
El Miércoles 19 de mayo de 2010 reproduje en el post
Iconoclastia (que se puede consultar un poco más abajo en esta misma página) una palabras de ese peronista y hombre del pensamiento nacional cabal y brillante que es
Américo Rial. Era en los preparativos de los festejos del Bicentenario. A una semana y monedas de su finalización, corresponde volver con otras opiniones del autor, algunas de las cuales refrendan un comentario que me hizo un par de días atrás un compañero respecto de la cuestión Colombia y su indigestión mediática.
Están enojados con la realidad. Ofendidos por las ignorantes mayorías que poco o nada entienden de corrección política. Molestos por toda esa gentuza que se negó a votar como indicaban las encuestas. Irrespetuosos aluviones zoológicos que cada tanto hacen retroceder esta historia que avanza hacia un sinárquico "mundo feliz". Esto es lo que se desprende de lo escrito en los principales medios de Buenos Aires sobre las elecciones en Colombia.
Opositores u oficialistas, soldados de Magneto o de Szpolski, se manejan con las mismas tablillas de verdad consagrada. Sólo ese fanatismo común en el progresismo gramsciano hizo que pronosticaran un empate en Colombia, y hasta el eventual triunfo opositor en la segunda vuelta. Una avalancha de votos consagró a Juan Manuel Santos -que no responde a lo que el apellido sugiere-. Para completar el descalabro de los "pronosticadores de turno " y enviados especiales, el tercer lugar no fue para los zurdos sino para la derecha dura. No pegaron una...
Realmente a uno le tienen que faltar varios jugadores para creer que el pueblo colombiano, con toda una gran historia a cuestas, podía elegir presidente del hermoso país de las esmeraldas al estrafalario profesor Mockus. El país de aquellos bravos que llegaron a Lima a darle a San Martín lo que le faltaba para definir la independencia americana, el de Gaitán y el bogotazo, el del batallón Colombia, el de Rojas Pinilla y Maria Eugenia, el de las Farc y sus contracaras, las Autodefensas, no podía terminar prefiriendo a un Woody Allen lituano cuyo mayor acto público fue bajarse los pantalones.
Ya les había fallado el horóscopo en Honduras. Despues, en Chile, recibieron otro sopapo y terminaron queriendo consagrar "ganador moral" al que salió tercero lejos. Tal vez la conclusión de los comunicadores fubistas del oficialismo y la oposición sea la misma: estamos frente a pueblos incorregibles...
Pero no sólo en los medios se mezclan los aparentemente rivales de la política argentina. La foto de tapa de los caretones que, despues del patriotazo del 25, se quisieron colgar de la ola yendo a rendir homenaje a Mariano Moreno (nunca a Saavedra, ni ebrios ni dormidos...) muestra tomados de la mano al camionero Agustín Rossi y a la ex reina de la belleza del Chaco, junto con al radical que la trabaja de hijo y el progreperonista Solá Gonzalez Bergés. Allí en plaza Lorea (no Congreso, como erran los movileros), a la sombra del gomero (no es ombú) podrían haber reflexionado sobre lo que alguna vez pasó en ese lugar, uno de los hechos mas sangrientos de la historia social argentina, pero ellos están "en otra". Venden los mismos tomates con diferentes marcas...
. . . . .
Hace más de un año un viejo compañero me conminó a asistir a la cena de una peña creada por dirigentes peronistas y radicales, la mayoría de los cuales estaban desavenidos con sus conducciones partidarias. Como en Lalín hay buenos platos, asistí de buen grado. Escuché anécdotas interesantes y opiniones poco novedosas. El "qué hacer" quedó para otra vuelta. Al poco tiempo encontré en la City a uno de los participantes, hombre del núcleo central de la Coordinadora Radical, muy cercano a Nosiglia. Le recordé la reunión y le tiré una pregunta...
- ¿Cómo ven ustedes todo esto..?
- Hay muchas cosas que no nos gustan, pero éstos son los más parecidos a nosotros que hay...
No me extrañó la reflexión. Me sorprendió su sinceridad.
