) La ciencia económica actual muestra preocupaciones totalmente diferentes. Lo que interesa no es principalmente el equilibrio económico, sino el crecimiento económico", pero "no cabe tratar del crecimiento económico haciendo abstracción de las condiciones físicas que comporta".

La simplificación en la ecuación trabajo-capital, soslayando la cuestión de los recursos naturales, más allá de cualquier utilidad que revista para el análisis económico, tiene "el grave inconveniente de hacer creer que el flujo de bienes ofrecidos para la satisfacción de las necesidades humanas depende sólo del esfuerzo humano, en una perfecta independencia respecto al medio natural. (...) En una palabra, no se tiene una idea clara de que eso que denominamos «producción» es sólo una transformación de las aportaciones naturales y depende enteramente de éstas. (...) Por estas razones, soy de la opinión de que la formación económica debería ir precedida de una introducción ecológica. Antes de hablar de la organización de los hombres para la obtención de bienes, habría que mostrar que estos bienes se obtienen del medio natural y que, en consecuencia, la organización de que se trata es fundamentalmente una organización para sacar partido del medio ambiente".

Bertrand De Jouvenel resume diciendo que "la ecología examina las relaciones de una especie con el resto de la naturaleza; la economía examina las relaciones entre los individuos de una misma especie (que no son independientes de las relaciones ecológicas). En una sociedad altamente organizada como es la nuestra, la naturaleza desaparece tras la masa organizada de los humanos; el individuo cree vivir de sus relaciones con los semejantes, de los servicios que les presta, de las contrapartidas que obtiene; ha olvidado ya que vive de las mermas que la población de la que es miembro causa en su medio natural. Todo lo que utiliza se le presenta como producto del trabajo humano; y es verdad en cuanto a la forma; pero en cuanto a la sustancia, todo esté tomado de la naturaleza. Se reconoce esta dependencia de la naturaleza en el caso del pan, pero no en el caso del avión, en su armazón hecho a base de minerales, en sus neumáticos de caucho, en su carburante extraído de los depósitos subterráneos. (...) Trátese del funcionamiento de un organismo o de una fábrica, hay siempre un gasto de energía que debe compensarse con aportes de energía, y éstos se toman siempre del medio natural. Para una sociedad humana, como para el más minúsculo organismo, la ingestión de sustancias energéticas es la condición de su actividad". Esta idea "se impone por su evidencia; pero no basta con aceptarla, hay que sacar consecuencias. Estas consecuencias ocuparon la mente de Montesquieu y fueron la obsesión de Malthus".

La gran estafa del PBI o PNB.

"Al salir de la II Guerra Mundial, todos los países se plantearon el crecimiento económico como objetivo prioritario", y la forma de medirlo fue el PIB o PNB, el Producto Nacional (o Interno Bruto, que es sólo la suma de las ventas de las empresas y sólo tiene en cuenta el capital y el trabajo. El PNB deja fuera "toda consideración de la depreciación de los recursos naturales", y De Jouvenel añade que no mide la "contribución de la naturaleza" (materiales, combustibles...), ni la "contribución inmaterial de los inventores y técnicos". Además, para calcular el PNB es indiferente que se construyan "escuelas o bombarderos" o que se mejore o empeore la situación laboral. De tal forma, concluye en que "la necesidad de una revisión de nuestras instituciones económicas es algo que se impone con evidencia", pues "se trata de integrar los indicadores sociales y ecológicos en las instituciones económicas".

Respecto al ambiente en las ciudades, De Jouvenel consigna (y valora) la trascendencia del hábitat, y en tal sentido se orienta en la cosmovisión heideggeriana en la consideración de la existencia humana: "La calidad del ambiente ejerce una influencia conformadora más decisiva, a mi juicio, que la enseñanza, porque lo primero mira a la sensibilidad y lo segundo a la inteligencia. Y yo coloco el desarrollo de las facultades afectivas por encima del desarrollo de las facultades intelectuales (...). Es el espectáculo y la compañía de las cosas vivientes en nuestra infancia lo que nos predispone a gozar de la vida, mientras que unas calles antipáticas, cuyo único atractivo son los escaparates comerciales, predisponen a concentrar la atención en el poder de compra, predisposición que postula, como su complemento natural, una educación orientada hacia las condiciones de adquisición del poder de compra: entonces la mejor educación será aquella que permita comenzar con los salarios más elevados, con las mejores perspectivas de hacer carrera. Los placeres ofrecidos por la naturaleza son gratuitos, y en la existencia rural no había necesidad de preservar «espacios verdes» constantemente amenazados por usos del suelo más rentables. También eran gratuitos, en la existencia urbana los placeres de la calle, en tanto podía ser lugar de conversaciones, barridas ahora por el rodar y el trepidar de los automóviles. Son éstas unas pérdidas cuyo índice de crecimiento no puede, al ser índice de desarrollo, llevar signo negativo", y "vienen a acentuar la desigualdad, pierden placeres que estaban al alcance del pobre (...) y posiblemente, de estos placeres los pobres sabían disfrutar mejor que los ricos".

