domingo, 28 de febrero de 2010

Vigencia


Gaspard de Réal de Curban (Sisteron, 29-11-1682 - París, 8-2-1752) fue un notable politólogo del siglo XVIII, que ha plasmado su pensamiento en un tratado al que le dedicó 30 años de reflexión y escritura, y que se titula La Science du Governement (8 densos volúmenes, publicados post mortem, entre 1762 y 1765). Puede considerárselo el más notable seguidor y organizador de la trascendente obra filosófico política de Jacques-Benigne Bossuet (Politique tirée des propres paroles de l'Ecriture Sainte, París 1709), considerada uno de los más altos exponentes de la ciencia política del siglo XVII y principios del XVIII.

Extractaremos de la obra de Réal de Curban algunos conceptos interesantes:

1) "La ciencia del gobierno tiene por objeto la felicidad pública, y ella es la más útil como la más noble de las ciencias humanas. No busca ningún principio que no tienda a la aplicación, ni teoría que no se convierta siempre en práctica" (La Science du Governement, t. I, p. XI).

2) "Pocas personas se aplican a una ciencia cuyo objeto es la felicidad del Pueblo. Puede aseverarse de la Política lo que se ha dicho de la Medicina, que es la ciencia en que más gente se entromete sin saber nada al respecto. Esta manía de decidir los asuntos públicos sin estar preparado (porque es natural que los ciudadanos se ocupen de los acontecimientos públicos que interesan a su suerte) ha sido la enfermedad de todos los siglos" (op. cit., t. VI, pp. 2-3, 5).

3) "El Derecho Público tiene el mismo objeto en todos los Estados del mundo: mantener el orden y hacer preservar la Justicia. Él resultaba entre los romanos de las Leyes y usos que directamente interesaban a la Religión, al Gobierno y a la Policía del Imperio" (op. cit., t. IV, p. 1).

4) "Un padre que no ama a sus hijos es un monstruo, y un Rey que no ama a sus súbditos es un Tirano" (op. cit, t. I, p. 65).

5) "Los defectos del hombre de Estado son: no conocer profundamente el país que debe gobernar; no saber todas las ventajas que le debe procurar; ignorar los principios de la conducta a seguir respecto a los ciudadanos y a los extranjeros; no reglar bien las diversas partes del gobierno; abusar del poder cometiendo injusticias; no prevenir y castigar el mal; no hacer todo el bien posible" (op. cit., t. I, p. III).   

6) "El gobierno legítimo es aquél en el que las personas son legítimos poseedores de sus bienes y en el que gozan de seguridad personal. En el fondo, entonces, nada hay menos legítimo que la Anarquía, que quita a los hombres la propiedad y la seguridad, de suerte que la fuerza es el único derecho" (op. cit., t. I, p. 306; y Bossuet, Politique tirée..., pp. 395-6).

"No conocer profundamente el país que debe gobernar". La laguna La Picasa está situada en el Sur de la Provincia de Santa Fe, y aproximadamente una séptima parte de su superficie inunda también la zona contigua de la Provincia de Buenos Aires. Si la laguna se encontrara entre Santa Fe y Entre Ríos, se trataría en realidad de un ensanchamiento del río Paraná, con lo que afirmar semejante despropósito no sólo constituye una ignorancia de la geografía patria, sino una ignorancia conceptual (a menos, claro, que la Profesora Ciruela, también ignore que a las Provincias de Santa Fe y Entre Ríos las separa el río Paraná...).   


"Ignorar los principios de conducta a seguir respecto a los ciudadanos y a los extranjeros". Villa 1-11-14, que experimentó un extraordinario crecimiento demográfico y territorial durante el corriente siglo. Luego de una feroz guerra de pandillas entre paraguayos y peruanos, finalmente se enseñoreó de los asentamientos la mafia narcotraficante integrada por ex terroristas de Sendero Luminoso, que tienen soberanía sobre la villa y sobre la vida y la muerte de sus habitantes.

"Abusar del poder cometiendo injusticias". Foto: Perfil.



"No prevenir y castigar el mal".

sábado, 27 de febrero de 2010

Terremoto

Hoy a la madrugada un feroz sismo, de entre 8,3 y 8,8 grados, azotó Chile (fundamentalmente, las 6ta. y 7ma. Regiones), ubicándose como uno de los cinco más violentos en la historia del hermano país, y generando una tragedia de proporciones desacostumbradas (aun para el sufrido pueblo trasandino), con muchos muertos y heridos, y pérdidas materiales y arquitectónicas muy apreciables.

Hoy entonces, interrumpimos nuestro descanso sabatino, para expresar la más profunda solidaridad a Chile y al pueblo chileno, y desear sinceramente que esos feroces temblores sólo señalen, otra vez, que la Madre Tierra acaba de parir un futuro más venturoso.

Uno de mis poetas preferidos, que fue una auténtica inspiración determinante en mi vida, cuando fui por primera y segunda vez a ese hermoso país en la primavera de 1996 y el verano de 1997, y conocí su obra, lo dice mucho mejor que yo:

Silencio, la tierra va a dar a luz a un árbol.
La muerte se ha dormido en el cuello de un cisne
Y cada pluma tiene un distinto temblor
Ahora que Dios se sienta sobre la tempestad,
Que pedazos de cielo caen y se enredan en la selva
Y que el tifón despeina las barbas del pirata,
Ahora sacad la muerta al viento,
Para que el viento abra sus ojos.

Silencio, la tierra va a dar a luz a un árbol.
Tengo cartas secretas en la caja del cráneo,
Tengo un carbón doliente en el fondo del pecho
Y conduzco mi pecho a la boca
Y la boca a la puerta del sueño.

