martes, 16 de septiembre de 2008

BOLIVIA

Iba a escribir ayer sobre otro tema, que me parece muy atractivo, y que dejaré para más adelante. Ocurre que Fran Urdínez y Santi Trogliero, en El Libre Debate plantearon un cuestionario sobre la actual cuestión de Bolivia, que motivó un comentario mío que ahora aprovecho para reproducir acá, con variaciones y enriquecimientos.

Ahí va:


“Zapatero a tus zapatos”, así que responderé desde donde mejor me sale: La historia. Veamos:
El Alto Perú era parte del Virreinato del Perú hasta que en 1776 se decide la creación del Virreinato del Río de la Plata, y se determina la inclusión de ese espacio en esta última unidad política. Concretamente, se trata de las provincias de Potosí, Santa Cruz de la Sierra y Charcas, y los corregimientos, pueblos y territorios sobre los cuales se extendía la jurisdicción de la Audiencia de La Plata o Charcas, más la parte septentrional de la provincia de Tucumán.

Esa determinación, como tantas otras tomadas por Carlos III para el caso, no fue en absoluto arbitraria. Para ese entonces, ya el intercambio comercial, educativo y de relaciones era más fuerte con Buenos Aires que con Lima. Ejemplos hay muchos, así que citaré sólo cuatro: Cornelio Saavedra era potosino; Mariano Moreno hizo toda su educación superior en Bolivia (cursó su doctorado en la ciudad de Charcas); José Mariano Serrano participó de la Asamblea del Año XIII en representación de su provincia natal, Chuquisaca (actual Sucre), y del Congreso de Tucumán en representación de Charcas, en el cual se dispuso la redacción en español y en quechua, y en la versión impresa, también en aymara. En el mismo Congreso, Pacheco de Melo fue el representante de la región de Chichas.

José Serrano, también ideólogo de la trastocación del azul de la bandera nacional en celeste. Su habitual gattopardismo llevó a que fuera luego, en 1825, el redactor del Acta de Independencia de Bolivia. Un "independiólogo" profesional.

Por otra parte, el 25 de junio de 1810, tan sólo un mes después de la asonada porteña, el cabildo de Tarija es de los primeros en adherir a la Revolución de Mayo, y el caudillo tarijeño Olivera se suma de inmediato a las fuerzas del Ejército del Norte. El 18 de agosto de 1810 Tarija designa a José Julián Pérez de Echalar como representante en la Junta Grande de Buenos Aires.

Fernando Díaz Venteo decía al respecto: “Es curiosa la afinidad ideológica que existía entre las provincias del Alto Perú y las del Río de la Plata. Se sentían completamente ajenas a los intereses e ideales del Perú, y en cambio se mantenían profundamente unidas al Virreinato de Buenos Aires convertido en la vía natural de salida de estos pueblos hacia el mar. Tal afinidad nos da la clave para explicarnos el proceso de la posición de las ciudades altoperuanas a lo largo de la guerra de la Independencia”. (En Atilio Cornejo, Actuación de Juan Saturnino de Castro en la guerra de la Independencia, rev. Investigaciones y Ensayos, Academia Nacional de Historia, 1974).
Cuando comienza el proceso de emancipación, los territorios más alejados de Buenos Aires son los que corren mayor peligro de resultar perdidos. Por eso es que la primera campaña que se decide, en 1811, a las órdenes de Belgrano, conduce al Paraguay (que una vez emancipado propone a Buenos Aires integrarse en una federación, cosa que ésta no acepta y consecuentemente la provincia norteña se independiza); y la segunda, a recuperar el Alto Perú, en donde los realistas se hallaban acantonados, aprovechando la comunicación logística con Perú. Esa campaña, que arranca venturosamente con la victoria de Suipacha (1810) y el consecuente levantamiento de Potosí, Chuquisaca y La Paz, llega hasta la frontera misma con el Perú en el río Desaguadero, donde sufre la derrota conocida como el Desastre de Huaqui (1811). Luego de ese traspié los realistas avanzan decididamente hacia el sur, y son frenados por Belgrano en Tucumán (1812), que los persigue y los derrota definitivamente en Salta (1813), para luego, ya en actual territorio boliviano, perder en Vilcapugio y Ayohuma (ambas, a finales de 1813). Por último, Rondeau avanza nuevamente incentivado por los levantamientos criollos y es derrotado en Sipe-Sipe en 1815, y luego Lamadrid en el río San Juan en 1816 (sin embargo, conserva Tarija, al menos hasta julio de 1817, luego de que es nuevamente derrotado a las puertas de Chuquisaca). Queda entonces suspendido cualquier avance desde Salta, y se confía la defensa de la frontera provisoria (un poco al norte de la actual) a los gauchos de Güemes.

Insert: Belgrano: Modelo de hombre. Es sabido que Manuel Belgrano murió absolutamente pobre, y que hubo de pagar con su reloj de bolsillo los últimos servicios de su médico en 1820. En el momento de su esplendor militar, el prócer recibió una muy importante suma de dinero de Buenos Aires como premio por sus victorias, que él donó para la construcción de escuelas públicas a los cabildos de cuatro ciudades argentinas: Santiago del Estero, Salta, Jujuy y Tarija. La remisión a la cuestión de Tarija aquí ventilada se hace también en la memoria de tan insigne argentino.