De tal forma, "hay que subrayar" que todos los gastos privados que son provocados por los inconvenientes de ese estilo de vida urbano (como el uso excesivo del automóvil, los accidentes, los gastos médicos por el estrés, por el delito, etc.), se suman al PNB en vez de restarse, porque el PNB "es la expresión, siempre abstracta, de los bienes y servicios".

"Es muy fácil respirar optimismo cuando todo lo que se hace se contabiliza como enriquecimiento, aunque esté mal hecho, aunque sea una insensatez, aunque se destruya sin sentido. Es preciso saber que es así como contabilizamos". Así, construir una carretera a través de un bosque o talar árboles son sólo elementos positivos porque son inversiones.

Para este pensador y economista resulta entonces un equívoco muy peligroso el de considerar que la sociedad está fundada en los intercambios entre los hombres regulados por el dinero, porque lo cierto es que "está fundada en la explotación de los bienes naturales", y especialmente, a partir de James Watt, por el incremento de la potencia. "Owen denunció en su tiempo el trato que se daba a los niños empleados en la industria textil, (...) los cuales carecían de toda defensa. Éste es el caso de la naturaleza. (...) Se precisan, pues, agentes humanos que puedan discutir en su nombre", cosa que actualmente sólo hacen los grupos ecologistas (con mayor o menor acierto, con mayor o menor fortuna, con mayor o menor eficiencia, eso para este análisis, es harina de otro costal). Mientras, los economistas y los gobiernos, siguen utilizando el PBI o PNB para demostrar que lo hacen todo muy bien, y aunque muchos gobiernos tienen su Ministerio de Medio Ambiente, lo cierto es que las demás áreas de gobierno, y los poderes indirectos que operan a través de negociaciones informales, suelen frustrar cualquier política útil y significativa. Y esto todo, siendo que el bueno de Bertrand no tuvo ocasión de conocer la idoneidad y rectitud de Romina Picolotti...

Por esto, el PNB resulta un instrumento no sólo insuficiente, sino más bien capcioso y distorsivo, a los pregonados efectos de medir la mejoría en una sociedad. Cabe entonces preguntarse: "¿qué tipo de crecimiento es válido? ¿El crecimiento que tiene como meta únicamente la maximización del producto nacional por habitante, e incluso la maximización de la renta disponible por habitante para el consumo privado? ¿O un crecimiento enfocado a las condiciones humanas de todo tipo?": "Lo que importa en la marcha de la sociedad es la orientación, y no la velocidad evaluada por el crecimiento de bienes y servicios".

El estudio Meadows "presenta la marcha histórica de la especie humana sobre el planeta durante los siglos XX y XXI", usando 5 variables: población, alimentos, producción industrial, recursos naturales (no vivientes) y polución. Las 2 primeras recuerdan a Malthus, cuyas teorías fueron olvidadas durante más de un siglo y se le empezó a considerar nuevamente a partir de 1950, "porque hemos tomado conciencia a escala planetaria de una situación que había alarmado a Malthus a escala nacional". Los desastres por hambrunas apocalípticas fueron predichos por el estudio Meadows para mediados del siglo XXI, y "todos los países han tomado conciencia de esta amenaza, y todos están de acuerdo en que no hay solución posible si no se detiene este ritmo de crecimiento de la población". El estudio Meadows se centra en demostrar que el crecimiento industrial también será causa de esas catástrofes futuras si se sigue al ritmo actual, por dos causas básicas: agotamiento de materias primas y polución creciente.

"Toda forma de vida es una maravilla que no somos capaces de reproducir. (...) Todos los animales son parásitos del vegetal, y nosotros somos el último y supremo parásito. Nuestra dependencia de las más humildes formas de la vida debiera inspirarnos una saludable humildad y un saludable amor a la naturaleza viviente".