El mundo se me entra por los ojos, 
Se me entra por las manos, se me entra por los pies,
Me entra por la boca y se me sale
En insectos celestes nubes de palabras por los poros.
Silencio, la tierra va a dar a luz a un árbol.

Vicente Huidobro, Altazor, Fragmento del Canto I



viernes, 26 de febrero de 2010

Efemérides del 25: También día de luto

(Continuación)



El alborozo por el aniversario del nacimiento del General San Martín no puede empero empañar el recordatorio que necesariamente, alguna vez, hay que hacer a los mártires del 25 de febrero de 1964.

En esa fecha, en el plenario de la Confederación General del Trabajo (CGT) de Rosario realizado en el Salón de Cerveceros para evaluar el plan de lucha del Movimiento Obrero Organizado para enfrentar la sistemática campaña de copamiento marxista en los sindicatos y evaluar las acciones para obtención del reconocimiento legal del Partido Justicialista, irrumpió un comando de orientación comunista disparando armas cortas a la multitud reunida.

Resultado de esa artera y asesina maniobra, y con la complicidad del gobierno radical, que "liberó" la zona, cayeron masacrados Eduardo Ángel Bertoglio, y los dirigentes sindicales Víctor Militello y Antonio Giardina.


En ocasión del traslado de los restos del citado Bertoglio, otra futura víctima de la misma tendencia internacionalista, escribió las siguientes líneas:

"Ruego a usted y demás miembros de ese secretariado sean portadores de mi adhesión personal al traslado de los restos del compañero Ángel Bertoglio caído bajo las balas asesinas de los sucios bolches. Nos consta que los personeros del inmundo trapo rojo, desde hace 17 años se han complicado con la reacción antipopular en el deleznable esfuerzo de evitar que los argentinos retomemos el camino de una auténtica revolución con el sentido nacional. Así los hemos visto abrazados con los gorilas en la Constituyente de Santa Fe para derogar nuestra Constitución. Así los vemos hoy recorriendo el país para conformar «intersindicales» en franca conjura con el gorilaje. De nada les valdrán sus rastreros procedimientos, por la sencilla razón de que los trabajadores argentinos hemos adquirido un alto grado de conciencia que responde a los supremos intereses de nuestra patria, que nos permite rechazar las inmorales actitudes de esos mercenarios de la política internacional. Nada ni nadie logrará torcer el futuro venturoso de los trabajadores argentinos, que nos sentimos grandes protagonistas del actual proceso que se simboliza en el sable libertador del General San Martín, en el flamear de los ponchos montoneros de don Juan Manuel de Rosas y se enaltece con la doctrina cristiana y justicialista que tiene en la insigne figura del general Juan Domingo Perón a su ilustre creador y ejecutor. Pues entonces vaya para el compañero Angel Bertoglio el solemne homenaje de quien como él ha hecho un culto por la lucha y el triunfo del pueblo, dentro de un marco de la más absoluta nacionalidad, donde sólo exista como enseña patria nuestra bandera azul y blanca y una nación de los argentinos y para los argentinos. Ángel Bertoglio, paz en tu tumba".
Firmado: José Ignacio Rucci

Esto también es historia.

jueves, 25 de febrero de 2010

Hombres de Honor y de Orden






Un día como hoy, pero de 1778, nacía en Yapeyú, provincia de Corrientes, José Francisco de San Martín, Libertador de Argentina, Chile y Perú, exiliado en Francia en 1823 huyendo de los sicarios enviados por Rivadavia a darle muerte, y en donde finalmente moriría el 17 de agosto de 1850, sin haber podido volver a pisar el suelo de su amada patria.

Fieles a nuestra costumbre, hemos decidido conmemorar hoy su nacimiento, que en la necrofilia imperante, es un hecho menor, casi olvidado. Y lo haremos a través de algunas buenas, y otras imprescindibles, citas.

Descripción de San Martín por Alberdi (14-IX-1843):



Entró por fin con su sombrero en la mano, con la modestia y el apocamiento de un hombre común. ¡Qué diferente lo hallé del tipo que yo me había formado oyendo las descripciones hiperbólicas que me habían hecho de él sus admiradores en América!
Por ejemplo: Yo le esperaba más alto, y no es sino un poco más alto que los hombres de mediana
estatura. Yo le creía un indio, como tantas veces me lo habían pintado, y no es más que un hombre de color moreno, de los temperamentos biliosos. Yo le suponía grueso, y, sin embargo de que lo está más que cuando hacía la guerra en América, me ha parecido más bien delgado; yo creía que su aspecto y porte debían tener algo de grave y solemne, pero le hallé vivo y fácil en sus ademanes, y su marcha, aunque grave, desnuda de todo viso de afectación. Me llamó la atención su metal de su voz, notablemente gruesa y varonil. Habla sin la menor afectación, con toda la llanura de un hombre común. Al ver el modo de como se considera él mismo, se diría que este hombre no había hecho nada de notable en el mundo, porque parece que él es el primero en creerlo así. Yo había oído que su salud padecía mucho; pero quedé sorprendido al verle más joven y más ágil que todos cuantos generales he conocido de la guerra de nuestra independencia, sin excluir al general Alvear, el más joven de todos. El general San Martín padece en su salud cuando está en inacción, y se cura con solo ponerse en movimiento. De aquí puede inferirse la fiebre de acción de que este hombre extraordinario debió estar poseído en los años de su tempestuosa juventud. Su bonita y bien proporcionada cabeza, que no es grande, conserva todos sus cabellos, blancos hoy casi totalmente; no usa patilla ni bigote, a pesar que hoy lo llevan por moda hasta los más pacíficos ancianos. Su frente, que no anuncia un gran pensador, promete, sin embargo, una inteligencia clara y despejada, un espíritu deliberado y audaz. Sus grandes cejas negras suben hacia el medio de la frente cada vez que se abren sus ojos, llenos aun del fuego de la juventud. La nariz es larga y aguileña; la boca pequeña ricamente dentada, es graciosa cuando sonríe; la barba es aguda. No obstante su larga residencia en España, su acento es el mismo de nuestros hombre de América, coetáneos suyos. En su casa habla alternativamente el español y francés, y muchas veces mezcla palabras de los dos idiomas, lo que le hace decir con mucha gracia que llegará un día en que se verá privado de uno y otro o tendrá que hablar un patois de su propia invención.
Rara vez o nunca habla de política -jamás trae a la conversación con personas indiferentes sus
campañas de Sudamérica-; sin embargo, en general le gusta hablar de empresas militares.



