lunes, 18 de julio de 2011

La derrota perpetua

Como organizadores de la Copa América, y habiendo invertido tanto en la construcción de estadios, podríamos haber diseñado campos de juego ovalados, sin esquinas, como el que se muestra arriba.



El fútbol será “para” todos (dudoso efectismo demagógico de un dispendio tan insostenible como impune) pero lo que es seguro, es que no es “de” todos. Hace 32 años que el fútbol es de Julio Grondona y de su familia, porque el vergonzoso grado de autocracia se prorroga cómodamente y sin empacho al resto de la familia. Es a través de uno de los hijos del mandamás, Humbertito (subsecretario Técnico de Selecciones) que nos tuvimos que enterar que Sergio Batista seguirá siendo el DT de la Selección Nacional. Después de la deshonrosa eliminación en Cuartos de Final, de una copa realizada en nuestro país. Tras tres empates (uno de ellos, frente a Colombia, en que claramente nos perdonaron la vida para evitar un escándalo; otro agónico frente a Bolivia…) y una sola victoria, frente a un combinado amateur de Centroamérica. Después de contemplar impotentes la impotencia y la exasperante falta de ideas, de concepto, de estrategia, de una selección que, como su gobierno, derrocha recursos sin estética, ni contundencia, ni resultados.

Nos hemos cansado de elogiar los planteos de los rivales, la astucia de los técnicos rivales. Todos nos toman el punto. Todos saben cómo jugarnos. Nunca sabemos cómo desactivarlos, cómo plasmar en juego y en resultado esa superioridad de nombres y de cotizaciones. Todos, absolutamente todos, los demás técnicos de la Copa han demostrado ser superiores a nuestro improvisado entrenador. Algunos de ellos, con muy poco, han hecho maravillas. Incluso este Brasil que se fue ayer (y que para nosotros, mediocres y decrépitos, resulta desde hace tiempo nuestro consuelo, olvidándonos convenientemente de que Brasil ganó las últimas dos Copas América, y es pentacampeón del Mundo, con último trofeo hace 9 años, y no hace 25), no puede poner sobre el verde paño de póker ni por asomo los € 600 millones que tiró Argentina del medio para adelante.

Con un hombre de más desde los 38 minutos del primer tiempo, cuando todas las reglas del sentido común aconsejan abrir la cancha y mover la pelota para cansar al rival y abrir los espacios, Argentina se repitió obcecadamente en su intento de demostrar que la materia es penetrable, chocando por el medio con una defensa escalonada que esperó casi sin despeinarse, carente el seleccionado albiceleste de laterales con desborde, de cambio de ritmo, de capacidad colectiva.

Carente –y esto sí que es más que preocupante- del arma que siempre ha distinguido a nuestra Selección: la pelota parada. No hay cabeceadores, no hay altura (si la Selección reflejara un biotipo característico del país que representa, podríamos suponer que la altura media de la Argentina es bastante pobre; cosa que por lo demás se contradice con el notable semillero basquetbolístico y voleybolístico, de modo que más vale evidencia una tara conceptual en todos los mecanismos de detección y promoción de talentos). Los rivales le abren cómodamente los partidos a partir de una pelota parada, de un córner como Bolivia, de un tiro libre como Alemania en 2010 ó como Uruguay anteayer. Por contrapartida, a los rivales les resulta hasta cómodo derribar a nuestros talentosos “bajitos” calesiteros en proximidades de su propia área grande, o concedernos innumerables tiros de esquina, sabedores de las casi utópicas posibilidades de que de esas acciones devenga una situación peligrosa. Además de que no hay cabeceadores, ni hay altura, no hay ejecutores implacables para aprovechar esas pelotas paradas. A tal punto está evidenciada esa pasmosa carencia, que nos maravillamos de la precisión de Arango, que con dos de esos centros envenenados puso ayer a Venezuela en Semifinales.

Parece casi mítico evocar que hace sólo 5 años Argentina se ponía 1-0 frente a la poderosa y goliática Alemania local, con un centro perfecto de Riquelme al primer palo, y un frentazo eficaz de Ayala.

Y si vamos a hablar de ese Mundial de 2006, no podemos dejar de indignarnos por la curiosa aplicación de la demeritocracia que sistemáticamente hace la familia Grondona respecto de los entrenadores de la Selección Nacional. Bielsa se volvió de Corea-Japón en 2002 eliminado en Primera Ronda, con 2 goles a favor (uno de ellos, un penal regalado) y una pasmosa falta de ideas, un vértigo desesperado que chocaba contra un cómodo plateo defensivo, y se lo premió con una prórroga en el cargo. Ahora el turno es de Batista, que tiene que sacar de la galera una “sabiduría” que hasta ahora nunca le hemos comprobado para “evaluar en qué se equivocó”.

