martes, 16 de diciembre de 2008

Holidays in the caribbean islands

Mapa físico del archipiélago de San Andrés, Santa Catalina y Providencia, próximo a las costas de Nicaragua.



Pese a las estipulaciones del calendario, el verano ya llegó, y el calor que se hace sentir nos recuerda la inminencia de las vacaciones estivales, a la par que evoca las ambiciosas expectativas de disfrutarlas en paradisíacas playas caribeñas. Esa peregrina evocación, casi utópica a estas alturas, motivó que recordara un curioso episodio de nuestra historia, que no puedo pasar por alto.



El notable historiador, jurista y diplomático argentino, Carlos Ferro, ha dado a la Historia y a la Vexilología argentinas las páginas más brillantes, en su imprescindible Historia de la Bandera Argentina (que yo poseo en la edición de Depalma de 1991, ISBN 950-14-0610-5). Luego de exhaustivas y minuciosas pesquisas, relevando todos los archivos documentales de Centroamérica y las naciones que componían el Virreinato de Nueva Granada, ha logrado comprobar y establecer la influencia directa y determinante de los corsarios argentinos en la bandera de la antigua Confederación de las Provincias Unidas de Centroamérica, y por ende, en las de las cinco repúblicas que son sus sucesoras: Costa Rica, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Guatemala.

Hipólito Bouchard.

Casi todo el mundo conoce de las hazañas de Hipólito Bouchard en la costa del Pacífico (primera circunnavegación del globo hecha por un argentino, primer reconocimiento de la independencia argentina por el reino de Hawai, conquista de San Carlos de Monterrey, capital de California, etc.), como ignora en absoluto las de su compatriota de nacimiento, Luis Aury. Viene al dedillo la semblanza introductoria de este personaje, hecha por Ferro en el libro mencionado:

De Aury se puede decir que es un francés ignorado en Francia; un brigadier general de la República Mexicana desconocido en México; un presidente y sostenedor de la independencia de las Floridas subestimado en la tierra de sus hazañas; un general en jefe de una flotilla con bandera argentina de quien nunca oyeron hablar los argentinos; un capitán de navío de la República de Venezuela del cual no se ocupa el Diccionario de los próceres; uno de los defensores de Nueva Granada negado por los colombianos; un comodoro de la República de Cartagena olvidado por el pueblo que le debe una de sus páginas más heroicas; un gobernador de Texas de quien nada saben los texanos. Proclamó la independencia de Santa Catalina, Providencia y San Andrés, y apenas recuerdan su memoria el canal que las divide y las guías para turistas de ese hermoso archipiélago caribeño en donde creó un Estado al amparo de nuestra bandera. Fue un precursor de la independencia centroamericana al desembarcar con sus tropas en Honduras, Guatemala y Nicaragua, proyectando liberar Panamá con la ayuda de la escuadra de San Martín en el Pacífico, pero no ha ganado siquiera una página en la historia de cualquiera de los seis países que nacieron en el istmo. (Pág. 190).

En efecto, Aury recibió el 3 de junio de 1818, del ministro plenipotenciario argentino con sede en Kingston, Jamaica, José Cortés de Madariaga, las letras patentes de corso para operar contra naves y emplazamientos españoles en el Caribe, en nombre de los gobiernos confederados de Argentina y Chile (Madariaga era amigo de juventud madrileña de los directores supremos Pueyrredón y O’Higgins, y se dejó llevar por una loable esperanza). Según consigna Agustín Codazzi, célebre cartógrafo y geógrafo italiano, que actuó a las órdenes del corsario francés entre 1815 y 1821, en sus Memorias publicadas en París en 1841, el acto de concesión concluyó con la entrega de “banderas blancas con dos fajas horizontales color turquí y en medio del blanco un sol brillante”. Según la Real Academia Española, el turquí es el azul más oscuro, y corresponde, en RGB, a 0, 0, 28 y en HTML a 000080.


Un mes después, el 4 de julio de 1818, Aury tomó posesión del archipiélago de San Andrés, compuesto por la isla homónima y las de Santa Catalina y Providencia la Vieja, y lo hizo en nombre de los gobiernos supremos de Buenos Aires y Chile. Bajo la soberanía de esa entente, se erigió en presidente del archipiélago, al que hizo fortificar y utilizó de reducto para el entrenamiento de las tropas que atacarían el continente. El propósito de nuestro héroe era el de expandir la revolución americana al Reino de Guatemala, que al igual que Lima y Quito permanecían como bastiones españoles durante la segunda década del siglo.