Más allá de considerarlo, De Jouvenel cuestiona el panorama planteado por el estudio Meadows, y sostiene (anticipa) el carácter positivo que puede tener el encarecimiento de las materias primas, "ya que contribuiría a disuadir de un método de nuestra producción que atiende exclusivamente a la economía de trabajo, sin cuidar ni proteger los recursos", y porque incitaría "a la reutilización de materias". La contaminación (de origen industrial, por urbanización...) es un grave problema que efectivamente de seguir a ritmo constante "la visión del futuro sería, en efecto, espantosa", pero De Jouvenel se demuestra optimista en torno a este punto, porque piensa que el desarrollo tecnológico en un momento cambiará de rumbo, y permitirá reducir la contaminación industrial. También valora la concienciación creciente de la ciudadanía y propone impuestos a los productos más contaminantes para, con ese dinero, fomentar los menos contaminantes. Así, la contaminación industrial resulta más fácil de controlar que la que proviene de la urbanización, ya que esta segunda deteriora el medio urbano de forma más anónima y con responsabilidades más dispersas.


Crecimiento demográfico en espacios acotados. Consideraciones antropológicas.

Nebel y Wright en Ciencias Ambientales: Ecología y Desarrollo Sustentable realizaron el experimento consistente en la introducción de parejas de renos en una isla en la cual no había depredadores naturales. Nuestro autor retoma las consecuencias de ese ejemplo, y explica:
"el progreso de la población sólo es frenado por el obstáculo mutuo que representan los individuos de la población a partir de una cierta densidad". Pero hay que tener en cuenta que "la población ejerce sobre el medio una influencia destructora y, por otra parte, el medio es esencialmente vivo: posee su capacidad de reproducción de las pérdidas sufridas". De tal forma, el autor especula con la posibilidad más cierta de que, a largo plazo, la desaparición corresponda antes a la especie explotadora que el medio.


Sin embargo, debe tenerse en cuenta que "el hombre no se limita a soportar pasivamente las situaciones", sino que diseña permanentemente soluciones (otro análisis será el correspondiente a su capacidad de previsión, o por el contrario, su tendencia a obrar de acuerdo a la contingencia). Así entonces por ejemplo, "la emigración y el cambio en el modo de tratamiento del medio". Precisamente esos fueron dos aspectos que Malthus no tuvo en cuenta: Los avances de la Revolución Industrial y las emigraciones masivas (al Nuevo Mundo y hacia otras colonias). Así, "si una sociedad humana pasa de la alimentación por la caza a la alimentación por la ganadería, es claro que la misma superficie podrá nutrir a una población más numerosa (...), [y] la sustitución de la ganadería por la agricultura produce un nuevo incremento".

Supongamos 3 territorios, de cazadores, ganaderos y agricultores, respectivamente. Con el tiempo, los cazadores, que son los que menos explotan su territorio, tenderán a invadir a los ganaderos para apropiarse de su ganadería como si fuera caza. Igualmente podría ocurrir con los ganaderos respecto a los agricultores y curiosamente, también de los agricultores respecto al territorio de los cazadores que está poco explotado. "Este modelo, muy elemental, esclarece un hecho destacado por Toynbee": "remontándonos a épocas remotas de la historia, vemos que las invasiones son realizadas por los nómadas contra los sedentarios, mientras que desde hace unos siglos asistimos al proceso inverso" (proceso llamado de colonización). La invasión "por nómadas que conservan su género de vida tiende a despoblar", retardando el crecimiento demográfico. "Por el contrario, la invasión de un territorio de nómadas por sedentarios tiende a poblar y, por tanto, acelera el crecimiento demográfico total". El autor pone el ejemplo de China, en donde la ausencia de crecimiento demográfico hasta el siglo XVII pudo ser consecuencia de las invasiones de los mongoles, pero a partir "de la conquista por los sedentarios" (europeos), se produce un "espectacular" incremento de la población, que pese a las políticas de control de la procreación, parece en el breve plazo indetenible.



Economía de trabajo, dispendio de recursos naturales.

"Una población agrícola no obtiene sólo más alimento de una hectárea que una población cazadora, sino que lo obtiene sin duda con un menor esfuerzo". Aquí se tratan dos tipos de economía, que "pueden entrar en conflicto": "economizar recursos naturales" y "economizar trabajo". "Considerada en el aspecto demográfico, la revolución industrial consiste fundamentalmente en un enorme desplazamiento en las ocupaciones humanas, quedando una minoría de la población para las ocupaciones alimentarias". Además, es fácil comprobar que "a un porcentaje de agricultores bajo corresponde un índice de renta nacional alto", lo cual es perfectamente comprensible ya que cuanta menos gente se dedique a la agricultura, más gente se dedicará a otras producciones, que serán entonces más variadas. Por supuesto, esto no puede implicar de ningún modo el cambiar de trabajo a los agricultores para dedicarlos a otras tareas productivas, ya que, entre otros motivos, está el límite que pueda imponer la naturaleza: la tierra es limitada y no produce igual en todas las zonas. Como ejemplo, pone la agricultura de EE.UU., que es muy productiva y economiza muy bien el trabajo, pero "economiza muy mal la tierra. Para alimentar a un consumidor americano durante un año se requieren muchas menos horas que en Europa, pero muchas más hectáreas. Y la comparación con Asia es mucho más sorprendente aún. Lo que vale para la agricultura vale para la economía americana en su conjunto: al igual que hace un gasto muy elevado de tierra por productor agrícola, hace un gasto muy elevado de materias primas por productor industrial".