El pobre Batista no se equivocó. No tuvo oportunidad de equivocarse. Quien no sabe escribir no puede cometer faltas de ortografía. Los que se equivocaron son los que lo eligieron para tan trascendente función. Una función de la que depende la recuperación de un prestigio perdido, de un prestigio centenario. De la que depende, por qué no, la alegría de un pueblo demasiado castigado por múltiples frustraciones y una imparable decadencia.

Irónicamente, un lúcido amigo, sabedor de fútbol, me apuntaba el día de ayer que, en el caso de que (razonablemente) le dieran el raje a Batista, la AFA seguramente designaría a Houseman, o a Orteguita, para continuar en este proceso de utilización de la Dirección Técnica de la Selección como forma de recuperar a los ídolos de sus adicciones, y de devolverles la autoestima. Antes que buscar un DT que nos oriente, buscamos a un DT que orientar. Curiosa vuelta de tuerca a esa obsesión por manejarlo todo.

El último proceso realmente sensato y meditado fue el de Pekerman. Nadie daba (dábamos) una moneda por él. No tenía un palmarés detrás, no había jugado al fútbol. Sin embargo, ganó todo lo que jugó con las inferiores y descubrió y potenció talentos juveniles, materia prima con la que luego trabajaría en el Seleccionado Mayor. De esa experiencia salió el último equipo nacional que tuvo un desempeño más que decoroso en un torneo internacional, en el Mundial de Alemania 2006. Que le ganó bien al cuco de Costa de Marfil, que aplastó a Serbia y Montenegro (que había mandado nada menos que a España a repechaje) en la mejor actuación de Argentina en los últimos 20 años, y que se fue a casa luego de perder por penales en Cuartos nada menos que con el local, enorme potencia que en los últimos mundiales salió Subcampeón, Subcampeón, Campeón, Quinto, Séptimo, Subcampeón, Tercero y Tercero; perjudicado ostensiblemente por un arbitraje más que parcial. Con un equipo que no tenía ni por lejos los nombres que tiene éste (recuerden: Maxi Rodríguez, Saviola, Crespo ya mayorcito…). A Pekerman, que conocía muy bien esa camada de jugadores que él mismo había formado, y que cuando decimos que “conocía”, nos referimos también a sus caracteres, motivaciones y debilidades, le aceptaron fríamente la renuncia una vez regresado a casa. No hubo para con él la más mínima contemplación. Grondona comprendió que, para evitar su propio desgaste, debía cargar sobre las espaldas de “un ídolo” toda responsabilidad. De ahí en más, basta de DTs con perfil bajo y vocación de trabajo. A apelar a las grandes vacas sagradas campeonas en el cada vez más distante México 86.

La Selección se ha transformado en un rejunte de figuritas con figuración en algún club de Europa. No importa si en ese club juegan (como el caso de Milito, que calienta el banco en el Barcelona y se nota), ni importa si ese club juega cosas importantes (como Tévez o Sabaleta, peleando el 4º ó 5º puesto de la Premier League con el City; o Pastore, navegando en la mitad de tabla con el Palermo). Tampoco importa mucho la posición, y entonces podemos improvisar a Zanetti de 3 ó a Banega de 10.

Menos importa la identidad futbolística argentina. Evidentemente, nuestro proceso de desintegración popular ha cancerizado también el fútbol. Ya no sólo no sabemos qué es la argentinidad, sino que nos hemos olvidado de lo que es el fútbol argentino. El fútbol argentino: esa identidad cultural marcada en el código genético de los jugadores (jugadores que se encontraban todos los domingos en las canchas argentinas, como compañeros o como rivales), que hacía las cosas bien sencillas. Todos sabían cómo se iba a jugar, hacia dónde picar, cómo tirar un pase al vacío, una pared de memoria…

Hemos pasado de un extremo a otro. De una cerrazón autista hasta el colapso de 1958, con goleada checoeslovaca incluida; a una progresiva apertura “globalizadora” en la que nuestra identidad y nuestras características diferenciantes se han diluido por completo.

Un pibe empieza a moverla que da espanto en un potrero, o en las inferiores de un club del interior, y enseguida aparece un “representante” que compra sus piernas a un padre necesitado por $ 10.000. De ahí, aún preadolescente, a México, o a Ucrania, o a Grecia, incluso a la Segunda División del fútbol español o italiano. ¿Quién forma a ese pibe? ¿Quién le da las nociones básicas de nuestro fútbol, que también son nociones culturales y axiológicas? Inclusive, ¿quién le da esas nociones aquí mismo en Argentina (evocamos por ejemplo a Griguol, que les enseñaba que con la primera plata había que construirse la casita en lugar de gastar en el coche, ahora que vemos los lujosos importados estacionados junto a la cancha de Bánfield, de Arsenal o de Colón de Santa Fe)? ¿Quién se preocupa por ablandar la dureza de los pataduras que son altos (recordamos a Zubeldía, poniendo a Artime horas y horas después de los entrenamientos a patear con la zurda contra un frontón para fabricarle un shot con la de palo tan potente y certero como espontáneo y letal)?¿Quién se preocupa por proteger estos "bienes culturales", como por evitar la fuga de cerebros?

