miércoles, 16 de diciembre de 2009

Igualdad y Distribución

El último informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), coordinado por el sociólogo Fernando Calderón, señala que “a la tradicional visión de una sociedad con una pasión igualitaria se contrapone la de una creciente desigualdad, con signos que mostrarían un incremento en las distancias entre clases, separadas por el temor, el estigma y la discriminación”. (Clarín, 14-XII-09, p. 32).

Recientemente el filósofo Alberto Buela, en un artículo titulado Abel Posse y una brasa ardiente, señalaba como la quintaesencia del discurso progresista que en nombre de los pobres fabrica más pobres y que en nombre de la educación progresista y democrática, no excluyente y abarcativa, produce analfabetos funcionales a rolete y reniega de la excelencia”.

En la misma línea, la “pasión igualitaria” aumenta la “distancia entre clases”, fragmenta la sociedad, desune, conduce a injustas discriminaciones. Y nótese el papel relevante que ha otorgado esta Administración del discurso y del relato a los organismos que combaten “toda forma de discriminación”.

Tal parece que todo lo que se nombra en el discurso se destruye en los hechos, se cancela, se reduce al polvo cuando menos, y cuando más, a la emergencia de sus antípodas.

Mientras se habla de una mejor distribución de la riqueza, la riqueza se distribuye cada vez peor, y los ricos son menos y más ricos y los pobres más y más pobres. A esa dinámica, el Estado no ha permanecido ajeno, y ha transferido recursos públicos en forma de subsidios o privilegios fiscales a los empresarios más aventajados, en una proporción mucho mayor que cualquier otro tipo de medidas de fomento de carácter social.

A ese fenómeno se le ha dado en llamar “capitalismo de amigos”, e involucra asimismo consideraciones impositivas diferenciales, especialmente distorsivas cuando involucran exenciones y privilegios impositivos para actividades no productivas y de nulo o bajo beneficio social, tales como la especulación financiera y los juegos de azar.

En tal sentido, Osvaldo Giordano y Marcelo Marzocchini, de la UCA, apuntaban en el artículo El gasto social como mecanismo para la redistribución del ingreso (BAE-VIP, pág. 30, 6-VI-07) que En los países nórdicos las transferencias monetarias están fuertemente concentradas en los primeros cinco deciles del ingreso (los más bajos), mientras que –por el contrario- en la Argentina los recursos públicos aparecen muy sesgados en favor de los deciles más altos. Más específicamente, se puede señalar que en el caso de Dinamarca, uno de los países con el sistema de transferencias más redistributivo, el 75% del gasto asistencial y de seguridad social se destina a la mitad más pobre de la población; en el caso de Suecia alcanza al 62% y en Finlandia el 61%. En la Argentina, sólo el 22% del gasto social llega a los cinco deciles correspondientes a los menores niveles de ingreso".

En cuanto a la distribución del ingreso, es sugestivo el silencio del INDEC que comprende el período que va desde el último trimestre de 2006 y el último trimestre de 2009, en el cual vuelve a publicarse la información de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), aunque reconociendo que se han “ajustado” los indicadores, como ese organismo nos tiene ya acostumbrados para las mediciones de inflación, canasta básica, pobreza, etc. Este extracto del diario paraoficial Página 12 del 5-XII-09 no puede ser más claro al respecto: “La diferencia entre ambas series es muy reducida, limitada a unos pocos decimales, pero los primeros valores de 2003 muestran divergencias fuertes. Esto genera que entre 2003 y 2007 la evolución de la distribución del ingreso por total de población fuese regresiva para la vieja medición (de una brecha de 27,8 a 28,3), mientras que para la nueva fue progresiva (de 30,8 a 28)".

Aun así, ello no ha obstado para que del último indicador se colija que ha aumentado la desigualdad en la Argentina respecto del año 2008 (nota de La Nación firmada por Oliver Galak, de fecha 16-XII-09), y que Página 12 no pueda obviar, como conclusión al artículo citado (Un cambio sin grandes estridencias) esta solapada crítica: “Más allá de las diferencias estadísticas –menores–, el proceso muestra, más bien, el limitado alcance en materia de lucha contra la desigualdad que el impresionante crecimiento económico del período 2003-2007 pudo llevar a cabo”.

