(…) Permítame dudar sobre la supuesta fugacidad de la crisis financiera global que se ha desatado.
Hay un excelente artículo de Alain de Benoist (traducido por Luis María Bandieri) sobre este tema, cuya lectura recomiendo. Este pensador sugiere que la crisis, lejos de ser el producto de una coyuntura o de un defecto de funcionamiento del sistema fácilmente reparable, es de carácter estructural. Es decir, es inherente al sistema. Dicho de otro modo: esto tenía que terminar así.
El problema sucede cuando el capitalismo pasa de ser meramente un sistema económico basado en la eficiencia (yo sostengo que toda economía, para ser llamada tal, es de mercado; la economía socialista es una contradicción en los términos) se convierte en un verdadero sistema de valores, que arrasa cualquier alteridad. Los valores no capitalistas (como el honor o el altruismo), es decir aquellos no monetizables o expresables de forma cuantitativa, son suprimidos y sustituidos por el soberano principio de la maximización de los beneficios, en su vertiente de creación desenfrenada de dinero secundario. La maximización del lucro constituye la única racionalidad posible y la instancia última de valoración. El mundo pasa a ser un conjunto de factores de producción esencialmente a disposición del hombre para su explotación y dominio (lo que se traduce en la indetenible devastación del planeta) y el hombre mismo es definido como un agente económico. La actividad económica es elevada al trono de actividad principal del hombre. En el fondo, esto es consistente con una visión igualitaria del hombre, que es presupuesto de las teorías político económicas dominantes: liberalismo y marxismo. Todos los hombres consumen y realizan hechos económicos, algunos pocos tienen honor, valentía y sentido del sacrificio por su comunidad. Todo atisbo de espiritualidad y de ligazón con un pasado y con un destino común (es decir, de vínculo intergeneracional) son eliminados. Nace el homo oeconomicus, que se corresponde con el último hombre de Nietzsche. Siguiendo a este filósofo, es la era de la muerte de los dioses.
El sistema crece y se retroalimenta según su racionalidad intrínseca que es impuesta al hombre y que éste ya no domina. Esas reglas pueden indicar tanto que alguien puede hacerse rico en 30 segundos, como que toda una economía puede colapsar con idéntica velocidad, arrojando a la pobreza y la marginalidad a millones de seres humanos. No hay culpables puntuales de este proceso, porque nadie controla y maneja a un sistema que se autogenera y regenera.
La acumulación y la maximización de los beneficios es un fin en sí mismo, que cada vez se desentiende más de la realidad y las necesidades humanas. El ritmo de creación secundaria de dinero es mucho más acelerado que el crecimiento de la economía real, de los bienes y servicios a disposición de las personas. Como la técnica fue capaz de crear una realidad virtual para exclusivo consumo humano, la economía establece sus propias leyes que cada vez se alejan más del mundo real. Ingresamos en un mundo de ficción, de humo. Eso explica que en tan poco tiempo, pueda destruirse tanto valor y tanta riqueza. Ella nunca existió realmente. El hombre es víctima de ese pecado que tanto temían los griegos: la hybris o desenfreno. Quizá esto sea inherente a la naturaleza humana.
Este diagnóstico corresponde al plano filosófico, podríamos decir.
En el plano más concreto, puede afirmarse que el capitalismo llegó a una fase en la que la competencia por el capital resultó cada vez más despiadada. Ello ha retroalimentado la lógica de maximización de beneficios a ultranza, a fin de atraer a los inversores, que son seres anónimos que sólo se rigen por esa ley inmutable. Como la economía es un juego de suma cero, esta carrera desenfrenada condujo a una disminución en términos relativos de la capacidad adquisitiva del salario, es decir, la retribución del trabajo. El crecimiento impresionante de los rendimientos del capital es acompañado de un hundimiento del salario, que queda cada vez más rezagado en términos relativos.
