lunes, 5 de noviembre de 2012

El verdadero sentido de la Lealtad

Para un argentino no debe haber nada mejor que otro argentino.
Juan Domingo Perón

Este año se cumplen, el próximo 19 de Noviembre, 40 años del abrazo de Perón y Balbín, el proyecto fallido de la reconciliación, la concordia y la unidad. Esa aspiración loable y generosa fue sustituida por el egoísmo agresivo, violento, cobarde y mezquino, la división entre santos y demonios, entre justos y réprobos, la concepción del todo o nada, de la unicidad, del sólo nosotros... El impulso de autodestrucción y sectarismo que siempre vuelve.



Tiempo atrás Jorge Asís calificaba aquí al Gallego De La Sota como "portador de la indescifrable cultura peronista", ésa que desconcierta al principalísimo ideólogo oficial, apodado el Chino, quien considera al peronismo "la ideología 'nacionalista burguesa' que combate desde que militaba en las adyacencias pro-chinas del Partido Comunista Revolucionario". Por entonces, creo que por twitter, Asís le aconsejaba a De La Sota dirigirse a la militancia antes que a la dirigencia. Una está tan harta como huérfana, condenada a mascullar en el silencio, a tener que aclarar cosas demasiado claras, a tener que separar la paja del trigo en un contexto político sin política triguera... La otra está demasiado desvelada por mantenerse dentro de una estructura cada vez más acotada, refractaria y sectaria, que la provoca, la humilla, la hace cargar con costos impensados (como la pesificación de los bonos provinciales) y en cuanto puede la descarta y la reemplaza por la entusiasta tropa de la juventud renovadora.

Parece que J.M. De La Sota le hizo caso, y el pasado 17 de Octubre pronunció el discurso que, por su claridad expositiva y varios aciertos conceptuales, creemos propicio reproducir a continuación:

 
 
 Acto en Córdoba por el Día de la Lealtad  
(Texto completo) 
 
«Durante la pasada dictadura militar, un anónimo compañero escribió en una
pared, jugándose el pellejo, la frase “Perón ¡cuánto te extraño!”. Y esto es lo 
que hoy, estoy seguro, sienten también todos ustedes y todos los compañeros
a lo largo y a lo ancho del país.
 
Extrañamos a Perón, al mejor Perón. A ese Perón que hacia el final de su vida,
logró dejar de lado todas las humillaciones, proscripciones y persecuciones
sufridas, para venir a la Argentina a buscar la reconciliación de todos los
argentinos. A ese hombre que aprendió, luego de años de reflexión en el exilio,
y retornó para advertirnos del abismo que se abriría bajo nuestros pies si no
aprendíamos a dialogar, a convivir, a ser pluralistas y amantes de la libertad.
Por eso estamos hoy aquí reunidos todos los peronistas que aprendimos, y que
hace rato preferimos pasar del viejo enfrentamiento del 5x1 al sueño de una
Patria para todos: El 5+1, y así sumar compañeros, sumar argentinos y sumar,
sumar y sumar al infinito. El peronismo es Amor y el que nos insta al odio, no lo
es, nunca lo fue o ha dejado de serlo.
 
Recordamos en este Día de la Lealtad al Perón que escribiera el “Modelo Argentino
para el Proyecto Nacional”, el verdadero modelo, el único que existe para nosotros
los peronistas. Emprender esa tarea, en este día, es para mí una obligación moral y
un mandato político que no podía postergar. Y quiero hacerlo en estos momentos,
cuando han vuelto a circular entre nosotros, personajes que invocan un Perón
falsificado, a una caricatura de Perón cuya insignia no es la de la paz, sino la de la
lucha de clases y del resentimiento. Nosotros no podemos permitir que se confunda
de esa manera a la ciudadanía, especialmente a los jóvenes; no podemos permitir
que se adultere así el testamento que el Presidente Perón nos legara.
El Perón que aprendió, que evolucionó, que se autocriticó, fue un visionario y, a mi
juicio, un visionario aún incomprendido por muchos que se dicen peronistas. Tal vez
porque se quedaron en el pasado, no aprendieron y su bandera es la venganza.
 