El 21 de abril de 1820 atacó el puerto de Trujillo, intimando a la rendición de la plaza fortificada. El teniente coronel Palomar, a cargo de la defensa, consignó en su parte que en la madrugada del 22 se inició el ataque “arbolando todas las naves una bandera de dos fajas azules y una blanca en el medio, y en ésta un escudo” [Fuente: Archivo General Centroamericano de Guatemala, A. 21, exp. 781, leg. 29]. Más allá de la confusión en cuanto al carácter del jeroglífico central (que luego sería el único cambio que Centroamérica operaría en la bandera de la emancipación), la presencia de la enseña argentina, en las 14 naves que componían la flota de Aury, y en torno a las fortalezas españolas durante los asedios, sería una constante en sus campañas.

Concordante con la visión de Palomar, Aury en su “Relación al detalle de mis operaciones militares sobre la provincia de Guatemala” agrega un episodio sin dudas conmovedor: la muerte del coronel Davian, queriendo evitar, al momento de tocarse la retirada, que las tropas españolas se apoderaran de la bandera azul y blanca que había logrado izar en la última trinchera (Ferro, op. cit., pág. 198).

Tres días después, Aury tomaría la ciudad de Omoa, principal puerto guatemalteco al Caribe, y levantaría nuevamente en su plaza fuerte los colores azul y blanco a franjas horizontales. Esa bandera continuaría danzando con el viento en Omoa hasta 1831.

El entonces Vicepresidente de la Gran Colombia, Francisco de Paula Santander, en carta al Capitán General del Perú, José de San Martín de fecha 7 de febrero de 1821, resume en su prólogo la vida de Aury y pone en claro el cabal conocimiento de la sujeción del archipiélago de San Andrés al gobierno de Buenos Aires y a su pabellón: “El señor Lacroix se dirige cerca de V.E. con una comisión del comandante de marina Luis Aury, por quien he sido suplicado para recomendarlo a V.E. Aury sirvió en la marina de la plaza de Cartagena hasta que los españoles la ocuparon en 1816 y parece que acreditó audacia y adhesión a la independencia. Teniendo de su mando algunos buques se dirigió a isla Amelia, de donde lo expulsó el gobierno de los Estados Unidos. Fijó luego su residencia en la isla de Santa Catalina de Providencia, y enarbolando el pabellón de Buenos Aires perseguía los buques españoles e intentó una operación sobre Omoa en la costa de Guatemala que no le fue favorable…”


Vista aérea de San Andrés.

El Estado satélite caribeño, dependiente de “los poderosos Estados Unidos de Buenos Aires y Chile” tuvo una existencia de 3 años y 3 meses, y feneció el 30 de agosto de 1821, con la lamentable muerte de Luis Aury, a resultas de una mala caída de su caballo, en la isla de Providencia. De inmediato Colombia, que ya había echado el ojo a ese territorio emancipado, “realizó un operativo que terminó con la anexión de las islas caribeñas” el 23 de junio del año siguiente (Ferro, op. cit., pág. 203). Bolívar entonces comisionó a Joaquín Mosquera, primer diplomático acreditado ante el gobierno de Buenos Aires, para que inquiriera de éste acerca de la parte que le cupo en el establecimiento de dicho protectorado. Rivadavia, naturalmente, contestó el 24 de enero de 1823 manifestando que no obraba en los registros de Guerra y Marina “despacho alguno” al respecto, si bien se preocupó por aclarar que existía la posibilidad de que se tratara de alguna patente de las que habían entregado determinados comisionados, las cuales de todos modos habían caducado al derogarse el sistema por Decreto General de su gobierno de fecha 6 de octubre de 1821 (un mes luego de la muerte de Aury). [Citado por Ferro, Ibíd., cuya fuente es la Correspondencia de la Provincia de Buenos Aires, t. XIX, 1620-1824, asientos 197 y 201].

Así termina la historia de un breve Estado, declarado por su emancipador y gobernante como sujeto a la soberanía de nuestra bandera.


