En La Nación, Rolando Hanglin clava otra vez la pica en Flandes, como afortunadamente nos tiene acostumbrados en estos últimos tiempos, proponiendo, no sin fina ironía, y adjuntando fundamentos políticamente correctos, que la institución del matrimonio se reserve solamente a las parejas gays: El matrimonio, sólo para gays.
El planteo es brillante, y haciendo uso de una estricta lógica, parece irrefutable. Comentando hoy el asunto con un amigo a través del correo-e, se me ocurrieron las siguientes reflexiones al respecto:
"Pero en el caso de que el matrimonio se reservara solamente a ellos, los gays se sentirían discriminados, pensarían que hay gato encerrado, y entonces ninguno de ellos se casaría y menos adoptaría crío alguno.
"Es curioso cómo aquel grupo sociológico (antes que sexual, seguramente, puesto que hay y siempre hubo una importante proporción de homosexuales perfectamente integrados a la sociedad de consenso, que reniegan de las actitudes "plumíferas" y provocativas de la subcultura proclamada como orgullosa) que se autodenomina "gay" (o sea, alegre, divertido), por oposición al mundo de los heterosexuales, a los que denominan "paquis" (de paquidermo, pesado, rutinario, aburrido), termina por presionar a favor de su inclusión en instituciones marcadamente conservadoras y por sumarse a conductas a las que ellos mismos defenestran, claramente rutinarias y burguesas, como acontece siempre que hay matrimonio e hijos de por medio.
Como en una dialéctica hegeliana, o mejor, como un yin-yang sui generis, va a llegar un momento en que a la facción conservadora de la sociedad van a pertenecer todos los anteriores innovadores (que por llegar tarde, valoran instituciones que al resto ya no importan mucho que digamos). Algo parecido a los "espaldas mojadas" que consiguieron la green card: ahora son los republicanos más reaccionarios y los que más demandan un cierre de fronteras a la inmigración ilegal en los EE.UU.
Lo que está claro, es que el reconocimiento universal de derechos (que algún día, hará extensivo el día femenino a todos los mortales) no suprime las desigualdades, sino que las acentúa. Los derechos diferenciados apuntan justamente a enmendar desigualdades y nivelar los puntos de partida: que una persona casada tenga derecho a asignación familiar, porque tiene mayores gastos y responsabilidades que una soltera, que una madre parturienta tenga 3 meses de licencia con goce de sueldo, etc., hacen a garantizar la igualdad atendiendo diferenciadamente los casos particulares. En cambio, ¿cuál sería el integrante de la pareja gay que tendría 3 meses de licencia paga por maternidad cuando adopta? ¿O les corresponde a los dos? ¿O a ninguno?
En fin, temas siempre ríspidos. Sin embargo, hay que considerar que en crecientes sectores del turismo, del comercio y de los servicios, el público gay es preferente, puesto que está constituido por dos integrantes con ingresos, sin hijos y con costumbres hedonistas. O sea, gastan mucho. Y ello ha conducido a todo un giro en la política hotelera. Mientras hay cada vez más hoteles (y restaurantes) de categoría que impugnan a los niños como a los perros, y por tanto ahuyentan a las familias (generalmente, más gasoleras y de gustos menos refinados por presión de los infantes), hay también una creciente actividad de captación del público gay y de la "agenda gay" en las ciudades turísticas receptoras. Cualquier lugar que apunte a facturar en divisas fuertes, debe rápidamente ingresar en alguna guía especializada del sector y aclarar lo más claro posible que se trata de un sitio "friendly". Hasta marcas y líneas exclusivas han torcido toda su imagen de mercadeo para apuntar a ese segmento.
En fin, da la impresión de que la cuestión ésta del matrimonio entre personas del mismo sexo y la libre adopción son antes banderas de unificación de un estrato transnacional en pleno fervor político, una suerte de "empresas colectivas sectoriales", que de verdaderas reivindicaciones útiles y conducentes para un universo de gente a la que se pretende aunar tan sólo por sus gustos de alcoba.
Y también da la impresión de que, otra vez, nos ponen una cortina de humo delante de los ojos, para evitar que se traten con seriedad las cuestiones realmente apremiantes en una sociedad en disgregación y creciente violencia, enajenación y miserias de todo tipo (no sólo económicas, aunque de ésas, muchísimas).
¿qué es la vida?
Hace 5 años
8 comentarios:
Yo reclamaba a los directivos gay de una empresa para la que trabajé, que los heterosexuales contemos con cierto handicap corporativo, ya que resultaba imposible de otro modo competir con los TINK que cuentan con la ventaja de tener menos compromisos.
Mensajero: A eso nos referimos, precisamente. En el mundo moderno, sobre todo en sus avanzadas más competitivas, como lo son la vida corporativa, los viajes de placer, el arte de vanguardia, etc., cuajan mucho mejor las personas solteras sin hijos ni compromisos que las casadas llenas de hijos, siempre con problemas para ir a tal o cual cena, o viajar relámpago a cualquier lado, o quedarse 6 horas más en el trabajo; menos propensas a la innovación, a la vida hedonista, a consumir con alto valor agregado.
Entonces no se comprende por qué el afán por integrarse a instituciones en decadencia, que la dinámica del mundo de hoy tiende a desintegrar o minimizar. Por qué cargarse con una pesada mochila cuando la evolución de las cosas parece indicar que marchan en el mismo sentido que el estilo de vida de los reivindicadores.
