miércoles, 18 de noviembre de 2009

Actualización para desactualizados

Luciano, en Desierto de Ideas, publicó el 22 de enero de 2009, el excelente artículo que pego a continuación. Ciertamente, podría haberme limitado a poner el link (que por cierto es: La vara que se quiebra bajo el agua). Sin embargo, creo que de esta manera, lo rescato de la transitoriedad propia de la dinámica blogueril, y lo reinstalo para su lectura, en vistas de su absoluta vigencia (que seguirá siendo la misma mientras Perón y el peronismo constituyan los salvoconductos elegidos por advenedizos, demagogos, entristas, simuladores y crápulas varios, para llegar a ese pueblo al que no entienden y al que en el fondo desprecian profundamente). Que lo disfruten.



La Vara que se Quiebra bajo el Agua.

¿Qué ves cuando me ves? Comprender la política y actuarla eficazmente compromete a la tarea diaria de disolver la ilusión del microclima (la ideología, la rosca, la interna de la línea interna, la reunión partidaria-comiteril, el folklorismo consignista de plenario). Un ambiente que prisioniza la mirada, la embota. La desvía. No es fácil abstraerse asépticamente de lo microclimático dado su inherencia al quehacer político, pero en la virtud de no embriagarse con el elixir de las cantatas y los catecismos reside en buena medida la posibilidad de visiones más ajustadas a la realidad.

Se habla de lo que dijo Perón. Las aparentes definiciones tajantes, “la bendición al proyecto montonero”. Corrijo: lo que se quiso entender. Pero muchos todavía me dicen: “Y, con lo que dijo Perón en Actualización doctrinaria, cómo no queres que la jotapé se haya cebado!” Y yo contesto: que de Actualización política y doctrinaria para la toma de poder no se deduce un Perón guevarista, franzfanonista, o hochiminhista.

La conjunción de la figura de Perón con los textos emancipatorios que regían el clima de época como parte de una “natural” construcción teórica no estuvo a cargo de Perón, precisamente.

Más que entender lo que Perón dice, los entrevistadores se afanan en lograr que el líder diga lo que ellos quieren escuchar. Es notorio. Cada pregunta busca que Perón se asuma como ideológicamente revolucionario a la usanza sesentista. Algo que nunca iba a suceder, ni debía. Cuando habla de revolución, Perón la llama nacional, justicialista, la fija en lo ya acontecido en el pasado e interrumpido en 1955. No postula la adopción de ningún paradigma revolucionario preexistente. El peronismo funda su perdurabilidad, su supervivencia, su popularidad y su éxito en la carencia de paradigma.

Pero Solanas busca definiciones, “titulares de tapa”: Argentina será Cuba, Vietnam o Argelia. Perón abraza el neoleninismo. Pero no. Perón dice: “Nuestras banderas de Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política son inamovibles, POR LO MENOS POR UN LARGO PERÍODO DE NUESTRA HISTORIA serán inamovibles. Luchamos por eso (…)

Situado en 1971, Perón linkea a 1945-1955, al pasado nacional, y no a La Habana 1959, a Argel 1962 o a Hanoi en la víspera.

Conceptualmente y políticamente (ideológicamente), Perón es coherente: dice lo que dijo siempre, no hace ninguna pirueta de ocasión. Conducción, estrategia, organización, táctica, liberación. Una cosmovisión de la política. Propia. Inamovible.

Releo aquel reportaje-película del grupo Cine Liberación y sigo captando las mismas sensaciones. Perón desgranando sus conceptos medulares. Aquellos forjados entre clases en la Escuela de Guerra, la estadía italiana, una pertenencia militar pero no aristocrática. Los apuntes de la historia militar en el origen de la experiencia política, para luego concebir los textos fundacionales, los erróneamente desdeñados por la tendencia revolucionaria. Porque el clima de época ordenaba pensar que Perón encabezaría la toma del Palacio de Invierno. ¿En que octubre se pensaba? ¿Cuál era la base práctica de aquella teoría?

Y sin embargo se sigue escuchando: “¡Vos viste lo que dijo Perón en Actualización Doctrinaria!”.

Solanas-Getino, desesperados. ¿Pero el justicialismo es socialista, socialista “de verdad”, no General? Natural, m´hijo. Socialista en cuanto la justicia social es la bandera irrenunciable del proyecto nacional. ¡Pero la puta madre! Otro link al ´45.

¡Pero nosotros queremos Cuba, General! Pero m´hijo, ud. que quiere, ¿paradigma dogmático de la revolución o revolución nacional justicialista? Esteee…

Lo interesante del reportaje es que anticipa algunos de los luego crecientes desencuentros entre Perón y la izquierda peronista: Perón explica la centralidad de la conducción en el movimiento. Solanas pregunta si la llegada de un nuevo conductor NO ESTARÍA REÑIDA con el proyecto de una organización revolucionaria. Perón contesta que no, que el conductor siempre necesita a la organización. Solanas-Getino insisten sobre la imprescindibilidad de la orga(nización). En la persistente pregunta de Cine Liberación se esboza el desajuste interpretativo de Montoneros: el menosprecio de la figura del conductor para en su lugar colocar la hegemonía de la orga vanguardista.

¡Pero m ´hijo , esto es un movimiento nacional, no un partido de clase!

En el 1971 madrileño se preludia el 73-74 argentino.

En Actualización…, Perón cita a Mao, menciona a la revolución rusa…pero tan sólo a los efectos operativos, ejemplificatorios de una modalidad de la acción política, y no para adoptar contenidos político-ideológicos de esas experiencias como propias e incorporables al peronismo. El clima de época parece haber conspirado contra el entendimiento de estas cuestiones.

Cuando se homologó a Perón con Guevara, Ho Chi Minh o Mao y se lo colocó en el Olimpo equivocado, ay, ay… no fue el propio Perón quién eligió situarse allí.

La juventud maravillosa quería Marx, Lenin, Fidel, Fanon, Giap, Camilo Torres.