El pensamiento de San Martín a través de su pluma:

Carta a Tomás Guido del 6 de abril de 1830:

...noto con placer que la marcha del gobierno es firme... En mi opinión el Gobierno en las circunstancias difíciles en que se ha encontrado, debe si la ocasión se presenta, ser inexorable con el individuo que trate de alterar el orden, pues si no se hace respetar por una justicia firme e imparcial, se lo merendarán como si fuera una empanada, y lo peor del caso es que el país volverá a envolverse en nuevos males... Aunque no sea fácil juzgar a la distancia, me atrevo a extender mi juicio apoyándome solamente en la experiencia de nuestra revolución y en la moral que se caracteriza a nuestro bajo pueblo, para opinar que jamás se ha hallado la provincia en situación más ventajosa para hacer su prosperidad que la presente. Me explicaré en pocas palabras. Todos los movimientos acaecidos en Buenos Aires desde el principio de la revolución han sido hechos contando con que su dilatada campaña seguiría la impulsión que le daba la capital, como ha sucedido hasta la revolución, digo que el gobernador y sus ministros no tienen perdón; no crea Ud. por esto que soy de emplear medios violentos para mantener el orden, no mi amigo, estoy distante de dar tal consejo, lo que deseo es el gobierno siguiendo una línea de justicia severa haga respetar las leyes de un miedo inexorable; sin más que esto yo estoy seguro que el orden se mantendrá. Yo no conozco al señor Rosas pero según tengo entendido tiene un carácter firme y buenos deseos; esto basta, pues la falta la experiencia en el mando adquirirá (que no es mala escuela la de mandar ese pueblo) bajo la dirección de sus ministros.”



Carta a Tomás Guido de noviembre de 1831:

“El foco de las revoluciones, no sólo en Buenos Aires sino en las provincias, ha salido de esa capital; en ellas se encuentra la crema de la anarquía de los hombres inquietos y viciosos, de los que no viven más que de los trastornos porque no teniendo nada que perder todo lo esperan ganar en el desorden: porque el lujo excesivo multiplicando las necesidades, se procuran satisfacer sin reparar en los medios; ahí es donde un gran número no quiere vivir sino a costa del estado, y no trabajar, etc. etc.

Estos medios de desorden que encierra la capital deben desaparecer en lo sucesivo. Que sepan los díscolos y aun los cívicos y las demás fuerzas aradas de la ciudad, que un par de regimientos de milicias de campaña, impidan la entrada de ganado por días, y yo estoy bien seguro que el pueblo mismo será el más interesado en evitar todo trastorno, so pena de no comer, y esto es muy normal.

A esto se me dirá que el que tiene más ascendiente en la campaña será el verdadero jefe de estado; y en este caso no existirá el orden legal.

Sin duda señor Don Tomás, ésta es mi opinión, por el principio bien simple que el título de un gobierno no está asignado a más o menos liberalidad de sus principios, pero sí a la influencia que tiene en el bienestar de los que obedecen...

Ya es tiempo de dejarnos de teorías, que 24 años de experiencia no han producido más que calamidades. Los hombres no viven de ilusiones, sino de hechos: ¿qué me importa que se me repita hasta la saciedad que vivo en un país de libertad si por el contrario se me oprime?... ¡Libertad! désela usted a un niño de tres años para que se entretenga por vía de diversión con un estuche de navajas de afeitar, y usted me contará los resultados. ¡Libertad! Para que un hombre de honor se vea atacado por una prensa licenciosa, sin que haya leyes que lo protejan y si existen se hagan ilusorias. ¡Libertad! Para que si me dedico a cualquier género de la industria, venga una revolución que me destruya el trabajo de muchos años y la esperanza de dejar un par de bocados a mis hijos. ¡Libertad! Para que se me cargue de contribuciones a fin de pagar los inmensos gastos originados porque a cuatro ambiciosos se les antoja por vía de la especulación, hacer una revolución y quedar impunes. ¡Libertad! ¡Libertad!...Maldita sea la libertad, ni será el hijo de mi madre el que vaya a gozar de los beneficios que ella proporciona, hasta que no vea establecido un gobierno que los demagogos llamen tirano y me proteja contra los bienes que me brinda la actual libertad.

Tal vez usted dirá que esta carta está escrita por un humor bien soldadesco. Usted tendrá razón, pero convenga usted que a los 53 años no puede uno admitir de buena fe el que le quieran dar gato por liebre.