Al tomar San Martín el relevo del Ejército del Norte, planifica una estrategia muy superadora, que conduce justamente a asegurar las espaldas del Río de la Plata (Chile) y, mediante un rodeo por el Pacífico, conquistar el gran reducto resistente, que es Lima, para luego marchar sobre el Alto Perú y entregarlo a Buenos Aires.
Las estrategias de San Martín y Bolívar eran coincidentes: asegurar que las naciones que surgieran de la emancipación respetaran los límites virreinales originales. Luego se verá que Bolívar no cumplió.
En medio de todo esto, surge en Buenos Aires el pernicioso partido de los doctorcitos burócratas, que tan sólo quería asegurar un hinterland para un porteñado burgués impo-exportador con Gran Bretaña, y por tanto consideraba todo este derroche de energías como comercialmente inapropiado. Así, le dicta unilateralmente la independencia a la Banda Oriental. Artigas, tomando el guante, en Arroyo de la China, proclama con su congreso Oriental que, desde el carácter de unidad política independiente, voluntariamente Uruguay decide incorporarse a las Provincias Unidas del Río de la Plata. El partido de Rivadavia, entonces, con la anuencia de su sector afín de la otra orilla, convoca a los portugueses a una invasión, y logra el destierro de Artigas y desembarazarse de esa provincia no querida.

Insert: Dos ejemplos del desapego unitario y del modelo de la “patria chica”:

1) En su Manual de Zonceras Argentinas (Ed. Corregidor, Bs. As., 2003, pp. 49 y 50) Arturo Jauretche nos dice: Artigas definió desde el primer día su voluntad rioplatense (Proclamas del 11 de abril de 1811 en Mercedes y del 5 de abril de 1813 frente a Montevideo) y explícitamente lo reitera en lo firmado en el Paso de Belén, donde dice que “la autonomía provincial no debe entenderse como independencia nacional”…

A pesar de esto el General Alvear ofreció a Artigas, por intermedio de Nicolás de Herrera, la segregación de la provincia Oriental y el reconocimiento como entidad definitivamente emancipada, que Artigas rechazó terminantemente. Este ofrecimiento se reitera poco tiempo después por intermedio del Coronel Elías Galván. Insiste aún más Buenos Aires, y reunido el Congreso de Oriente, instalado por Artigas en el Arroyo de la China, hoy Concepción del Uruguay, llegaron a Paysandú el Coronel Blas Pico y el Dr. Bruno Rivarola, quienes le ofrecen, en nombre del Director Álvarez Thomas, lo que sigue: “Buenos Aires reconoce la independencia de la Banda Oriental del Uruguay renunciando a los derechos que por el antiguo régimen le pertenecían”.

Ésta es la respuesta de Artigas a la proposición, que lleva la misma fecha y que dice: “La Banda Oriental del Uruguay entra en el rol para formar el Estado denominado Provincias Unidas del Río de la PlataLa Banda Oriental del Uruguay está en el pleno goce de su libertad y derechos; pero queda sujeta desde ahora a la Constitución que organice el Congreso General del Estado legalmente reunido, teniendo como base la libertad”.

…Entre tanto, los portugueses han invadido la Banda Oriental, donde permanecerán diez años con el tácito acuerdo de Buenos Aires.

2) La miserable entrega del Alto Perú que se efectúa en el gobierno de Rivadavia opone la mezquindad y el egoísmo al altruismo y sacrificio de Belgrano. Así, el Congreso Constituyente unitario de Buenos Aires dispone, en 1825:

“…aunque las cuatro provincias del Alto Perú han pertenecido siempre a este Estado, es la voluntad del congreso general constituyente, que ellas queden en plena libertad para disponer de su suerte, según crean convenir a sus intereses y a su felicidad”.

Bandera de Bolivia determinada por la Asamblea de 1825.