Perón habló de la concepción justicialista y mentó otras bibliotecas menos taquilleras: Licurgo, Bonaparte, Ibáñez o Rojas Pinilla, Von der Goltz, Toynbee, Helder Cámara.

Pero cuando vemos lo que “queremos” ver…

¿En que parece haberse sustentado “la traición” de Perón, la no opción por la izquierda peronista; aquello que se ha transformado en la interpretación oficial de un irresponsable bonassismo que vilipendia la figura de Perón porque “al final era de derecha” (¿no suena familiar?), “un maquiavélico aprovechador de jóvenes idealistas que querían la revolución”, discurso que abonó malamente el terreno de la disputa ideológica para desprestigiar al Viejo, simplificando el tema Triple A a costa de muchos otros silencios que involucran los numerosos “muertos en el placard” del montonerismo?

Un discurso oficializado que cierto peronismo de izquierda devenido hoy en progresismo pontífice que imposta virginalidad, atesora como la más preciosa verdad histórica. Ese discurso resentido que define a Perón como traidor tiene un pueril origen: el hecho de que el Viejo no haya aceptado la biblioteca (“nuestras lecturas”) revolucionaria neoleninista sesentista. Perón no se unió al microclima. No acató “nuestras ideas”, las que asimilaron infantilmente a Argentina con Argelia. Solanas y Pontecorvo en el mismo programa cinematográfico e histórico. Una errada función en continuado.

Todo lo que “no decimos” para no ser “funcionales a la derecha”.


A propósito de todo el texto transcripto, también hay otro muy interesante sobre la cuestión aquí.

25 comentarios:

Destouches dijo...

Impecable y contundente. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

Occam dijo...

Ya sé que el tema fue abordado en otros casos, pero me pareció inteligente el análisis en torno a la forma de explicar que tenía el General, que siempre fue bien claro.
Una forma de separar la paja del trigo, y dejar de confundir a todo el mundo hablando de "malosentendidos", manipulaciones maquiavélicas, dobles discursos o todas las patrañas a las que estos falsarios acostumbran.

Mis cordiales saludos.

Almafuerte dijo...

Estupenda nota. Deslumbrante el comienzo con la alusión al microclima ajeno a la sociedad.

Ahora bien, desde un lugar muy ajeno al peronismo y más que nada a la veneración de la abominable década del 70, pregunto:

¿tan difícil es definir el contenido ideológico de un partido?

¿tan difícil era decir claramente: "No, flaco, ESO NO ES PERONISMO, NO ME JODAN MAS"?

Cada vez que leo a los amables peronistas de Perón emocionarse con la extraordinaria visión política y estratégica del líder, no puedo dejar de pensar que por muy brillante que haya sido Perón como estratega, él es el responsable de esta debacle de identidad peronista que padecemos desde hace 40 años.
Más aún, no solo generó la confusión, sino que cuando percibió el desastre no supo enmendarlo.

Y no es poca cosa, porque este conflicto de identidad del peronismo tal vez sea uno de los principales factores de nuestra actual decadencia.

Almafuerte dijo...

En otro orden de cosas, pero no tanto, le dejo esta nota , no conozco al autor pero la descripción es hermosamente filosa e inmisericorde. Era hora.

goolian dijo...

Interesantísimo post.
Me devuelve a la "arena" política de la que estaba absolutamente desenganchado.
a) digamos con total franqueza a quiñen se tiene en mente en este escrito. Me parece que es una respuesta a la visión de los años 70-74 de José Pablo Feinmann en Página 12.
b) Coincido totalmente con la idea de la "mala lectura" o "leer lo que se quiere" que se hizo desde la izquierda peronista al líder regresado. Con un Perón ausente por décadas, con un partido proscripto y con un "zeitgeist" que veía al socialismo guevarista como la gran panacea social de latinoamerica; era obvio que se iba a generar un peronismo de extrema izquierda "in absentia".
c) Uno de los factótums ideológicos más importantes, sino el más; fue John William Cooke, que fue realizando un viraje cada vez mayor hacia el guevarismo. Pero era el mismo Cooke diputado que el mismo Perón había entronizado desde lejos. Ahí ya hay una divergencia que fue creciendo a lo largo del tiempo.
d) el peronismo siempre fue tremendamente verticalista y personalista. Concepción que choca profundamente con la utopía de autoorganización de la izquierda. Tal vez el problema mayor del peronismo actual, es que nadie puede llenar el rol de líder, por lo menos con la astucia y olfato político que tuvo su fundador.
e) Pero.... pero me parece correcto el análisis de Feinmann, no desde la "traición de Perón" pero sí desde la anuencia o directa orden de un enfrentamiento violento con las organizaciones de izquierda. A la violencia de montoneros, opuso la violencia de Ezeiza poniendo de un saque en el mapa a figuras absolutamente despreciables como Osinde y López Rega. Y la famosa TRiple A no podía nunca haber existido sin el conocimiento, aprobación y complicidad de Perón, que se mantuvo lúcido hasta el final.
f) Por eso la teoría del "general cercado" o del "cerco infame" es una reverenda pelotudez de parte de la JP, ya que el enfrentamiento era inevitable. O sí ? Si era evitable el único que lo podía evitar era indudablemente el mismo Perón.
Pero no lo hizo, y abrió la caja de Pandora que nos brindó traviatas y vuelos de la muerte; bombas a la luz del día y campos de concentración de noche.
Perón es uno de los máximos responsables del siniestro genocidio de la dictadura militar.
Pero eso claro no lo dice nadie, "no jodan con Perón".
g) Por último algo más teórico.
Qué se hace con un líder militar, filo fascista, verticalista y autoritario que encarna un movimiento popular durante décadas en un país sojuzgado por una ologarquía sostenida por otros militares ?
Qué se hace con un movimiento que levantó exitosamente las banderas de la inclusión social, vindicó como no habían podido hacerlo antes ni los anarquistas ni los socialistas; los derechos de la clase trabajadora ?
Qué se hace con una imaginería mitológica de un paraíso en la tierra peronista para los obreros y trabajadores de la argentina que por lo menos en su primera presidencia existió ?
qué se hace con ese legado que persiste mediante estructuras verticalistas corruptas, como gremios mafiosos o punteros asistencialistas y que perpetúa per saecula saecolorum la inequidad social ?

ahora me van a tirar con todo: en un país más simple, en el siglo XX las banderas de la clase baja las levantaron partidos de extrema izquierda; en la argentina paradójica que tenemos lo hizo exitosamente un partido de matriz
de extrema derecha.