Playa de San Andrés.

El archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina es actualmente un Departamento de la República de Colombia, declarado por la UNESCO “Reserva de Biósfera de Flora Marina” (2001). En diciembre de 2001 Nicaragua formalizó su demanda ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya reclamando soberanía sobre el archipiélago y aduciendo que Colombia no tenía título legal de soberanía sobre el área. La Corte terminó fallando a favor de las excepciones preliminares presentadas por Colombia el 13 de diciembre de 2007, con base en la validez de un Tratado de 1928 y un Protocolo de 1930, ambos signados más de un siglo luego de su apropiación por Bolívar.

Conocida como "la joya del Caribe".

Providencia “es considerada (Wikipedia) como una de las islas más hermosas de Colombia, con una de las mejores playas de América”.



Otra playita del archipiélago.



Ironías del destino: La bandera del Departamento de San Andrés, Providencia y Santa Catalina... ¡sigue siendo azul y blanca!

26 comentarios:

Hegeliano dijo...

Lastima, igual estaba lejos, pero que lindo es, salvo por la falta de agua potable.

En el 2000 estuve por ahí, evidentemente gracias al 1 a 1, pero imborrables recuerdos, tales como los 280 dolares que gaste en excursiones de buceo y las caderas colombianas bailando cumbia.

Ahora no se de donde viene la costumbre de llamarla en Colombia como San Andres Islas.

Occam dijo...

Hegeliano: ¡Qué buena suerte la suya! Yo no conozco, le confieso. Eso de San Andrés Islas suena a una burda adaptación de San Andrés Islands, que supongo que es como le decían la mayor parte de los vernáculos, que hablan un criollo derivado del inglés (además de inglés y castellano, naturalmente). Es cierto que quedan lejos, pero tal vez viajando en una de las modernas aeronaves de Aerolíneas del Estado, y en banda negativa, con tarifa social para planes trabajar...
Mis más cordiales saludos, y gracias por pasar.

piscuiza dijo...

De esto si que en mi vida había oído.
Igual a mi el caribe ni fu ni fa, así que por mi que vayan los pibes de los torneos evita. Ah, no se hacen más esos? Pucha, que lástima.
Este post me hizo acordar al "País que no miramos" jajajaja, disculpe.
Saludos

Occam dijo...

Piscuiza: Los torneos Evita sí existen en Buenos Aires La Provincia, y hace ya varios años. En cuanto al "país que no miramos", creo que este post se refiere más a cosas de la historia que no conocemos, referidas a aspectos de un país que ya nos es demasiado lejano. Me quedan dos asuntos interesantes pendientes, acerca de otras curiosas posesiones transitorias.
En fin, en lo profundo, este post se refiere, como diría el pelado Prodan, a su vez parafraseando a Leonard Cohen, a uno de los "perdedores hermosos" que deberían engalanar nuestro cielo exitista.
Mis más cordiales saludos, y gracias por pasar.

Mensajero dijo...

Y allí se fue nuestra porción de trópico...
Pero nos quedó el arquetipo de la playa caribeña, tan lamentablemente puesto en juego en las calles de Buenos Aires por lo jóvenes y no tanto que gustan de andar en cueros... aunque justo es decir, que no se permiten la zunga.
Prodan fue un pionero en eso, y se lo acepto.
El problema es que hoy cualquiera se cree con pinet como para desubicarse.
Este es otro post suyo que me genera una mezcla de ansiedad e incredulidad por no ver a tan dramáticos personajes viviendo sus historias en la pantalla grande.

Destouches dijo...

Notable hallazgo histórico. Por otro lado, valoro su optimismo cuando menciona que todo el mundo conoce a Hipólito Bouchard. Podría apostar que es un perfecto desconocido para el argentino medio, que en el mejor (o peor) de los casos pretende aprender historia en el programa de Pigna.

Occam dijo...