La
República Mediática comenzó a enseñorearse a mediados de la década del '90, cuando Menem les dio alas a las empresas que coparon la prensa en la Argentina, permitiendo que se hiceran fuertes adquiriendo los canales de TV que Alfonsín no se atrevió a privatizar y sostuvo en manos del Estado. La
falta de códigos también fue inaugurada como sistema por esa mediocracia, que ahora se escandaliza de cómo Kirchner está arremetiendo contra el sombrío Grupo Clarín, amagando seriamente con llevárselo puesto como a un guante, y con encarcelar en vejatorias condiciones a la "viuda de Alcalde".
Primera manifestación de esa falta de códigos, fue morder la mano que le dio de comer,
matar al creador, como Rutger Hauer en
Blade Runner, hundiéndole los ojos con los pulgares. Así se creó esa entelequia berreta y a gusto de la edulcorada clase media urbana progresista, que fue el Frepaso, ensalzando como grandes estadistas a pequeños militantes del montón como Chacho Álvarez, o a empáticas amas de casa sufrientes como Graciela, o incluso al mismísimo Pilo Bordón.
Jorge Abelardo Ramos supo decir por entonces (agosto de 1994), con su aguda mirada:
"El botarate éste… piojo resucitado como dicen en Tucumán… Álvarez… es el resultado coyuntural del Pacto de Olivos, son los votos de los conservadores y los radicales de la Capital, que votaron contra Menem. No significa nada, es una hipertrofia de la prensa mentirosa de la Capital, un invento. Pero sí, el peronismo sigue siendo el que reúne, aún a aquellos que, ante el asombro de los ignorantes de los periodistas dicen “¿cómo es posible que voten por Menem los desocupados? Pobres, si están embromados”. Pero es lógico, porque la historia social argentina, que esa gente no la lee en los libros sino por tradición oral, les enseña que cuando hay un gobierno peronista, por malo que sea, algo hay para los pobres, y cuando hay un gobierno radical no hay nada para los pobres. Pero miren ustedes qué difícil sociología política llegamos nosotros a comprender. ¡Es así! ¡Ahí está!"
Esa prensa mentirosa de la Capital fue creciendo cada vez más, e instalando los focos mentales aceptables, acotando el horizonte de discusión al octavo del círculo de posibilidades, y dejando todo el resto del panorama, las alternativas, la creatividad vital de un pueblo, en el cono de sombras de los otros siete octavos.
Los argentinos fuimos haciéndonos cada vez más estrechos de pensamiento, más elementales, más esloganizados, nos hemos sintetizado en el escueto puñado de palabras que permiten los titulares de periódicos y noticieros. Nos escandalizamos de cualquier boludez, como hace un periodista de TV al final de una nota para "estirar" hasta que ponen el siguiente
tape.
Ayer nomás, a la hora de la cena, Pettinato contando que por culpa de una panelista que tenía en su programa, una tal Kampfer (ciertamente, una colorada de pocas luces y menos gracia), el INADI les había iniciado un proceso, ya que la susodicha había dicho en la emisión anterior "gay" a Redrado en sentido que se juzgó peyorativo. Los que estábamos comiendo nos miramos. Alguien dijo: "¡Qué jodido que se está poniendo todo! Tenés que pensar mil veces antes de decir cualquier cosa, emplear cualquier eufemismo, morderte la lengua antes de hablar. Aunque estés hablando en joda, aunque estés haciendo un chiste... ¿A esto conduce la libertad?"
Y sí, la libertad manipulada y condicionada por el universo mediático conduce a una observación permanente, un monitoreo orwelliano, una celaduría de los comunicadores, nuevas solemnes aves negras preceptoras de lo correcto. La libertad condicionada por el universo mediático conduce también a estructuras rígidas y muy acotadas de debate y realidad.
Por eso la política se ha simplificado y reducido a su negación: un montón de enunciaciones programáticas sin implicancias prácticas, todas coincidentes entre todos los partidos, movimientos y/o actores. Pero sin la más mínima capacidad de influir en la realidad, en cambiar algo para la pobre gente que cada vez padece cosas más aberrantes. Es la agenda mediática. Anoticia, opina. Nunca hace.