No hay una sola vez que escriba sobre nuestro país, que no sufra una irritación. Dejemos este asunto y concluyo que el hombre que establezca el orden de nuestra patria, sea cuales sean los medios para que para ello emplee, es el solo que mereciera el noble título de su libertador”


Carta a Tomás Guido del 17 de diciembre de 1835:

Mi querido amigo...hace cerca de dos años escribí a Ud. que yo no encontraba otro arbitrio para cortar los males que por tanto tiempo han afligido a nuestra desgraciada tierra, que el establecimiento de un gobierno fuerte, o más claro, Absoluto, que enseñase a nuestros compatriotas a obedecer... 25 años en busca de una libertad que no sólo no ha existido, sino que en este largo período, la opresión, la inseguridad individual, destrucción de fortunas, desenfreno, venalidad, corrupción y guerra civil ha sido el fruto que la Patria ha recogido después de tantos sacrificios. Ya era tiempo de poner término a tantos males de tal tamaño y para conseguir tan loable objetivo, yo miro como bueno y legal todo gobierno que establezca el orden de un modo sólido y estable, y no dudo que su opinión y la de todos los hombres que amen a su país pensarán como yo...”
.

Carta a Juan Manuel de Rosas del 10 de junio de 1839:

...esta conducta (la agresión francesa) puede atribuirse a un orgullo nacional, cuando puede ejercerse impunemente contra un estado débil... pero lo que no puedo concebir es el que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su Patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la dominación española: una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer...”


Las cartas finales:


Boulogne sur Mer, 2 de noviembre de 1848.

Excmo. Sr. Capitán general D, Juan Manuel de Rosas.

Mi respetable general y amigo:


A pesar de la distancia que me separa de nuestra patria, usted me hará la justicia de creer que sus triunfos son un gran consuelo a mi achacosa vejez.


Así es que he tenido una verdadera satisfacción al saber el levantamiento del injusto bloqueo con que nos hostilizaban las dos primeras naciones de Europa; esta satisfacción es tanto más completa cuanto el honor del país, no ha tenido nada que sufrir, y por el contrario presenta á todos los nuevos Estados Americanos, un modelo que seguir y más cuando éste está apoyado

en la justicia. No vaya usted a creer por lo que dejo expuesto, el que jamás he dudado que nuestra patria tuviese que avergonzarse de ninguna concesión humillante presidiendo usted a sus destinos; por el contrario, más bien he creído no tirase usted demasiado la cuerda de las negociaciones seguidas cuando se trataba del honor nacional. Esta opinión demostrará a usted, mi apreciable general, que al escribirle, lo hago con la franqueza de mi carácter y la que merece el que yo he formado del de usted. Por tales acontecimientos reciba usted y nuestra patria mis más sinceras enhorabuenas.


Para evitar el que mi familia volviese á presenciar las trágicas escenas que desde la revolución de febrero se han sucedido en París, resolví transportarla á este punto, y esperar en él, no el término de una revolución cuyas consecuencias y duración no hay precisión humana capaz de calcular sus resultados, no sólo en Francia, sino en el resto de la, Europa; en su consecuencia, mi resolución es el de ver si el gobierno que va á establecerse según la nueva constitución de este país ofrece algunas garantías de orden para regresar á mi retiro campestre, y en el caso contrario, es decir, el de una guerra civil (que es lo más probable), pasar á Inglaterra, y desde este punto tomar un partido definitivo.


En cuanto á la situación de este viejo continente, es menester no hacerse la menor ilusión: la verdadera contienda que divide su población es puramente social; en una palabra, la del que nada tiene, tratar de despojar al que le posee; calcule lo que arroja de sí un tal principio, infiltrado en la gran masa del bajo pueblo, por las predicaciones diarias de los clubs y la lectura de miles de panfletos; si á estas ideas se agrega la miseria espantosa de millones de proletarios, agravada en el día con la paralización de la industria, él retiro de los capitales en vista de un porvenir incierto, la probabilidad de una guerra civil por el choque de las ideas y partidos, y, en conclusión, la de una, bancarrota nacional visto el déficit de cerca de 400 millones en este año, y otros tantos en el entrante: éste es el verdadero estado de la Francia y casi del resto de la Europa, con la excepción de Inglaterra, Rusia y Suecia, que hasta el ,día siguen manteniendo su orden interior.


Un millar de agradecimientos, mi apreciable general, par la honrosa memoria que hace usted de este viejo patriota en su mensaje último á la Legislatura de la provincia; mi filosofía no llega al grado de ser indiferente á la aprobación de mi conducta por los hombres de bien.

Esta es la última carta que será escrita de mi mano; atacado después de tres años de cataratas, en el día apenas puedo ver lo que escribo, y lo hago con indecible trabajo; me resta la esperanza de recuperar mi vista en el próximo verano en que pienso hacerme hacer la operación á los ojos, Si los resultados no corresponden á mis esperanzas, aun me resta el cuerpo de reserva, la resignación y los cuidados y esmeros de mi familia.


Que goce usted la mejor salud, que el acierto presida en todo lo que emprenda, son los votos de este su apasionado amigo y compatriota.


JOSÉ DE SAN MARTÍN.


Buenos Aires, marzo de 1849.

Exmo. Sr. D. José de San Martín.

Mi querido general y amigo:


Tengo sumo placer en contestar su muy estimada carta fecha 2 de noviembre último. Aprecio intensamente las benévolas expresiones en cuanto á mi conducta administrativa sobre el país en la intervención anglo-francesa, en los asuntos de esta República. La noble franqueza con que usted me emite sus opiniones da un gran realce á la justicia que usted hace á mis sentimientos y procederes públicos.


Nada he tenido más á pecho en este grave y delicado asunto de la intervención, que salvar el honor y dignidad de las Repúblicas del Plata, y cuanto más fuertes eran los enemigos que se presentaban á combatirlas, mayor ha sido mi decisión y constancia para preservar ilesos aquellos queridos ídolos de todo americano. Usted nos ha dejado el ejemplo de lo que vale esa decisión y no he hecho más que imitarlo.