Ante todo, Perón intuyó con claridad que el único camino para lograr la liberación y
el progreso de las naciones del Tercer Mundo –mucho antes del derrumbe del
bloque comunista y del agotamiento del neoliberalismo- era que sus gobiernos no
se apartaran de la Tercera Posición. También nos señaló que cualquier desviación
en uno u otro sentido –a derecha o a izquierda, real o fingido- necesariamente iba a
terminar en un aumento de nuestra dependencia ya que, como él bien nos
aconsejó, “el bienestar de los Pueblos se halla por encima de las concepciones
políticas dogmáticas”. Y sostenía que la Argentina debía apartarse del “juego
pendular entre el liberalismo y el estatismo”. Paralelamente, tuvo muy en claro que
el mundo se orientaba hacia una etapa de creciente integración internacional, de
“universalismo”, y que en el futuro no tendrían cabida los nacionalismos extremos
ni el patrioterismo, ni era concebible el aislamiento de pretender vivir sólo con lo
nuestro. Perón siempre sostuvo la necesidad de una creciente integración
continental –que en alguna medida hemos realizado ahora gracias al Mercosur-
para emprender desde allí la integración universal. 
 
Una y otra vez, el Presidente nos recuerda que el justicialismo no puede sino
proponerse realizar una revolución en beneficio de los más humildes, pero una
revolución en paz. También nos aclara que “Todo debe hacerse dentro de la ley y
que nada debe realizarse fuera de su alcance”. Su principio fundamental era lograr
que los argentinos pudiéramos vivir en una “democracia social” poniendo iguales
acentos en la palabra “social” –es decir, equitativa- como en la palabra
“democracia”. Y -adelantándose décadas a su tiempo- vislumbró que el mundo
actual ingresaría en un período de creciente preocupación por el agotamiento de los
recursos naturales, esenciales para la subsistencia de la humanidad. Como si hoy
conviviera con nosotros, nos dijo: “la definición de una política estable para el agro,
constituye una responsabilidad ineludible de las generaciones de hoy para con las
del futuro
 
Otra de las grandes visiones de nuestro líder fue su preocupación por que los
argentinos cuidáramos nuestro medio ambiente y elaboráramos una política de
cooperación internacional destinada a evitar los usos ecológicamente indebidos de
los avances tecnológicos. Trató como tema prioritario un tema de estricta
actualidad en estos días: la necesidad de establecer controles en todos los niveles
de la administración. Dicho en otras palabras: para Perón no podía existir un buen
gobierno, honesto y eficiente, sin la trasparencia absoluta de los actos de sus
funcionarios en todos los niveles. 
 
El pensamiento del Perón de 1974 se ubicaba en las antípodas de cualquier forma
de autoritarismo. Afirmó su rechazo a los sistemas de partido único, y sostuvo que
su ideal era el pluralismo. Otro aspecto del pensamiento Perón, que hoy adquiere
relevancia, es su recomendación de respetar a rajatabla la pluralidad informativa.
Así dijo: “La opinión pública está lo suficientemente preparada para criticar la
información que recibe”. Y agregó, “No es posible ‘venderle’ ideas al Pueblo”.
En esos años Perón manifestó también una profunda preocupación por la
organización interna del movimiento y del Partido Justicialista. “El hombre no vence
al tiempo; lo único que puede vencer al tiempo es la organización”, nos dijo
reiteradamente. El ya sabía en los años '70, que pasaría a la historia como el único
y el último “hombre providencial” de los trabajadores y los humildes de nuestro
país. Para él la única salida viable era que el movimiento quedara en manos de los
peronistas, de todos los peronistas, actuando orgánicamente, respetando la
democracia interna y la voluntad del pueblo. Sin duda el mayor consejo paternal
que el General supo dejarnos es que, ante todo, el Justicialismo seguiría existiendo
como una gran fuerza política sólo en la medida que supiéramos defender a los más
humildes y a la democracia que tanto nos costara recuperar después de años de
luchas y sacrificios.
 
Seguramente, si hoy viviera, nos diría que no es peronista quien intenta
dividir al pueblo, quien trata como enemigo al adversario, quien ignora los
verdaderos problemas del país o intenta acallar a sus críticos bien
intencionados. Hoy los argentinos, además de los muchos problemas que
quedan por resolver en materia de inflación, inseguridad o empleo; vivimos
en un clima de tensión. Parece que lejos de estar Unidos, estamos
Dominados. Dominados por un estado de crispación que nos divide.
Dominados por una trampa absurda que enfrenta a argentinos contra
argentinos. 
 