Por la mala suerte que sigue a este país condenado al éxito, da la casualidad de que San Martín, ya exánime después de una campaña de tres años, se encuentra con Rivadavia en el poder, que le niega cualquier recurso económico o humano, y lo obliga a claudicar ante el avance militar consolidado de Bolívar, en el famoso coloquio de Guayaquil. San Martín se retira a un exilio interno en Mendoza, que no duraría mucho, pues demasiados eran los signos de que agentes de Rivadavia lo querían asesinar.
Entre tanto, Bolívar triunfa en Junín y Sucre en Ayacucho (1824), aseguran Perú, y luego dan un paseo por el Alto Perú.
Por qué digo que Bolívar traiciona su propia consigna: porque incorpora Perú a la Gran Colombia (en lugar de dejarlo independiente) y porque, cediendo a la presión de su principal general, Antonio Sucre, crea del Alto Perú un país independiente, en detrimento de la Argentina. En un primer momento, Bolívar escribe a Sucre a través de su Ministro de Guerra, Tomás Heres, reprobando la idea de convocar a una Asamblea Constituyente altoperuana, “porque esto habría sido dar un terrible ataque a los derechos de la Nación Argentina e infringir el de gentes, reconocido hasta hoy en la América antes española… Si se reuniese esta asamblea se daría a los pueblos todos un funesto ejemplo, que vendría a debilitar la asociación y a fomentar la anarquía…” Clarito como el agua, y para tener en cuenta para todo lo que vino después, tanto en la historia argentina, como sobre todo, en la boliviana.
Ahora bien: quizás por cargo de consciencia, Bolívar (y Sucre, sobre todo) reconoce como argentinos dos territorios de la entonces Bolivia: el Departamento de Antofagasta (actual Chile), que desde 1817 era parte de la provincia de Salta, y Tarija, que también formaba parte de Salta, aun en contra de la voluntad de gran parte de sus pobladores, que siguen teniendo como fechas patrias el 20 de junio, el 9 de julio y el 6 de agosto (día nacional boliviano), y enarbolan las dos banderas y usan las dos escarapelas.

Mariscal Sucre, el idéologo de Bolivia independiente.

La comunicación de Sucre a Arenales (gobernador de Salta) de febrero de 1825, utilizando el criterio del uti possidetis, es elocuente al respecto:

“Desde mui atras yo tuve dudas sobre esa provincia y dejé de convocarla en la Asamblea General para tomar mejores informes, porque no hai derecho para hacerla corresponder á Potosí por una resolucion mia si ella era de Salta en 1810. La pertenencia de Tarija en aquella época de la revolucion debe de servir de guia en el caso”.

Insert: La Real Cédula del 17 de febrero de 1807, que incorpora Tarija a Salta:

El Rey — Gobernador-intendente de la Provincia de Potosí. —

Para el mayor bien y felicidad de mis vasallos de, Salta del Tucuman, he tenido á bien mandar, á consulta de mi Consejo de las Indias de diez y nueve de octubre del año de mil ochocientos cinco, se erija un nuevo Obispado, cuya capital sea la de aquella Provincia, asignando á la nueva diócesis, entre otros territorios, todo el partido de Tarija de esa Intendencia, cuyo partido he mandado se ponga bajo la jurisdiccion del nuevo Obispo de Salta, y de su Intendencia, separándole de la de Potosí, como se previene respectivamente en cédula de esta fecha. Lo que os participo para que tengan entendido quedar sugeto dicho partido á la jurisdiccion de la Intendencia de Salta, que hasta ahora ha pertenecido á la nuestra, haciendo por este medio mas útiles los derechos de aquel Intendente, por su inmediacion al Chaco y sus Reducciones. En consecuencia le facilitareis y remitireis como muy particularmente os lo mando, los autos, documentos y papeles que existen en nuestro archivo respectivos al citado partido de Tarija así en lo gubernativo, como en lo contencioso, sin permitir se pongan embarazos, ó reparos que dificulten, ó dilaten la remision de todos los que sean necesarios para su gobierno, contribuyendo vos por vuestra parte á que tenga el mas cumplido efecto esta mi real resolucion, por ser asi mi voluntad.

Fecho en el Pardo, á diez y siete de febrero de mil ochocientos siete. — Yo el Rey — Por mandato del Rey nuestro señor — Silvestre Collar —

Bolívar instruye a Sucre para la devolución de Tarija a la Argentina el 17 de noviembre de 1825, y la ciudad de San Bernardo de Tarija es entregada al comisionado argentino Ciriaco Díaz Vélez en marzo de 1826. El 30 de noviembre de 1826 el Congreso Constituyente argentino constituye de Tarija una provincia independiente de Salta, con un territorio muy extenso, de 183.126 km2, que englobaba también a Chichas y a Lípez.

Tarija, en violeta, una provincia fundadora de la Argentina.

La insidiosa influencia de agentes altoperuanos en la administración tarijeña, sumada a tropas bolivianas acantonadas en las cercanías y a la debilidad argentina por la guerra con el Brasil por la Banda Oriental, determinan que luego Sucre traicionara el mandato de Bolívar e incorporara Tarija al país creado a su medida.

Hacia el presente, las consecuencias de esa actitud (y de la claudicación definitiva en 1889, ya que la Constitución Argentina de 1853 dejó en claro que consideraba a Tarija como una de “las Provincias que componen” a la Nación Argentina) son las siguientes: se pierde la salida al Pacífico y se pierden las enormes reservas de gas natural de Tarija.

Pero claro, el unitarismo sólo pensaba en el modelo francés de nación, y en la inconveniencia de seguir sumando indígenas a la europea población argentina.