Tamizada por las diversas mediciones, diferencias metodológicas, ajustes y recálculos propios de una materia demasiado ríspida, políticamente gravitante y en el contexto de un país propenso a la manipulación estadística, la realidad cronológicamente comparada igualmente señala, con algunos más y otros menos, la siguiente serie:

Año

Veces de ingreso Decil 10/Decil 01

1974

10,6

1980

13,2

1985

14,9

1988

21,6

1991

14,4

1994

17,9

1996

17,2

1999

16,1

2000

25,6

2001

27,7

2002

29,8

2003

27,8

2004

28,9

2005

28,6

2006

29,3

2007

30,1

2009

30,2

Fuente: INDEC-EPH. También, Consultora EQUIS y, para los últimos 2 valores, INDEC-EPH, C-III y Artemio López: http://rambletamble.blogspot.com/2009/08/una-aproximacion-la-estructua.html. Asimismo, Ernesto Kritz señala 33,8 para 2006 y 33,5 para 2008.

Otro valor indicativo en la observación de la cuestión de la igualdad y la desigualdad en una sociedad, es aquél que proviene de la participación de la masa asalariada en el PBI. Respecto de ello, el Informe Final Beca UBACYT Estímulo desarrollado por Juan M. Graña, contiene una serie realmente clarificadora, luego ampliada por el mismo autor, junto a Damián Kennedy, en otro trabajo de la UBA titulado “Salario Real, Costo Laboral y Productividad. Argentina 1947-2006”:

Año

Masa Asalariada % PBI

Argentina

EE.UU.