El peronismo está muy lejos de la sociedad bipolar que nos quieren imponer.
Somos un gran movimiento popular cuyos pilares son la unión nacional, la justicia
social y la independencia económica. Y no hay un solo compañero o compañera del
peronismo, capaz de bajar la cabeza y resignarse a este presente lleno de conflictos
innecesarios. Los verdaderos peronistas, tenemos un solo enemigo: la miseria, la
desigualdad, la pobreza. Y el amor que tenemos por la Patria, será el motor de los
cambios que se vienen.
 
El futuro está adelante. Y el progreso para todos, también. Si dejamos de pelear
por cosas que no tienen sentido. Si decidimos aprovechar la enorme oportunidad de
crecimiento que tenemos al alcance de nuestras manos. Si respetamos al otro, más
allá de si piensa igual o distinto que uno. Si somos valientes para reconocer que
muchas cosas podrían hacerse mejor y que no importa tanto quién las haga, sino
resolver los problemas con los que la gente se despierta todos los días. Hoy en
nuestro país parecen sobrar peronistas y faltar peronismo. Esto que hoy pasa, no
tiene nada que ver con lo que aprendimos de Perón. Del mejor Perón. Hay amigos
que ya no se encuentran a tomar un café, porque parecería que las diferencias de
opinión son cosas de vida o muerte. Por culpa de la mala política, hay familias que
dejaron de compartir la mesa los domingos. Es como que prefieren esperar hasta
que volvamos a la normalidad, porque la bipolaridad los obliga a discusiones al todo
o nada. Y todos sentimos que el país, así, no es normal.
 
Este peronismo de pie. Lleno de amor. Determinado a progresar, tiene hoy una
nueva misión histórica. Que nadie se confunda. Estamos vivos y llenos de la
energía de nuestra militancia. Que se escuche en todos los rincones del país. Que
sepan del primero al último de nuestros compatriotas. Que aquí está el peronismo
pensando en el porvenir. Un peronismo que rechaza el maltrato, la soberbia y el
aislamiento como forma de gobernar. Que rechaza el autoritarismo unitario, que
discrimina y posterga a las provincias. Y que le dice BASTA a la división entre los
argentinos. Este peronismo incansable, que mira el futuro lleno de esperanzas,
asume la responsabilidad democrática de la hora. Nuestro grito de unión nacional
es una convocatoria a todos los argentinos. Es la defensa de la libertad, el
federalismo y la democracia social.
 
CON TODAS NUESTRAS FUERZAS LE DECIMOS: Sí a la integración regional,
afianzando el proceso con los países hermanos del Mercosur. Sí a la defensa
permanente de los derechos humanos sobre la base de la verdad, la justicia y la
reconciliación. Sí al acuerdo entre el capital y el trabajo para el crecimiento
sostenido de nuestra economía y una justa y simultánea distribución de las
riquezas. Sí al diálogo, la convivencia y el respeto de todos los sectores sin
exclusiones. Sí a la defensa irrestricta de las libertades públicas, y sí a la más plena
libertad de expresión. Sí a la democracia y al federalismo como único sistema de
gobierno. Sí a la construcción de una sociedad plural y solidaria. Sí a las políticas
sociales universales y no clientelistas para ayudar a nuestras familias más
humildes. Sí a la justicia social, la independencia económica y la unión nacional.
Eso es peronismo. Eso es lealtad. A la Patria y al Pueblo Argentino.»


[Dedicado por este blog a la memoria de Leonardo Favio.]

martes, 16 de octubre de 2012

Consumo Personal

«Si se quiere alterar o anular una pirámide de números en relación serial, se altera o se elimina el número base. Si queremos aniquilar la pirámide de la droga, tenemos que empezar por la base de la pirámide: el adicto de la calle, y dejarnos de quijotescos ataques a los llamados "de arriba", que son todos reemplazables de inmediato. El adicto de la calle que necesita la droga para vivir es el único factor insustituible en la ecuación de la droga. Cuando no haya adictos que compren droga, no habrá tráfico. Pero mientras exista necesidad de droga, habrá alguien que la proporcione». [Resaltado en el original]


William S. Burroughs
El almuerzo desnudo 
(Nked Lunch, 1959)
Anagrama, Barcelona, 1996.
ISBN: 978-84-339-2008-9


lunes, 8 de octubre de 2012

Más bolivarianos que nunca


"...los pueblos son como los niños que luego tiran aquello por que han llorado".