En el fondo, los grupos de reivindicación se transforman en los auténticos soportes de una forma de vida en decadencia. De allí la contradicción señalada, o la evolución hacia posiciones conservadoras de aquéllos que proclaman casi la exclusividad de la innovación.
Modernamente hasta las parejas heterosexuales integradas a la nueva dinámica del mundo competitivo avanzado se han conformado según un patrón "gay-way": sin hijos, ambos trabajan, sus tiempos de ocio los ocupan entre parejas amigas, restaurantes de moda, viajes, cine, teatro, museos y vanguardia.
En un mundo que está tomando una orientación cierta en tal sentido, justamente quienes deberían considerarse aventajados terminan por reclamar posiciones que, si en el pasado importaron algún tipo de privilegios, hoy son claramente desfavorables.
Mis cordiales saludos, y gracias por pasar y comentar.
No me opongo a que la ley permita el matrimonio homosexual y ordene cuestiones relativas a herencia, filiación, pensiones, etc. Esto se presenta en los medios como la reivindicación de un derecho, pero formar una familia acarrea numerosas y enormes obligaciones. El que quiera asumirlas acorde a la ley, bienvenido sea.
Comparto su crítica al modelo de consumo y trabajo excluyentes de las otras prioridades. Eso lo enfrentamos todos en algún momento, gay o no, con o sin hijos, casados y solteros. Por eso veo bien que más personas puedan formar familias, aunque esto pueda ofender la sensibilidad religiosa de quienes lo consideran mal.
Eso sí, coincido en que hay leyes y decisiones políticas que hoy casi no tienen ningún costo, y dan chapa. Me parece una ley positiva pero no lo considero un hito ni un logro histórico. Es simplemente algo para mostrar mientras para los temas realmente acuciantes no se arremanga nadie.
Almafuerte:
Coincidimos absolutamente. Se capta a las izquierdas con el asuntillo de los juicios y castigos a los militares, y con una cuestión estética bastante berreta, que incluye exacción a la futura clase pasiva para darle a todos los que están en negro y nunca harán aportes. Cortinas de humo.
Se pretende ahora captar el voto de los inmigrantes, a los que se han dado todo tipo de beneficios en detrimento de los argentinos pobres, con el tema de los DNI y la iniciativa porque puedan votar para presidente (una barbaridad por donde se la mire, principiando porque puede destruir la soberanía de cualquier país, sobre todo, teniendo a un gigante demográfico como Brasil al lado). Otra cortina de humo.
Se despenaliza la marihuana para quedar bien con la juventud rolinga, y se instituye el matrimonio gay para captar el voto de gente que, se atisba, tiene un fuerte compromiso político vinculado con esa reivindicación. Más cortinas de humo.
Se saca la ley de medios y estamos 3 meses hablando de monopolios en la programación de los canales de cocina.
Se expropia al fútbol, y estamos meses hablando de si debe ser para todos o para algunos, si es bueno o malo ver todos los partidos y que pasen partidos todos los días de la semana, si pan y si circo.
Cortinas de humo, espeso, sucio, contaminante.
Mientras, a cada uno de los ciudadanos de la sociedad civil que salta por el tema de la seguridad se lo anatematiza como "facho", "represor", y se argumentan difusas y trilladas justificaciones sociales que no otorgan ni el mínimo atisbo de solución a un problema concreto y palpable. Siquiera una brizna de esperanza.
Mientras tanto, también, crece la presencia de la droga en la Argentina, hay villas que ya son territorios autónomos controlados por mafias de ex guerrilleros o de cárteles extranjeros; hay grupos de choque que están acumulando poder de confrontación real. Hay abandono, desinterés por todo lo constructivo, por todo lo necesario, por todo lo argentino.
Mientras tanto, al país se lo come la sequía, y no hay ni una sola muestra de reacción ante la contingencia, no se han movilizado a nuestras raquíticas fuerzas armadas para prestar auxilio logístico, cavar canales, tirar agua, lo que sea...
Cuál será la próxima, me pregunto. No sé, propongan nuevos "GTN" (Grandes Temas nacionales): ¿El maltrato a los pollos de granja, como hace P.E.T.A. en EE.UU.? ¿Volveremos sobre el aborto? Je ne sais pas.
Muchas gracias por pasar y por su comentario. Mis cordiales saludos.
No sé qué es más genial: si su artículo o su último comentario. Si no lo conociera, diria que cada día me sorprende más. Un gran abrazo.
Destouches: Su comentario es muy halagüeño para mí. Sorprenderlo a usted sin dudas es un mayor desafío que tratar de escribir algo bueno en este blog.
Un gran abrazo.
Almafuerte: Una cosita que se me quedó en el tintero: En ningún momento consideré ni considero que el nuevo modelo de pareja (hetero u homo, da igual) impuesto por el decurso de las necesidades de un mundo competitivo, y distante del viejo esquema familiar, sea disvalioso o merezca crítica alguna. Incluso, si me apura, creo que es funcional a las necesidades sistémicas, incluso en lo atinente al control demográfico.
Mis cordiales saludos.
Y una última. Theophrastus me ha escrito por otros medios aclarándome que el día femenino aplicable a todo humano, sea varón o mujer con menopausia, transgénero o cajero automático, ya tiene vigencia plena en el Banco de la Provincia de Buenos Aires.
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