Brasil

Japón

Alemania

España

Chile

Holanda

1935

34,5

50,9

-

-

-

-

-

-

1937

33,1

52,2

-

-

-

-

-

-

1939

34,5

52,9

-

-

-

-

-

-

1941

33,9

51,3

-

-

-

-

-

-

1943

33,8

54,7

-

-

-

-

-

-

1945

35,6

56,2

-

-

-

-

-

-

1946

35,8

54,1

-

-

-

-

-

51,0

1947

39,6

53,7

-

-

-

-

-

48,2

1948

42,9

52,6

-

-

-

-

-

45,9

1949

48,0

53,4

-

-

-

-

-

43,2

1950

48,5

53,1

-

-

-

-

-

42,3

1951

46,3

54,0

-

-

-

-

-

41,6

1952

48,6

55,2

-

-

-

-

-

41,4

1953

48,5

56,0

-

-

-

-

-

41,5

1954

49,6

55,5

-

-

-

-

-

42,3

1955

46,5

54,8

-

40,2

-

-

-

42,5

1956

44,2

55,7

-

41,2

-

-

-

43,7

1957

42,7

55,9

-

40,3

-

-

-

45,2

1959

35,6

55,5

-

40,4

-

-

-

45,4

1961

36,8

56,0

-

38,6

-

-

-

47,0

1963

35,8

55,8

-

41,0

-

-

-

49,4

1965

37,5

55,7

-

43,3

-

-

-

50,8

1967

40,5

57,4

-

41,9

-

-

-

52,2

1969

39,6

58,9

-

41,2

-

-

-

53,1

1971

44,7

59,1

-

45,7

53,8

46,3

-

55,2

1972

41,7

59,0

-

46,2

54,3

47,9

-

55,2

1973

45,8

59,0

-

47,9

55,4

48,5

-

55,9

1974

49,7

59,8

-

51,9

56,9

49,1

-

57,3

1975

48,2

58,6

-

53,6

57,0

51,0

-

58,8

1976

31,0

58,8

-

53,7

56,5

52,1

-

57,7

1977

29,7

58,8

-

53,8

56,8

52,1

-

57,8

1979

35,8

59,6

-

52,9

56,6

52,0

-

58,7

1981

38,7

59,0

34,7

53,5

58,3

51,1

40,0

56,7

1983

33,8

58,5

-

54,3

56,4

49,4

38,3

54,7

1985

39,5

57,7

38,4

52,9

55,7

46,5

35,6

52,1

1987

39,1

58,3

-

52,0

56,1

45,8

31,9

53,9

1989

28,8

57,8

-

51,8

54,7

46,4

32,2

51,8

1990

38,6

58,2

45,4

52,0

54,1

47,8

33,8

51,7

1991

43,0

58,2

41,6

52,5

55,2

48,8

34,2

52,1

1992

45,5

58,3

43,5

52,8

55,7

49,0

35,3

53,1

1993

46,2

58,4

45,1

53,6

55,4

49,3

36,6

53,3

1994

44,5

57,7

40,1

54,2

54,0

47,5

36,4

51,8

1995

41,9

57,5

38,3

54,6

53,9

46,5

35,4

51,0

1996

37,9

56,9

38,5

54,0

53,6

46,3

37,7

50,6

1997

38,2

56,7

37,5

54,3

52,8

46,6

38,2

50,0

1998

40,3

57,3

38,9

54,4

52,5

46,8

39,4

50,8

1999

41,2

57,6

38,2

54,2

52,7

47,0

41,5

51,1

2000

39,4

58,2

37,9

54,3

53,3

47,4

40,4

50,7

2001

40,0

58,2

37,0

54,8

53,0

47,6

40,7

50,8

2002

30,8

58,1

36,1

53,8

52,6

47,6

40,6

51,3

2003

29,2

58,0

35,6

-

52,3

47,6

-

51,5

2004

30,3

57,2

-

-

51,2

-

-

51,1

2005

31,6

56,8

-

-

50,3

-

-

49,9

2006

34,1

-

-

-

-

-

-

-

2007

32,6*

-

-

-

-

-

-

-

* Fuente de ese dato: CTA, considerando la PMW/PBI a precios corrientes, como respuesta al “cálculo” del INDEC, que la situaba equívocamente en torno al 41%. Asimismo, el Instituto de Estudios Laborales y Sociales de la UCES también efectuó el recálculo de la variación porcentual 2006-2007, situando la participación, coincidentemente, 1,5% por debajo del año anterior.

Como se aprecia, la mayor Participación de la Masa Asalariada (PMW) sobre el Producto Nacional Bruto no sólo se asocia con menores niveles de desigualdad, sino que resulta concomitante con el apogeo económico. Para la primera mitad de los años ’50 Holanda, una economía aún emergente en período de posguerra, tenía una PMW/PBI sensiblemente menor que la Argentina. Su despegue económico está asociado con un avance en este punto, y luego reforzado, como en todos los países de desarrollo exitoso, con una estabilidad en este indicador. Lo mismo puede decirse del Japón, que en 1955 se encontraba más de 6 puntos por debajo de la Argentina, y en 1983, por ejemplo, más de 20 puntos por arriba.

Como se aprecia en la serie histórica, luego de un paulatino incremento en la PMW/PBI desde 1945, la misma supera los 42 puntos en 1948 y se mantiene siempre por encima de los 45 puntos hasta 1955 inclusive (arañando el 50% en 1954), es decir, durante el gobierno peronista. A partir del golpe de Estado de ese año, la PMW/PBI comienza a descender, y para 1959 se ubica en el nivel de la Década Infame, mejorando un poco durante la dictadura llamada “Revolución Argentina” y consolidándose nuevamente por encima de los 45 puntos durante el tercer gobierno peronista; para luego caer abruptamente con el golpe de Estado de 1976. Durante la gestión ministerial de Lorenzo Sigaut, que siguió a la caída de Martínez de Hoz, se arañaron los 39 puntos, al igual que con el Plan Primavera, y la línea de los 40 puntos recién se rebasó con el gobierno peronista de Carlos Menem, durante casi todo su período decenal (con una baja durante el “efecto tequila” y un esplendor en el trienio 1992-94). Luego de la crisis de 2001, la PMW/PBI descendió hasta los 30 puntos, y se ubicó en los niveles de la primera época del Proceso, y lo que es más preocupante, manifiesta desde entonces un estancamiento que tiende a estabilizarse en valores inferiores a la década del ’30, e incluso a agravarse.

En el diario Página 12, Diego Rubinzal, en nota del 1º de junio de 2008 titulada “La Equidad Social”, manifestaba esta preocupación y consignaba que (ajustado el coeficiente de base de cálculo correspondiente a 2002 por el suscripto de acuerdo con la tabla precedente) para 2008, en ningún caso la PMW/PBI podía ser superior al 30%. En esa nota se lo cita a Claudio Lozano (cuyos cálculos también he ajustado de acuerdo con los criterios de Graña), quien manifestaba: “los datos del INDEC sobre distribución funcional del ingreso no son comparables con las series históricas. Cualquier intento de decir que la participación del 41 por ciento es comparable con la vigente en el primer peronismo falta a la verdad. Una de las claves de las diferencias es el modo en que se mide el PBI. Si se lo presenta a precios corrientes, la participación de los asalariados es del 23% para el año 2007. Año en el que, al igual que con la pobreza, el empleo y los salarios, se observa una tendencia a la ‘esterilización’ de los efectos positivos que el crecimiento podría tener sobre los ingresos. Por ende, la participación en los ingresos que venía subiendo desde el 2004, desciende respecto al 2006”.