Mensajero: Una gran verdad. Nuestros realizadores cinematográficos pecan de demasiada cautela, de carencia de osadía, para encarar los fabulosos temas de nuestra rica y variopinta historia.
Parecería que sólo algunos períodos son obsesivamente contados, mientras otros quedan en el absoluto olvido, cuando argumentalmente parecen mucho más ricos.
Fíjese que Argentina ha sido uno de los países que más ha otorgado patentes de corso en la historia, y que sus corsarios han realizado aventuras fascinantes. Sin embargo, ninguna de ellas ha llegado a la pantalla grande. Y si me argumentan alguna cuestión de presupuesto, yo les rebatiré que filmar en un barco es casi como filmar en interiores, si se sabe editar correctamente, y que barcos a vela tenemos unos cuantos conservados, e incluso la Fragata Libertad navegando por el mundo (y lo bien que le vendrían algunos pesitos a la Armada).

En cuanto a la influencia caribeña en la Argentina, es difícil de establecer si la misma tiene alguna relación con la aventura de Luis Aury. Lo que sí es cierta es nuestra indeclinable propensión al bananerismo.

Mis más cordiales saludos.

Occam dijo...

Destouches: Puede ser que usted tenga razón. Entonces en algún momento contaré sus historias en la circunnavegación del globo, sus incidentes contra una flota esclavista inglesa en Ciudad del Cabo, su entrevista con el rey de Hawai, del que obtuvo el primer reconocimiento de la independencia argentina de parte de un Estado soberano (luego colonizado por EE.UU.), sus operaciones sobre la costa californiana, su paso por Acapulco, etc., hasta llegar a Valparaíso.
En cuanto al programa de Pigna, el de ayer me pareció espantosamente maniqueo, sobre todo, en la consideración del asesinado Falcón, al que hace ver como un patán sin escrúpulos, incluso cínico y lascivo, con sus risas perversas caricaturescas.
En fin, no sé si a los argentinos nos gusta que nos cuenten un cuentito de buenos y malos, es decir, que siempre nos tomen por tontos. Parece que sí.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Occam: Gracias por compartir este valioso hecho histórico, que realmente no conocía minuciosamente, tal cual lo contás. Gracias nuevamente!
Creo que los programas de F. Pigna, estan realizados de forma tal, que son para los que nunca querrán saber la verdad histórica completa, y solo sí, para la del cristal de quien la cuenta. Es muy mediocre el conocimiento de la historia que tiene Pigna, y me gustaría algún día poderselo decir, no por vanidad y si para desenmascararlo con documentación fehaciente, frente a Cámaras, en lo posible para ver su reacción.
Fortinera

Occam dijo...

Fortinera: Muchas gracias por pasar, y por su comentario. Creo que Pigna es un mediático más, un hombre de los medios, producido por los medios, fogoneado y publicitado por los medios, y que dedica su carrera a crear un "producto" de consumo mediático, en general conteste con la ideología del establishment y el poder (que de un tiempo a esta parte se conduce invariablemente contra toda forma de orgullo nacional).
El problema, quizás, no esté tanto en ese homúnculo, cuanto en la trivialización de la historia, como un divertimento superficial a la altura de su promotor económico: Mario Pergolini.
La historia está llena de contradicciones y de seres humanos, es decir, es compleja, oscilante, no sigue un decurso lineal. No hay malos y buenos como en los westerns, sino seres de carne y hueso condicionados por el contexto que les tocó vivir, que obran por sentimiento, por impulso, a veces por raciocinio (aunque menos de lo que creemos), manejando información mediata e incompleta (las comunicaciones no eran lo que son ahora, nadie estaba al tanto de todo en todo lugar y en todo tiempo), rumores, noticias de viajeros, etc., etc. En fin, la historia no admite estos cuentos berretas, inferiores en calidad a los de los colegios secundarios. Porque en definitiva, no admite el adoctrinamiento y el lavado de cerebro con fines políticos. Para eso, están los cánones religiosos. Y bien harían personajes como el mentado con reconocerse profetas de la gran religión laica de la burguesía, y dejarse de esconder en la imparcialidad de una disciplina científica que los supera y a la que permanentemente desprecian y no valoran.
Mis más cordiales saludos.

Destouches dijo...

"Profeta de la gran religión laica de la burguesía". Sencillamente genial.

Anónimo dijo...

"Y allí se fue nuestra porción de trópico..."

Mensajero, se ve que usted no conoce Tratagal: estuve la semana pasada y hacían 45º a las 2 de la tarde... Como bien decía mi suegra, oriunda de Ledesma, esa zona tiene el clima del Caribe. Sólo nos falta el mar...

