jueves, 26 de noviembre de 2009

Nuevas Cadenas (o innoble igualdad)

Desde arriba de la torre puede otearse el horizonte y divisarse la gran aldea del mundo. Se ven así, en donde antes estuvo la ciudad, los nuevos nichos segregados, la fragmentación provocada por el triunfo de los universales, de los absolutos, de los abstractos, del individuo y la Humanidad por sobre los hombres concretos, sus familias, sus hogares, sus patrias, sus amigos, sus grupos, sus principios y lealtades. Se ven los excluidos y los que se excluyen, y los que quedan en el medio, soportando los costos de un todo derruido y disgregado. De una gran soledad y desamparo. Se oye el ruido de nuevas cadenas...

Me silbó un pajarito que el amigo Torrero había actualizado el pasado martes 24 de noviembre en este sitio. Entré ilusionado, pero lo que leí fue muy superior a cualquier expectativa que el mayor optimista pudiera hacerse en estos casos. Una pieza literaria, filosófica y política fundamental, de la que suscribo cada palabra. No dejen de leerla.

5 comentarios:

Destouches dijo...

Coincido. El artículo es brillante y demoledor. En la era del paroxismo de los derechos humanos, nos hemos olvidado de los pobres hombres concretos, de carne y hueso.

Mickey dijo...

"La tesis es que hay ciertos fenómenos que son "artificiales" en un sentido muy específico: son como son unicamente porque hay un sistema que, por sus objetivos o sus fines, se amolda al medio en que vive. Si los fenómenos naturales tienen en sí unfactor de "necesidad" a causa de su subordinación a la ley natural, los fenómenos artificiales poseen un factor de "contingencia", resultado de la maleabilidad que les confiere el medio.
La contingencia de los fenómenos naturales siempre ha despertado dudas acerca de si caen o no dentro del ámbito de la ciencia [...] el verdadero problema consiste en demostrar como pueden formularse proposiciones empíricas en relación con sistemas que, en circunstancias totalmente distintas, serían completamente diferentes de como son.
"

A eso lo dice Herbert Simon en el prefacio de "Las ciencias de lo artificial".

Después, para entender la deprivación del hombre, está buena la explicación del célebre chamán francés Jacques Lacan en su teoría del espejo.
Aquello de que el hombre es un ser deseante, que pretende terminar su imagen en el espejo en que se mira.

Saludos!

Occam dijo...

Mickey: Muchas gracias por su comentario, y muy valioso su aporte, que intuyo corresponde más al artículo del día 27 (Argumentum ad verecundiam).
La teoría del espejo -debería consultarla con uno de mis hermanos, profundo conocedor de Lacan, y encima en su idioma- supongo, debe tamizarse en función de la imagen que el hombre proyecta en el espejo, y que ha cambiado tanto con el tiempo. Siguiendo con el desafortunado de Simmel ("Intuición de la vida" fue apresuradamente editado corriendo contra una enfermedad terminal, y él nunca lo llegó a ver publicado), un ser que puede ver a distancias siderales, o cosas microminúsculas hasta lo inimaginable, tiene que tener desde ya una conformación acorde con esa vista, tal que permita moverse con naturalidad en ese mundo expandido. El hombre y su mente fueron hechos a una escala, que luego fue rabasada, y sigue siéndolo continuamente. Es muy difícil que una mente pueda entender el concepto de velocidad, sólo hasta un determinado punto. No alcanza a aprehender la lentitud de la creación de una estalagtita, o los movimientos más rápidos que la luz. Allí tiene límites. Los límites son su propia esencia, por más que cada límite que encuentre vaya con seguridad a ser rebasado. El hecho de que él ocupe una posición. Que siempre haya algo a su derecha, a su izquierda, arriba y abajo, mayor o menor, etc. El hombre es límite pero es mudable naturalmente. Es genérico, inacabado. Puede ser que trate de acabarse en el espejo. El espejo es su límite. ¿Pero que trate de acabar qué?

Mis cordiales saludos, y otra vez gracias!

Occam dijo...

Destouches: Se trata nada menos que de la era de la virtualidad. Del mundo imaginario, del mundo del deseo y no de la realidad. Como en la cúspide de todo asunto humano está el poder, como lo han explicado Nietzsche, Foucault y tantos otros, una cuestión radica en la certeza de que esos sueños, esos deseos, son definidos por determinados factores de poder y sus convicciones, intereses, objetivos, cosmovisiones (o sea, en última instancia, factores siempre culturales). Y ojo que aquí nunca se habla de valoraciones. Se pueden -ya tal vez, se deben- presumir las mejores intenciones. Pero el observador debe inquirir más allá. Atravesar el velo de lo aparente, y sopesar los resultados en función de la realidad y no de la virtualidad. Y la realidad está en crisis, abandonada. Los paraísos (e infiernos) artificiales han soslayado la existencia concreta.
El hombre se ha quedado solo definitivamente. Fue abandonado, en el último giro del humanismo, por la humanidad, que decidió seguir caminando sola... vacía.

Un abrazo.

Mickey dijo...

Si Occam...
Soy un gil!
Cortar y peguar en el otro.

Igual, lo del espejo es maso que el hombre lleva una carancia, la de no poder ver su propia imagen.
Entonces, reflejado en el espejo (los otros, y la imagen que le devuelven) trata de acomodarse.
El tema es que la imagen del espejo distorciona. Pero además, nunca se completa.