Carlos Maurras señalaba que la libertad que proclamaban los revolucionarios burgueses del siglo XVIII era la libertad en términos hegelianos, es decir, asociada con el poder, con la potencia. La libertad así entendida, se trasladaba a lo social en la figura que Julio Guesde ha hecho del liberalismo decimonónico: "la libertad del zorro en al gallinero", es decir, la situación en la que la gallina es tan libre de comerse al zorro como el zorro de comerse a la gallina... todos sabemos cómo termina.

Qué términos habría que aplicar, entonces, para una sociedad aquejada de "pasión igualitaria", como nos ha definido el Programa de Naciones Unidas, que no ha dejado de desigualarse desde hace medio siglo, con vaivenes, algunos momentos de solaz, que en definitiva son los más denostados, y una tendencia general descendente; mientras elegimos seguir creyendo en otra fábula: la que sostiene que el discurso modifica la realidad, como en los conjuros mágicos. Cuando como ha pensado y dicho Baudrillard, parecería antes bien, que ocurre lo contrario de las intenciones expresas, lo cual nos remite al realista Juan Perón, que otra vez, por los hechos, y con los hechos, y en los hechos, estuvo en las antípodas de la praxis gubernativa actual.


20 comentarios:

Destouches dijo...

Impecable. Imprescindible difundir este esclarecedor estudio para terminar de desenmascarar la mentira progresista.

Ahora, Occam, tenga cuidado. De su artículo se infiere que la década menemista era infinitamente superior a la actual en materia de justicia social. No lo repita mucho, no sea cosa que lo excomulguen.

Occam dijo...

Destouches: Salvando las inmensas distancias y las estaturas de los hombres, que impiden las comparaciones, Sarmiento decía que la razón por la que se atacan y defenestran a los grandes hombres es que eso exime y exculpa a los pequeños de sus taras y sus máculas. El sanjuanino hablaba de Rosas.
Como dije al principio, no hay comparación posible entre esos hombres y éstos de hoy día, pero la frase parece feliz, siempre que se la use con las debidas aclaraciones (y atenuaciones) del caso.
En cuanto a la justicia social, la misma ha sufrido, en los ambiguos términos setentistas, un proceso de burocratización. Ciertamente, en los '90 no había ni por asomo un nivel de "planes" sociales y asistencialismo mediante dádivas como el que se presencia en la actualidad. Eso, en la animosa dialéctica de carta abierta, daría lugar a sostener que entonces el Estado no atendía a los pobres (por más que Eva Gatica, por ejemplo, realizó en el área una labor entonces muy elogiada desde los mismos espacios que hoy tanto critican a los "nefastos" '90). Contestando con la misma dialéctica, se podría decir que ello pasaba porque no había necesidad de atender tanto porque no había tantos pobres.
En cambio, superando semejante ejercicio de cinismo, preferimos abrigarnos en las series históricas sobre valores objetivos.
Por ejemplo, la asignación universal por hijo seguramente bajará un poco la tremenda brecha entre el Decil 10 y el Decil 1 en el cuadro de distribución del ingreso, pero no modificará la consideración acerca de la PMW/PBI, a no ser, que se considere a esos subsidios como salarios. Pero en tal caso, lo justo sería considerar, restando de los salarios, la presión impositiva, sobre todo, la que surge de los pesados impuestos indirectos que gravan sobre todo a los sectores asalariados de menores ingresos. Y por qué no, considerando como impuestos los mismos aportes previsionales, pues ésa es la función que el gobierno les atribuye si atendemos a la forma en que los gasta. En tal caso, las variables desnudarían aún más el tremendo retroceso que ha sufrido el trabajo en la Argentina, a niveles récord en términos históricos.

Mis cordiales saludos.

Mensajero dijo...

Al menos por respeto a Dinamarca no llamemos a este gobierno progresista.
Como decía el otro día, pronto se revelará que el kirchnerismo era "una joda pra Tinelli".
Sin necesidad de ver los gráficos puedo confirmar por haber vivido, el deterioro que desde el 74 a la fecha venimos padeciendo.
En ese deterioro puede encontrarse algo de la impronta cultural de cada gobierno.
Y también puede verse a la distancia quiénes se beneficiaron con cada modelo.
De Kirchner se puede decir que avisó: "vamos a crear una nueva burguesía nacional" (sujeto tácito, mis amigos y yo).

Occam dijo...