Todos mis esfuerzos siempre serán dirigidos á sellar las diferencias existentes con los poderes interventores de un modo tal, que nuestra honra y la independencia de estos países, como de la América toda queden enteramente salvos é incólumes.


Agradezco sobremanera las apreciables felicitaciones que me dirige por el levantamiento del bloqueo de estos puertos, por las fuerzas de los poderes interventores. Este hecho, que ha tenido lugar por la presencia sola de nuestra decidida constancia y por la abnegación con que todos nos hemos consagrado en la defensa del país tan injustamente agredido, será perpetuamente glorioso. Ha tenido lugar sin que por nuestra parte hayamos cedido un palmo de terreno. Acepto complacido, pues, sus felicitaciones, y al retornárselas con encarecimiento, me es satisfactorio persuadirme que usted se regocijará de un resultado tan altamente honorífico para la República.


Siento que los últimos acontecimientos de que ha sido teatro la Francia hayan turbado su sosiego doméstico y obligándolo á dejar su residencia de París por otra más lejana, removiendo allí su apreciable familia, á esperar su desenlace. Es verdad que éste no se presenta muy claro: tal es la magnitud de ellos y tales las pasiones é intereses encontrados que compromete. Difícil es lo pueda alcanzar la previsión más reflexiva. En una revolución en que, como usted dice muy bien, la contienda que se debate es sólo del que nada tiene contra el que posee bienes de fortuna, donde los clubs, las logias y todo lo que ellas saben crear de pernicioso y malo, tienen todo predominio, no es posible atinar qué resultados traigan, y si la parte sensata y juiciosa triunfará al fin de sus rapaces enemigos y cimentará el orden en medio de tanto elemento de desorden.


Quedo instruido de su determinación de pasar á Inglaterra, si se enciende una guerra civil (muy probable) en Francia, para desde ese punto tomar, un partido definitivo, deseo vivamente que ella le proporcione todo bien, seguridad y tranquilidad personal.


Soy muy sensible á los agradecimientos que usted me dirige en su carta por la memoria que he hecho de usted en el último mensaje á la Legislatura de la Provincia; ¿cómo quiere usted que no lo hiciera, cuando aún vive en nosotros sus hechos heroicos, y cuando usted no ha cesado de engrandecerlos con sus virtudes cívicas? Este acto, de justicia ningún patriota puede negarlo (y mengua fuera hacerlo) al ínclito vencedor de Chacabuco y Maipú. Buenos Aires y su Legislatura misma me harían responsable de tan perjudicial olvido, si lo hubiera tenido. En esta honrosa memoria sólo he llenado un deber que nada tiene usted que agradecerme.


Mucha pena siento al saber que la apreciable carta que contesto, será la última que usted me escribirá, por causa de su desgraciado estado de la vista; ¡ojalá que sus esperanzas de recuperarla por medio de la operación que se propone, tenga por feliz resultado su entero restablecimiento! Fervientemente ruego al Todopoderoso que así sea y que recompense sus virtudes con este don especial. Al menos, mi apreciable general, es consolante para mí saber que, en caso desgraciado, no le faltara resignación. Ella y los cuidados, de su digna familia harán más soportables los desagrados de una posición mucho más penosa para cualquier otro que no tenga la fortaleza de espíritu de usted.


Deseándole, pues, un pronto y seguro restablecimiento y todas las felicidades posibles, tengo el mayor gusto, suscribiéndome, como siempre, su apasionado amigo y compatriota.


JUAN MANUEL DE ROSAS.


Bandera creada por San Martín para el Perú

miércoles, 24 de febrero de 2010

Insignificancia


Nadie ignora que la diplomacia es un arte que tiene tres elementos basales: 1) Visión estratégica (cada país debe establecer sus objetivos a corto, mediano y largo plazo, y cada acción en el plano diplomático debe conducir hacia ellos, o por lo menos, debe abstenerse de frustrarlos). 2) Talento táctico e instrumental (uno de los puntos más álgidos, desde que esas virtudes, como todo atributo político, no provienen de academias ni titulaciones, aunque sí pueden ser nutridas por una vasta y coherente experiencia, transmitida y sustentada por la inspiración del liderazgo legitimado en la eficacia). 3) Capacidad coactiva (porque toda negociación esconde en el fondo la relación costo-beneficio, que necesariamente decanta en la capacidad para ofrecer beneficios a la contraparte, pero también para esbozar la posibilidad de ocasionarle perjuicios; toda intimación va seguida de una amenaza: no se concibe la carta documento que apremia a alguien a hacer o no hacer determinada cosa, sin seguirse de la correspondiente consecuencia gravosa).

En las Bases para la reconstrucción nacional (Ed. Lancelot, Bs. As., 2009, p. 63) Raúl Scalabrini Ortiz escribe:

"EL ENEMIGO NOS ACONSEJA DESMANTELAR NUESTRA DEFENSA.

"Schlieffen, el genial estratega alemán cuya lectura y meditación es indispensable a todo hombre de armas, dijo que la guerra es la última de las políticas posibles. El concepto puede parecer paradojal y cruel, por ser excesivamente sintético. La guerra no es un objetivo por sí misma. El objetivo de la guerra es la paz.
Una paz en la que se procura obtener más de los otros con menos de lo propio. Pero éste es también el objetivo del comercio. Y por eso no está alejado de la realidad quien afirmó que el comercio es una guerra incruenta que se conduce a través de la política.

"Mientras sean pueblos individualizados por la política (o sea, Estados), los intereses de los pueblos estarán siempre en oposición los unos con los otros, para asegurar lo que tengan, para prevenirse o para tratar de conquistar posiciones mejores. La técnica de la política no difiere tampoco grandemente, en su esencia, de la técnica de la guerra".