De modo que Bolivia resulta en un rejunte peligroso, desde el principio.
Primero, porque su unidad territorial menor incrementa las desaveniencias entre los diversos grupos étnico-sociales que componen su sociedad: los blancos de origen europeo, los mestizos o cholos, los aymaras, los collas, los guaraníes del llano, los chiriguanos y tobas de la zona cercana al Pilcomayo...
Históricamente, los blancos tuvieron como misión, además de aprovecharse de todos los indios mediante la servidumbre, evitar los conflictos raciales y el potencial genocidio de los aymaras hacia los collas.
Pero el núcleo "oligárquico" blanco quedó muy debilitado con la independencia, en número y en medios, con lo cual se abroqueló y generó una estratificación muy negativa, y antirrepublicana, por miedo a ser eliminado por los indígenas. Para dar una idea del drama boliviano, en 1854 su población se calculaba en 2.300.000 habitantes, y 30 años después en 1.400.000 habitantes, de los cuales los blancos de origen europeo representaban un tercio de la población, según la Enciclopedia catalana Montaner y Simón de 1889.

Hoy mismo, en Argentina somos testigos del fracaso del proyecto boliviano, con una colectividad de esa nacionalidad que supera los dos millones de habitantes. Sin detenernos demasiado en el asunto, hablemos del destino de una de las regiones que por derecho e historia debió ser argentina: Chichas. Desde 1992 a la actualidad su población se redujo en más de un 19% por la constante emigración hacia Argentina. Un modelo progresista serio conduciría a tomar el control sobre el territorio en cuestión, a través de tratados de cooperación e inversión directa, y fomentar la radicación de los emigrados en su terruño natal (ver el post “Un ejemplo”, del 9 de septiembre, en este mismo sitio).

Otra cosa hubiera sucedido si Bolivia formaba parte de la Argentina, tal como era su natural destino. Cuando los españoles planificaron la administración territorial, nunca se les ocurrió crear un "Virreinato del Alto Perú"; ni siquiera hacer depender las provincias altoperuanas del Perú. Téngase en cuenta que Juan Martín de Pueyrredón, nombrado por la Junta Grande Presidente de la Audiencia de Charcas, en solmene acto en las ruinas de Tiahuanacu, anula el sistema de castas y declara la igualdad de razas, a la par que dispone el envío de representantes indios y blancos de cada intendencia al Congreso General de Buenos Aires. Éste es el único acto político realmente innovador en la historia altoperuana, de modo tal, que puede bien considerarse al engendro boliviano independiente como una respuesta reaccionaria a favor del orden segregacionista (de uno u otro signo, como lo demuestra la política reaccionaria actual).

Cautiva de una dialéctica que trasciende el curso de los siglos, la actual Bolivia vuelve a demostrarse reaccionaria con un intento segregacionista y suprematista de signo opuesto, y sólo un orden político superador puede sacarla de este pantanal de retroceso.

Dice al respecto, con elocuencia, Andrés Juan Martinelli, en La Argentina en el Océano Pacífico, Depalma, Buenos Aires, 1978: “El antiguo territorio virreinal se proyectó durante diez años en el acontecer de las Provincias Unidas del Río de la Plata, hasta que factores internos y razones económicas quebraron esta unión en cuatro países independientes entre sí que aún hoy están en búsqueda de su destino, y que tal vez sea logrado retornando a la vieja integración en términos de presente y futuro…(pág. 34).
De modo que, este rejunte, no obedece ni a causas étnicas (que nuestro miope etnocentrismo considera, ya que no sabemos distinguir la profunda cisura y distancia cultural que hay entre todos los grupos étnicos originarios) ni a causas políticas, sino al capricho de un lugarteniente demasiado poderoso, que al dejar el poder, dejó también un caos detrás de él.

Ya para empezar, la cosa no surge muy republicana que digamos. Bolívar le dicta la constitución desde el puerto de Lima, a punto de volverse a Colombia. A Sucre se lo erige como Presidente vitalicio, pero un balazo propinado por los “antivitalicios” lo obliga a partir, a menos de dos años de haber asumido. En medio de continuos golpes de Estado, tiene el artificio político de Bolivia un pequeño solaz con el gobierno del Mariscal Andrés Santa Cruz (que había sido realista en la época de la guerra de Independencia), que intentó darle un destino como nación, una viabilidad, al rejunte, pero que por apresurado y ambicioso, dejó las cosas aún en peor sitio que donde las encontró.

Mariscal Andrés Santa Cruz

Luego se suceden en Bolivia gobiernos dictatoriales, comandados por jefesuchos y tiranuelos sin representatividad, sustentados en cierta fuerza militar, que se van derrocando y/o asesinando unos a otros, al punto de que hay más de un cuarto de siglo de historia boliviana en que no pueden determinarse claramente los que fueron "presidentes".
Parte de ese período es genialmente contada por Pierre Drieu La Rochelle en el inmortal libro El Hombre a Caballo, en el cual relata las peripecias de un oscuro teniente de caballería que llega al poder con un golpe sin participación popular, contra un dictador al que pocos bolivianos conocían, y así sucesivamente.
La conclusión más llamativa de esa obra es que el pueblo boliviano, de natural pacífico, trabajador, sacrificado, sumiso, cada 60 años despierta en una furia incontenible, que lleva los episodios de guerra civil y linchamientos incluso hasta el canibalismo.
Es evidente que esos ciclos, en la decadencia latinoamericana general, se han acelerado. El anterior a éste fue paralelo a la dimisión de Gonzálo Sánchez de Losada en 2003 (que había tenido en los ‘90 por vice al dirigente aymara Víctor Hugo Cárdenas, lo que también desmiente una suerte de arribo “histórico” al poder de un indígena, de parte del mestizo Evo Morales), hace unos añitos apenas, y el anterior a ése fue el linchamiento del Presidente Gualberto Villaroel en julio de 1946 en La Paz (ahí sí se cumpliría, años más años menos, la regla de los 60 años).

