viernes, 3 de abril de 2009

2 de abril


"Reconocer con quién tenemos cuentas pendientes, aunque se trate de un enemigo, constituye siempre un elemento de claridad. Si, por el contrario, ya no se distingue entre el amigo y el enemigo, inevitablemente surge una confusión y uno termina por preguntarse: 'quién soy yo?' Esta es la situación actual"

Ernst Nolte
, Intervista sulla questione tedesca, Roma, Laterza, 1993, p. 22.

5 comentarios:

Unknown dijo...

hola occam
esta semana recibí un regalo de la sabiduría santiagueña:
Si no tenés un enemigo, creátelo.
Esto me hizo acordar a la película Los duelistas.
El enemigo te define.
Besos

Mensajero dijo...

A nuestro favor, podríamos decir que no elegimos ese enemigo. De otro modo podría pensarse que nuestro ego infinito eligió definirse en función de una de las potencias militares más poderosas del planeta.
Coincido con que el enemigo nos define.
Por eso no debe tomarse a la ligera la sabia recomendación que trae Cerriwden.
Tener un enemigo es un compromiso muy grande para con uno mismo.
Saludos.

aquiles m. dijo...

Estimado Occam:
Efectivamente. La situación actual nos induce a un errar permanente, de conflicto en conflicto.
Nuestros, y de los otros. A los que "adoptamos"
Allí aumenta nuestra confusión.
Esta inducción a la permanente inestabilidad, nos hace rehenes de circunsyancias de otros. "Compramos" conflictos, apartando los nuestros, los que no podemos resolver, mientras sigamos atendiendo las "urgencias" inducidas de otros.
Mientras esto escribo, observo la publicidad de un potente limpiador para ropa (segmento niños). Hacen las mil y unas. Luego de usar el producto vuelve a estar todo reluciente. Cuando en realidad lo conveniente debiera ser promover la prudencia para evitar lo extremoso. Pero ese no es el "negocio". Así, vivimos rodeados de enemigos conceptuales....
Te saludo.

Occam dijo...

Cerriwden: Coincido plenamente. No existen las identidades absolutas. Sólo las relativas.

Mensajero: Muy sabio su comentario, y genial la última frase. Cierto es que es muy improbable que uno elija a sus enemigos. En realidad, uno elige si quiere sobrevivir, si tiene voluntad de ser, o prefiere abandonarse y sucumbir a una voluntad superior.

Aquiles M.: Comprarse conflictos ajenos para no atender los propios. Es un poco una respuesta a lo que dijo Mensajero y yo respondí arriba, y algo que los gobernantes deberían entender: uno no elige ni sus enemigos ni sus conflictos. Como dijera Napoleón, a lo sumo deberemos conformarnos con elegir el lugar, el modo y la hora... con eso debería bastarnos.

Mis cordiales saludos, y muchas gracias por sus comentarios a todos.

Destouches dijo...

Me parece que la confusión se agrava cuando se absolutiza el concepto de enemigo. No se es capaz de juzgar con ecuanimidad los méritos del enemigo, ni comprender sus intereses contrarios a los nuestros. Se lo identifica con el mal con lo que se lo banaliza, se lo convierte en una caricatura hasta que se olvida por qué era nuestro enemigo. Finalmente se termina olvidando al propio enemigo, salvo en ciertas fechas alusivas. Tampoco se comprende cabalmente que, mientras permanezca esa oposición de intereses, el enemigo subsistirá, aunque cambien los gobiernos y las relaciones se recompongan y sean más amistosas.