¿No es acaso este proceso, que la FIFA fomenta y que la Argentina, país desvastado y colonizado hasta el paroxismo, tolera pasivamente y hasta incentiva con la organización de nuestro fútbol, una demostración patente de nuestra cruel derrota?


11 comentarios:

Anónimo dijo...

Parece que Argentina perdio porque jugo contra si misma. ¿no sera que perdio contra un equipo que le ha ganado muchaisimas veces, sobretodo en etapas definitorias?

No perdio contra Bolivia en cuartos, cayo frente a un equipo que tiene, las mismas victorias (13 cada uno) y copas (14) que Argentina.

A veces mirarse el ombligo demasiado no permite ver que lo real y escencial de la cuestion.

Occam dijo...

Anónimo:

Argentina quedó eliminada frente a un grande sudamericano, es verdad, que le ha ganado en muchísimas ocasiones, principiando por la final del recordado Mundial de 1930. No perdió ninguno de los partidos, aunque mereció claramente perder contra Colombia.

En etapas definitorias de los Mundiales hace muchísimo tiempo que no le gana a un grande. Creo que desde 1990, con el triunfo 1 a 0 frente a Brasil. Luego empató 1-1 con Italia (1990), 2-2 con Inglaterra (1998), perdió 2-1 con Holanda (1998), perdió 1-0 con Inglaterra (2002), empató 0-0 con Holanda y 1-1 con Alemania (2006) y perdió 4-0 con Alemania en el bochorno del Mundial pasado.

Se está hablando de un rendimiento general, con un balance que arroja un esforzado 1 a 1 frente a Bolivia, un injusto 0 a 0 con Colombia, un previsible y nada meritorio 3 a 0 a Costa Rica, y un 1 a 1 con Uruguay, en el que claramente mereció ganar Argentina (el palo y el arquero lo impidieron), pero que generó sorprendentemente pocas llegadas ofensivas para todo el arsenal de jugadores que posee y que la rompen en el exterior, y sobre todo, para un equipo que tiene todo el tiempo la pelota, y que todo el tiempo asume una desesperada actitud ofensiva que lo hace regalarse abajo.

No tenemos nada que decir al inteligente planteo oriental. Todos conocemos la idoneidad del Maestro Tabárez (campeón con Boca en 1992 y subcampeón con Boca en 2002). Algunos incluso le profesamos un genuino afecto y respeto por sus cualidades humanas.

Pero ello no obsta nada de lo que dijimos el el post.

Si usted considera que la crítica que aquí se vierte a la decisión de mantener a Batista a cargo de la Selección Nacional, así como a todas las decisiones erradas de las últimas dos décadas de la AFA es "ningunear" a Uruguay, tendría yo que suponer que Maradona es la gran solución a nuestro patético estancamiento, porque le ganó 1 a 0 a Uruguay en las eliminatorias. Uruguay, con todo el respeto que uno puede tenerle, no es el patrón para medir los éxitos y los fracasos de Argentina en esta copa en la que concurrió con todo su potencial de estrellas y que organizó como local. Tampoco lo hubiera sido Brasil, ni nadie. Argentina sí, perdió contra sí misma. Sabía que si llegaba a los penales perdía. Conocía bien a su rival (de hecho, tengo varios testigos de que dije antes de que pateara Forlán que le iba a pegar fuerte al medio, a la altura del pecho del arquero, que si se quedaba parado, la sacaba; siempre Forlán los patea así, lo vimos mucho en Independiente, por si no existiera la era de los videos). Se encontró desde temprano con un jugador de más (en realidad, a Pérez lo tendrían que haber echado mucho antes, pero hubiera sido lo mismo) y no pudo sacar ventaja táctica de esa situación, limitándose a chocar una y otra vez contra la defensa.

Pero intuyo que no me conviene entrar en discusiones con usted, porque a usted poco y nada le interesan los problemas de la Selección Argentina, ¿o me equivoco?

Siga disfrutando de este buen presente, y permita que de nuestros asuntos nos ocupemos (y penemos) los argentinos.

Saludos cordiales.

RELATO DEL PRESENTE dijo...

La verdad que lo vivido en los últimos tiempos en materia futbolística de selección, me tiene los huevos al plato. Para colmo, terminamos escuchando al bocón de Maradona diciendo que él, en el lugar de Batista, se habría ido a la casa. Justo él, que después que Alemania nos sacara a pasear metiéndonos cuatro pepas, no quería renunciar y denunció operaciones a lo D`Elía!