Mensajero: Progresismo es, como casi todas las definiciones políticas, un término sumamente ambiguo, que da tanto para un crudo como para un cocido, sobre todo, teniendo en cuenta su contenido positivo para lo políticamente correcto. En términos generales, alude a ciertas posiciones de centro izquierda, o socialdemocracia, bastante difusas, que se diluyen en proclamas altisonantes y rigurosamente elementales, que enfatizan la igualdad como supremo valor y cuestionan la autoridad del Estado como cercenador de ciertas libertades individuales (aunque la enfatizan para cercenar también otras muchas libertades individuales, sobre todo, de carácter económico). Aunque no necesariamente todo progresismo es un progresismo idiota como el argentino. Vea cómo en Copenhage la policía no come vidrio.
De modo tal, que en esos regímenes siempre se genera un Estado con tendencia al gigantismo creciente, ocupado de un sinnúmero de actividades que de tal forma detrae de la iniciativa privada, y para lo cual, debe necesariamente aumentar mucho la presión fiscal, lo que achica aun más al sector privado que es el que paga los impuestos, y así en una espiral deteriorante, hasta que colapsa.
Lógicamente, sistemas como ésos sólo pueden ser viables en cierta medida si están administrados por tecnocracias sumamente prolijas y diligentes, y acompañados por una cultura de amor y cuidado de los bienes comunes. Por ello mismo, sólo en Escandinavia funcionan relativamente bien, aunque también allí fue necesario proceder a una paulatina atenuación para evitar el citado colapso.
Por lo mismo, en Argentina, en donde consideramos que el Estado es un gran proveedor, al que no sólo podemos pedirle todo, sino que también le podemos sacar lo que nos dé la gana (ocupar terrenos fiscales, robar cables, usar durmientes de ferrocarril para pisos de fincas rústicas, romper luminarias, asientos, teléfonos, malversar fondos, inventar pensiones, etc., etc.), un sistema "progresista" es indefectiblemente retardatario del progreso, "retroprogresista", como me gusta a mí denominarlo.
En general, el único mecanismo eficaz de distribución de la riqueza, es el trabajo. Por eso, el trabajo, porque es generador de beneficios sociales imprescindibles, es una obligación y no un derecho, y una misión impostergable de un Estado serio y con objetivos de bien común es la de proveer al trabajo, inventar trabajos, generar condiciones para que haya una mayor demanda de mano de obra, distribuir geográficamente atendiendo sobre todo a las zonas que necesitan más trabajo, y preocuparse porque los ciudadanos trabajen.
Lo contrario de tan elemental principio, es premiar al vago, es consolidar situaciones de no-trabajo por generaciones, fomentar el facilismo (juegos de azar, apuestas, curros, droga, marginalidad), abandonando así a gran parte de la población a su suerte (naturalmente, en un país de la timba, la suerte tiene un papel preponderante), tirándole unos mangos para que no jodan, y punto.

Muchas gracias por su comentario, y un muy cordial saludo.

perogruyo dijo...

"La democracia es dos zorros y una gallina decidiendo que almorzarán. La libertad es la gallina, armada, impugnando el resultado. (B.Franklin)

El virus fascista infectó a la dirigencia argentina ya antes de 1930, cuando el liberalismo de Alberdi y los demás agonizaba y contra lo que errónea o aviesamente se asevera- nunca más gobernó al país.

En 1930, un grupo de militares fascistas y nazionalistas, en alianza con la oligarquía y la secta católica nos condenó al populismo, que no es más que una vuelta al conservadurismo de Rosas, una forma más de bonapartismo, como lo fue el peronismo, esto es, FASCISMO.

Nuestra dirigencia no supo (no quiso) escapar a la influencia de la intelectualidad eurocéntrica fruto de la sangrienta revolución francesa, cuna del marxismo, fascismo, nazismo, terrorismo de estado y toda clase de intervencionismos en la libertad individual. Nueva nomenclatura para lo que ya Aristóteles (s.-VI) había calificado de DEMAGOGIA.

¿No cree que luego de más de 80 años de fascismo fallido en busca de un líder, duce o führer -que no resultan ser más que otros zorros en el gallinero de gallinas desarmadas- es tiempo de buscar otra solución más estable e institucional armando a las gallinas y haciéndolas responsables de sus actos?

Slds.

Occam dijo...