Esa incongruencia es parte del nudo gordiano de nuestra sociedad.

Hay que desencantarse del peronismo, me parece para avanzar.

Occam dijo...

Almafuerte:
Es muy largo y complejo el tema para tratarlo en un comentario. Tan sólo me limitaré a decir que en la base doctrinaria del justicialismo, está el movimiento y no el partido (que es solamente una herramienta con fines electorales, que es una parte de la película; la otra, la única importante, es la de gobernar). Ello nos indica, por un lado, que el justicialismo es un sistema de gobierno, y no un partido político en el clásico sentido demoliberal del término. Como partido, se agota con la contienda electoral, y por ello el partido es una entelequia descartable cuando el justicialismo está en el gobierno.
Como movimiento, diseñado para gobernar (conducir), no puede por definición ser sectario o responder a los intereses de un grupo o facción, puesto que el gobierno debe comprender a la totalidad de los gobernados.
Como movimiento nacional (y ahí tiene usted una de las definiciones que reclama), tiene como clara meta para su acción los intereses nacionales.
Si hablamos de un partido "nacional" nos referimos a una capacidad de cobertura territorial en todos o la mayor parte de los distritos, de una maquinaria puesta al servicio de obtener representatividad nacional, y de acceder al gobierno nacional.
En cambio, al hablar de movimiento nacional (no olvidar que el nombre oficial es Movimiento Nacional Justicialista -MNJ-), se está hablando de una visión estratégica y una definida vocación política. Será entonces, en su carácter nacional, necesariamente tercerista, es decir, imposible de ser encuadrado (alineado) en el contexto de las grandes doctrinas internacionales (que desde 1945 y hasta 1991, guardaron la forma de imperialismos). Por derivación, se ganará como sus más fervientes, constantes y tenaces enemigos, a los internacionalismos (a los que el peronismo califica como "sinarquía"). La actitud de Braden, o la del Partido Comunista (embajada de la URSS en la Argentina), vienen a demostrarlo.
Como movimiento nacional, no admite entonces ningún tipo de dogmatismo, ni de sectarismo, puesto que su doctrina consiste justamente en la movilidad (de ahí, movimiento), acorde y sincronizada con la movilidad de los intereses tácticos de una Nación. En cuanto a los intereses estratégicos, ellos son menos movibles, y el justicialismo los ha definido sobre tres pilares: Independencia Económica (es decir, desarrollo autosostenible y capacidad para autoabastecerse; que deriva de las privaciones sufridas por efecto de la Segunda Guerra Mundial, durante y tras la cual faltaron neumáticos, gasolina, insumos industriales, etc.); Soberanía Política (vinculado con el no alineamiento, es a la Nación lo que la libertad es al individuo); y Justicia Social (como único camino a la unidad, que es el gran fin estratégico y el gran desafío que se le presenta a la Argentina desde sus inicios; no olvidemos que el lema de nuestro escudo patrio, desde 1813, es "en unión y libertad", y que la unión ha sido el bien menos disfrutado por los argentinos en toda nuestra historia).

[Continúa en el siguiente comentario]

Occam dijo...

[Viene del comentario anterior]

Para conseguir afianzar una senda dirigida hacia esos objetivos estratégicos, el dogmatismo (tara unánime de las ideologías del siglo XX) no sólo es inconveniente, sino que es directamente disfuncional. Atrapados en dogmas, en definiciones, en camisetas y en banderas (por eso la bandera del justicialismo es la bandera argentina), es imposible cumplir con los objetivos nacionales, y siempre se cumplirán los objetivos de un grupo o facción (como ocurre en los liberalismos y los socialismos). Y la consecución de los objetivos de un grupo o facción necesariamente implica la frustración de los objetivos de una Nación, en tanto superación de esas facciones a favor de la unidad.
Ésa es la doctrina, y es bien clarita. Perón, como profesor que era, siempre fue bien didáctico al respecto. Para combatir al sectarismo no se puede ser sectario y trazar una línea en el piso, sino que debe convocarse a todos a deponer sus dogmas e integrarse a la unidad que es la Nación. Gente cabal lo ha comprendido, y así buena parte de los comunistas del '40 se hicieron peronistas (v.gr., Borlenghi), y caminaron junto a radicales (Jauretche, Manzi), nacionalistas católicos, conservadores populares y hasta liberales. Deponiendo sus dogmas a favor de la unidad en pos de los objetivos supremos de la Nación.
La Nación es, como todo colectivo, una complejidad inmanente. Una Nación tiene aspectos socialistas, aspectos comunistas, aspectos liberales, aspectos conservadores. Pero es mucho más que esos aspectos o humores. Es una totalidad, o por lo menos, así lo entiende un movimiento nacional, que aloja a todos y en donde todos no sólo deben sino que primeramente pueden vivir en paz y en unidad.
Los dogmatismos aspiran a conseguir la paz imponiendo un grupo o facción sobre los demás, e imponiendo en consecuencia una praxis y una ideología en cada aspecto de la vida nacional. Logran así la paz de los sepulcros, y la unidad del único.
El peronismo es, doctrinariamente, lo opuesto.
Claro que ha quedado prisionero de las presiones de los internacionalismos operadas sobre las mentalidades de la gente, o de alguna gente, mejor dicho, para ser justos. Las presiones por definirse, por pronunciarse, por adquirir una ideología, por hacer flamear un dogma. Entonces, algunos de los mismos peronistas, cuando la acción de gobierno ya no podía soslayar las incertidumbres en esas definiciones internacionalistas, comenzaron a definirse: que si somos de derecha, o de izquierda, o de centro [Y fíjese usted, que muerto Perón, ese desvelo por definirse en términos internacionales continúa: Menem incorporó al PJ a la Democracia Cristiana, Duhalde lo sacó de allí, y dijo que el peronismo era de centro-izquierda; etc.]. Que si somos socialistas, o fascistas, o nacionalistas. Y cada uno fue en busca del oráculo, a ratificar en la opinión del General su propio punto de vista. Y volvían contentos cada uno con la frasecita que les venía mejor para lo que pensaban de antemano. Perón nunca quiso convencer a nadie de una idea. No era un profeta, ni un predicador de la buena nueva, ni un misionero ni un militante (suerte de beatitud ético-política setentista ahora remasterizada).
Siempre Perón les habló a todos los peronistas, y a todos los argentinos, desde los intereses estratégicos de la Nación. Siempre habló para los argentinos, y si identificó enemigos, no lo era por su carácter de antiperonistas sino de antiargentinos, en su concepto, claro está, de Nación.