Occam dijo...

Ingenierito: Muy acertada su corrección. Lo que se fue (si es que en realidad alguna vez estuvo, más que en la epopeya infausta del pobre de Aury) fue el Mar Caribe. El trópico de Capricornio nos atraviesa bastante al Norte, y reflejo gráfico de ello es la bandera de Formosa.
Mis cordiales saludos.

piscuiza dijo...

Detesto a Pigna, pero no puedo evitar decir que lo miro con cierto cariño. No, no enloquecí, mejor me explayo.
Soy mamá de un niño. Como a todos los de su edad a mi nene le gusta la play o los dibus, pero no leer libros de historia. Pero claro, si le vendo más o menos bien las cosas, el tipo termina comprando.
Lee Asterix y Obelix y un poco en broma sabe lo que fue el imperio romano y se ríe con los bofetones a los legionarios por parte de los protagonistas. Desde este aspecto creo que Pigna a lo mejor suma, como puerta de entrada apenas, ya de adultos sabrán que Pigna sólo les contó una parte y tendrán otras herramientas para aprender.
Pero el material didáctico de historia argentina es tan escaso que aún les siguen dando El Santo de la Espada.
Pero tomo a Pigna como eso y no como un historiador riguroso. Pero si vale para que los enanos le tomen el gustito a saber más me parece que suma.
Saludos

Occam dijo...

Piscuiza: Eso es muy cierto, y por eso es aún más reprochable la parcialidad animosa con que comunican la historia. Yo tuve la suerte que, desde chiquito, mi viejo me contara la historia como una fábula admirable, llena de anécdotas y coloraciones imborrables. Apenas me veía con un soldadito de juguete, por ejemplo, espartano, surgían Troya, Leónidas, el Taigeto, y tantas cosas... Los chicos saben escuchar a los padres. En esa edad son la puerta de entrada al mundo, dirigen su curiosidad. Yo estoy tratando de hacer lo mismo con el mío.
Un beso.

Mensajero dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mensajero dijo...

Ingenierito, su comentario me obliga a revelar cuestiones personales debido a dos simpáticas coincidencias: soy jujeño de nacimiento (nací en Ledesma), y también tengo familia en Tartagal; donde falta mar y sobran piquetes.
Pero tiene razón, debí haber dicho..."y allá se fueron nuestras playas caribeñas". Saludos.

Anónimo dijo...

Mensajero, mire cuántas coincidencias. Yo soy salteño (vivo en la ciudad de Salta), pero por laburo me toca a veces hacer los 350 kms hasta Tartagal/Gral Mosconi. Se imagina que pasar de la apacible Salta (que, como usted sabe, gracias a sus 1200 msn es mucho menos calurosa de día, y decididamente fresca, cuando no fría, de noche, aún en estas èpocas) al tórrido Norte es todo un contraste... La semana que viene, que voy a andar de nuevo por allá, le cuento.
Y en cuanto vea que están construyendo una playita en la zona les aviso para que se vengan...

Respecto a lo de Pigna, yo no estoy tan seguro de los efectos positivos del programa televisivo. Si bien, es cierto, ha llevado a mucha gente a interesarse por la historia, el hecho de que entreguen un mensaje completamente ideologizado y que, para mayor desgracia, lo hagan por la "sacrosanta" televisión, hace que muchos de los "neófitos" crean a pie juntillas la versión Pigna de la historia... (y esto lo he visto en gente mayor, suspuestamente lo suficientemente medura como para poder tener una visión crítica del tema).
Cuando era chico, mi interés por el tema era ampliamente colmado por los libros de historia adaptada para chicos. El relato, probablemente, también era distorsionado (al fin y al cabo, eran libros de divulgación), pero al menos no nos llegaban como verdades reveladas, tal como las imponen ahora los popes de la TV.

Destouches dijo...

Hablando de corsarios y de modos de contar la historia, recuerdo que a los 11 años leí la novela histórica "Bouchard, el corsario" de Eros Nicola Siri, que aparte de ser respetuosa de la historia, resultaba interesante incluso para un niño. En fin, falta imaginación para despertar el interés por la historia, pero considero que Pigna es injustificable.

piscuiza dijo...