Perogruyo:
"La democracia son dos lobos y un cordero votando sobre qué se va a comer. ¡La libertad es un cordero bien armado rebatiendo el voto!". Benjamin Franklin se refiere, naturalmente, al ejercicio de la libertad en las democracias liberales, y en tal sentido, coincide con la apreciación de Guesde. Como liberal burgués que era Franklin, su frase no alude empero a las consideraciones acerca de la desprotección del ciudadano que acarreó la destrucción de las sociedades estamentales por la burguesía, sino más bien a la preservación del patrimonio del burgués frente a los arrebatos fiscalistas del Estado.
Aparte de este asunto, le confieso que me ha costado un poco entender su comentario, que sin duda, no surge de la inspiración de su parónimo Pero Grullo. Con esto quiero decir, que su comentario no representa ninguna obviedad. Aunque tampoco me queda nada muy claro, debo excusarme.
El liderazgo carismático en la Argentina tiene una prosapia que se remonta en el tiempo mucho más allá de Rosas (Liniers, Dorrego, etc.), y que ciertamente no pudo ejercer, porque no tenía carisma, el general Uriburu en el '30. El que sí lo había ostentado era, precisamente, su derrocado, don Hipólito, aunque ciertamente en su primer gobierno (1916-1922), y no tanto en el segundo, en el cual ya no se comunicaba con la gente, y vivía recluido (le decían "el peludo").
Es difícil leer un texto con tantas definiciones políticas contundentes implicadas (hay más de una docena de -ismos en su comentario, por ejemplo). Sin embargo, si bien resulta bien claro que el liberalismo y el marxismo son hijos reconocidos de la Revolución Francesa, y que el nazismo es una consecuencia racionalista y milenarista también de ella, no me queda tan claro que el fascismo pueda ser incorporado a la misma bolsa, a no ser, por la falta de legitimación divina del Duce (no así en el rexismo belga y, si se asimila a tal movimiento a la Action Française, tampoco en ella, puesto que era resueltamente monárquica; lo mismo cabe decir del carlismo, que no siendo fascista, también ha sido asimilado por la unificación que hizo Franco durante la guerra civil española). En fin, el fascismo puede -forzadamente- ser entendido como "consecuencia" de la RF, tan sólo por el aporte que en su surgimiento hizo casi todo el sindicalismo revolucionario, aunque en su revisión profunda del marxismo, justamente los cuestionamientos estuvieron manifestados hacia el racionalismo materialista y la clara filiación en la visión económica con el liberalismo de corte manchesteriano. Pero justamente, el sindicalismo revolucionario despojó al marxismo de todos sus componentes democráticos, burgueses y racionalistas, con lo que no quedó nada de marxismo, a no ser, el ensalzamiento de la lucha de clases como mecanismo de acción irracional, cuyo motor era el mito (G. Sorel), y que luego, contemplando el aburguesamiento del proletariado, se sustituyó a la clase por la nación como motor de la acción.
Obviamente, descarto que tan sólo se incorpore en vuestra interpretación al fascismo en la familia de los derivados de la RF, por una cuestión cronológica, porque fue justamente el fascismo uno de los más fervientes impugnadores del democratismo en su versión liberal parlamentaria.

En cuanto a su propuesta, creo que no entiendo a qué se refiere con lo de "zorro", o en realidad, entiendo, pero dista tanto de la frase de Franklin como de la de Guesde. Este último, por lo menos, alude, claramente, a los nuevos portentados de la burguesía, que se harían del poder económico y social, pero sin asumir la consecuente responsabilidad política; mientras que las gallinas serían el estado llano, los artesanos, obreros, pequeños comerciantes, agricultores, soldados, etc., que sin tener poder ni instrumentos de influencia algunos, desprotegidos por la disolución de sus seculares estamentos de contención, debían moverse en el mundo de los negocios jurídicos como iguales con los grandes empresarios que tenían todo para imponer.

Mis cordiales saludos.

MM dijo...

Excelente artículo, y exclentes comentaristas, como siempre!

Si manejan no chupen, que los necesitamos a todos!!!

Felices Fiestas!

perogruyo dijo...

Comprenderá que prefiero atribuirle la génesis del liberalismo y la división de poderes a la convenientemente ignorada Revolución Gloriosa (pacífica) de Inglaterra de 1688 (casi 100 años anterior a la RF), que generó la Revolución Industrial. Con sus defectos y virtudes. Ese sistema de gobierno es el aún vigente en ese país y le permitió adaptarse al devenir del mundo por más de 300 años.

Por otro lado, la Revolución Norteamericana -liberal- es anterior a la francesa; rige desde hace más de 200 años; fue fuente de inspiración de Alberdi y la G80 y generó la prosperidad que permitió poblar a este desierto.

Creí que usted aceptaría la licencia que me tomé de cambiar los actores de la máxima de Franklin. Entiendo que no desvirtué su sentido al parafrasear su cita del zorro en el gallinero con la que contínuamente se pretende denostar al liberalismo, siendo que no es otro que el poder del Estado el que permite armarse a las gallinas u otorga cotos de caza a los zorros.