"Mañana se matan unos a otros, se dividen y se dejan caer en manos de los más fuertes o más feroces".

"Desde aquí estoy oyendo a esos ciudadanos que todavía son colonos y pupilos de los forasteros: unos son venezolanos, otros granadinos, otros ingleses, otros peruanos, y quién sabe de qué otras tierras los habrá también. Y después ¡qué hombres! Unos orgullosos, otros déspotas y no falta quien sea también ladrón; todos ignorantes, sin capacidad alguna para administrar".

"V. sabe que yo he mandado 20 años y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos. La América es ingobernable para nosotros. 2°. El que sirve una revolución ara en el mar. 3°. La única cosa que se puede hacer en América es emigrar. 4°. Este país caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada, para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles, de todos colores y razas. 5°. Devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán conquistarnos. 6°. Si fuera posible que una parte del mundo volviera al caos-primitivo, este sería el último período de la América".

SIMÓN BOLÍVAR
(Carta al Gral. Juan José Flores, 9 de noviembre de 1830)





En este aciago tránsito que asuela a una república hermana, me limitaré a decir una única cosa: Solamente en un mundo regimentado por la mentira puede aceptarse hablar tanto de "democracia" y de "voluntad del pueblo" ante la evidencia de naciones fragmenadas y enfrentadas en facciones irreconciliables, ante 100.000 milicianos fuertemente armados que ejercen la prepotencia y el despotado de partido, y que no son controlados ni siquiera por las fuerzas armadas, ante la amenaza explícita y sin pruritos de desencadenar un baño de sangre en la eventualidad de una derrota, ante el condicionamiento económico hacia al menos la mitad de los electores del país (2,5 millones de empleados públicos: con que cada empleo impacte en 3 votantes, son 7,5 millones de clientes). Aceptado esto, hablemos de una vez con la franqueza y la verdad con la que hablaba Simón Bolívar, la figura de nuestra América quizás más bastardeada. América que en cada acto de su historia, sólo confirma su más oscuro desencanto.
 

sábado, 29 de septiembre de 2012

Tucumán x 2



Curiosos paralelismos sucedidos en el mismo lugar con 162 años y 8 meses de diferencia. Sobre todo, cuando los mismos residen en curiosas casualidades que otorgan la victoria a las tropas que se hallan en absoluta desventaja, tanto numérica como de armamento y pertrechos. Victorias providenciales que representan un punto de inflexión en la guerra que se libra, que permiten obtener arsenal de calidad y en cantidad, que elevan la moral propia y llenan al enemigo de dudas y vacilaciones, que devuelven la iniciativa y permiten avanzar y asegurar territorio.

“El triunfo de Tucumán permitió a los rioplatenses o argentinos confirmar los límites de la región bajo su control”, leemos en Wikipedia.


Días atrás gozamos de un nuevo y excepcional fin de semana turístico con la excusa del bicentenario de la batalla de Tucumán (24 de septiembre de 1812), la más importante y decisiva de las que, en el marco de la guerra de independencia, se libraron en el territorio argentino.

Esa conmemoración nos recuerda otra contienda más reciente: la que se librara hace 37 años en el monte tucumano entre el Ejército Argentino (enviado allí por el gobierno nacional democráticamente elegido 2 años antes por la abrumadora mayoría del pueblo argentino) y un ejército internacional que unilateralmente lo había señalado y erigido como su enemigo.
En 1974 el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), brazo político del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) había elaborado un Informe Político Militar de Tucumán en el que consideraba: El enemigo (Ejército Argentino) cuenta en todo el país con 4 cuerpos de ejército, compuestos por 2 ó 3 brigadas con un promedio de 15.000 cada cuerpo. Del total de las 10 brigadas que tienen, 2 son blindadas, una mixta, las otras 7 son de infantería (una de monte, otra de montaña, una aerotransportada y 4 de infantería de llanura), que no pueden emplear en su totalidad por ser en su mayoría guarniciones que defienden ciudades” [Revista El Combatiente, Ediciones del PRT, 1974].