Ahora bien, como los sistemas capitalistas más avanzados se fundan en el consumo, era necesario financiar este consumo que, por lógica intrínseca del sistema, tiene que crecer indefinidamente. El acceso al crédito -con su correlato de endeudamiento- se torna, entonces, cada vez más amplio e irrestricto, pues debe suplir a la moderación de la capacidad adquisitiva del salario. El sistema norteamericano es buen ejemplo de ello. Una enorme bicicleta que no se sabe dónde empieza y dónde termina. Se produce, de hecho, una suerte de socialización de la economía capitalista, que ahora se torna mucho más explícita, al ejercer el Estado (es decir, el conjunto de la comunidad) y no el mercado el rol de decisor último sobre el destino de las empresas. Al final, es un burócrata el que decide quién se salva y quién no. De la mano invisible, no queda ya nada. Tampoco de los premios y castigos que son invariablemente asignados por el mercado en la forma más eficaz posible. El sistema sacrifica lo que tenía de meritocrático y muestra su faz más arbitraria. Y, lo que es peor, la gente empieza a dudar cada vez más de su infalibilidad.
Yo atisbo que se avecinan tiempos nuevos y que los países van a tener que jugar adecuadamente sus cartas, en la única liza que verdaderamente importa: la internacional. Destino trágico el de los argentinos, dirigidos por una casta de zafios e ignorantes, solamente capaces de ejecutar una política de consorcio y de rapiña interna.
21 comentarios:
Occam, Destouches....
Entendí lo siguiente:
La creación secundaria del dinero de alguna manera le marca la cancha a la economía real y la obliga no solo a crecer si no que además le condiciona el ritmo al que deberá crecer para intentar alcanzarla y no llegar al punto en que se confirma que no se podrá cumplir con esa promesa que se estableció.
De ser válido lo anterior ¿la inexistencia de un banco central evitaría que esto se produzca o el mercado lo produciría de todos modos?
Saludos.
Excelente análisis. Y parece más acertado cuando ayer Bush tuvo que salir a defender al capitalismo, en un gesto que me hizo acordar a nuestra ley de intangibilidad de los depósitos.
Otra arista que le encuentro a la cuestión es la siguiente. El estado de bienestar del ciudadano yankee se basa en el consumo de prestado, todos tienen varias tarjetas de crédito "quemadas". Si eso acabara por consecuencia de la crisis financiera, seguramente se producirán imprevisibles cambios en ese país y en el mundo. A frenar eso estimo que apunta otra noticia de ayer que es la de direccionar el plan de salvataje de 700 MM a sostener ese consumo.
Lo normal en una economía capitalista clásica sería que explotada la burbuja financiera, los deudores con capacidad fueran ejecutados y las instituciones de crédito afectadas quebraran, con lo que se reestablecería el equilibrio, con nuevas normas financieras mucho mas conservadoras. Ahora bien, me queda claro que es muy difícil que los EEUU acepten eso para sus ciudadanos e instituciones financieras.
Creo que lo que único que nos queda en esta parte del mundo, es esperar observando si los gobiernos de los paises poderosos son capaces de parar la bola del pánico (o de la racionalidad económica), y que la economía se estabilice (en números bastante menores a los de la última década)o bien observar la explosión del arsenal del imperio económico, rezando que no sean muchas las espoletas, vainas, y metales que nos peguen....pero coincido con Destouches que con los políticos a la altura de riña consorcial (que tenemos y nos merecemos como reflejo de nuestra sociedad, agregaría)nuestro panorama pareciera un tanto complicado en ese escenario.
Por eso les recomiendo amigos...vermouth con papas fritas, good show, y a c... que chocan las economías.
Mensajero, respecto de su primera consulta, creo pertinente transcribir algunas palabras de De Benoist, al que Destouches cita en su artículo:
Desde hace diez años, la economía norteamericana no tiene como motor de crecimiento la producción real, sino la expansión de la deuda y la renta monetaria resultante del dominio mundial del dólar. El endeudamiento total (deuda pública + deuda de hogares + deuda de empresas) representa hoy el equivalente al 410% del PBI (cuyo monto es de 13.000 billones de dólares). ¡Y el plan Paulson contribuirá aún más a agravar el déficit!