Respecto de los "ismos": es la ambición de los déspotas y la necedad de sus supuestas víctimas -en su afán de no hacerse cargo de sus vidas-, la que dió distintos nombres al repetido intento de ambos de admitir el imperio de la fuerza por unos pocos y la evasión a pensar por el resto.

¿O acaso -en los hechos- el concepto de hombre fuerte que pretende encarnar NK es distinto que el de Atila, Rosas, Perón, Stalin, Mussolini, Hitler, Ceaucescu y demás déspotas?

Gracias por su tiempo. Saludos.

Destouches dijo...

Perogruyo:

Interesante comentario. Sin embargo, tengo la impresión de que mientras el liberalismo y el marxismo construyen sus utópicos castillos en el aire, está sucediendo una historia que se niega a acogerse a sus esquemas de análisis y práctica políticos.

Me recuerda a Kant, padre no reconocido del liberalismo más dogmático, cuando definía a la Ilustración (Aufklärung) como la salida del hombre de su minoría de edad y, acto seguido, en una verdadera claudicación conceptual, consideraba que el símbolo de la nueva era en el mundo era Federico el Grande.

Coincido en que puede decirse que el modelo político inglés (aunque su gestación no fue tan pacífica como usted parece suponer) puede ser calificado de existoso, pero eso se debe a mi juicio a que en ese país la tradición política "pragmática" representada por Hobbes -y, en menor medida, por Hume- es por lo menos tan importante e influyente como la tradición liberal utópica personificada por Locke (y en la que, con alguna violencia, los liberales modernos colocan a Adam Smith). En cuanto a EE.UU. parece bastante claro que su preponderancia mundial se relaciona más con su deliberada condición de imperio militar que con una concreta ideología político - económica. Un cordial saludo,

perogruyo dijo...

Destouches

¿Kant liberal?
Con todo respeto: no jodamos.

El liberalismo es una afirmación del ser humano, esto es, de las capacidades del individuo humano de definir su propia vida. La epistemología de Kant es una falta de respeto al ser humano, al degradar en una madeja indescifrable la realidad y su herramienta para conocerla: la razón. Eso, sumado a su moral, tan retorcida como su epistemología, sólo puede motivar a un masoquista.

Lo remito a la declaración de independencia de los EEUU:

"Todos los hombres son nacidos iguales y gozan de los siguientes derechos: a la vida, a la libertad y a la búsqueda de su propia felicidad"

¿Nota ud. la importancia que implica esta declaración en términos de transvaloración de valores?

¿Realmente puede ud. encontrar la influencia de Kant en esas palabras?

¿Nota ud. que esa declaración está considerando al individuo humano como potente y determinante de su futuro sin necesidad de intermediarios, esto es, ni Brujos (iluminados), ni Atilas (hombres fuertes), arquetipos ancestrales de la organización social?

Respecto a su apreciación del modelo político de los EEUU, reducir su eficacia al hecho de ser un imperio resulta extremadamente sesgado, hasta injusto con su inteligencia, y me estoy refiriendo sobre todo al tiempo en que Alberdi y los otros los consideraron como un ejemplo a tener en cuenta.

¿Notó usted que con el liberalismo surgen en la escena social otros personajes como el productor y el intelectual profesional y que es justamente la defección epistemológica de estos últimos la que no permite darle sepultura a aquellos viejos arquetipos atávicos del Brujo y Atila?

Gracias por su tiempo. Slds.

perogruyo dijo...

Fe de erratas
En el último párrafo debí decir "Renacimiento (de la razón)" en lugar de "liberalismo".

Destouches dijo...

Perogruyo:

Me parece que usted está confundiendo a Kant con Nietzsche o algún otro filósofo que desconozco. Me da la impresión de que no leyó jamás al filósofo de Königsberg. Kant es una de las figuras emblemáticas del racionalismo del siglo XVIII, el iluminismo y la Ilustración, tradiciones de las que el liberalismo abiertamente declara descender. Liberales de paladar negro como Locke o, más modernamente, Rawls reconocen la decisiva influencia kantiana sobre su pensamiento. Debería revisar un poco sus fuentes.

En fin, por falta de tiempo no puedo reproducir mi juicio sobre el liberalismo, que ya he expresado en este mismo blog y en otros. Le sugiero, para una mejor ilustración del propio ideario que dice sostener, que lea la obra de un liberal (John Gray) titulada "Las dos caras del liberalismo".