Que hay que asegurar la inclusión de todos los argentinos. Que cada niño debe tener derecho a la asignación universal. Que el delito proviene de la pobreza, y que la derogación de la pobreza elimina entonces el delito. Que el transporte público es preferible al privado. Que hay que fabricar y vender cada vez más autos. Que es mejor que los aviones los maneje el hijo de Recalde que el nefasto grupo Marsans. Que el hijo de Recalde compró aviones a Brasil demasiado caros... ¿no hay otro hijo por ahí? Que todo el mundo merece recibir una jubilación, aunque no haya aportado. Que Argentina para unirse con Latinoamérica en forma efectiva debe dar residencia sin limitación y sin requisito a todo hermano latinoamericano al que se le ocurra venir para estos pagos. Que los talleres clandestinos son una afrenta a los derechos humanos donde se esclaviza gente. Que toda la gente tiene derecho a trabajar. Que la pilcha de La Salada equivale a darle a los pobres la oportunidad de vestirse como los ricos. Que es re-pintoresco y de paso da laburo a cientos de feriantes. Que el corte de puente en Gualeguaychú está mal. Que la protesta es legítima, porque todo el mundo tiene derecho a protestar y nada entonces puede entonces hacerse. Que...
Todos siempre de acuerdo en todo. La gente descree de la oposición porque la oposición no se opone. Y la oposición no se opone porque el gobierno defiende la agenda mediática. Y, ¿hace falta decirlo? La oposición es también una criatura mediática (¿o a quiénes y sobre qué temas la Prensa da cámara o espacio en los tabloides?).

El gran talento de Kirchner, la última gran criatura de la República Mediática, ha sido tomar la agenda y llevarla estrictamente adelante, cagándose en las necesidades del pueblo y renegando del divorcio cada vez más notable entre las preocupaciones populares y las necesidades mediáticas, los esquemas mentales de los comunicadores, todos surgidos de las mismas usinas, todos cortados por la misma tijera, todos productos de un gramscismo inercial, que no se detuvo ni siquiera cuando toda la farsa se había develado. Suplemento Ñ. Nota a Laclau. A Rigoberta Menchú. La autogestión en la fábrica y la democratización de la cultura. Saramago. Gelman. Bayer. Los Premios Nobel de la Paz y de Economía. Los pibes del paco. El Subcomandante Marcos. Todos adentro de un cubilete, y a jugar a la Generala (¡Perdón!)


Así Kirchner se sigue divirtiendo con Clarín, porque a cada nota que saca sobre el grosero enriquecimiento de Jaime (que, huelga decirlo, ha sido entregado a las fauces mediáticas como chivo expiatorio, tanto porque es indefendible, cuanto como cobertura de otros sobreseimientos más necesarios), se le responde con la cárcel a Martínez de Hoz o un acto en la ex-ESMA. Y Clarín no puede hacer otra cosa que ponerlo en la tapa, y relegar las (ahora, tarde como siempre) desvelantes corruptelas, a la página 16. Porque Clarín está sufriendo del cáncer que él mismo instaló, y porque Kirchner se le anticipó un año más o menos, y desde que salió escorado y lleno de agua del
affaire 125, intuyendo que iba a ser la víctima propiciatoria de quien lo creó y entronizó, lo señaló con el dedo acusador, lo ubicó como
challenger.
Ahora a joderse. Cada cosa que diga Clarín va a tener tufillo a
vendetta, a resentimiento, a ataque del monopolio que como cíclope arremete. Entonces, Clarín no puede salirse de su agenda, debe respetarla a rajatablas. Y la agenda de Clarín conducía a destruir cualquier opción de concordia en el peronismo (de izquierda y de derecha) a favor de una opción progresista "más seria", más potable a los ojos de las clases medias urbanas. En esa agenda, la arqueología de los '70, "volver a donde nos quedamos", en lugar de avanzar, era punto 1 de la página 1.