Mucho antes que EE.UU., Inglaterra trasvasó una fracción cada vez mayor de su población agrícola a puestos no agrícolas. Para ello importaba grandes cantidades de materias primas que transformaba y volvía a vender a todo el mundo. De Jouvenel afirma que si ese modelo fuera seguido por la India, por ejemplo, sus importaciones deberían ser "trece veces superiores a las importaciones británicas", y se pregunta "¿De dónde vendrían estos productos?". Esto lleva a una conclusión fácil: El modelo de desarrollo inglés o europeo (basado en recursos naturales externos), o el estadounidense (basado en recursos propios), no son generalizables al resto del mundo. "Todos los planes elaborados en todos los países del mundo tienden a incrementar la demanda de recursos naturales; la gran aspiración común a todos es economizar trabajo, cuando el factor hombre se hace cada vez más abundante, y no se piensa apenas en economizar los recursos naturales, que sin embargo son limitados".



"Yo recelo de la aplicación pura y simple a países superpoblados y relativamente pobres en riquezas naturales de un sistema de pensamiento centrado en la economización del trabajo e indiferente al gasto de los recursos. No estoy seguro de que la política económica representada por el ideal de maximizar el producto nacional coincida con la política económica representada por el ideal de hacer vivir a los hombres lo más felizmente posible mediante los recursos nacionales disponibles".

21 comentarios:

Nicolás Lucca dijo...

Bueno, creo que buena parte de mi inclinación al Peronismo se dio por una cuestión que a simple vista parecía muy primaria y que luego fui profundizando, pero que a grandes rasgos demostraba que no servía de nada tener un país rico, si los lingotes de oro los utilizamos de pisapapeles en los escritorios del Central. Cómo se mide la riqueza de un país? Medimos solamente como crece la macroeconomía? Importa solamente el crecimiento del país para agrandarse, como hace nuestra querida Presidente? Si un obrero promedio cobra 390 dòlares mensuales, estamos ante un país que crece económicamente?

La mentira constante ante la que nos encontramos a diario, hace que todo dato estadístico vaya camino a desaparecer en importancia al lado de lo que vemos en la calle.

Y sin embargo, se nos escapa la mayor de las incongruencias. Puede un país como Argentina tener indigentes?

republica dijo...

Son los propios documentos de la ONU los que alertan: la Tierra está entrando en la sexta mayor extinción de la historia.
Así reza el informe sobre "Una visión de la biodiversidad global". Elaborado con la participación de 1.300 científicos de 95 países, relata que la desaparición de especies vegetales y animales está en el punto más alto desde que, hace 65 millones de años, desaparecieron los dinosaurios.
Los humanos se encaminan a un consumo insostenible a corto plazo: la demanda actual de recursos globales, exigida por la especie que "piensa y habla", excede en 20% la capacidad de la Tierra de renovarlos.
El ritmo actual de extinción de especies vegetales y animales es 1.000 veces superior a los de la prehistoria. El futuro puede ser más dramático: en 2050, apenas en 40 años, la velocidad será 10.000 veces mayor. Ayer, Greenpeace aportó un mapa inédito de la devastación forestal de la Tierra. Hoy, el planeta conserva menos de 10% de sus florestas originales intactas. Desde 2000, se eliminaron del mundo 360.000 kilómetros cuadrados de selvas y bosques, casi una vez y media la superficie de la provincia de Buenos Aires. En un estudio realizado por imágenes satelitales, la ONG reveló que 82 de los 142 países que poseen selvas y bosques ya perdieron toda la cobertura original.
LA ONU REVELA QUE EXISTE LA MAYOR PERDIDA DE BIODIVERSIDAD DESDE LA DESAPARICIÓN DE LOS DINOSAURIOS
La desaparición de especies vegetales y animales es crítica, al igual que la demanda de recursos renovables.
La "CASA EN LA QUE VIVIMOS" NO está en orden!

OliverX dijo...