Y ya que usted trae a colación a Alberdi y el liberalismo vernáculo, le sugiero que investigue las actitudes verdaderamente civilizadas, igualitarias y humanistas de dos figuras emblemáticas de ese ideario, como Sarmiento y Mitre, en especial hacia el gaucho que poblaba nuestras pampas. Creo una impertinencia recomendarle que lea el Martín Fierro, porque se supone que todos lo hemos hecho ya.

No es -ciertamente- el caso de Alberdi, quien terminó admirando más a Rosas que al propio sistema norteamericano (a juzgar por varias de sus cartas, al menos).

Destouches dijo...

Perdón: la referencia a Locke es errónea: me quise referir a los modernos exponentes del liberalismo político (Rawls, Nozik) y su doctrina de los derechos humanos, de corte netamente esencialista y -como tal- kantiano. Le pido mil disculpas.

Destouches dijo...

Un agregado:

Otro elemento kantiano del liberalismo: la idea de progreso de la humanidad, de la que su comentario es un buen ejemplo. Yo no digo que los liberales consideren a Kant un exponente de su escuela, de hecho dije que era una suerte de padre (o si prefiere, padrino) no reconocido del liberalismo más igualitario y dogmático (modernamente representado por Rawls y Nozik). Me remito a Gray (op. cit.) para mayores desarrollos.

RELATO DEL PRESENTE dijo...

La verdad, de lo más didáctico que te he leído. (Si no te jode, lo reenvío a un par de amistades)

Que termines bien el año y arranques mejor el próximo!

Abrazo!

Occam dijo...

Relato. Muchas gracias por tu comentario. Agradezco semejante difusión. Hay que dejarse de joder con "el discurso", y abrevar en los fríos números. A mí me costó un Perú armar este post, y por cierto estoy muy contento con que la gente se entere de estos datos, que son objetivos, y están tomados de las mismas fuentes apologéticas del poder.
Te mando un fuerte abrazo, y deseo de corazón que empieces el 2010 con toda la polenta acostumbrada, y con el cariño invalorable de los tuyos. De mi parte, siempre tendrás en Occam un amigo. Este año que empieza estaremos más unidos y enteros que en el terrible 2009, plagado de muertes injustas, de genocidios del intelecto y de los cuerpos, de abandono existencial, porque una nueva Argentina se asoma en el horizonte.

Un fuerte abrazo, amigo.

Occam dijo...

Mr. Groncho: Como siempre, agradecido de su visita. Quédese tranquilo, que sean ellos los que la chupen, como dice nuestro inmortal líder de masas. A usted, la deseo el más feliz año, y que arranque con el doble de la fuerza a que nos tiene acostumbrados. La Patria se lo agradece, aunque algunos sonsos traten de hacer de su épica iniciativa poca cosa. Somos muchos los bien nacidos que valoramos el camino que marcó.

Un abrazo muy fuerte.

Occam

perogruyo dijo...

Destouches: me remito a lo expresado. Tal vez el que esté confundido sea usted.

Saludos y buen año 2010 para todos.

- Ayn Rand (For the new intellectual -1961)
- Ayn Rand (Who is the final authority in ethics)
- von Mises (Human Action); el Prof. Huerta de Soto está impartiendo un curso que puede seguirse aquí.

Victor dijo...

Que interesante el post y el análisis. Lo leí hace unas cuantas semanas pero no se porque no comenté.

Digo un par de cosas anecdoticas nomas: la tan ponderada devaluación o mantener "el tipo de cambió alto" es un eufemismo para decir "los salarios bajos". Los biene y servicios terminan tomando su valor tarde o temprano, independientemente del valor nominal que le pongan a la moneda local, inclusive los salarios pero siempre acordes a la tasa de capitalización del país.

A mayor intervención del estado en la economía, mayor concentración de riqueza. Nunca falla, a la corta o a la larga.

La calidad de las instituciones influyen positivamente en la inversión y estas, indefectiblemente, en el nivel de salarios.

Para mi es evidente que la suma de libertad, mas institucionalidad republicana, mas democracia da como resultado una sociedad con mayor bienestar y mayor felicidad. Parece ser el camino.

Saludos


pd, en línea con el comentario de perogruyo digo que no recuerdo a ningún liberal de referencia que reivindique a Kant, mas bien todo lo contrario. En cambio si encuentro a muchos pensadores no liberales que le adjudican parentesco. Es muy extraño esto que pasa.

Occam dijo...

Víctor: Mi respuesta a su postdata está en un nuevo post, ya que el tema da para largo. Espero que sea suficientemente ilustrativo.

Por lo demás, muchas gracias por su comentario, y mis más cordiales saludos.