Es ésa también una realidad evidente. Negarla es caer en un irenismo absurdo, en una ingenuidad imperdonable, máxime cuando quien la comete es el que mayor responsabilidad carga sobre sus espaldas: el gobernante que deberá rendir cuentas a su pueblo. Máxime cuando quien la comete obra en la política interna, en las relaciones con sus súbditos y sus hermanos, como si estuviera en la guerra: a todo o nada, valiéndose de cualquier medio, demonizando al adversario interno, transformándolo en enemigo mortal.

Brasil es el país que en la América Latina mejor se ha sabido valer, desde siempre, de la diplomacia. A través de ella, transformó una inminente y segura derrota militar en manos de la Confederación Argentina en el triunfo de Caseros, el desmembramiento territorial definitivo de las provincias del Plata, la libre penetración en el territorio del vecino y el aseguramiento de la hegemonía regional, también definitiva.



En un contexto que proclama para la gilada el one world, one peace, sin amenazas territoriales de ningún tipo, en medio de acuerdos de asistencia recíproca con todos sus vecinos, Brasil decidió mantener su servicio militar y fortalecerlo e incrementarlo progresivamente cada año. Hoy día tiene más de 140.000 hombres preparados y pertrechados, y una creciente fuerza de reserva. Pero no ha cesado allí. EMBRAER es en la actualidad productora no sólo de aviones civiles (líder en el segmento de aeronaves de pasajeros pequeñas-medianas, de 30 a 110 asientos), sino de aviones tácticos, y la radarización ha alcanzado la cobertura de casi todo su inmenso territorio. Nuestro vecino asimismo se encuentra en pleno proceso de adquisición de 36 caza-bombarderos de última tecnología, con transferencia de know-how para obtener capacidad de fabricación propia. Y también ha crecido en su tecnología atómica, impulsando el desarrollo de un submarino con propulsión nuclear. Brasil hace tiempo tiene la mirada puesta en la plataforma submarina y su inminente expansión, y en los posibles encontronazos que pueden producirse entre la soberanía de los Estados y las áreas de explotación exclusiva del subsuelo ubicadas en aguas internacionales.


Brasil confía en su diplomacia, considera a todas las demás naciones del mundo como guiadas por la buena voluntad, pero no desconoce los principios de la diplomacia, ni tampoco la naturaleza de las naciones.

¿Nosotros? Admiramos el talento para el "armado" electoral, la concertación de alianzas, los manejos de caja, la compra de voluntades, el oportunismo, la construcción más o menos ingeniosa del discurso. Nosotros conseguimos victorias fútiles jugando un picado en el patio de casa, llenándole de sangre el morro al compañerito de primer grado, tocando timbre a la hora de la siesta en la casa de la vecina septuagenaria de ciento veinte kilos... ¿Se entiende nuestra insignificancia?

Juventud, amigos, satélites


Domingo Faustino Sarmiento (Faustino Valentín Sarmiento) fue un personaje variopinto de nuestra historia. Censurado más por lo que dijo que por lo que hizo (aunque hizo mucho de lo que dijo, ciertamente, y los miles de federales exterminados durante la presidencia de Mitre pueden dar fe de ello), resulta en gran medida admirable por su honestidad intelectual. Dueño de un carácter impulsivo y huraño, fácilmente se dejaba llevar por la vehemencia y brutal sinceridad, y lejos estuvo entonces de los amaneramientos lábiles y capciosos de los unitarios de su época.

Rescataré a continuación tres reflexiones del sanjuanino, que me parecen muy acertadas y vigentes:

Sobre la educación como inversión y la naturaleza de la delincuencia juvenil:

Asombra el número de niños que se encuentran en la barbarie en los barrios y villas que he recorrido en estos días. Señores: los ricos pagan con su fortuna entera y a veces su vida en las revueltas, las invasiones y saqueos, la deuda que no pagaron en pequeña cantidad a los niños de su barrio, educándolos para que amen, respeten y aumenten la propiedad en lugar de destruirla. Es imposible decir cómo obra la educación para mejorar la condición del hombre. El sólo hecho de ir a la escuela, de obedecer a un maestro, de no poder en ciertas horas abandonarse a sus instintos, bastan para docilizar y educar a un niño, aunque aprenda poco.

Este niño ha sido mezticado (sic), no dará una puñalada en su vida y estará menos dispuesto al mal. Ustedes conocen el efecto del corral sobre los animales indómitos. Basta reunirlos para que se amancen (sic) al contacto del hombre. Un niño no es más que un animal que se educa y docilisa (sic).



(Discurso del 7 de diciembre de 1862, en Concepción, sobre urbanización de esa población)


Sobre el capitalismo de amigos y la corrupción en el gobierno:

Los ingleses dicen que para conservarse aseado un hombre, es preciso que todo lo que lo rodea esté limpio. Y para ello bruñen diariamente las herraduras de las puertas. Así es el gobierno: los amigos y los empleados lo ensucian si no se les exige con cuidado.

Todo ha de elevarse a la altura del gobierno. Y a este palacio cuya construcción inspiraron sentimientos de libertad y progreso, deben acompañarle como sucursales los edificios y construcciones de escuelas de agricultura, de bibliotecas, de ciencias industriales y demás elementos de cultura.


Si no lo hacéis os darán el papel de los reyes haraganes de Francia, que mantenían en palacios magníficos a sus servidores, los mayordomos de palacio, para que ellos gobernasen en su nombre. Gobierne usted señor Doncel, con las leyes y no por medio de sus amigos, que ya ha habido en San Juan un buen ejemplo de ello.