[...]
La adopción del plan Paulson era, ciertamente, necesaria, pero tendrá sin duda efectos perversos. En efecto, si los bancos y las grandes sociedades al borde de la quiebra resultan de antemano aseguradas de que los poderes públicos acudirán a sostenerlas financieramente, ello representa una incitación indirecta a que las mismas disfunciones se reproduzcan, desembocándose así en nuevas crisis especulativas.
En lo inmediato, resulta significativo que ni las inyecciones de liquidez provenientes de la Reserva Federal y de los bancos centrales, ni la adopción del plan Paulson hayan provocado en los mercados la reacción positiva que se descontaba. Es una clara demostración de los límites de una política puramente monetaria.
En las fases de sobreacumulación de capital, el refuerzo del poder financiero se convierte en la palanca determinante de toda estrategia apuntada a aumentar la rentabilidad del capital. Más allá de las finanzas, de hecho resulta la regulación de la totalidad de la economía por el criterio único de la ganancia, sin considerar los factores humanos, las vidas trituradas, el agotamiento de los recursos naturales, los costos no mercantiles (las "externalidades negativas") que son cuestionados por la crisis financiera. La causa final de esta crisis es la búsqueda de la ganancia financiera más elevada posible en el mínimo de tiempo posible; esto es, la persecución del máximo aumento del valor de los capitales comprometidos con exclusión de cualquier otra consideración.
[Al respecto de esta última reflexión, véase en este mismo blog la crítica al PBI como parámetro del crecimiento que efectúa Bertrand de Jouvenell, en su crítica a una economía del crecimiento].
Para tener una idea del tamaño del desenfreno, téngase en cuenta que en la década de 1980, la época de los chacales de Wall Street, la relación entre dinero secundario y reservas era de 6 a 1; mientras que en el momento actual esa relación se ha decuplicado a alrededor de 60 a 1.
Mensajero: Con relación a su segunda pregunta, hay que tener en cuenta que la Reserva Federal ha jugado, desde Magic Greenspan, un papel complaciente frente a estos excesos. Ello se produce por una multiplicidad de factores coadyuvantes, que puede ser resumida a un solo factor determinante: el dinero.
Es decir, estamos en presencia de un mundo en el cual las facturaciones de las corporaciones multinacionales exceden con holgura el PBI de casi cualquier Estado soberano. Un mundo en que las campañas electorales demandan crecientes sumas (astronómicas) de dinero, y que son financiadas, a los dos postores, por los actores económicos más gravitantes. Para no salirnos del ejemplo, digamos que Henry Paulson es un ex Goldman Sachs y que, según nos informa Bandieri, percibió un bonus de U$ 111 millones en el período 2003/2006.
Todo ese tipo de influencias de las finanzas en la política provocó que la cuerda regulatoria fuera cediendo poco a poco a la codicia y el lobby, hasta hacerse virtualmente insignificante.
Parecería ser que el papel que están llamados a jugar los bancos centrales es el de auxilio y sostén, de service de emergencia y ambulancia de cuidados intensivos, del sistema financiero cuando la desmesura colapsa. Nada más.
En redundante conclusión, la pregunta se responde a sí misma por los hechos, que demuestran que el banco central no tiene virtualidad regulatoria en el mundo financiero moderno.
No puedo a estas alturas menos que recordar al monárquico de Charles Maurras, que había pronosticado que la democracia representativa moderna degeneraría invariablemente en plutocracia, es decir, el gobierno del dinero. La inefable Wikipedia nos informa acerca del concepto y consecuencias de la plutocracia:
es un sistema de gobierno en el que existen influencias desequilibradas en la toma de decisiones a favor de los que ostentan las fuentes de riqueza.
Para que la plutocracia sea material, la representación ha de corresponderse con el viejo modelo de representación de origen iusprivatista:
* La representación atiende únicamente a aquellos que le apoyaron, no ateniéndose al mandato de la voluntad general.