Pero resulta que de esa arqueología vienen ahora los puñetazos: que las acciones de Papel Prensa provienen de esa época oprobiosa, que los (presuntos) hijos de desaparecidos que adoptó la viuda conjuntamente con el ya para entonces difunto fundador...

La criatura, monstruosa criatura, está desmadrada y sin control, y lo único que puede oponérsele es una tibia impugnación en cuanto a las formas. Pero las formas, nos lo ha enseñado la mediocracia, son lo de menos. Cualquier herramienta estará bien justificada (testigos omnipresentes, para varios juicios, con memorias de elefante, que a su vez recuerdan a testigos que no están, argumentos epocales, seudologías, deducciones macabras, identificación de tendencias políticas con hechos y actos concretos, etc., etc... Si no, véase lo que pasa con Garzón, procesado por prevaricato y falseamiento de pruebas por el Supremo Tribunal español en unanimidad, y protegido llamativamente tanto por la presidenta como por Clarín). Todo sirve al objetivo final, que es un objetivo mediático. La prensa nunca lee las sentencias, y menos aun las analiza. Y por supuesto que nunca horada el tejido de un expediente.
Julien Freund decía que la Política era una ciencia autónoma del Derecho, y lo decía en plena época del Estado de Derecho, cuando el Derecho ocupaba todos los intersticios de la vida social y el futuro parecía sería de los abogados. La Prensa es un fenómeno también autónomo del Derecho. Por eso los periodistas-abogados son cosa del pasado, de principios del siglo pasado. Por eso los periodistas cruzan los dedos y turcen el cuello cada vez que alguien intenta argumentar con base en cuestiones jurídicas. Por eso no hay abogados en los noticieros, o hay abogados de familia o abogados mistongos que nunca ejercieron. Y menos aun, hay juristas. Doctrinarios de talla. Y si por casualidad se entrevista a alguno, obviamente debe éste siempre respetar "los tiempos" y las preguntas del periodista. La prensa es fugaz, veloz y caprichosa. Lo que importa ahora, en 10 minutos se olvida. El Derecho influye para siempre en la vida de las personas. Por eso debe ser mesurado, cauteloso, reflexivo. Pero la Prensa hoy influye en el Derecho, y entonces sobre la vida de muchas personas. E influye en la Política, y entonces sobre la vida de todas las personas.

Hace ya más de 15 años tuve de profesor a
Enrique Zuleta Puceiro, que en esa época tenía la sana costumbre de dar las clases personalmente. Él por entonces sostenía que la clave estaba dada en la fórmula de consagración de la libertad de prensa por nuestra Carta Magna fundacional: el único derecho que no admite ser reglamentado. Luego, el único derecho absoluto. Claro está, nadie respetó la Constitución hasta que a Menem se le ocurrió la peregrina idea de
republicanizarnos de un plumazo, como clave para entrar definitivamente en la modernidad. Desde entonces hasta ahora, sólo hemos asistido al exponencial crecimiento del poder e influencia de la Prensa. Influencia que no solamente pone presidentes, sino que los saca y les marca la cancha.
Nunca ha habido un gobierno más mediático que éste. De la Rúa lo intentó desde el primer día, pero se quedó sin hilo. Lo abandonaron las luminarias frepasistas y los más mediáticos del radicalismo renovador, que fueron siempre los hijos dilectos de la mediocracia, y se esclerotizó. Quiso aguantar el chubasco, la información clasificada indicaba que en 6 meses la soja iba a subir drásticamente, y que entonces ni siquiera era necesario salir de la Convertibilidad para crecer (de hecho, hoy día la Argentina tiene costos en dólares muy superiores a los que tenía en 2000). Pero había necesidades más inmediatas, y una agenda mediática que, en vista de sus incapacidades e impopularidad, no lo contaba como su ejecutor.