En el caso de la revuelta contra Sánchez de Losada, no hay que olvidar la oportunista participación del MAS de Evo Morales junto a junto a la Confederación de Trabajadores Campesinos y el Movimiento Indígena (en realidad, indigenista, si no quiere entrarse en consideraciones de segregación racial) Pachakuti, arrojando nafta a un fuego de rebelión que necesitaba de la templanza de las fuerzas políticas para su apaciguamiento. El que escupe al cielo…


En mi opinión, hay algunos asuntos relevantes:

a) Bolivia es un país paupérrimo, en el cual las condiciones de vida son africanas; su deterioro proviene, antes, de esa emancipación antinatural comandada por Sucre, que de su pasado colonial.
b) Pese a ello, los bolivianos se destacan por ser un pueblo trabajador y abnegado, sacrificado y sumiso hasta la exasperación, que no pide mucho, con lo que la "espiral de expectativas" de las democracias occidentales todavía no le ha llegado. Eso da a un dirigente bienintencionado un plafón inigualable para iniciar reformas progresivas y mejoras paulatinas, sin estar conminado por la urgencia, lo que por tanto puede alejarlo de la demagogia. Ya en el pasado el nacionalista revolucionario Víctor Paz Estenssoro había realizado una profunda reforma agraria, eliminando latifundios y repartiendo muchas tierras entre los indígenas, había consolidado la nacionalización y monopolio sobre el estaño y concesionado el petróleo, situaciones que no generaron enfrentamientos de ninguna índole. Es más, le valieron tres elecciones como presidente (1952, 1960 y 1964, aunque naturalmente en la última fue derrocado por un golpe de Estado) y su vice lo sucedió en 1956, protagonizando más de 12 años de paz y armonía en la convulsionada república. A mediados de la década del ’80, nuevamente convocado para hacer frente a una hiperinflación del 27.000% anual, adoptó medidas económicas que pusieron freno al desastre, y que sirvieron de modelo al resto de Latinoamérica.

Víctor Paz Estenssoro

c) Por el contrario, esa situación de partida, en la que todo está por hacerse con un pueblo tranquilo y con moderadas aspiraciones, da a un dirigente condicionado por la ideología, y más si esa ideología parte de usufructuar el resentimiento y el conflicto social, una base potencialmente explosiva, que puede encenderse en violencia desatada con cualquier excusa, que lejanamente se emparienta con alguna política concreta. Porque no puede responderse a una situación de dominación preexistente con otra situación de dominación de signo opuesto. Ésa es a estas alturas una de las lecciones más claras de la política, que el presidente boliviano parece desconocer.
d) A ello hay que agregar un alineamiento total de ese dirigente con una nación entrometida, que a través de cuantiosos petrodólares quiere dictar la política continental, más por impostura y divertimento que por convicción y plan estratégico; pero siempre desde la ignorancia del que está lejos y del que no comprende. Paradójicamente (o no tanto, como hemos visto respecto de Bolivia), a esa tendencia se le llama "bolivarismo".

e) El separatismo en Bolivia está ínsito en su concepto de "rejunte". No hay un origen común, una auténtica pertenencia histórica natural, porque Bolivia es un engendro artificial creado en un escritorio. Sin embargo, ese separatismo no adquiere los ribetes "racistas" que el progresismo le quiere adjudicar, sino que, al contrario, clama desesperadamente por un antirracismo: convoca a todos los bolivianos a sentirse mestizos como la mayor parte de los latinoamericanos; es decir, una mezcla que iguala y hermana, que supera la anacrónica querella de cowboys e indios. Recuerda a Evo que es "Morales" y no Mamani, por ejemplo. Evo es aymara, y como tal, miembro de la etnia indígena dominante, que siempre ha oprimido a los collas, y que ha llevado a éstos a apoyar el dominio europeo en otros tiempos como "mal menor". Lo que se aprecia, por el contrario, es una política racista cada vez más violenta de parte de esa facción apoyada por la fuerza gubernamental.
f) Entretanto, Brasil, excusado de cualquier deber histórico hacia Bolivia, a la cual ha contribuido a desmembrar, comprándole crapulosamente en el pasado (1904) el territorio de Acre (355.242 km2, más grande que la Provincia de Buenos Aires), luego de la guerra del caucho, seguramente está jugando, a través de su diplomacia e inteligencia, un papel disgregador, llevando agua para su molino. No debiera extrañarnos que en unas décadas nos encontremos con que Santa Cruz es brasileña. Por lo pronto, la mayor parte de su clase económica predominante es filo-brasilera. Hacia esa Embajada, y no la inefable y providencial Embassy, debería mirar el gobierno boliviano, que se encuentra confundido en la improvisación y los esquemas maniqueos setentistas.
g) Argentina, con su actual dirigencia, que ha dado la espalda a la política internacional (que según Perón y tantos otros, es a partir de donde se construye una nación), que se ha aislado, se ha peleado con medio mundo por cuestiones triviales, que ha desarmado cualquier política estratégica; se encuentra hacia un deber, una misión histórica, para con su hermanita perdida (por lo menos, hacia Tarija). Sin embargo, cautiva desde lo político, lo económico y desde otros lugares inconfesables, de la agenda que le marca su jefe de Caracas, se queda quieta y expectante, contemplando cómo, una vez más, le pasa el tren de la historia por delante.
Como dije al principio, este país condenado al éxito, tiene muy mala suerte con sus gobernantes.