* Existe la posibilidad de que el mandatario sea revocado en cualquier momento por voluntad de sus mandantes.
* Existe la responsabilidad del mandatario ante aquellos que le apoyaron, con obligación de rendir cuentas de su gestión.
* El carácter limitado y explícito de los poderes de los que dispone el mandatario estará sometido a instrucciones vinculantes de sus mandantes.
Se trata pues de un tipo de mandato imperativo y vinculante que establece un nexo de unión inmediata entre mandante (poder económico) y mandatario (político).
Mis cordiales saludos.
Anónimo: Antes que nada, si sos el mismo anónimo del post sobre Fijman, te pediría que te identificaras con algún nombre, ya que tus comentarios son sustanciosos y está bueno que sepamos que proceden siempre de la misma persona. Por lo general, el empleo de esta forma está vinculada con los trolls, que entran a un sitio a molestar, insultar, ofender o crear discordia, que queda claro que -por suerte para todos- no resulta ser tu caso. Aunque sea, por favor, te pido la firma al pie de tus comentarios.
Respecto de lo que decís, es innegablemente cierto. Como señala Destouches, uno de los efectos de la disparidad entre la economía especulativa y la economía real es el deterioro de los salarios, de los ingresos del hombre de a pie. Es decir, hay que analizar cuántos salarios necesitaba un oficial tornero en 1980 para acceder a una casa propia, y cuántos salarios necesita en 2008. Cualquier bulín de segunda, de 30 m2 en Nueva York, no baja del medio millón de dólares.
Para contrarrestar este efecto, se ha incrementado indiscriminadamente el acceso al crédito de los habitantes. Así aparece, con la cancelación parcial de las primeras 10 cuotas de una hipoteca a 40 años, una segunda hipoteca para comprar la 4x4, y cuando empieza a cancelarse ya habilita una tercera hipoteca para pagar la universidad de la nena, etc. Como bien señala -otra vez- Destouches, se trata de una socialización del capitalismo salvaje, sólo que, en lugar de tener por regulador, controlador y repartidor al Estado, tiene en ese papel al sistema financiero, que es quien en definitiva determina cuál va a ser tu capacidad concreta de consumo, ahorro y acceso a bienes.
La restricción al crédito que innegablemente ya se está produciendo, en países tan avanzados como USA, va a producir un agudo efecto restrictivo del consumo, y una caída en las condiciones generales de vida de la población (que ciertamente, estaba muy malcriada por sofisticaciones cada vez más superfluas).
En cuanto al regreso al equilibrio luego de estallada la burbuja, diré que ya hoy día las bolsas están cotizando a volúmenes de 1980, con lo que ya se operó, en las ganancias de las empresas, esa detracción de 20 años (es lo que escuchamos comúnmente como "llegó a su piso"). También puede pasar, como en una gran depresión, que el equilibrio no se restablezca, y todo se haga añicos, y los niveles económicos involucionen aún más.
En todo caso, ya en este blog veníamos hablando de la necesidad de una "economía del decrecimiento", con lo que debemos ser consecuentes, y no tomarnos esta crisis de la forma apocalíptica como la afrontan los grandes defensores de este sistema antinatural.
Por ello, con todo gusto, comeré mis papas fritas con un buen vermouth, las patas sobre el puf, mirando la tele.
Un cordial saludo.
Me parece que el texto habla del Keynesianismo. Por ejemplo, en una economía capitalista, el Estado no tendría el monopolio del dinero y la capacidad de aumentar prácticamente a discreción la masa monetaria y la cantidad de crédito. La obsesión por el aumento o el mantenimiento del consumo para estimular la economía es algo keynesiano. Lo que el capitalismo aconseja es el ahorro para crédito respaldado por la riqueza existente e inversión en creación de más riqueza, no un consumo alentado con dinero artificial creado (en forma de emisión o de créditos de la nada, sin respaldo) por políticas estatales de “estímulo”. Es extraño que se llame “capitalismo” a un sistema basado en estatización del dinero y su monopolio por parte del gobierno. Creo que, en parte, hay un problema de denominaciones: muchos criticamos lo mismo utilizando expresiones a veces incompatibles, como socialismo, capitalismo, keynesianismo y laissez faire. Actualmente la producción sí es mayormente de tipo capitalista, pero no el sistema bancario y monetario, es decir el crédito y el dinero. Según la visión que más me convence, el problema es esto último.