Vino entonces la pesificación asimétrica (léase, la licuación de deuda de los más poderosos, principiando por Clarín), el pilotaje de tormenta, y cuando ya empezaba a consolidarse la decisiva recuperación económica, el pase de bastón al delfín elegido, aquél que podría llevar adelante el programa de la progresía mediática, el de la
transversalidad de izquierda, que se "justicializó" (se
pejotizó, término que entonces le causaba urticaria, y que hoy día defiende y esgrime obsesivamente como práctica) 4 años después para dar lugar a una mujer -
su mujer, aunque eso pareció no importar en el mundo de los fines y la abrogación de la forma- que nunca tuvo una gota de sangre peronista, ni la más mínima formación ni el más pequeño concepto, al punto que entendió que, para parecerlo, debía recurrir a una caricaturesca imitación en muecas, gestos y tonos de voz, de Evita.
Jorge Asís relata magistralmente el devenir de nuestra democracia reciente en
este artículo, que se trata de un ensayo que espero profundice y exprima al máximo, como sólo él puede, y del que no puedo resistir la tentación de transcribir unas líneas:
Para evitar el regreso de Menem, es la polea, o sea Duhalde, el que decide catapultar a otro exponente de la perversión estructural del peronismo.
Kirchner, en adelante, domina ampliamente en los dos mil. Se continúa, insólitamente, a través de su esposa, cuando ingresan, juntos, en el periodo declinante.
Cuesta aceptar, en su saludable agonía, que se trata de otro político de extraordinaria magnitud. Para ser situado al nivel de Alfonsín y de Menem. Con una comprensión superlativa del manejo del poder.
No obstante, la gravitación de los medios de comunicación, a los que Kirchner hoy combate (después de haberse beneficiado políticamente con ellos, sobre todo con Clarín), es inmensamente superior a la influencia de los noventa. Etapa que catapultara a los ya aniquilados Álvarez y Fernández Meijide.
La hegemonía mediática se torna políticamente patética en los dos mil. Se diseñan prioritarios modelos de esfinges. A través de exponentes estructurados con los códigos publicitarios del marketing, la encuestología y la gestualidad.
Es el turno de las virtudes emanadas por provenir de universos ajenos, a los inspirados en la formación política militante. Universo gestual, donde se devalúa el discurso, y se impugna hasta la gratuidad de la discusión.
Se crece, inclusive, a partir del cuestionamiento a la política, con el frívolo agregado del adjetivo “tradicional”.
Es el drama, hasta hoy irresoluble, de la declinación de Kirchner.
Las alternativas para heredarlo distan, aún, de exhibir solvencia y credibilidad. Al extremo de permitir que el sujeto declinante -Kirchner-, planifique la utopía demencial de su permanencia. Es el turno, curiosamente, otra vez de Duhalde. Le corresponde un rol bastante ingrato en la historia.
En fin,
¿qué explicar, un 4 de junio como hoy, aniversario culposamente escondido de la génesis del peronismo, o sea, del golpe militar de 1943? Dolorosa identidad para quienes pretenden heredar
con beneficio de inventario, forjada por el último proyecto exitoso del Ejército (Asís) o por el más feliz encuentro entre el Pueblo y su Ejército en todo el siglo XX (Ramos). Tal vez sea lo más sabio recurrir nuevamente a la sabiduría del fundador de la izquierda nacional y del Movimiento Patriótico de Liberación, y creo yo, hilo conductor entre dos épocas, ya que siendo su conducta política tan coincidente con la de Perón, lo sobrevivió en 20 años, y pudo ver y opinar desde una mirada nacional y peronista, mucho mejor que las especulaciones necrófilas o ridículas del
peronómetro.

Porque además vivió intensamente la política de su época. Porque cuando pronunció estas palabras era viejo. Y la juventud de ahora desprecia a los viejos, como la juventud iluminada de hace 37 años despreciaba al otro Viejo. Y la Tradición enseña que hay que respetar a los viejos, porque "el Diablo sabe por Diablo pero más sabe por viejo" ha dicho el Martín Fierro. Y los pueblos son Tradición o desaparecen, como desaparece cualquier persona con amnesia e identidad suprimida. Está pero ya no
es (¡qué valiosa distinción del castellano la dualidad ser-estar!).