[Continúa en el siguiente comentario]

Occam dijo...

[Viene del comentario anterior]

Por todo ello, no se pudo durante sus 30 años de acción política, ni luego, durante sus 35 años de ausencia física, ni ahora se puede, ni mañana se podrá, establecer un dogma peronista en sentido partitocrático. Porque, como bien dijo Alejandro Tarruela, desde lo doctrinario Perón era crítico de la Revolución Francesa y de las consecuencias de división (principiando, por las izquierdas y derechas) que ella ocasionó en el tejido social. Y si me apura, era crítico del sistema de representación demoliberal burgués.
Cuando aceptó los innovadores principios de la acción política que se imponían en el mundo desde los procesos de descolonización, lo hizo estrictamente desde su costado práctico, como vías para acceder al poder. O sea, les dio el mismo lugar que le dio en su momento al Partido Laborista, y después, al Partido Justicialista. El carácter instrumental y menor de lo táctico.
Lo que ocurre es que grupos o facciones intentaron luego imponer sus intereses sectarios desde el gobierno. Eso motivó que Perón debiera intervenir, tuviera que volver a calzarse la banda presidencial, siendo ya octogenario, y tratar de encauzar y pacificar. Toda esa acción, en un hombre anciano y enfermo, no hizo más que precipitar su muerte. Creo que es injusto decir que Perón fue "incapaz" de controlar "lo que él mismo desató".
Un hombre que, siendo militar, siempre deploró la violencia, y que encima tuvo escasos 6 ó 7 meses, en los cuales por ejemplo, desenmascaró a los infiltrados para que la sociedad pudiera verlos sin sus caretas, e hizo la reforma del Código Penal instituyendo condenas a las acciones terroristas, como lo fue la figura de la asociación ilícita (razón de la salida del justicialismo de muchos diputados de la "tendencia revolucionaria"), así como sancionó a los militares de ejército que negociaban con Montoneros su incorporación a las fuerzas nacionales en carácter de milicias (lo que ahora hizo Chávez).
Perón identificó a la juventud que vendría a operar el recambio generacional, y a ella le dio su testamento político. Esa juventud estaba encuadrada en Guardia de Hierro. En tanto, a los revoltosos que hablaban de "Patria socialista", esos jóvenes a los que él confiaba "nacionalizar" como había hecho en el pasado con tantos comunistas por ejemplo, les confió inicialmente el Ministerio de Bienestar Social, "para que cambiaran fusiles por frazadas", como alguien dijo por allí.
En fin, ya sabemos el resto de la historia.
El artículo aquí posteado no hace más que poner de resalto la tozudez de esos facciosos, y su fuerte convicción ideológico-dogmática, de corte internacionalista (además de su filiación a la OLAS, como el resto de las guerrillas castristas que operaron en Latinoamérica).
Pero no me parece que en ningún momento Perón no haya sido claro. Lo que ocurre es que, aquél que no persigue buenas intenciones, suele hacerse el otario cuando escucha cosas que no quiere oír. Pajarito Grabois, dirigente del FEN (Frente de Estudiantes Nacionales), de orientación marxista, cuando se unió a Guardia de Hierro hizo este comentario que creo que es bastante claro: Es incomprensible que, si viniendo de afuera, vos te quieras plegar a un movimiento, luego quieras que el movimiento haga lo que a vos te parece. Cuando uno se incorpora a cualquier institución, organización, movimiento, lo hace porque comulga con sus fines y sus sistemas. Nadie se une para poner todo patas para arriba. Ésa es la clave para definir el criterio de "infiltrado", o "topo", si queremos estar bien a la moda de la tan frecuente praxis marxista de la época.

Mis cordiales saludos, y perdón por la extensión e improvisación de estas líneas.

Mensajero dijo...

Leo atentamente post y comentarios.
Mis lecturas blogueriles podrían entenderse como el intento de alguien criado en familia desarrollista, no gorila, por entender al peronismo.
Por lo pronto, he descubierto que la lectura del Manual de Conducción Política es imprescindible si se está interesado en temas de liderazgo o de management.
Saludos.

Destouches dijo...

Occam:

Su último comentario es para poner en un cuadrito. Creo que no he visto en ningún lado una explicación tan precisa (y, por añadidura, sintética) del pensamiento peronista (que no debe confundirse con ideología). Un abrazo.

Occam dijo...

Mensajero: Acertadísima observación. Y lo felicito por sus inquietudes. Yo he leído de un tirón, hace cosa de una semana, Breve Historia de la Problemática Argentina (1987), que es la transcripción ordenada cronológicamente de la historia argentina contada por Perón a fines de los '60 en Puerta de Hierro, a lo largo de 4 entrevistas, desde el Virreinato hasta ese momento. Como transcripción que es, se ha respetado totalmente la versión oral. Sin embargo, no hay muletillas, ni repeticiones. Parece que en vez de hablar lo hubiera leído. Pero el recopilador, un periodista de renombre, que no era peronista, puede atestiguar que Perón hablaba así, con una fluidez y precisión como si leyera. Y sin machetearse, tira fechas, explica batallas, nombra muchos protagonistas.
Además de que es un excelente manual de historia, muy recomendable para aquéllos que todavía no han incursionado en la historia argentina, es una demostración sorprendente de un genio excepcional.