Bueno, me fui por las ramas. Lo que quería decir es que mi idea es que el capitalismo tiene que ver más con el ahorro que con el consumo, o, mejor dicho, con un equilibrio entre ambos, y que la crisis fue precipitada por el afán del Estado de alentar el consumo de manera artificial para “estimular la economía”, lo cual es algo muy keynesiano.
Destocuhes tendría que haber registrado este texto, que ya anda circulando en cadena de mails. Bueno, en realidad es mi culpa.
Es que está tan bien explicado, que no me quedó otra que hacerlo circular.
Según mi apreciación, al leer el texto me surgieron las preguntas más existenciales de todas y que jamás fueron respondidas: Para qué mierda existimos? Cuál es el sentido de nuestra vida? Cuál es nuestro fin en todo esto?
El hombre trabaja para subsistir en un juego cuyas reglas va conociendo a los golpes y no sabe ni se pregunta quien las dispuso.
Como si estuvieramos ante un Gran Hermano, nos desarrollamos en la vida generando recursos para otras personas, en un círuclo que se asemeja más a la definición comercial de Sociedad, que al concepto de comunidad.
Estos servicios que prestamos, no hacen otra cosa que contribuír al desarrollo de un sistema que erróneamente creemos que tendría que velar por nuestro bienestas. De hecho, lo hace, pero limitándose a cuidar ese factor económico que es el hombre.
En este sistema, a nadie importa el índice de desempleo, mientras la economía avance como corresponde.
Así es como sin querer, siempre termino llegando al kirchnerismo. Se burlan del capitalismo, y nos tienen sumergidos en el peor de los caracteres de dicho sistema, la mera generación de recursos para el crecimiento de la ecnomía.
El bienestar de la gente no importa, salvo cuando hacen falta más recursos de producción.
Pensar que hubo una época en la que un trabajador laburaba para la Nación, pero era inmensamente reconocido por ello, alejándolo de preocupaciones tales como una vivienda digna, educación y salud para él y su familia y una jubilación de puta madre que le permitiera disfrutar la vida desde los 55 años, cuando todavía contaba con algo de salud para pasarla bien en función a sus años de servicio al País, así fuera un obrero.
Saludos y gracias por tremendas palabras.
Claude: Bien cierto lo que decís, sobre todo, en lo relativo al capitalismo originario, del que habla Max Weber en La ética protestante y el espíritu del capitalismo, y su secuela no menos recomendable Las sectas protestantes y el espíritu.... Bien que está claro que el capitalismo como sistema económico era aún aplicado por los romanos, y también incluso existió en la Italia fascista, y que de lo que hablamos es de la diferente aplicación que al mismo puede dársele (la inercia incremental keynesiana, el monetarismo, etc.); y sobre todo, de los efectos de poner a un mecanismo de intercambio como meca y destino del hombre, y subsumirlo todo en él. Pero me parece que el problema en este caso pasa porque el Estado, si bien detenta el monopolio en la impresión del papel moneda, ha perdido el control sobre la creación y circulación del dinero financiero.
Un cordial saludo, y gracias por pasar.
Relato: No sabía que usted le estaba dando difusión a estas mismas palabras. A mí me parecieron muy claritas y gráficas, y por eso me aproveché de ellas para enriquecer el blog.
En cuanto a lo que usted plantea, evidentemente es el meollo de la cuestión. Volver a poner el hombre -en toda su compleja, irracional y antiutilitaria dimensión- por encima de las lógicas autónomas de sistemas cerrados y viciosos.
Un muy cordial saludo.