PS: De EE.UU. no hablo, porque me parece absurda la retrógrada invocación al "Cuco" para tratar de evadirse de los problemas generados por uno mismo.

Me recuerda un poco a un artículo que leí hace poco de un hondureño chavista, que decía que la alianza bolivariana había tomado un vuelo definitorio con la incorporación de Honduras al ALBA, saliendo de la esfera de dominación de los EE.UU.
Si los españoles vendían espejitos de colores, queda claro que Chávez es un excelente vendedor de espejismos.

19 comentarios:

RELATO DEL PRESENTE dijo...

Jauretche también decía en ese Manual de Zonceras que el principal problema de los falsos próceres de antaño, era la territorialidad. Les molestaba un país extenso. Tenían el modelo territorial europeo, que bien ciegos de ellos, no podían deducir que era producto de siglos de guerras y conquistas.

Por otro lado, un gran representante del problema de la extensión, siempre fue Sarmiento, que hasta llegó a decir que a la Argentina le sobraba territorio. Un pelmazo que cada vez que viajaba a Estados Unidos volvía sorprendido. El expansionismo Norteamericano no lo veía, aparentemente.

Tu texto es impecable por donde se lo mire.

Lo de Uruguay es triste, lo de Paraguay duele más lo que le hicimos después.

Lo de Bolivia es digno de toda la historia del pueblo boliviano: El más absoluto olvido.




Saludos.

Occam dijo...

Estimado Sr. del Relato: Creo que la frase textual de la zoncera era "el mal que aqueja a la Argentina es la extensión", y efectivamente la enunció Sarmiento en el primer capítulo del Facundo. Empero, el gran sanjuanino fue un tipo complejo y variopinto, y así como en su exilio chileno postuló martillantemente que la Patagonia correspondía por derecho al país trasandino, una vez Presidente defendió decididamente los derechos argentinos ante las penetraciones que hacían los chilenos por el Estrecho de Magallanes.
Coincido en que al Paraguay le hicimos gran daño, pero no hay que olvidar los degollamientos, incendios y saqueos que sobre la provincia de Corrientes iniciaron los paraguayos, si bien que motivados en la negativa de Mitre de permitirles el paso por territorio argentino para atacar Uruguayana.
Luego de las deblacles de 1925-28, en que perdimos casi la mitad de nuestro territorio original, la única figura a destacar es la de Rosas, que negó la independencia del Paraguay (luego aceptada en 1853 por los vencedores de Caseros), que dominó el Uruguay y tuvo de lugarteniente a Oribe y que hizo la guerra al Mariscal Santa Cruz a través del caudillo Heredia y un ejército muy joven, para repeler la invasión boliviana a Jujuy, auspiciada por los unitarios, que paralelamente querían cercenar de la Confederación también a la Mesopotamia.
Es increíble que semejantes traidores mayores se enseñoreen en todos los libros de historia para escuelas primarias y secundarias y den su nombre a las principales plazas y avenidas.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Me sacaría el sombrero si tuviera uno, ustedes dos (Occam y Relato) siempre me dejan balbuceando boludeces. Gran post.

Saluti,
Muñeco

Gustavo R dijo...

Occam, exelente reseña.
Pregunto, usted cree que de haber formado parte de un proyecto mayor, hoy por hoy Bolivia estaría en una situación distinta? Quizas seria más resistente a una reivindicacion indigenista, pero no compartiría el destino de provincias inviables como Formosa o La Rioja?
No es finalmente la memoria colectiva y persistente de una historia y un proyecto común lo que marca la diferencia?

Abrazo.

Mensajero dijo...

¿Serán tiempo de consumaciones en latinoamérica?
Los procesos deben consumarse antes de avanzar.
Como el agua, que llena cada hueco escrupulosamente antes de seguir su curso.
Parece que no hay más remedio que rellenar cada hendija, resolver cada problema, como condición y como regla para fluir.
Comentario chino a un post sobre Bolivia.
(inevitablemente pensé en esta moda culinaria de cruzar gastronomías).

Occam dijo...

Muñeco: No me queda otra cosa que agradecerle su elogioso comentario.
Un cordial saludo.