Mis cordiales saludos.

Occam dijo...

Goolian: Muy bueno su comentario. Empero, resulta menester hacer algunas precisiones:
1) John William Cooke fue un joven y vehemente diputado nacional por el justicialismo, y eso era cuando llegó la Revolución Fusiladora. Luego, efectivamente, desde el exilio, que él asumía como definitivo, Perón lo designó su delegado personal (como hizo con un sinnúmero de admiradores, en una época de mordaza y gran incomunicación de Argentina con el exterior; a veces en simultáneo, y esas veces también en forma antagónica; cosas de la conducción, en fin...).
Acaecida la revolución cubana de 1957, y cuando aún los revolucionarios no se habían pronunciado por el comunismo, Cooke inició un acercamiento, que desembocó en una invitación de Castro a Perón para que fuera a residir, con todos los honores, a Cuba. Perón, que estaba sobreviviendo a duras penas sin lugar definitivo, hostigado por la embajada argentina y sus servicios secretos y no tanto, saltando de Panamá a Caracas y luego a Santo Domingo, igualmente rechazó el ofrecimiento cubano. Cuando la revolución cubana se pronunció por el comunismo, Perón le revocó la delegación a Cooke, que se fue a vivir al "paraíso" socialista.
2) Muy acertada su observación, acerca de la necesidad vital de liderazgo que tiene el justicialismo para funcionar. Como todas las demás organizaciones políticas en la historia, no ha resuelto el nudo gordiano de la sucesión política. Como atenuante, diremos que tampoco le hicieron a Perón las cosas fáciles: Luego de derrocado anticonstitucionalmente (y así cortado un proceso que seguramente hubiera desembocado en alguna sucesión para 1958), perseguido, aislado, proscripto su movimiento, al regreso a la Argentina, se encontró con unas bandas paramilitares empeñadas en matar a cada potencial sucesor que asomara la cabeza. Es imposible asegurar una sucesión exitosa en un momento de conmoción. A la experiencia del Bajo Imperio Romano me remito.
3) No creo que esté tan clara la vinculación entre Perón y la Triple A o las bandas de derecha. Por empezar, se trata aun hoy, con todos los archivos abiertos y toda la documentación posible, de una mera conjetura lanzada al aire por la izquierda para atacar al peronismo como movimiento. Lo cierto es que, si Perón se mantuvo lúcido hasta el final, es ejemplificativo de lo contrario que la Triple A no comenzara a operar hasta que su cadáver estuvo bien muerto y enfriado (primer hecho que se le atribuye: octubre de 1974, y Perón murió el 1º de julio). Parecería antes bien que Perón tenía sofrenados los impulsos depuradores de esos sectores. Ezeiza es un tema complicado, comenzando porque el jefe de la Policía de la Provincia, a cargo del operativo (o sea, el dueño del "aparato de represión estatal") era Julio Troxler, montonero como el gobernador Bidegain.

A partir de allí y hasta el final, creo que no comparto nada de lo que usted escribió, empezando porque el peronismo (ver mi respuesta a Almafuerte) no puede encasillarse en categorías burguesas dogmáticas como "extrema derecha", "socialista", o la que se le ocurra.
Algunas cosas, como la responsabilidad de Perón en algún genocidio, me parecen infamias gratuitas. Pero cada cual es libre de opinar como le parezca.
Lo importante es darse cuenta del color filtro que se le pone a la cámara cuando se filma.

Mis cordiales saludos, y gracias por su comentario.

Occam dijo...

Destouches: Muchas gracias por el aliento. En una de ésas, ese comentario lo transformo en post, para ofrecer mayor amplitud de debate y difusión.

Un abrazo.

goolian dijo...

Occam, es verdad que Ezeiza es un fenómeno sumamente complejo y difícil de abordar con imparcialidad.
Habría que hablar mucho con testigos presenciales, por ejemplo; como Favio.
Pero la ruptura entre Perón y la JP y Montoneros existió.
Que la AAA haya esperado larvada a la muerte del caudillo o sólo estuviera calentando motores, incide en el grado de responsabilidad de Perón, pero no basta para su inocencia absoluta.
Me parece.
Con respecto a mis preguntas finales, le ruego se despache, me interesa su opinión.
Podremos estar en absoluto desacuerdo pero esté convencido de que lo leeré con suma atención.

Sobre todo el tema del verticalismo militar del peronismo como contradicción con las vindicaciones sociales.

Pregunta, qué relación hubo entre Perón y Alfredo Palacios y el partido socialista?

Occam dijo...

Goolian: El tema de la Triple A es un asunto arduo. Para empezar, está bien claro y documentado cuál fue le talante que asumió el peronismo frente a los grupos infiltrados, y quedó plasmado en el Congreso que se realizó en el Teatro Cervantes en mayo de 1974, y en el que Perón disertó. Consistía, justamente, en el desenmascaramiento, entendiendo que, una vez éste fecho, el pueblo les daría la espalda, por ostentar los infiltrados ideologías exógenas y antipáticas para la sensibilidad del argentino.
Era deber de todo peronista identificar en el lugar que fuere a los que no fuesen peronistas pero se hicieran pasar por tales (parece que tal cosa no era tan difícil de establecer, como parece que ahora tampoco lo es, en mi modesta opinión). En los sindicatos, los trabajadores peronistas tenían la obligación de plantarse a discutir y clarificar la posición, cuando en las reividicaciones o discursos de "presuntos" peronistas se deslizaran conceptos, categorías o procedimientos marxistas. Todo eso está escrito, fue público y es bastante clarificador de la forma en que se combatió al entrismo. Siempre de frente, explícitamente, de cara al pueblo argentino, y no es forma clandestina o sinuosa.