Ya durante los primeros meses de ese mismo año el ERP había enviado en forma escalonada 150 combatientes graduados y perfeccionados en Cuba y en numerosas operaciones especiales y entrenamientos en campo, hacia las localidades de Famaillá y Monteros, cuya población era mayoritariamente campesina y obrera. Allí la empresa Textil Grafonor y los ingenios azucareros Nuñorco, Providencia, Santa Rosa y Fronterita daban trabajo a 3.800 obreros permanentes y dotaban a las poblaciones de escuelas, centros asistenciales y un equipo de fútbol. Era lo que quedaba luego de que, en 1967, su hubieran cerrado 11 ingenios azucareros que dejaron sin trabajo a 15.000 personas.
Siete años antes, esa circunstancia, junto con la de que el país se hallaba gobernado por un régimen de facto, podría haber propiciado las famosas “condiciones prerrevolucionarias” que se afanaban en perseguir los grupos guerrilleros. Pero en 1974 la escala de actividad y poblacional se había adaptado a la realidad acotada luego de los cierres de la década anterior, e intentaba salir adelante perseverando en la producción azucarera nacional, en el marco de un régimen democrático masivamente elegido y apoyado por el pueblo tucumano.
La ruta 38 divide a la provincia de Tucumán (por ese entonces, gobernada por el peronismo, que había accedido al poder con casi el 75% de los votos) en dos regiones: al Este, los altos cañaverales que son como un techo plano e interminable; al Oeste, el monte, muy cerrado, recorrido por senderos angostos y sinuosos, quebradas frías (el sol allí es un privilegio y la tierra se mantiene siempre húmeda, pegajosa y negra) sobre los faldeos de las estribaciones del Aconquija, riachos y arroyos. Una escenografía muy propicia para recrear las fantasías revolucionarias en las sierras boscosas caribeñas. Pero una cosa es una escenografía, en la cual los actores representan sus papeles durante algunas horas, y otra cosa es un ambiente que envuelve, domina, impone y prevalece duramente.
Una cosa es Cuba y otra Tucumán. Una cosa era el Sargento Fulgencio Batista y otra muy distinta era Perón y el peronismo. Santucho, en su entusiasmo y su premura por reproducir como un calco la experiencia cubana, entendió que, confluyendo en un territorio tres factores: caña de azúcar, sierra boscosa y campesinado, alcanzaba para operar un injerto, similar a una franquicia.
Para entrar en el monte, es bien sabido, es imprescindible contar con la asistencia de baquianos, para no perderse en la espesa vegetación donde los senderos se vuelven a cerrar en breve plazo y los huellones se borran enseguida.

Contendientes:
 1. Ejército Argentino                                   









2. Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP)Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez
(Ramón Rosa Jiménez era uno de los escasísimos miembros del ERP que tenía origen campesino, por lo que se lo cuidaba y consentía especialmente: fue unos de los primeros seleccionados para viajar a Cuba, donde recibió instrucción militar especializada; cuando fue capturado, en 1971, el ERP facilitó su fuga de la cárcel de Villa Urquiza. Finalmente, fue muerto por la policía tucumana en 1972, y se transformó entonces en el mártir guerrillero-proletario ideal para la propaganda).  

Nacionalidad:

 1. Argentina  
1.200 efectivos (100 oficiales, 300 suboficiales y 800 soldados) que rotaban en la montaña, provenientes del Ejército, Gendarmería y la policía provincial [Se emplearon en total 3.600 hombres, a lo largo de un año de operaciones]. En general, las tropas eran de extracción social baja, y provenían casi en su totalidad de Tucumán, Salta, Santiago, Jujuy y Catamarca, a diferencia de sus oponentes, que eran casi en su totalidad universitarios de clase media y media alta y (los que eran argentinos) provenían en su mayoría de la Capital Federal y las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Neuquén y Mendoza.                                           