(Discurso del 10 de marzo de 1884, al inaugurar la Casa de Gobierno, en ocasión de la última visita a San Juan)


Sobre las provincias más pobres y atrasadas (ciertamente, ya no es el caso de San Luis; pero tampoco Sarmiento llegó a conocer por ejemplo la provincia del Chaco):

Son pobres satélites que esperan saber quien ha triunfado para aplaudir. La Rioja, Santiago del Estero y San Luis son piltrafas políticas, provincias que no tienen ni ciudad, ni hombres, ni cosa que valga. Son las entidades más pobres que existen en la tierra.

Diario El Nacional, 9 de octubre de 1857.

lunes, 22 de febrero de 2010

Contrapuntos

El contrapunto alude a la técnica musical que permite componer música polifónica mediante el empleo de dos melodías independientes que suenan simultáneamente. En el universo de las ideas, esas líneas independientes y simultáneas permiten otorgar volumen, tridimensionalidad a las reflexiones, permitiendo la dinámica entre lo local y lo universal, entre lo temporal y lo atemporal, etc.

Resulta un ejercicio entretenido y singular aquél que permite establecer los contrapuntos en las ideas, y cuanto más distantes estén contextualmente unas de otras, más interesante el resultado. Vamos a intentarlo con dos ejemplos recientes.


1. Los burguesitos que escupen para arriba.

a- Punto.

El Martes 9 de febrero de 2010 Rolando Hanglin escribía otro de sus impecables y espinosos artículos en La Nación titulado Yo fui un zurdito del Nacional Buenos Aires. Allí decía, sobre la época revoltosa de principios de los ’60, que alimentaría luego las huestes militantes revolucionarias de la década siguiente:

“Pero en aquel tiempo teníamos 15 o 16 años. Nuestro gran tema era ‘la revolución’. La socialista, por supuesto. ¿Cómo sucederá? ¿Qué papel jugaremos en ella? ¿Será este mismo año, dentro de diez años, a la caída de Frondizi? Estábamos seguros de que, en un proceso histórico de irresistible aceleración, las bases obreras peronistas abandonarían a la burocracia de Andrés Framini, Augusto Vandor y José Alonso, para unirse a la vanguardia marxista con su partido armado (que éramos nosotros mismos, pero enfocados por una película de Sergio Eisenstein) y procederían a tomar el poder. Naturalmente, esta toma del poder no sería pacífica sino una verdadera revolución social, con la fórmula de la ‘guerra popular prolongada’ (Ho Chi Minh en Vietnam) o el ‘foquismo latinoamericano’ y finalmente el paredón de Fidel Castro y Ernesto Guevara. Eso sí: en el momento culminante de la revolución, todos los enemigos serían pasados por las armas. Como en la Revolución Rusa, la Francesa o la China. Paredones y horcas por todas partes, ya que ‘la violencia es la partera de la historia’, según había establecido Vladimir Ilich Ulianov (Lenin) o tal vez el mismo Karl Marx.

“No nos atrevíamos a pensar que, en ese paredón, en esos patíbulos, serían inmolados nuestros propios padres y madres, tíos y tías, primos y primas, todos miembros de la aborrecible burguesía. Ese detalle lo dejábamos para una reflexión posterior.

“Para nosotros no había nada más repulsivo que la burguesía. Siendo, nosotros mismos, hijos mimados de la burguesía argentina, enviados para nuestra educación a un colegio de excelencia histórica, sentíamos que todo lo burgués nos producía náuseas. El matrimonio burgués, las leyes burguesas, los prejuicios burgueses, la familia burguesa, los partidos políticos burgueses, las casas burguesas”.


b-Contrapunto.

En las páginas 158 y 159 de la edición castellana de Point counter point (Contrapunto, Seix Barral, Barcelona, 1983), Aldous Huxley pone en la boca del interesante y cínico personaje Spandrell, en una plática con la adinerada y hueca Lucy Tantamount, las siguientes reflexiones:

“-Existe una ligera diferencia entre la teoría y la práctica, como usted sabe. Y cuando se es militante comunista, y materialista científico, y admirador de la revolución rusa, la teoría es extremadamente chusca. ¡Había de oír usted hablar a su joven amigo acerca del asesinato! El asesinato político es, por supuesto, lo que le interesa especialmente; pero no hace distinciones entre las diferentes ramas de la profesión. Según él, todas son igualmente inofensivas y moralmente indiferentes. Nuestra vanidad nos hace exagerar la importancia de la vida humana; el individuo no es nada; la naturaleza se ocupa sólo de la especie. Y así sucesivamente”. [Y siguió refiriéndose Spandrell al científico marxista Illidge] “Él justifica la más primitiva, la más salvaje, la más animal indiferencia hacia la vida y la individualidad por medio de argumentos científicos de lo más anticuados. Caso peregrino, por cierto”.

“-Pero ¿por qué ha de ser anticuada la ciencia? –preguntó Lucy. Puesto que él mismo es un científico”.

“-Pero también es comunista. Lo cual quiere decir que está imbuido del materialismo del siglo XIX. No se puede ser un verdadero comunista sin ser mecanicista. Es preciso creer que las únicas verdades fundamentales son el espacio, el tiempo y la masa, y que todo el resto es fruslería, pura y simple ilusión, e ilusión burguesa. ¡Pobre Illidge! Se halla tristemente preocupado por Einstein y Eddington. ¡Y cómo detesta a henri Poincaré! ¡Cuán furioso se pone contra el viejo Match! Éstos socavan la simpleza de su fe. Ellos dicen que las leyes de la naturaleza son convenciones útiles de factura estrictamente humana, y que aun el espacio, el tiempo y la masa, todo el universo de Newton y sus sucesores, son simplemente invención nuestra. Esta idea resulta para él tan inefablemente chocante y dolorosa como la idea de la inexistencia de Jesús para un cristiano. Él es un científico, pero sus principios le obligan a combatir toda teoría científica que tenga menos de cincuenta años. Es deliciosamente cómico”.

