sábado, 27 de febrero de 2010

Terremoto

Hoy a la madrugada un feroz sismo, de entre 8,3 y 8,8 grados, azotó Chile (fundamentalmente, las 6ta. y 7ma. Regiones), ubicándose como uno de los cinco más violentos en la historia del hermano país, y generando una tragedia de proporciones desacostumbradas (aun para el sufrido pueblo trasandino), con muchos muertos y heridos, y pérdidas materiales y arquitectónicas muy apreciables.

Hoy entonces, interrumpimos nuestro descanso sabatino, para expresar la más profunda solidaridad a Chile y al pueblo chileno, y desear sinceramente que esos feroces temblores sólo señalen, otra vez, que la Madre Tierra acaba de parir un futuro más venturoso.

Uno de mis poetas preferidos, que fue una auténtica inspiración determinante en mi vida, cuando fui por primera y segunda vez a ese hermoso país en la primavera de 1996 y el verano de 1997, y conocí su obra, lo dice mucho mejor que yo:

Silencio, la tierra va a dar a luz a un árbol.
La muerte se ha dormido en el cuello de un cisne
Y cada pluma tiene un distinto temblor
Ahora que Dios se sienta sobre la tempestad,
Que pedazos de cielo caen y se enredan en la selva
Y que el tifón despeina las barbas del pirata,
Ahora sacad la muerta al viento,
Para que el viento abra sus ojos.

Silencio, la tierra va a dar a luz a un árbol.
Tengo cartas secretas en la caja del cráneo,
Tengo un carbón doliente en el fondo del pecho
Y conduzco mi pecho a la boca
Y la boca a la puerta del sueño.

El mundo se me entra por los ojos, 
Se me entra por las manos, se me entra por los pies,
Me entra por la boca y se me sale
En insectos celestes nubes de palabras por los poros.
Silencio, la tierra va a dar a luz a un árbol.

Vicente Huidobro, Altazor, Fragmento del Canto I



2 comentarios:

Mensajero dijo...

Huérfano de una corriente filosófica, histórica o ideológica con la que construir una identidad, elegí a poetas, a artistas y creadores para construir un árbol de maestros y guías.
Aunque no conozco la obra de Vicente Huidobro más que por una que otra lectura aislada, lo consideraba un antepasado de mi tribu por ser "amigo de mis amigos".
Compartió cocina con Tristan Tzara, los surrealistas franceses y demás dandys del pensamiento.
Lo más exquisito de la escena artística del siglo pasado lo tuvo siempre como un colega.
Poderosa y bella poesía.
Saludos.

Occam dijo...

Mensajero:
Lo que usted expresa guarda paralelismo con mi misma historia intelectual.
Me alegro de que le haya llegado al alma. Altazor es todo imprescindible. Yo me permití reproducir un brevísimo fragmento, pero recomiendo enfáticamente su lectura íntegra, un día de soledad y silencio, en voz alta si es posible.
Un abrazo.