El mismo esquema de hybris aparece en la explotación de los recursos naturales (que en el fondo es un aspecto más de la hybris económica /financiera general)
Almafuerte:
Es exactamente así. Le recomiendo la lectura, en este mismo espacio (mes de agosto) de los posts "Producción y Ecología" (www.corraldelobos.blogspot.com/
2008/08/produccin-y-ecologa.html) y "Por una sociedad del decrecimiento" (www.corraldelobos.blogspot.com/
2008/08/2da-parte-por-una-sociedad-de.html).
Mis cordiales saludos.
Para mi modesto entender el capitalismo no es un sistema económico, es un hecho. Y algunas de las cosas que ocurrieron esta en el plano delictivo.
Creo que este tipo de crisis especulativas se producen cuando hay una distorsión muy grande entre el valor futuro y el presente de un conjunto de bienes. En el caso de la actual, fomentada por una gigantesca expansión irresponsable, impulsada por USA y CE. Ante tanta liquidez (plata fácil) inevitablemente se incrementa de manera artificial el valor futuro de los bienes.
En una parte del texto aparentemente da por supuesto que la economía es un juego de suma cero. No entiendo muy bien a que se refiere, pero según parece no es así. Creo.
La especulación también es una conducta innata del hombre. Y no debería tener una connotación negativa solamente.
Y perdón si me repito con esta cita de Gregory Bateson pero me parece muy ilustrativa: "Los procesos políticos(y económicos agrego yo) no son sino fenómenos biológicos, ¿pero qué político sabe esto?"
Saludos
Víctor: Sustancialmente coincido con su planteo, sobre todo, en cuanto a la desnaturalización de un sistema que de por sí es (debería ser) neutro: de suma cero. Ahora bien, en el transfondo de esa desnaturalización está presente un componente ideológico que trasunta y permea toda la vida humana, determinando la tendencia a la desmesura de forma estructural, la hybris del título. La tesis que se plantea parte de la premisa de que se trata ésta de una crisis estructural del sistema y no de un mero accidente por la codicia de unos pocos. Para sustentarse, considera al capitalismo, o mejor dicho, a la economía de mercado, la forma espontánea de organización económica, presente en toda sociedad, aun en aquéllas que pretenden limitarla. Eso lo observó Max Weber. Pero ha corrido mucha agua bajo el puente desde que el hombre surcaba los mares o combatía en tierras extrañas por un botín, o pintaba obras de arte a pedido por dinero, o atravesaba desiertos en caravanas para comerciar, y el ánimo de codicia sistematizado y estructurado como única forma de vida y destino colectivo.
Igualmente, son mis impresiones. Podrá responder mejor Destouches, si es de su agrado participar de toda esta discusión, ya que después de todo el texto le pertenece.
Mis cordiales saludos.
Mi Estimado Occam:
Destouches, un inteligente joven, a quién conozco de una reunión groncha, analiza lo que no les importa a los "comentaristas económicos".
O sea, los rial, canosa, lafaucis, de la economía, no atienden al hombre en lo que realmente importa. Un ser con sentimientos y vida espiritual, que se dedique a cultivar su espíritu.
Le enseñaron a dar la vida por una tarjeta de crédito.
Este sistema lo convirtió en un carromato del circo romano, aquél con las lanzas en los ejes de sus ruedas.
Resultado: debe avanzar a toda costa, destruyendo a diestra y siniestra.
Si sobrevive, cosa poco probable..todavía le queda el veredicto del pulgar hacia arriba, hacia abajo...
Discúlpame si soy pesimista, pero pienso que no tiene posibilidad de un final feliz.
Los actores son siempre los mismos.
La búsqueda de la salida, siempre será desde el mismo concepto.
Destouches ha dado en la cabeza del clavo, pero somos muy pocos, junto a tí, los que compartimos este diagnóstico...con pronóstico reservado.
Gracias por la respuesta.
No entiendo a que se refiere con lo de "suma cero". Si se refiere a la distribución en un determinado instante o si estamos hablando de la riqueza (bienes) en un período mas o menos extenso de tiempo.