Siempre en mi opinión, la Triple A no existió como tal. Me refiero a una suerte de organización, estructurada jerárquicamente, con grados, órdenes precisas, responsabilidades operativas y territoriales, etc. Más vale me parece que se trató de arrebatos individuales de pequeños grupúsculos no vinculados (o vinculados difusa y horizontalmente) entre sí, y en la mayor parte de los casos, ajenos al peronismo. Por más que se esforzaran, sus proclamas tras cada atentado y sus amenazas escritas, siempre muy elementales y berretas, llenas de faltas de ortografía, traslucían una ideología, y ya por ello mismo, eran ajenas al peronismo en cuanto movimiento. En cierta forma, esos cuadros parapoliciales de choque pretendieron también hacer entrismo.

Ojo que algo parecido puede ocurrir en cualquier momento con el moderno terrorismo del crimen desaforado de los menores villeros paco-adictos. No será de extrañar que empiecen a aparecer cadáveres anónimos en baldíos, como pasó en Brasil y en muchos otros lugares. Será de cada uno, entonces, porque repito que opinar es libre, entender que esas acciones son producto de un obrar terrorista del gobierno de turno. Aclaro, por las dudas, que obviamente cualquier accionar de purga por el estilo debe contar con la complicidad y cobertura de sectores con gravitación territorial. Pero esos sectores pocas veces tienen que ver con un gobierno determinado, sino antes bien, con instituciones que trascienden a los efímeros gobiernos. Me refiero por ejemplo, y principalmente, a las policías.

Ahora bien, que además esas acciones, en tiempos de ánimos crispados y de mucho miedo, generen la simpatía de algunas personas, no indica que deba achacarse su autoría intelectual al gobierno al que esas personas adhieren.
Pensar de otra manera es poner el carro delante del caballo, que es lo que viene haciendo el MST y el PC desde hace algunos años, como parte de una estrategia de ofensiva política, que ellos, por lo menos (no los giles que consumen la propaganda mediática), tienen bien claro, y que se inserta en los lineamientos de acción directa de Lenin, conducentes a aprovechar el aparato (¡y el discurso!) del propio Estado liberal para destruir a sus enemigos.

Mis cordiales saludos.

Occam dijo...

Goolian:
Mire que insiste en que escriba y escriba, y uno tiene en verdad que trabajar de vez en cuando también (cierto que esto me es más entretenido, pero yo soy un esclavo del deber). En fin, algunas cositas más. Voy a centrarme en las mayores barbaridades, que son más directas para explicar. Usted dijo (y por si no lo cree, se lo pego textual):
"Pero no lo hizo, y abrió la caja de Pandora que nos brindó traviatas y vuelos de la muerte; bombas a la luz del día y campos de concentración de noche.
Perón es uno de los máximos responsables del siniestro genocidio de la dictadura militar.
"
Durísimo, dirían en el anterior programa de Pettinato.
A ver: La avanzada marxista sobre Occidente fue alguito más que un Zeitgeist cholulo por la foto de Korda, como el que captara a tantos giles bienalimentados en el Mayo Francés. Escudada tras los movimientos de descolonización, teorizada por Franz Fanon y hasta por el mismísimo Sartre y su compromiso, implicó una traslación del escenario de conflicto entre bloques, hacia el Tercer Mundo. Entendiendo, como primera herramienta dialéctica, que en sí mismo, el Tercer Mundo era una clase oprimida por los países centrales capitalistas. Pero que esa opresión sólo era posible por la existencia de los "perros guardianes del capitalismo" en los propios países tercermundistas. Entonces, los marxistas tenían la obligación de "liberar" al Tercer Mundo, ya no de los países colonizadores como en África o en Indochina, sino de una colonización más sutil, la opresión y exacción del centro a la periferia, que se materializaba en el establishment corrupto de los países tercermundistas. Esa óptica, plasmada en la IV Internacional, conducía en forma directa a la guerra civil. Los "perros guardianes" eran las fuerzas armadas y las policías. Los cipayos personeros del centro capitalista, los empresarios e ideólogos que no fueran marxistas. Todos ellos eran los enemigos a destruir para lograr la "liberación".
Esos lineamientos son puestos en papel en la reunión de la Tricontinental en La Habana en 1967, y un año luego, en la creación de la Organización Latino Americana de Solidaridad (OLAS), que era un sistema para coordinar las guerrillas de todo el continente. El adiestramiento político-militar se hizo principalmente en Cuba, aunque también en China, y de allí al ruedo. Para el teatro de operaciones argentino se establecieron distintas columnas. Una de ellas debía hacer entrismo en el peronismo, aprovechando su popularidad y el descontento que había por la represión, persecusión y proscripción llevadas adelante por las FF.AA. Otra debía hacer populismo no peronista, aunque terminó uniéndose con la primera, y fue protagonizada por las FAR. Y la tercera debía ser marxista-leninista (desde la muerte del Che, guevarista) de frente manteca, debía confrontar abiertamente y hacer foquismo, y fue la del ERP.
Perón, a todo esto, vivía en Madrid, estaba prácticamente retirado de todo, escribía memorias, contestaba cartas y superaba una enorme soledad, ya que en la Argentina se cocinaba lo que se llamó el "neo-peronismo", que era una suerte de reacomodamiento de los peronistas a las nuevas circunstancias.

Occam dijo...