2. Internacional
Escribe el periodista tucumano Eugenio Méndez en su libro Santucho. Entre la inteligencia y las armas, Ediciones de La Toma, 2001, página 113: «Esto determinó que cuando la instrucción erpiana tocaba su fin y se preparaba un operativo, algunos pobladores reconocieran la presencia de elementos foráneos, extraños en su forma de hablar, que se delataban cuando pedían “libras de azúcar” en los almacenes rurales. Dicha situación determinó que dieran aviso de inmediato a la policía, que inició una investigación».
El pelotón que bajó del monte a la ciudad de San Miguel de Tucumán y asesinó, el 1 de diciembre de 1974, al capitán Hugo Viola, a su hija María Cristina de 3 años, y le voló el parietal derecho a su otra hija María Fernanda de 4 años, estaba integrado por 3 guerrilleros tucumanos, uno boliviano (N.G. “Lyn”) y uno sueco, llamado Svante Graende (V. op. cit., pág. 126).
«Con el militar secuestrado (el mayor Julio Larrabure) tuvieron problemas y contradicciones, que arrancaron desde el primer día cuando se enteraron cuál era su segundo nombre: Argentino. Por él lo sometieron a ironías, golpes y bromas tétricas, como la de intentar hacerlo cantar “La Internacional”» (loc. cit., pág. 135).
«A pesar de su trabajo político, el ERP no logró adhesiones a la causa, ni en la clase media ni en el sector estudiantil universitario, por lo que la mayoría de los combatientes llegaron de otras provincias o países» (cit., pág. 140).
«Una información fue tenida en cuenta: jóvenes que no eran de Tucumán, no hacían negocios allí y tampoco eran viajantes de comercio, aparecían cada 15 días en lugares de diversión nocturna. Tenían ciertas características: provenían de diferentes provincias (por las tonadas), o de otros países, por los modismos como “oye chico”, “polola” (por novia), “los billetes” (por el dinero), la utilización frecuente del “tú”, y manejaban dólares» (pp. 145-6).

«El contingente original de la Compañía de Monte “Ramón Rosa Jiménez” estuvo integrado por cuadros directivos de la organización, muchos de ellos entrenados en Cuba, y por elementos extranjeros (chilenos, uruguayos, bolivianos y cubanos) enviados por la Junta de Coordinación Revolucionaria (JCR)” [Vicente Massot, Matar y Morir. La violencia política en la Argentina (1806-1980), Emecé, Buenos Aires, 2003, p. 233]   


                                                                        
Efectivos:

1. Ejército Argentino: Sus enemigos los apodaban “perros guardianes del imperialismo” (Rev. El Combatiente, en casi todos sus números. También Estrella Roja empleaba esa terminología tan hollywoodense).
Eran en su mayor parte de baja extracción social, y provenientes de la Región del Noroeste Argentino (NOA). En casi ningún caso, dentro de la soldadesca, tenían más que nivel educativo primario. El contingente se componía exclusivamente de solteros sin hijos, y se destacaban los “voluntarios” (aquellos que se conchababan por techo y comida y los que canjeaban alguna sanción disciplinaria por el combate). El ERP intentó, a veces mediante fórmulas de discurso clasista alambicadas y muy académicas y abstractas, convencer a los conscriptos de desobedecer a los suboficiales (exactamente de la misma extracción social que sus soldados), para finalmente traicionarlos y cambiarse de bando. Obviamente, no tuvieron ningún éxito en ese intento. De hecho, tanto en Azul como en Formosa o en Monte Chingolo, la más eficaz y encarnizada defensa de las instalaciones militares fue realizada por conscriptos, y también son los que en mayor medida dieron la vida en los enfrentamientos con la guerrilla.  

2. ERP: Los apodaban “fules” (que es como en el Norte se les dice a los que hacen trampa) y “monos” (porque habían encontrado a comienzos de 1975 documentación del ERP abandonada, redactada de puño y letra por Santucho, en la que sostenía: “El hombre desciende del mono, comenzó la lucha de clases en la época de la cavernas, enfrentando al jefe de la tribu que lo oprimía”. (V. Nota 2, p. 140, loc. cit.).

 
Finalidad:

1. Ejército Argentino: Recuperar para la soberanía argentina el territorio que el adversario pretendía liberar-emancipar. Acabar con el foco guerrillero.