Mi opinión es que la hybris en un sistema no intervenido se auto controla. Es verdad que puede provocar un perjuicio pero siempre tiene los días contados. El cortoplacísmo concretamente aparenta ser el camino, a primera vista, pero inevitablemente fracasa en el mediano y largo plazo.
El problema del exceso crédito artificial es que provoca esa distorsión gigantesca entre el valor futuro y el presente de los bienes. Que en algun momento se termina acomodando, generalmente de manera violenta.
¿Cuantas veces escuchamos decir "no puede ser que la soja valga usd600!" o "no puede ser que el m2 en Buenos Aires valga usd 3.000!" ... bueno, la respuesta estaba ahí mismo: -no puede ser- y no fue.
Saludos
Gracias, Aquiles, por su afectuoso comentario, con reminiscencias de Ben Hur (que curiosamente, pese a un impedimento etario, vi en cine en mi infancia).
Es así en efecto. La cuestión -el desafío- pasa por una visión extra (supra) económica del hombre. En el fondo, con la liberación de su posición funcional y enajenada. Una liberación que pregonaron tanto marxistas como liberales, y al contrario, se preocuparon por anular en absoluto.
No hay que alarmarse: según recientes estudios antropológicos, el homo sapiens tiene más de 120.000 años de edad, y sólo una milésima parte en esta instancia. Nietzsche pronosticó este último hombre. Pero en mi concepción de la historia, todo final es un principio...
Un abrazo.
Víctor: Desde esa perspectiva, esta crisis no es más que el ejercicio espontáneo del control sobre la hybris. Entonces no es crisis. Y se transforma en un dato estructural del sistema. Volvimos al principio. Ya nos hemos entendido.
Mi más cordial saludo.
Un feliz hallazgo. Invito a pasar por mi blog: www.elpartedeltorrero.blogspot.com
Un cordial slaudo de Luis María Bandieri
Antes que nada, muchas gracias a Occam por esta gratuita difusión de un texto mío (y disculpas por sumarme al debate bastante tarde y extemporáneamente). Aunque, debo aclarar, varias de las ideas allí plasmadas no son originales. Es más, han sido muchos quienes han denunciado -o al menos expresado preocupación- frente al carácter total y totalizante del capitalismo. No fue mi intención hablar de economía, sino de valores, de formas de vida, aquello que en definitiva señala rumbos y forja los destinos.
Me alegro de haber suscitado indirectamente tan interesante discusión. Heidegger escribe en las Contribuciones una frase bastante críptica y concisa. Quizá hoy estemos en mejores condiciones de entenderla:
"La máquina, su esencia. La servidumbre que ella fomenta, el desarraigo que ella trae. "Industria" (empresa): los obreros industriales arrancados de la patria y la historia, vendidos a un salario. Educación de máquinas, la maquinación (Machenschaft) y la comisión (Geschäft). ¿Qué giro transformador se establece aquí? (¿mundo-tierra?). La maquinación y la comisión. El gran número, lo gigantesco, pura expansión y creciente banalización y vaciamiento. La necesaria caída en lo ramplón y lo inauténtico".
Se trata de la descripción de un proceso que parte de una supuesta e ideal emancipación de los hombres (hasta ese momento insertados o estructurados en órdenes sociales), concebidos como iguales portadores de iguales derechos, y culmina en un sistema que, a la par que abomina del poder y la política, confía ciegamente en tecnociencia, en la maquinación y la racionalidad de la "economía". Sus resultados son, a esta altura, francamente paradójicos, pues ha obligado al hombre a replegarse en una libertad autista, egoísta y exclusivamente personal, mientras el mundo parece algo cada vez más inmanejable, regido por reglas impersonales que se imponen inapelablemente a las personas y rigen silenciosamente sus destinos.
Don Bandieri: Un placer y un honor tenerlo por acá. Espero que nos visite con frecuencia. Por mi parte, ya he recomendado su blog para su merecida difusión.
Mis más cordiales saludos.
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