Entonces, como primer intento de penetración de la estrategia marxista en el peronismo, un grupo de vanguardia, denominado Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP), e integrado entre otros por el meritorio escritor y agente cubano Rodolfo Walsh, asesina a Vandor, aplicando un modus operandi similar al que luego utilizaría Montoneros para su carta de presentación como "peronistas", y muy lejano del sentir y obrar peronista, es decir, introduciendo en la política argentina el homicidio político y el concepto de venganza personal.
¿Qué podía hacer Perón, sin poder y aislado, frente a esta estrategia y acción marxista? Nada. Él se limitó a lo de siempre, a irlos llevando de a poquito a su redil (leer Manual de Conducción Política), sin confrontar, sin agregar más nafta al fuego, por más que el asesinato de Aramburu lo perjudicó grandemente y postergó en 3 años su regreso a la Argentina.
Él sabía que dentro de Montoneros había pibes bienintencionados, como Galimberti, que venían de familias peronistas. Entonces a esos pibes les dio manija para que crecieran en la organización y la peronizaran. Lamentablemente Galimba se equivocó de camino, y terminó en una arenga a la JP para la creación de milicias populares, que determinó que Perón lo removiera de su alta función como dirigente de juventudes.
Y así se sguió caminando. El gobierno de Onganía, que iba a durar por lo menos 10 años, colapsó con el Cordobazo, y los tiempos se precipitaron.
Pero Perón se encontró con un berenjenal que él no había creado ni promovido, y al que hasta último momento trató de desactivar apelando a su talento de conducción. Mediante el sutil cambio de rumbo, acompañando al oponente pero torciéndolo progresivamente para su lado, como en el Aikido.

Occam dijo...

Endilgarle el traicionero y brutal crimen perpetrado por Montoneros denominado "Operación Traviata" ya es de una osadía rallana con la bajeza. De hecho, los peronistas supieron que ahí habían dado en el blanco sus enemigos, porque a Perón ese crimen lo destrozó (y probablemente frustró su última esperanza de sucesión política ordenada).
El peronismo, sin dudas, no se encontraba preparado para enfrentar un fenómeno de entrismo de tamaña magnitud y que apelaba a tácticas absolutamente inescrupulosas. Pero, ¿quién estaba preparado, después de todo? Y ¿qué significaba estar preparado? ¿Tener grupos de choque? Justamente es lo que no tenía, y de ahí que suene más ridícula toda la aventurada teoría de la relación de Perón con la -convencionalmente- llamada "Triple A".
Perón respondió con la ley en la mano. Endureció el Código Penal, rehusó sacar a las FF.AA. de los cuarteles, y apeló solamente a la policía. Mientras tanto, la estrategia terrorista de confrontación dejaba de lado las sutilezas. El tremendo ataque de Azul por parte del ERP lo deja bien claro. Y también el homicidio del comisario Villar y su esposa en el Tigre por parte de la M.
Quedaba claro (y el asesinato de Rucci es más que explícito) que, al haber fracasado el intento de copamiento del movimiento, de ahí en más su gobierno iba a ser atacado frontalmente. Y eso fue lo que ocurrió. Y se sucedieron Tucumán, Formosa, Catamarca, Monte Chingolo, hasta 1976 y la historia conocida.
En el medio, claro, Perón se murió. Y quedó flotando en el aire la sensación de que le faltó tiempo para controlar la situación con la ley en la mano y las instituciones legítimas. Pero sin un líder del talento y predicamento de su estatura, ya no hubo más esperanzas, y empezó a surgir una perturbadora sensación de que la última esperanza blanca que tenía la Argentina de conjurar el terrorismo se había terminado, y que, de ahí en más, era tiempo del "todo vale".
Entonces, para terminar con su argumento, Perón sí es mortalmente culpable. Es culpable, precisamente, de haberse muerto.

Mis cordiales saludos.

goolian dijo...

Ojo, yo no responsabilicé a Perón de la muerte de Rucci. como bien demuestra Reato fue responsabilidad de montoneros.

Lo que yo digo, es que indudablemente la única figura que pudo haber frenado la hecatombre, era Perón.

En eso supongo estaremos de acuerdo.
En lo que no concordamos, creo, es en que yo creo que no hizo todo lo posible para evitar la tormenta o que se apoyó en sectores que elevaron la apuesta de violencia.
Y de lo que deduzco, usted denota que murió a destiempo.
Desde un análisis retrospectivo, que siempre es más fácil y cómodo, Ezeiza me parece un hecho cuyo devenir no pudo nunca ser ajeno al conocimiento o la aprobación del general.
Es un tema apasionante sin duda.
Y si bien comparto la idea de que el proyecto peronista era nacional y desdeñaba por igual al capitalismo americano y al marxismo ruso cubano, creo que al generar o dejar generar los anticuerpos contra la "infiltracion" marxista en el peronismo se acercó demasiado al otro polo.
Tan nefasto como el primero.
Acaso no decía él siempre, citando a los griegos, "todo en su medida y armoniosamente" ?

goolian dijo...

Como arrebatado que soy, olvidé agradecerle su tiempo y sus respuestas. Gracias !

Yendo a algo más teórico.
El hecho de que haya existido un peronismo de izquierda, fogoneado por Cooke o por quien lo siguió; o que se haya querido coparlo desde un proyecto puramente marxista; habla de la verticalidad absoluta del peronismo como movimiento.
Habla también de su flexibilidad me parece, pero en este caso le jugó en contra.
Ahora bien si el izquierdismo internacional intentó infiltrar el peronismo, su hipótesis no la mía; eligió el peronismo por su popularidad.
El socialismo estaba fuera de juego creo y el anarquismo muerto.
Pero la verticalidad del peronismo y la subversión u osadía de los "jóvenes imberbes" chocó con el férreo liderazgo de Perón.
Que por otro lado creo que hizo un doble juego. Exilado en la España franquista y con un partido proscripto no tenía poder.
Pero la JP y montoneros ofrecieron la resistencia perfecta y pudieron llegar al poder con la simpática figura de Cámpora.
En otras palabras le hicieron el "trabajo sucio" y allanaron el camino para la vuelta del Mesías político.
Perón dudo mucho que no supiera que existía y sólo iba a escalar, un enfrentamiento muy grande.
Se cantaban cantitos con la misma musica y distinta letra, como "Perón, Evita, la patria peronista (socialista)".

Lo que yo critico, es la paradoja de una verticalidad absoluta en el peronismo, el caudillaje total que da lugar a mesianismos frustrantes y la elección de una política de confrontación con una lectura si se quiere "infiltrada" o errónea del movimiento.

Problemas que creo que existen, por suerte no tan sangrientos, aún hoy.

Que Kirchner, Rodríguez Saá, Solá, De Narváez, Reutemann, Menem y otras figuras se digan todos peronistas a mí me da mucho que pensar.

goolian dijo...