En el día de ayer, charlando con un amigo, escuché una vez más que Grondona será lo que será, pero por algo es el Vicepresidente de la FIFA...Comentario bien de medio pelo. Si ser la segunda autoridad de la cúpula más corrupta de la historia de la FIFA es una garantía, estamos al horno.

Comparto la bronca e indignación. Y recordemos con orgullo y nostalgia a Pekerman, que logró que el país se paralizara en las tardes de las vacaciones de verano para ver jugar a un montón de adolescentes del modo que la Selección Mayor no lo hacía, dejándonos un legado de 3 mundiales y dos sudamericanos.

Ah, permitime hacer una aclaración: Pekerman sí jugó al futbol. En Argentinos Juniors lo consideran un orgullo del semillero. Se retiró antes de los 30 por una lesión y terminó manejando un taxi para poder mantener a la familia (otros tiempos del fobal)

...Muñoz, Scaloni, Colochini, Aymar, Riquelme, Romeo, Saviola, el caño Ibagaza, Coyette, Biaginni, Placente, Quintanita, Markic, Walter (Luján) Samuel, D´Alessandro, Cambiasso con pelo, todos campeones antes de los 20 de la mano de José...se me pianta un lagrimón.



Feliz día, amigazo!

Occam dijo...

Gracias, Amigo Relato. Igualmente para usted, y con una deuda pendiente que no olvido (tinto incluido).

Agregaré solamente, respecto del crédito que hay que dar a una función en la FIFA, que el tan recordado (seguramente el más recordado) ex presidente de River Plate, J.M. Aguilar, dejó ese cargo al que tanto benefició para ser premiado como Tesorero de la institución internacional (¡nada menos! y ¡nunca menos!). De paso, recordemos qué hizo Aguilar con tantos pibes de inferiores que malvendió aun adolescentes al Lugarno de Suiza...

Todo tiene su coherencia, che.

Un gran abrazo.

Unknown dijo...

Yo no sé si realmente la pelota parada es nuestro graaan fuerte, en México 86 metimos un solo gol de esa forma y nos comimos dos (en la final).

El gol a Alemania en 2006 es más un mérito aislado de ese gran saltador que era Roberto Ayala que de un trabajo permanente.

Hegeliano dijo...

Son empleados públicos, cobran sus estipendios de la caja estatal.

Hicieron honor a esa condición.

1600 millones de pesos manejados por un mafioso, para ver a once millonarios que nos quieren hacer creer que perdemos o ganamos NOSOTROS.

Igual no hay que descontar el efecto Rey Midas inverso, el kirchnerismo se carga y hace mierda hasta ALPI.

El futbol una de las taras argentas, junto con el truco y el tango.

Occam dijo...

Fleder: En 2006 se usó con eficacia, no sólo contra Alemania. Y en Sudamérica, evidentemente ha sido una de las ventajas diferenciantes, por un montón de factores, entre los que coadyuvaban tanto la eficacia del ejecutor, como la capacidad de los cabeceadores y la diversidad táctica (Bilardo dixit: hay que jugarle a los europeos como sudamericanos, y a los sudamericanos como europeos). Uno puede no hacer goles de pelota parada, pero si es fuerte y temible en ese aspecto, los defensores se cuidan muchísimo de cometer infracciones justamente en las zonas en donde los habilidosos hacen la diferencia. Hoy día, la falta táctica cerca de la propia área es uno de los principales argumentos defensivos para enervar el talento individual de los atacantes argentinos.

Un atento saludo, y bienvenido a este espacio.

Occam dijo...

Epa, Hegeliano. Muy gorilón su comentario. Adhiero a todas las taras argentas a las que usted refiere. Sólo que (creo que en eso coincidimos) defiendo en tales aspectos la iniciativa y el desenvolvimiento libres y privados. No dé malas ideas, que en cualquier momento también estatizan al tango y al truco.

Un cordial saludo.

Mensajero dijo...

Interesantísima alternativa el campo de juego que propone.
Le dejo otro:
http://losidealesdelgol.wordpress.com/2010/11/19/la-discordancia-situacionista-y-el-futbol-a-tres-bandas/
Yo intenté propalar mi mensaje salvador pero a Batista no le llegó o no lo quiso escuchar: "en los entrenamientos, ponelos a jugar al medio"

Jorge dijo...

Coincido con su comentario, gracias!
Atte/

aquiles m. dijo...

Mi estimado:
En esta Argentina milagrera, ahora que el mafioso ya bendijo a Sabella, le hacen creer a la gilada, que desde ahora comienza la magia!!!
Como dijo el arrastrado de Bilardo...
"Lo que diga Don Julio...es palabra santa¿?!!!!!!!!!!!!!!!
Pero, no olvide que estamos condenados al éssssssitooo!!!!