2. ERP: Ser reconocido como “Ejército Beligerante” y su “zona liberada” (ver descripción abajo) en territorio soberano, libre de la intromisión argentina. A tal efecto, siguiendo la propuesta cubana, la intención del PRT-ERP conducía a imprimir su propia moneda de cambio, ponerla en circulación entre la población correspondiente a los territorios dominados, imponer peajes a los automovilistas en las rutas que atravesaran la zona liberada, editar un diario en el “territorio propio” y las revistas de costumbre (Estrella Roja y El Combatiente), y designar un representante ante la ONU en Ginebra.
A mediano plazo: Derrocar al gobierno constitucional argentino, derogar la democracia como forma de gobierno, establecer la dictadura del proletariado (o sea, del partido único), eliminar a la burguesía en cuanto clase opresora, derogar la propiedad privada, instaurar un sistema centralizado y dirigista de administración económica y social.



Zona de combate:

“La zona liberada en Tucumán estaría limitada por la ciudad de Lules al Norte; al Sur, el Río Seco; el Este, la ruta 38, y al Oeste, el Monte y la Cordillera del Aconquija, constituyendo un territorio rectangular de 6.000 km2(Méndez, op. cit., p. 136). En el área se incluían 5 ciudades con unos 300.000 habitantes.



Inicio de las operaciones:
1. Ejército Argentino: Febrero de 1975
2. ERP: Principios de 1974.

Debilidades con las que contaba el adversario:
1. Del Ejército Argentino: “Santucho cifraba sus esperanzas de victoria en dos factores humanos: la supuesta incapacidad de los oficiales del Ejército y la pronosticada deserción de la tropa de conscriptos cuando le tocase combatir en la selva; creyó que el talón de Aquiles serían los soldados, quienes, carentes de toda preparación, no iban a resistir el embate de los subversivos largamente entrenados para matar”. [Massot, ibídem].

Nada de eso ocurrió. El Ejército tuvo la iniciativa en todo momento, corrió a los guerrilleros hacia el monte, alejándolos del llano en donde estaban las poblaciones donde se abastecían, y no dándoles cuartel, obligándolos a moverse permanentemente.

2. Del ERP: La estrategia del ERP residía en verdad en alejarse del monte y refugiarse en las ciudades. Cada dos semanas se reemplazaba a un pelotón de 30 hombres que permanecía en la selva, haciendo pintadas y reforzando con su presencia la sensación general de que el territorio estaba efectivamente ocupado. Cuando el Ejército Argentino obligó al ERP a internarse definitivamente en el monte, el frío, el hambre, el sueño y las condiciones sanitarias causaron estragos en los guerrilleros, que además perdieron en todos los combates y escaramuzas que se libraron. La colaboración del pueblo tucumano con las fuerzas nacionales, que así gozaban de la ayuda de los baquianos para moverse en el monte, fue también fundamental para el triunfo del gobierno constitucional. Casi todas las operaciones iniciadas por la guerrilla fueron enervadas por denuncias de los obreros y campesinos locales, que veían movimientos y/o personas extrañas. 


Combate decisivo:
 Manchalá, 28 de mayo de 1975.
 
«Es cierto que cuando un ejército regular debe enfrentar a una guerrilla no hay batallas decisivas. No lo es menos que el resultado de todas las contiendas decide la guerra. En tal sentido, la idea que se había extendido acerca de la capacidad de ERP se hizo pedazos tras enfrentar a la 5ª Brigada de Infantería. En Manchalá, el 28 de mayo de 1975, unos 100 hombres de la Compañía de Monte marchaban en columna hacia Famaillá. Su objetivo consistía en copar el comando táctico, fusilar en la plaza pública a los oficiales que tomaran prisioneros y proclamar una zona liberada en parte del territorio tucumano. Ni la mitad del camino habían recorrido cuando se toparon con un contingente menor de soldados y dos suboficiales que pintaban una escuela. Tras varias horas de lucha, el ERP debió abandonar camiones, municiones, armas y muertos. Desde entonces, perdió definitivamente toda iniciativa y no hizo más que retroceder» (Massot, op. cit., p. 234).   

 En la batalla de Tucumán de 1812, los patriotas tenían todo para perder, y en la confusión del combate, en ningún momento estuvo claro el triunfo argentino. Sin embargo, la providencial aparición de una enorme manga de langostas que se abatió sobre los pajonales, confundió a los soldados y oscureció la visión, acabando de descomponer el frente. Podemos leer en Wikipedia: “Las versiones tradicionales refieren que fue tal la confusión sembrada por aquel enjambre de langostas que hizo parecer a los ojos de las fuerzas españoles, un número muy superior de tropas patriotas, lo que habría provocado su retirada en la confusión”.