"En el año ’43, nuestra generación se movía en las grandes valoraciones del mundo: la Guerra Mundial, Hitler, la naturaleza del imperialismo, estudiamos El Capital. Yo no sé si aprendimos algo pero estudiamos El Capital. Era la generación de esa época. Después, al lado nuestro, estaban las juventudes, como hoy podría ser por ejemplo, la juventud del Frente Grande, ¿no? Estaban los botarates, que hablaban y decían que el gran dilema del mundo en esa época era el dilema Democracia y Fascismo. No era la lucha entre los grupos imperialistas, que deseaban avasallar los pueblos del Tercer Mundo. No: estaba la Democracia y estaba el Fascismo. Nosotros nunca, gracias a Dios, participamos de eso. Pero llega el año ’43 y el año ’43 es el año del 4 de Junio. En ese año hay un 4 de Junio, que es el día en que se produce el golpe militar de los coroneles de Campo de Mayo, entre los cuales se encuentra Perón.
"Fue, como se dijo, un rayo en cielo sereno porque hasta ese momento la política argentina se caracterizaba por el hecho de que dominaba desde el año ’30, desde la caída del gran caudillo que fue Yrigoyen, el régimen que llamamos usualmente oligárquico. Un régimen conservador-radical; radical antipersonalista.
"Y, en consecuencia, había fraude electoral... En fin, en ese cuadro, el escepticismo que ganaba a nuestra generación era muy grande y al ganar ese escepticismo respecto de la política y de los falsos valores que la sociedad nos ofrecía, mirábamos hacia el exterior". (...)"La sociedad estaba cambiando. Había cambiado por la crisis mundial, había cambiado por la guerra que estimuló la industria y aumentó el número de obreros. Y empezamos a estudiar y empezamos a convertirnos en revolucionarios argentinos. Y fuimos dejando atrás, poco a poco, toda la literatura mundial. De izquierda o de derecha, porque también hay una parte de la juventud argentina de nuestra época que era inconformista. No éramos nosotros los únicos inconformistas. Había un sector nacionalista, de uña lustrada, de…. Que le gustaba mucho las dictaduras, que eran hijos de las “buenas familias” y que eran nacionalistas y eran inconformistas, no querían esta sociedad. Y por el otro lado estábamos nosotros, que estábamos más bien del lado de los trabajadores, de los pobres. Pero ni ellos ni nosotros entendíamos a la Argentina. Ellos, porque se fundaban en sus teorías, en los grandes mitos reaccionarios de la vieja Europa. Eran maurrasianos, monárquicos, les gustaba “bigote”, el tanito del palazzo Venecia, les gustaban las dictaduras. Y a nosotros nos gustaba la otra dictadura… la dictadura del proletariado. Nos gustaban las barbas. Estábamos impregnados de un inconformismo marginal a los centros mundiales de poder, ellos y nosotros. Pero no habíamos encontrado el estilo y el pensamiento de una revolución que fuera para argentinos y latinoamericanos.
"Por eso yo resalto la importancia del ’43 en lo que yo puedo recordar de mi vida intelectual y de mis compañeros de lucha de esa época, porque ahí encontramos a la Argentina por la cosa más inesperada del mundo: los que nos abrieron el camino –fíjense qué paradoja- para entender la Argentina, fue el Ejército.
"El Ejército dio un golpe y cambió todas las piezas del juego. El Ejército mismo había sufrido un proceso intelectual crítico muy importante porque el Ejército que había derribado a Yrigoyen era un ejército cipayo, liberal, pero el Ejército del ’43, trece años después, cuando los muchachos que eran tenientes en el ’30 se hacen tenientes coroneles… (…)"Entonces se da la paradoja, decía, de que nada menos que el Ejército argentino abre la posibilidad de que pensemos en la Argentina y que todos los valores sean sometidos a una nueva luz porque efectivamente el Ejército da expresión a los cambios estructurales de la sociedad argentina: peso de la clase obrera, desarrollo del mercado interno, normas técnicas derivadas de que nosotros fuimos neutrales en la guerra y al ser neutrales en la guerra, ante los bandidos imperialistas, permitió que la economía interna trabajase mucho y mientras sufría el mundo en la guerra terrible de Europa, la Argentina prosperaba con la neutralidad.