G.Max: El gran proyecto viable era el del Virreinato del Río de la Plata, administrado por sus propios ciudadanos y no desde una remota metrópoli que negociaba mal sus entuertos en Europa, regalando las misiones orientales o Colonia del Sacramento.
Siempre, hasta 1853, ésa fue por lo demás la aspiración de los americanos de esta parte del mundo. Uruguay fue independiente por la prepotencia extranjera, pero hasta Caseros era de hecho una provincia argentina, y los orientales tan compatriotas como los santafesinos o los salteños.
Siempre las unidades políticas superiores logran eso: la superación de las pequeñas mezquindades y el logro de la armonía a través de un destino más alto, de empresas colectivas más ambiciosas. Los Estados-nación, al escueto modelo de algunos europeos, en cambio, van a poner sobre el tapete las más absurdas discordias, y se va a acotar el vuelo de un pueblo (que siempre quiere ser del del cóndor o el del águila) al de una gallina.
La balcanización de la heredad americana siempre fue el proyecto de las diplomacias que por ese entonces competían con España, fundamentalmente Portugal e Inglaterra, que paralelamente sostuvieron sus grandes espacios políticos.
La respuesta a su pregunta puede estar en la contemplación del Brasil, y en suponer por breves instantes qué hubiera sido de un Mato-Grosso do Sul independiente, o de un Sao Luis do Maranhao independiente.
Mis cordiales saludos, y gracias por su comentario.

Mensajero: ¿Cómo saberlo? En Latinoamérica, desde las guerras de emancipación, parece que siempre, todo tiempo, es crucial, porque es tal el desmadre de un origen tan desgraciado (como el que anotamos sobre Bolivia), que no hay más de 20 años de sosiego y de estabilidad sin que algún gran marasmo trascendente y revolucionario enorojezca el horizonte. Lamentablemente, el de esta vuelta, que es tan sólo una más, parece de los más truchos y mal intencionados, de los más retrógrados e improvisados.
En verdad, tanta continuidad de las excepciones parecería evidenciar un derrotero general cada vez más sombrío.
Mis cordiales saludos.

Occam dijo...

G.Max: Otrosí digo: Obviamente, no sólo Bolivia hubiera sido distinta, sino también el resto de las provincias argentinas. No se trata tanto de integrar un territorio a otro mayor, sino de integrarse ambos en un proyecto y un destino superadores. La Bolivia de 1825 no era lo que hoy es, como no lo eran el resto de la Provincias Unidas del Río de la Plata. Por lo pronto, el indigenismo, el nuevo veneno insidioso que le han inoculado a un continente mestizo que busca la paz y la concordia, no existía, y aún hoy la integración realmente viable y con oportunidades a una nación de hermanos sigue siendo el gran anhelo de esas poblaciones manipuladas por malhadados intereses políticos (¡y económicos!). Por otro lado, quizás más material, pero no menos interesante, en 1825 hablábamos del doble del territorio actual, de universidades prestigiosas, de estratos poblacionales verdaderamente cultos, de litoral al Océano Pacífico, etc., etc.
No debemos guiarnos por las evidencias del resultado de la disgregación, sino por las potencialidades originales del Virreinato. No se trata de la suma de indicadores actuales de los cuatro países (y la yapa: Antofagasta + Rio Grande do Sul), sino de una prospectiva con un efecto multiplicador fascinante. Los protugueses de al lado (ya brasileros ellos, desde el trono de Don Pedro) lo vieron clarito, y por eso jugaron sus cartas al fraccionamiento.
Uno ve cómo EE.UU. le sacó a México áridos desiertos inhabitados, o cómo Brasil le sacó a Bolivia el poco atractivo territorio de Acre. ¿A Brasil le servía y a Bolivia no? Los argentinos tenemos una curiosa manera de valorar el espacio, harto utilitaria hasta el extremo de la inutilidad. El argumento masivamente contundente que exhibía Caputo en el diferendo austral era cómo nos vamos a pelear por tres islitas desiertas y yermas... Aunque parece que los chilenos sí estaban dispuestos. Y luego otra vez lo mismo con Malvinas.
Parecería que todo territorio que no es apto sin aporte humano para el cultivo de cereales o la cría de vacunos es despreciable, y no merece mayor esfuerzo.

Unknown dijo...

Bolivia siempre fué un misterio para mí.
Así que traté de sacarle información a un compañero de trabajo, que pertenece a la clase acomodada.
¿Es cierto que la constitución nueva suprime el derecho de herencia a los hijos? ; entre otras cosas.
El análisis histórico occam, impecable, como siempre.

Destouches dijo...

Sencillamente soberbio.

Occam dijo...