Celebro su post, Occam.
Déjeme agregarle algunas cositas que demuestran que Jouvenel era un visionario:
En primer lugar, el índice de biocapacidad es una herramienta, inútil aún, que podría servirnos a la humanidad toda para considerar cuál debiera ser el precio de las materias primas en los países que se ven obligados a arrasar sus recursos en pos de aquellos otros países que, densamente industrializados, no pueden siquiera pensar en un cultivo intensivo por la absoluta nulidad de ese recurso planteado en la inicial visión globalizadora de centro y periferia.
La devastación de los recursos naturales han sido propiciados, en en esencia, por la expansión de la agroganadería, dado que exterminó vastos ecosistemas.
La fuente motorizadora de la revolución industrial, el carbón (fósil) y el vegetal (carbonización inducida), cambiaron para siempre, la fisonomía de esa primera Europa industrializada. Se llegó a un punto crítico en donde casi no había árboles en Europa.
Fueron salvados por el petróleo, sin dimensionar la injerencia que tendría (y aún tiene) para el esquema global económico.
La matríz energética global es ya obsoleta. No solo porque se ha comenzado la curva de descenso en la producción de petróleo vs. la necesidad cada vez más demandante de un mundo críticamente industrializado, haciendo que el preciado y no renovable bien deje de ser barato con su consecuente arrastre de costos en toda la economía, sino porque el daño medioambiental que ha propiciado ha desencadenado un irreversible proceso de cambios climáticos a escala global.
Los economistas del mundo podrán citar a Henry George y su muy interesante postura de gravar únicamente a la producción que explota recursos naturales de la naturaleza que sean.
Hay gente que ha sido visionaria y ha escrito soluciones para los tiempos que vivimos. Sería hora de tomarlos seriamente en cuenta y obrar en consecuencia.
Abrazo.

OliverX dijo...

Me olvidaba.
Otro detalle importante que se viene debatiendo en la FAO, es el grave daño que viene causando al planeta la ganadería.
En ese informe que posteé el año pasado se hizo una evaluación global de emisiones de CO2, metano (CH4), óxido nitroso (N2O) y amoníaco (NH3).
La ganadería mundial es responsable del 18% de emisiones planetarias de CO2.
El 37% del metano producido por el hombre.(tiene un potencial de calentamiento global 23 veces mayor que el CO2)
El 65% del óxido nitroso humano. (el potencial de calentamiento global en este caso es 296! veces mayor al CO2)
Y el 64% de amoníaco, con su gravísimo efecto causal de lluvia ácida.

El paradigma alimenticio global es otro fiasco del siglo XXI. Según la ONU, 2/3 de la población mundial sufre desnutrición o malnutrición.
A la par, 1/3 de los granos cosechados en todo el mundo sirven para engorde de animales, con el costo energético que eso significa.

Hoy el hombre ha concentrado la agricultura en 9 especies principales.
En la historia de la humanidad, el hombre se ha alimentado de cerca de 4000 especies vegetales, hoy sólo se cultivan a diversas escalas, apenas 116 aprox.
La complejidad del asunto amerita que la ONU tenga otro rol. Uno más activo y decisivo.
La verdad de nuestra naturaleza humana se verá en las próximas décadas.
Otro Abrazo.

Occam dijo...

Bruno: Vos lo has dicho. El PBI es un indicador muy "bruto", precisamente, que suma todo, incluso los gastos incurridos para paliar efectos no deseados. Asimismo, creo que queda claro que el desafío para cada país es hallar su propio modelo de desarrollo, adaptado a las circunstancias socioambientales que le son propias, en lugar de intentar transplantar recetas desde lugares remotos y muy distintos, en clima, geografía, historia, población, etc.
Creo que un ejemplo de desarrollo nacional genuino a citar (y soy repetititvo, ya que lo hice antes) es el de la industria vitivinícola, que se ha fortalecido en la diversidad de los terroirs propios de nuestra tierra, muy diferentes a los de Burdeos, los de Italia, Rioja (España) o Chile, al punto de generar vinos con una cualidad incomparable (ni mejores ni peores, distintos, únicos). Además, ha reforzado el paisaje y el suelo, ya que prospera ganándole al desierto. Eso se ve claramente en Mendoza y sobre todo en Neuquén y Salta, y emplea mano de obra intensiva y bien paga, en poblaciones pequeñas, colaborando al medio ambiente (además de plantar viñedos, se plantan árboles como cortinas contra el viento, rosales para control de plagas, etc.).
Es hora de que pongamos nuestras energías en optimizar nuestros recursos, de acuerdo a la idiosincracia de nuestro pueblo y a las condiciones de producción que el destino nos ha proveído, y sobre las que debemos trabajar para mejorar.
Un abrazo

Occam dijo...