"Ese fue el papel del Ejército y dentro del Ejército estaba Perón".
Finalmente, de otro blog amigo,
Desierto de Ideas, extracto algunas otras frases de
Jorge Abelardo Ramos, que ha dejado allí algún comentarista no identificado, pero que me suscitaron la curiosidad por profundizar y recordar a su autor, sugestivamente olvidado. Ese texto tiene soprendente actualidad, y fue parte de un extenso discurso pronunciado en el seno de su partido el 27 de agosto de 1994:
"Si usted considera desde el punto de vista de las ideas del Siglo XVIII, de las ideas del Iluminismo, las características exteriores de algo, le diría, por ejemplo, “peronismo”: nace de un golpe de estado, de una dictadura militar, ya es malo. Apoyada por los curas, es malo. Disuelve los sindicatos, prohibe los diarios, paraliza los partidos políticos, todo es malo. Por otro lado, en ese momento, ¿no?, en el ’45, el Partido Comunista, se funda en la defensa de los obreros, se funda en la expropiación del capital, se funda en el establecimiento de una sociedad sin explotadores ni explotados, se funda en que debe eliminarse a la burguesía y el capitalismo, y a los militares reaccionarios y a los curas oscurantistas… está muy bueno.
"La exteriorización reaccionaria del peronismo, esconde su contenido revolucionario y la exteriorización ideológica de la izquierda esconde su contenido contrarrevolucionario. Cuando llega el momento, la izquierda está contra el pueblo. El secretario general del Partido Socialista, Américo Ghioldi, diputado nacional, discípulo del Dr. Juan B. Justo, traductor de El Capital, cuando fusilan al General Valle y al Coronel Cogorno, dice la frase: “Se acabó la leche de la clemencia”. Y es embajador de la dictadura de Aramburu y embajador después de Videla. Esto quiere decir que aquello que parece ser, no es. Eso es lo que quiero decir, el enmascaramiento de la realidad, entonces cuando nosotros planteamos la defensa de las Malvinas y somos invitados nada menos al despacho del Ministro del Interior de la dictadura de Galtieri, felicitamos al ministro así nomás y salimos a luchar por las Malvinas. Entonces, el público peronista, acorde con eso asimismo nos considera suyos. Uds. habrán oído mil veces la frase “che, ustedes son mejores peronistas que nosotros, métanse”. Y entonces es cuando yo digo, en chiste, que ahora que estamos afuera tenemos un millón de amigos y cuando estemos adentro tendremos un millón de enemigos. Es un chiste. ¿Qué quiere decir eso? Lo siguiente: el peronismo de los últimos quince o veinte años no es el de Perón. No solamente porque la Argentina es una sociedad distinta a la que conoció Perón, no porque la Argentina es solamente una pirámide invertida que es absolutamente inviable. En la débil base de esa pirámide se acumula un numéricamente débil grupo de obreros industriales, productores agropecuarios, de servicios, de investigadores científicos que representan el núcleo productivo. Y todo el resto hacia arriba es improductivo, es el resultado de cuarenta años de contrarrevolución. Millones de jubilados, millones de empleados públicos estatales y municipales, millones de pequeños comerciantes totalmente improductivos, millones de servicios que no son indispensables a la producción. Todo eso está arriba. En estas condiciones es inviable. Es inviable. No puede haber jubilación, no puede haber buenas remuneraciones a la educación. Porque la Argentina fue detenida en el año ’55 por las fuerzas reaccionarias liberales e izquierdistas en la tentativa de capitalismo ampliado y multiplicador que Perón había encarnado en sus primeros dos gobiernos. (...)
"Y esa sociedad generó sectores intersticiales de clases medias que iban a entrar al peronismo cuando gozaran del poder. El mundo de los Manzano, por hablar de una fruta no sé si podrida o en buen estado… pero en fin… una sola manzana echa a perder un cajón; un solo Manzano, también. Ese mundo de arribistas que se apoderan de las personerías jurídicas. Los Kirchner, Constanzo…"