Quedó pendiente la pregunta sobre la relación entre Perón y Alfredo Palacios y entre el peronismo del primer gobierno y el partido socialista.

Occam dijo...

Goolian: Entiendo su óptica. Pero admita que está tamizada por el defecto general de la observación argentina. Así como miramos solamente al peronismo y a su interna y sectores que van emergiendo, para atisbar el próximo presidente de la Argentina, también parece que creemos que dentro del peronismo, y exclusivamente, se desarrolló toda la historia reciente desde 1944 hasta la fecha. Es una forma de exculpar a través del ominoso (y conveniente) manto del olvido a nutridos sectores antiperonistas que causaron la mayor parte de nuestros males. Parece que la crisis de 2001-2002 fue culpa de Menem, y nos olvidamos, más allá de cualquier estallido social provocado, de los desastrosos 2 años de la Alianza, incapaz no sólo de gobernar, sino de mantenerse unida por 6 meses (y por supuesto, de generar un mínimo de confianza y de gestión). Primer salto cronológico. O la decadencia de las empresas del Estado fue un plan maquiavélico urdido por Martínez De Hoz en complicidad con Cavallo, omitiendo a los Grinspun, Sourrouvilles, etc. que tuvieron muchísimo que ver con el desbarajuste gigante de las cuentas públicas.

Ni qué hablar de los jóvenes católicos, estimulados por el Tercermundismo revolucionario que emanaba del colegio El Salvador, y era mirado benévolamente por el Vaticano de Juan XXIII y de Paulo VI, a los que el gobierno de Onganía dio una manito para generar la desestabilización que justificaría una prolongada dictadura (¿hace falta recordar acaso que Firmenich era secretario privado del Ministro del Interior de Onganía, o que ninguno de los fundadores de la M era de familia peronista, sino que sus padres habían sido "comandos civiles" -léase, parapoliciales ilegales- en el golpe de 1955?). Ese mismo gobierno de Onganía cuya oficialidad castrense tomaba los "cursillos de Cristianismo" y se entrenaba con las doctrinas de la insurrección provenientes de los pieds noirs y la guerra de Argelia.
O la feliz sucesión de Lanusse, que emitió las leyes secretas por las cuales se aprobaron, dentro de los procedimientos de lucha antisubversiva, la utilización de centros clandestinos de detención y tantas otras preciosidades utilizadas luego de 1976.
O el origen del ERP, fundado por jóvenes antiperonistas, de extracción mayoritariamente radical (empezando por los Santucho), y entrenados en Cuba en el contexto de las guerras de "liberación" coordinadas, orquestadas y financiadas desde la isla y a través de ésta, por el otro gran imperialismo.

¿Y hubo acaso, antiperonistas más feroces y tenaces que los militantes del ERP y los militares liberales que tomaron el poder en 1976?

La lista podría seguir interminablemente. Pero el peronismo (el actual también, en su versión súper trucha), si ha tenido una virtud política, es la de reducir todo a su propia dinámica y su propio juego. Y a los antiperonistas eso les sirve también, para estructurar su discurso "ético", y esconder bajo la alfombra tantos cadáveres y miserias generadas. Total, al peronismo el "relato" nunca le importó tres pitos. Al peronismo le importa gobernar, y que el resto hable lo que quiera, mientras a la hora de las "efectividades conducentes" (como decía Yrigoyen) terminen ellos en el poder.
El martirologio siempre fue patrimonio de la gran religión laica del siglo XX, el marxismo. Nunca le importó al peronismo, y ésa también es una diferencia con "estos muchachos" avejentados y con complejo de excluidos de su hora, que por algo retrasan.

Mis cordiales saludos.

goolian dijo...

Occam. coincido plenamente con su desfavorable juicio sobre los sectores políticos ajenos al peronismo.
El movimiento justicialista tiene culpas, pero el radicalismo, los conservadores, los militares, la extrema derecha y la extrema izquierda tienen una parte muy importante de la culpa también.
No se preocupe no soy radical ni mucho menos.
Y como tal vez ha leído en mi propio blog también opino que el marxismo es una religión teleológica laica más.

Occam dijo...

Goolian: Usted debe preguntar porque hay una especie que circula por ahí (ciertamente, no documentada ni certificada por otro tipo de elementos, y por tanto intrínsecamente descartable) que señala que Perón le propuso la vicepresidencia de la Nación, acompañándolo en la fórmula, primero a Alfredo Palacios que a nadie, y que el otro la rechazó.
La especie trata, inequívocamente, de exaltar la figura del aristocrático líder socialista y minimizar la de Perón. Se continúa con la observación de que el peronismo concretó en los hechos muchos de los proyectos de ley pergeñados por Palacios décadas antes. Lo único que prueba ello es que el peronismo era sensato, y que Palacios era un gorila vocacional, que le tenía tirria por la posición neutral de parte de la oficialidad del GOU durante la guerra, y no por motivo racional alguno, que es lo que (teóricamente) guía la acción política socialista.
Lo cierto es que aparentemente, en esa reunión supuesta, Palacios demandó de Perón una mayor democratización, y le impugnó el nombre de varios candidatos, a los que juzgó implacablemente.
Luego, la historia es conocida. Palacios participó activamente de la conspiración y el golpe militar sangriento del '55, fue premiado con la Embajada en el Uruguay, luego participó de la derogación de la Constitución de 1949, la más auténticamente progresista y perfecta que tuvo el continente americano alguna vez, obra de los mayores juristas argentinos; y fue convencional en la Asamblea Constituyente inconstitucional de 1957, siempre durante la dictadura militar.
En fin, uno de "esos" demócratas... Como dije en otra parte, la historia es demasiado benévola con los intrascendentes, y sobre todo, con los antiperonistas.

Mis cordiales saludos.

goolian dijo...

Occam gracias por los datos, sinceramente no sabía nada de todo lo que cuenta.
Lástima, pareciera que el gorilismo triunfó por sobre la sensatez y el espíritu democrático.