República: Muy cierto, y lamentable, lo que decís. Es el punto de partida de nuestras preocupaciones, anticipadas en 32 años en el libro que reseñé (hay más cosas del año 76 que leer, ciertamente, que aquellas a las que apela nuestra memoria monotemática). La cuestión -el desafío- está en darle valor a las cosas escasas, según la más estricta teoría económica liberal, que insólitamente se desoye en un mundo tan globalizado. Como se desprende del análisis de Jouvenel, lo que abunda (el hombre) se retacea, y todos los avances tecnológicos conducen al "ahorro" de trabajo y su sustitución por las máquinas. En cambio, lo que escasea se derrocha.
Esta crisis mundial, aún en estado embrionario, viene a preludiar un cambio de paradigma, en el cual tanto las materias primas como la biodiversidad para la medicina van a ocupar un lugar protagónico. Más adelante hablaré de la propuesta arqueofuturista de equilibrio global.
Saludos, y gracias por tu aporte.

Occam dijo...

OliverX: Brillante su intervención. Incluso, pone el dedo en la llaga de la cuestión axial que aborda Jouvenel en su libro, y que yo por cuestión de economía de espacio (siempre mis posts son demasiado largos) no traté, cual lo es, precisamente, la clave de bóveda de la "Civilización de la Potencia", en una observación muy original: el cambio de la fuente de vida, del suelo hacia el subsuelo, en sus dos instancias muy bien graficadas por usted: la revolución de la máquina a vapor (a través del carbón) y la ulterior hacia el petróleo.
Obsérvese que antes de que se produjera esa auténtica revolución industrial, la energía era dada por los seres vivos, fundamentalmente el caballo, y en segundo lugar el buey (como motores de transporte, norias, etc.) y por los agentes naturales (los molinos de viento, los barcos a vela, por ejemplo). Con el salto hacia la civilización de la potencia, todos esos otros recursos (esencialmente renovables y no dañinos al ambiente) son abandonados.
Ocurre que, de no haberse producido semejante revolución, muchos opinan que las especulaciones tremebundas de Malthus podrían haberse adelantado. Ello implica que el hombre está hace tiempo jugando a ser dios, apropiándose de la Tierra y no viviendo en ella como un ser más. Hace rato que salió de la posición de equilibrio, y debe improvisar. Hasta ahora, al primer cuello de botella histórico, el hombre respondió con un salto tecnológico que le dio siglo y medio (dos siglos máximo) de respiro. Vamos a ver cómo responde al segundo, que ya se está produciendo.
Cordiales saludos, y muchas gracias por su comentario.

Occam dijo...

OliverX: Respecto de su segundo comentario, el asunto no deja de resultarme personalmente escabroso, puesto que yo me reconzco como un carnívoro consumado. En algunos países de Europa (Alemania, Suiza), por lo menos se aprovechan los desechos del ganado para energía eléctrica, justamente por su enorme producción de gas metano, y el propio calor del ganado para calefacción (en las granjas la gente vive en la planta alta, y en la baja se encierra el ganado durante el invierno, que allí es muy riguroso).
También está dada la tecnología para aprovechar el metano de la basura urbana, mediante la instalación de celdillas bajo los lugares donde se hace la disposición final de los residuos, que reciclan el gas y lo acumulan. Sin ser demasiado ambiciosos respecto de esa reutilización, al menos permite el abastecimiento de toda la misma flota de camiones que hace la recolección, más las máquinas barredoras, etc.
Ocurre que el esquema de bonos verdes (créditos ambientales) del Protocolo de Kyoto viene fallando, sobre todo por su carácter demasiado timorato ante una crisis de la que todavía la comunidad internacional no ha tomado real conciencia.

Anónimo dijo...

Occam:

Realmente el tema que ha propuesto se las trae. Desgraciadamente estoy en este momento con un pico de trabajo que no me permite desarrollar una intervención como la que el tema amerita.

Sólo quiero recordar que ha sido Heidegger (a quien ud. menciona al pasar en su post) quien, desde la filosofía, ha intentado explicar este extrañamiento del hombre frente al mundo, sucedáneo del proceso de subjetivización del Ser. El mundo deja de ser la morada del hombre (de acuerdo a la visión de los antiguos) para convertirse en el objeto (útil) del sujeto / ser (hombre).
Muy interesante este aporte nuevamente.
Un abrazo.

Occam dijo...

Destouches:
Excelente su remisión filosófica. Creo que grafica el sentido último (y esencial) del desequilibrio comentado. Lo invito, para cuando tenga tiempo, a profundizar y explayarse sobre el asunto, que será un aporte muy bienvenido an este sitio.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Perdon que meta la cuchara, los otros dias postee algo a raiz de haber recibido este link, me parece que tiene mucho que ver con el tema:
La Historia de la cosas:

http://torinho.blogspot.com/2008/07/la-historia-de-las-cosas.html

Saludos

Victor dijo...