“-Sin duda –dijo Lucy bostezando-. Es decir, para el que le interesen las teorías, que a mí no”.

“-A mí, sí –replicó Spandrell-, así que no pido disculpa. Pero, si lo prefiere usted, puedo ofrecerle algunos ejemplos de sus inconsecuencias prácticas. No hace mucho he descubierto, por pura casualidad, que Illidge tiene los más conmovedores sentimientos de lealtad familiar. Sostiene a su madre, costea la educación de su hermano menor, regaló cincuenta libras a su hermana cuando se casó”.

“-Qué tiene eso de malo?”

“-¿De malo? ¡Pero si es asquerosamente burgués! Teóricamente no ve ninguna distinción entre su madre y cualquier otra mujer de edad. Él sabe que en una sociedad racionalmente organizada la haría entrar en la cámara de asfixia a causa de su artritis. A pesar de lo cual le manda no sé cuánto semanal a fin de que pueda seguir arrastrando una existencia inútil. Yo se lo eché en cara el otro día. Se sonrojó y se sintió terriblemente turbado, como si lo hubieran cogido trampeando en las cartas. Así que, para restablecer su prestigio, tuvo que cambiar de asunto y comenzar a hablar de asesinato político y sus ventajas con la más asombrosa, serena y desprendida ferocidad científica. Yo no hice más que reírme de él. ‘Uno de estos días, le amenacé, le voy a tomar a usted la palabra y le voy a invitar a una cacería de hombres’. Y, lo que es más, pienso hacerlo”.


*****


2. La distribución de la pobreza.

a-Punto.

La corresponsal de Clarín en Washington, Ana Barón, nos informaba en la edición del matutino del pasado Martes 16 de febrero de 2010 (página 13), en un breve artículo titulado Para las víctimas, la suba del delito es por la desigualdad, acerca de un informe del BID (titulado La felicidad, la ideología y la delincuencia en las ciudades de Argentina) que desnuda una afinidad entre las víctimas de delitos y sus posiciones ideológicas. Lo que a la luz de dicho estudio, encarado por los investigadores Rafael Di Tella de la Universidad de Harvard y Ernesto Schargrodsky de la Universidad di Tella (parece un juego de palabras), resulta sorprendente es que, al igual que en otros países de la subdesarrollada América Latina, “las víctimas de delitos en Argentina tienden a situarse a la izquierda del espectro político”.

“Los autores del informe dicen que este vínculo (nos informa Barón) podría ayudar a explicar por qué las posiciones más duras contra las políticas pro mercado libre se encuentran a menudo en los ambientes relativamente más inseguros”.

En las conclusiones del informe del BID, los autores arriesgan: “Si las políticas redistributivas obstaculizan el crecimiento económico, y la falta de crecimiento ayuda a alimentar las altas tasas de criminalidad, América Latina (y por ende, también Argentina) podría estar atrapada en un círculo vicioso, el crimen puede alentar creencias que promueven políticas que a su vez reducen el crecimiento y conducen a más crimen”.


b-Contrapunto.

En el Curso de Filosofía en seis horas y cuarto de Witold Gombrowicz (Tusquets, Barcelona, 1997) podemos leer la opinión que al respecto expresara el genial escritor y pensador polaco el Lunes 12 de mayo de 1969 (págs. 131-133):

“A mi juicio, la cuestión marxista ha sido absolutamente mal planteada, porque lo ha sido desde el punto de vista moral de la ‘justicia’. Pero el verdadero problema no es moral, es económico. La prioridad es aumentar la riqueza; la distribución de las riquezas es algo secundario.

“Se plantea la cuestión desde el punto de vista moral porque, naturalmente, es más fácil, y ello permite pronunciar hermosas frases.

“Vemos por ejemplo que en Occidente el sistema capitalista ha conseguido aumentar enormemente la producción, sobre todo gracias a la técnica, de suerte que el nivel de vida de todo el mundo ha aumentado, mientras que con las frases más bonitas no se llega a nada de nada. La producción baja. Todo queda el mismo nivel y todo se adormece en la burocracia y el anonimato.

“Hay algo elemental: si permitís desplegar a los hombres toda su energía y su inteligencia, uno dominará necesariamente al otro, uno será superior al otro. Pero de ese modo, obtendréis una enorme cantidad de energía, mientras que si queréis la igualdad entre los hombres, entonces, naturalmente, tendréis que frenar esta posibilidad de superioridad.

“¿El porvenir del marxismo?

“Supongo que dentro de veinte o treinta años el marxismo será puesto de patitas en la calle.

“El gran defecto de la clase superior es el de ser esencialmente una clase de consumidores. Por consiguiente, está habituada a las comodidades, se vuelve perezosa, delicada, y degenera. Pero ahora la clase superior está compuesta cada vez más por ingenieros, productores, científicos e intelectuales; por fin personas que trabajan.

“Noto un abuso del lenguaje de la izquierda, que ha hecho del fascismo algo terrorífico. Así, la palabra ‘trabajador’ no significa un médico que trabaja duramente de la mañana a la noche, sino que significa un barrendero de la calle que trabaja cinco minutos y después mira la pared, etcétera. Veis que hasta el lenguaje ha sido falsificado.

“Los (intelectuales) izquierdistas son imperialistas. Hay una cosa que no comprenden: que son aristócratas, y lo primero que hará la Revolución será liquidarlos, como hicieron en Polonia”.