"...los pueblos son como los niños que luego tiran aquello por que han llorado".
"Mañana se matan unos a otros, se dividen y se dejan caer en manos de los más fuertes o más feroces".
"Desde aquí estoy oyendo a esos ciudadanos que todavía son colonos y
pupilos de los forasteros: unos son venezolanos, otros granadinos, otros
ingleses, otros peruanos, y quién sabe de qué otras tierras los habrá
también. Y después ¡qué hombres! Unos orgullosos, otros déspotas y no
falta quien sea también ladrón; todos ignorantes, sin capacidad alguna
para administrar".
"V. sabe que yo he mandado 20 años y de ellos no he sacado más que pocos
resultados ciertos. La América es ingobernable para nosotros. 2°. El que
sirve una revolución ara en el mar. 3°. La única cosa que se puede
hacer en América es emigrar. 4°. Este país caerá infaliblemente en manos
de la multitud desenfrenada, para después pasar a tiranuelos casi
imperceptibles, de todos colores y razas. 5°. Devorados por todos los
crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán
conquistarnos. 6°. Si fuera posible que una parte del mundo volviera al
caos-primitivo, este sería el último período de la América".
SIMÓN BOLÍVAR
(Carta al Gral. Juan José Flores, 9 de noviembre de 1830)
En este aciago tránsito que asuela a una república hermana, me limitaré a decir una única cosa: Solamente en un mundo regimentado por la mentira puede aceptarse hablar tanto de "democracia" y de "voluntad del pueblo" ante la evidencia de naciones fragmenadas y enfrentadas en facciones irreconciliables, ante 100.000 milicianos fuertemente armados que ejercen la prepotencia y el despotado de partido, y que no son controlados ni siquiera por las fuerzas armadas, ante la amenaza explícita y sin pruritos de desencadenar un baño de sangre en la eventualidad de una derrota, ante el condicionamiento económico hacia al menos la mitad de los electores del país (2,5 millones de empleados públicos: con que cada empleo impacte en 3 votantes, son 7,5 millones de clientes). Aceptado esto, hablemos de una vez con la franqueza y la verdad con la que hablaba Simón Bolívar, la figura de nuestra América quizás más bastardeada. América que en cada acto de su historia, sólo confirma su más oscuro desencanto.
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