Qué se yo, entiendo lo que dicen, pero la verdad es que compré hace un tiempo una historieta de historia argentina del tal Pigna y sentí cierto placer al ver que el enano no me la revoleaba por la cabeza para irse a ver los dibus. A su vez la lectura le despertó un montón de preguntas que dieron lugar a profundizar un poquito en el tema.
Lo mismo pasó cuando hicieron "El Gen Argentino". El programa me pareció una porquería sin sentido que mezclaba la biblia y el calefón y ya ni recuerdo quién fue el elegido. Pero en mi caso sirvió para que charlemos en la mesa acerca de mis próceres favoritos y los por qués de dichas preferencias.
Lo de los adultos que toman a la televisión como templo sacrosanto del saber es ooootro tema.
Saludos

piscuiza dijo...

Destouches, estimular el deseo de saber en los niños es un arte difícil en estos tiempos. Por ese mismo motivo no soy tan tajante.
Saludos

Estrella dijo...

Mi Dios, qué fotos, y nosotros acá, empantanados en el asfalto...

megat dijo...

your blog very beautiful and more info,I like your blog

Almafuerte dijo...

Conocía las historias caribeñas de nuestros corsarios, pero nunca había leído sobre Luis Aury. Y coincido en haber imaginado ciertos episodios de nuestra historia en la pantalla, si tan sólo tuviéramos "la industria" (como le llaman los yankis)... no me refiero a los costos de producción, sino a la industria necesaria para generar estos emprendimientos que cuenten nuestras historias, que no son los descoloridos relatos a los que nos tiene acostumbrados el cine nacional.

Sobre Pigna, sólo puedo decir que le entré a desconfiar cuando leí una nota en la que profesores de la Universidad de Córdoba señalaban en el texto de Pigna un repetido "cut and paste" de documentos históricos a los que les faltaban los paréntesis indicando que el texto original había sido editado, modificandole incluso el sentido. Esto me pareció gravísimo, se puede ser historiador mediocre pero citar mal un documento e inducir a engaño al lector merece la expulsión de la profesión, y una buena patada en el culo también.

Después de eso vi a Pigna en tv haciéndole a Duhalde la entrevista más complaciente y chupamedias de la historia. En casa nos revolcábamos con la versión de los hechos que planteaba Duhalde y aceptaba Pigna: si nos miente sobre lo que vivimos en el 2001, qué podemos esperar de hechos de hace un siglo y medio?!!

Finalmente, su sociedad espuria con uno de los principales delincuentes de la política, el ladrón Santa María del Suterh. Todos los que escriben en esa revista editada con dinero robado bien podrían financiar su intelectualidad banal con el botín del Gordo Valor. Son impresentables.

Perdón que se hizo largo, pero hoy es un día más tranquilo y aproveché para leerlo, un saludo y felicidades.

Occam dijo...

Almafuerte: Muchas gracias por su comentario. Además de los episodios que usted bien relata, en un libro editado en 2005 nuestro historiador recibió una denuncia de plagio de parte de una historiadora, a la que había copiado tres o cuatro páginas absolutamente textuales. La damnificada se enteró con asombro mientras leía el libro que había un largo texto que le pertenecía completamente, pero que Pigna se lo atribuía entero, prescindiendo de comillas y mención de fuentes.
El héroe de la historia power ranger se excusó diciendo ¡que lo había sacado de Internet! y que en la página de la cual lo pegó no había tampoco mención de fuentes... Lo más curioso, al menos para mí, es que no haya intentado siquiera reescribir la mitad de ese texto con sus palabras y aportes personales. Por supuesto, además, que hubiera atenuado el mamarracho de haber puesto, como bibliografía consultada, la propia página web de la que robó. Pero no es fashion, para un tipo que "se hace" el profundo, y anda con sobretodo aún en verano, sin afeitar y con cara de asqueroso, reconocer que mucho de lo que escribe (o copia) no lo saca de los libros ni de documentos históricos.
Mis cordiales saludos, y muchas felicidades.

Occam dijo...

Estrella: Siempre está presente la posibilidad de recurrir a la pelopincho, una auténtica conquista social de la industria nacional.
Mis más cordiales saludos, y felicidades muchas.