A la pelota! ... para ser honesto te tengo que decir que para opinar con propiedad necesito releer el post por lo complejo del contenido (complejo bueno). En algunas cosas no coincido pero eso no tiene la menor importancia.

Pienso que la "visión ecologista" tiene una cuota de megalomanía por parte de la especie.

Me viene a la cabeza una frase de Gregory Bateson que dice mas o menos "Los procesos políticos no son sino fenómenos biológicos, ¿pero qué político sabe esto?"

De todas maneras es una lastima que se pierdan ecosistemas y se extingan especies.

Saludos

Occam dijo...

Uilon:
Muchas gracias por su aporte. He visto hace unos días ese video, de acuerdo con su sugerencia, y él también ha sido disparador de la inquietud aquí reseñada.
Cordiales saludos

Occam dijo...

Víctor:
Estoy de acuerdo con su opinión del mundo ecologista. Al que podríamos agregar el discutible (por no neutral, por animoso, por poco objetivo) papel de ciertas conocidas ONGs.
No pertenezco a ese mundo ni a esa corriente de opinión, pero sí me preocupa este mundo palpable y visible y no comparto algunas tendencias de desarrollo, ni sobre todo, la cosmovisión que lo inspira. Por eso utilizo autores, digamos, "heterodoxos" (que no viven del curro, para decirlo llanamente, y que son honestos y muy versados respecto de lo que hablan) como disparadores para el debate, y sobre todo, como fundamento de un sistema autónomo de desarrollo nacional, que cuando tenga más pulido, desarrollaré.
Cordiales saludos.

OliverX dijo...

Occam:
Me quedé pensando en relación a su respuesta referida a la reutilización de gases provenientes de las deposiciones de animales en feed lots.
Hace un tiempo asistí a una charla que dió gente del INTA referida a la difícil quimera que le espera a la ciencia agrotecnológica para limitar el impacto de los feed lots al medio ambiente.
Si bien este sistema es el más rentable, insume unas cantidades energéticas inmensas y conllevan graves riesgos medioambientales, justamente, entre otras cosas por las deposiciones animales.
Otra vez estamos frente al mismo tipo de análisis en cuestión de parámetros de crecimiento (PBN o PBI) donde todo se mete en la misma bolsa...
Mi postura frente al consumo animal es conocida por Ud. y los demás. Es una cuestión filosófica con sustento en la salud y el medio ambiente.
Lo cierto es que los feed lots son la forma "intensiva" de explotación ganadera y aunque resuelvan la cuestión referida a las deposiciones animales, como ya lo han resuelto los chinos con sus cerdos, lo más serio pasa por el alimento a base de granos y su impacto real en el costo energético de ese Kg. vivo de carne.
No es lo mismo para un ecosistema, si una vaca se alimenta de pasturas, entre siembras con rotación de cultivos, que otra que lo hace a base de granos de la cosecha anterior que insumió energía para su llegada a término en ese feed lot.
La ecuación energética a base del petróleo no cierra. A eso me refiero, entre otras cosas, con el fracaso del paradigma alimenticio.

El caso más tangible y concreto que tenemos a la vista, es nuestra soja. El 90% es vendida a países asiáticos para el engorde de cerdos.
Eso es todo por ahora.

Victor:
Hay mucho pelotudo dando vueltas, enarbolando banderas de todo tipo, pero criticar gratuitamente a gente que intenta crear conciencia en temas tan caros a la vida del hombre en la Tierra como la subsistencia del entorno biológico es un sinsentido.
A mí no me da pena la extinción de flora y fauna provocada por el hombre, sino alarma.
La misma alarma que se enciende cuando los niveles de CO2 en la atmósfera son los más altos en los últimos 650.000 años. (un 27% más).
Me preguntarás cómo lo sabemos, bueno, hace ya muchos años, algunos científicos crearon un proyecto denominando EPICA, consistente en tomar muestras a profundidad de los hielos de la Antártida.
La última perforación del 2006, se llegó a los 3200 metros de hielo, creo.
En el hielo queda registrado la componente exacta atmosférica de gases en un momento particular de la historia de la Tierra, incluídos dos procesos glaciarios completos.
Se espera llegar a 1.200.000 años o más en este año.
Por esta razón, tal vez la más contundente, es que creo firmemente que el hombre hace desastres en la Tierra y aún no se hace cargo.

Victor dijo...