Muchas gracias, Cerriwden.
Ignoro el texto de la constitución nueva, y tengo respecto de esas innovaciones la misma opinión que la Carta de Hacienda de Figueroa... Los cuadernitos con buenas intenciones no sólo son asépticos respecto de la realidad social, sino que muchas veces son nocivos. La constitución de 1860 prohibía las ejecuciones a cuchillo y a lanza seca, y nunca en su historia la Argentina ha visto reguero de sangre semejante al del gobierno de Mitre en su eliminación de las montoneras, demostrando que la barbarie y la civilización son sólo cuestión de bandos.
En cuanto a la supresión de la herencia, ella es una propuesta que reconoce por padre al sociólogo francés Émile Durkheim, como una forma de retornar a los lazos sociales espontáneos. Durkheim es considerado por ello, y por su visión corporativista, plasmada en el largo Prefacio a la Segunda Edición de su División del Trabajo Social, como un precursor del fascismo.

Occam dijo...

Muchas gracias, Destouches, y me alegra mucho su regreso a estas lides.
Un abrazo.

Victor dijo...

A la flauta! que buen artículo en serio. Lo imprimo para leerlo tranquilo y mañana te cuento... No me puedo concentrar mas de tres párrafos en el monitor.

Saludos

Unknown dijo...

Excelente artículo, Occam.

Y sí...si uno visita Uruguay, Paraguay o Bolivia (estuve en los tres países) salta a la vista el enorme parentesco cultural con nuestro país...se nota enseguida que hubo un pasado común. Se nota en el dialecto, la arquitectura, las costumbres, en todo. Cosa que no pasa si uno va a Chile o Brasil, que son nuestros otros vecinos.

Fede dijo...

El del último comentario soy yo...por algún extraño motivo salió como "cercano" en vez de "Fede"!

Occam dijo...

Gracias, Cercano, por pasar y por su comentario. Y efectivamente, así son las cosas. Somos el resultado de un fraccionamiento fratricida. Estamos balcanizados, y eso acota también la dimensión de nuestro destino.
Un cordial saludo.

Occam dijo...

Víctor: A mí me pasa lo mismo. Somos de la generación perdida, tal vez mítica, de los libros y el papel. Quedate tranquilo, tomate tu tiempo, y espero lo disfrutes.
Un cordial saludo.

Occam dijo...

Fede: Como verás, voy contestando apenas leo, así que fui víctima de la misma confusión. Gracias a vos entonces.
Cordiales saludos.

pau dijo...

Muy bueno el artículo, aunque no concuerdo de todo con cierta interpretacion -entre las que no puedo dejar de nombrar su incondicional admiración por Juan Manuel de Rosas, a quien yo considero bruto, cruel y unitario-, pero déjeme que piense antes de decirle algo mejor.
Saludos.

Occam dijo...

Pau:
Gracias por su comentario. Rosas, siendo como era el mejor de los paisanos (el "dios gaucho", reconocido por la peonada, autor del manual de tareas de campo), distaba mucho de ser bruto, tal como lo atestiguan sus numerosas cartas y obra de gobierno, que él se esforzaba en abordar de puño y letra, bien temprano todas las mañanas. Justamente ayer recibí una vieja edición con facsimilares de su correspondencia original, con lo que también se puede apreciar la letra cuidada y culta. Quienes lo han conocido provenientes de la Europa civilizada no han podido transmitir a sus superiores otras cosas que elogios hacia su persona y sus modales.
En cuanto a que era cruel, supongo que esa afirmación se efectúa teniendo en cuenta la sensibilidad de la época de su gobierno, y no la actual. Caso contrario, estaríamos cayendo en una flagrante injusticia histórica, que no dejaría libre de pecado a ninguno de nuestros próceres, principiando por el propio San Martín, que en una carta le reprocha al Restaurador por ser demasiado blando y condescendiente (recomiendo leer el reglamento militar que el Libertador escribió de puño y letra y ejecutó implacablemente en Chile).
Si consideramos que toda la historiografía oficial se ha puesto de acuerdo en que los crímenes (muertes sin proceso ni sentencia) cometidos en los 18 años de su gobierno ascienden a la cifra total de 72, cometidos por la pueblada en dos episodios, durante los duros años de guerra civil y exterior de 1840 y 1842 (y que a él se le imputan por haberlos tolerado sin sancionarlos debidamente), su crueldad resulta bastante relativa, sobre todo, frente a los dos mil ahorcados en un solo día en los bosques de Palermo, luego de Caseros, por la tropas portuguesas sin que Urquiza pudiera (¿quisiera?) interceder, y los miles de muertos en el genocidio de las montoneras federales durante el gobierno de Mitre, con una crueldad y alevosía llamativas (lanceando al Chacho Peñaloza en su casa frente a toda su familia, degollándolo ahí mismo, enviando Sarmiento una de las orejas al gobernador de La Rioja para tranquilizarlo sobre la muerte del caudillo, etc., etc.).
En cuanto a que Rosas era unitario, se trata de una cuestión semántica, similar a la que cierto entrismo de izquierda esbozó en los '70, diciendo que Perón no era peronista. En fin, habrá que estar a lo que consideraban los federales de la época, como Facundo Quiroga, Estanislao López, el indio Heredia, Oribe, Echagüe y el mismo Urquiza (antes de que 4 millones de patacones girados por la eficaz diplomacia brasilera lo hicieran cambiar de parecer)...
Un cordial saludo.