Eugenio Méndez nos cuenta así el desenlace de la batalla de Machalá: “Después de 3 horas de combate y cuando la resistencia de los soldados del Ejército decaía por las bajas y la falta de municiones, se escuchó un intenso ruido, parecido a un tanque de guerra, que provenía de la ruta. Esto motivó gritos de alegría de los defensores y la huida desesperada de los erpianos y del propio Santucho, a través de los cañaverales, ya que creían que llegaban nuevas tropas acompañadas de tanques. En realidad, era un camión Unimog al que se le había roto el caño de escape, con varios soldados que traían la merienda”.

jueves, 10 de mayo de 2012

Caloi y el ridículo

Todos los que me conocen saben desde siempre de mi admiración hacia Caloi (Carlos Loiseau), que junto a Quino (Joaquín Lavado), me parecen no solamente los dos más grandes humoristas gráficos / dibujantes satíricos de la Argentina, sino también del mundo [tal vez, para no ser tan parcial y extremo, agregaría a Caran D'Ache, pero ahí paro de contar]. Será porque el humor constituye un signo cultural que, más allá de su capacidad expansiva y abarcadora, radica de una manera profundamente particularizada en cada pueblo, al punto de significar para mí uno de los datos identitarios más sugerentes y explicativos de los pocos que nos constituyen o nos permiten reconocernos entre nosotros mismos. 

Ambos pasarán a la historia por sus personajes más difundidos: Clemente y Mafalda. Cotidianamente seguidos por millones de personas a través de tiras en los diarios o por la televisión, son para mí, por esa exigencia permanente y esa producción acelerada y casi industrial, tal vez los puntos menos interesantes de sus inigualables talentos, creatividades y capacidades de observación.

Ya hace unas dos décadas que llegó hasta mí una parte importante de su producción humorística gráfica referida a chistes y/o reflexiones unitarios, ajenos al formato de historieta y con una mayor complejidad tanto en las ilustraciones como en los mensajes. He escogido de mi biblioteca al azar (si ello es posible) el Aquí me pongo a cantar... (Buenos Aires, 1975), que contiene algunos de los momentos culminantes de su obra. Valgan entonces, ante la proliferación de evocaciones más superficiales y/o contingentes, esta pequeña selección a modo de sincero y emotivo homenaje. Se lo debo. 

Porque siendo todavía un pibe, y como tal inacabado, maleable y dúctil, en un medio corrosivo y cosmopolita, su franca y simple capacidad de pensar, sentir y vivir lo nacional me acercó a la espontaneidad y la alegría de lo nuestro, de lo natural y fluido, de lo que llevamos con nosotros porque mamamos desde chicos; así como me alejó de lo fútil y de lo estéril, de las abigarradas ornamentaciones inútiles, de los pretenciosos trasplantes intelectualoides, de los disfraces, las pantomimas, las imposturas, las morisquetas robadas del proyector del mainstream... Me preservó del ridículo.

Con el ridículo, precisamente, construyó gran parte de su mejor humor, y van aquí algunos ejemplos elocuentes. Que los disfruten. [Picar sobre las fotos para ampliar]

La aculturación (y las "liberaciones" dictadas por las influencias  foráneas).



La transculturación (que se manifiesta en una uniformización de los medios de expresión, para acercarse a un pretendido "universal", que en realidad, siempre responde al patrón etnocéntrico mundialmente dominante).







El imperialismo culturalmente estéril.






La intelectualidad abstrusa y pomposa (para levantarse minitas, para tapar la mediocridad y la falta de ideas propias)






El furor religioso hacia al Psicoanálisis como panacea.







Los fumadores de hierba, un especimen que empezaba a aparecer por esos tiempos.





Los revolucionarios que hacen de su medio una letrina.






La Facultad, transformada en una pila de basura.

(Un hombre le dice a los basureros, que lo miran con sorna y escepticismo: "En serio, muchachos, yo soy el Decano. Les juro que ahí debajo hay una Facultad").


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