Estimado OliverX: No te sientas aludido -para nada- cuando hablo de los ecologistas idiotas. Conozco bien tus ideas y tu postura y se que no es esa.

Con respecto a la modificación del medio ambiente, en mayor o menor medida todas las especies lo hacen, imaginate la magnitud que los cambios climáticos de los ultimo tiempos (millones de años) lo produjeron las plantas y los animales. ¿Sabias que hasta la aparición de las rayas el fondo del mar estaba tapizado de moluscos? En el Carbonifero las zonas templadas eran todo un rain forest y los niveles de CO2 eran altisimos, las plantitas se encargaron de encanutarlo bajo la tierra ...digo, por poner un ejemplo tonto.

Pienso: ¿Si la Tierra siempre evolucionó, porqué se nos antoja que de ahora en adelante permanezca invariante? "Desastres ecológicos" hubieron siempre, en todas las eras (y gracias a eso existe la vida como la conocemos). Ahora, que una de sus manifestaciones tiene la capacidad de tener conciencia de su misma existencia, sería bueno que intentemos conservar el medio ambiente. No tiene mas gravedad que eso, para mi.

Victor dijo...

Otra cosa referido a lo anterior: Ocurre que tenemos el mandato genético de prosperar y multiplicarnos. Y que la vaca es el alimento preferido del homo sapiens y hace unos 20.000 años hicimos un pacto: "yo te cuido pero te como" . Una suerte de simbiosis, somos en alguna medida parásitos de las vacas.

En todos los tiempos y todas las culturas la carne bovina es la preferida. Esto no es una valoración, esto es asi. Fijate que al mismo tiempo su crianza sigue siendo un símbolo de riqueza. En las tribus seminómades de africa central y en la SRA.

Occam dijo...

Sobre la identificación del ganado con el patrimonio podríamos agregar las antiguas tradiciones indoarias que nos cuenta Georges Dumézil: Para los germanos, la runa "Bar" (Ganado), que se simboliza como una "B" angulosa (y tiene valor fonético b-p), significaba patrimonio, riqueza. Para los persas, la expresión que sintetizaba la ambición de botines, la aventura de la conquista, era "sueño con vacas" (no por ejemplo, "sueño con oro"), que según Gore Vidal, provenía de las tribus primigenias de ganaderos, que luego migraron desde las márgenes del Mar Caspio hacia India, Irán, Turquía y Europa.
Bueno, es sólo un comentario anecdótico, pero adhiero al sustrato cultural determinante de esa simbiosis que comenta Víctor.

Occam dijo...

También podemos ver los rastros de ese emparentamiento en la raíz latina de "vaca": pecu, de la que surge "pecuario" y "agropecuario", pero también "peculio" y "pecular" (o sea, tesoro o patrimonio, y ganar plata).

OliverX dijo...

Muchachos:
Agrego un dato vigente, la prosperidad en el pueblo zaghawa de Darfur se mide en camellos.

Estoy de acuerdo con la simbiosis biológica histórica con la vaca. El asunto que planteo es un cambio de paradigma alimenticio en función de la situación actual de incapacidad para satisfacer las necesidades globales alimenticias.

No hay dudas que ver a la humanidad como un verdadero todo es bastante utópico. Apenas podemos comprometernos como Nación, muchísimo menos como bloque (Mercosur), casi no habría vestigios para pensar en una fraternidad mundial comprometida con la erradicación definitiva del hambre.

No es viable económicamente. Son las reglas frías que manejan las grandes potencias.

Por otro lado, acá no estoy planteando la invariabilidad del clima, sino que la realidad del hombre se mide en milésimas de segundo para la Tierra, los cambios que vos mencionás, Victor, han llevado miles de años de transformación.

Apenas estamos llegando a dos siglos y hemos logrado un record absoluto de desaparición de biodiversidad producto de nuestra voracidad de recursos.

Occam dijo...

En eso estoy absolutamente de acuerdo. Creo que tenemos que apartarnos un poco del discurso oficial que sostiene que el cambio climático es espontáneo. No dudo que converjan en la actual situación cuestiones que exceden la acción del hombre, pero que ésta está contribuyendo, es a estas alturas irrefutable.
Y sí, como se menciona en este post, la especie dominante, sin depredador crece, crece, hasta agotar el hábitat limitado, pero a la larga éste se impone y la especie dominante se extingue. No hay duda de que la Tierra sobrevivirá al hombre. El asunto justamente es cómo puede sobrevivir el hombre en la Tierra, más o menos decorosamente, y por un período de tiempo digno. Después de todo, no sólo somos la última gran especie surgida, sino que corremos riesgo de ser la más fugaz de todas.