miércoles, 24 de febrero de 2010

Juventud, amigos, satélites


Domingo Faustino Sarmiento (Faustino Valentín Sarmiento) fue un personaje variopinto de nuestra historia. Censurado más por lo que dijo que por lo que hizo (aunque hizo mucho de lo que dijo, ciertamente, y los miles de federales exterminados durante la presidencia de Mitre pueden dar fe de ello), resulta en gran medida admirable por su honestidad intelectual. Dueño de un carácter impulsivo y huraño, fácilmente se dejaba llevar por la vehemencia y brutal sinceridad, y lejos estuvo entonces de los amaneramientos lábiles y capciosos de los unitarios de su época.

Rescataré a continuación tres reflexiones del sanjuanino, que me parecen muy acertadas y vigentes:

Sobre la educación como inversión y la naturaleza de la delincuencia juvenil:

Asombra el número de niños que se encuentran en la barbarie en los barrios y villas que he recorrido en estos días. Señores: los ricos pagan con su fortuna entera y a veces su vida en las revueltas, las invasiones y saqueos, la deuda que no pagaron en pequeña cantidad a los niños de su barrio, educándolos para que amen, respeten y aumenten la propiedad en lugar de destruirla. Es imposible decir cómo obra la educación para mejorar la condición del hombre. El sólo hecho de ir a la escuela, de obedecer a un maestro, de no poder en ciertas horas abandonarse a sus instintos, bastan para docilizar y educar a un niño, aunque aprenda poco.

Este niño ha sido mezticado (sic), no dará una puñalada en su vida y estará menos dispuesto al mal. Ustedes conocen el efecto del corral sobre los animales indómitos. Basta reunirlos para que se amancen (sic) al contacto del hombre. Un niño no es más que un animal que se educa y docilisa (sic).



(Discurso del 7 de diciembre de 1862, en Concepción, sobre urbanización de esa población)


Sobre el capitalismo de amigos y la corrupción en el gobierno:

Los ingleses dicen que para conservarse aseado un hombre, es preciso que todo lo que lo rodea esté limpio. Y para ello bruñen diariamente las herraduras de las puertas. Así es el gobierno: los amigos y los empleados lo ensucian si no se les exige con cuidado.

Todo ha de elevarse a la altura del gobierno. Y a este palacio cuya construcción inspiraron sentimientos de libertad y progreso, deben acompañarle como sucursales los edificios y construcciones de escuelas de agricultura, de bibliotecas, de ciencias industriales y demás elementos de cultura.


Si no lo hacéis os darán el papel de los reyes haraganes de Francia, que mantenían en palacios magníficos a sus servidores, los mayordomos de palacio, para que ellos gobernasen en su nombre. Gobierne usted señor Doncel, con las leyes y no por medio de sus amigos, que ya ha habido en San Juan un buen ejemplo de ello.

(Discurso del 10 de marzo de 1884, al inaugurar la Casa de Gobierno, en ocasión de la última visita a San Juan)


Sobre las provincias más pobres y atrasadas (ciertamente, ya no es el caso de San Luis; pero tampoco Sarmiento llegó a conocer por ejemplo la provincia del Chaco):

Son pobres satélites que esperan saber quien ha triunfado para aplaudir. La Rioja, Santiago del Estero y San Luis son piltrafas políticas, provincias que no tienen ni ciudad, ni hombres, ni cosa que valga. Son las entidades más pobres que existen en la tierra.

Diario El Nacional, 9 de octubre de 1857.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente(s) post, Ocaam. Como siempre.

Se te extrañó desde el post de mediados de diciembre, pero ahora volviste prolífico. Fueron las vacaciones????.

Un abrazo.

Muñeco de Basural

Occam dijo...

Muñeco: Vacaciones no tuve muchas este año. Primero, porque decidí hacerlas por lugares del Sur donde tengo familia, lo que llevó a responder a los consabidos compromisos (gratos, ciertamente, pero...). Segundo, porque al hacerlas cerca, tuve mucho acoso telefónico laboral, con lo que no me pude desenchufar en ningún momento. Tercero, porque al hacerlas en la Argentina, no pude sustraerme un solo minuto al sainete al que el desgobierno nos tiene acostumbrados, con DNU, denuncias cruzadas, aprietes, y toda la tragicomedia conocida. Cuarto, porque hicimos muchos viajes intermedios en auto, para conocer ciudades, pueblos y parajes apartados, y ello conlleva el natural riesgo devenido del pésimo estado de nuestras carreteras, de la cantidad de imbéciles y negligentes que maneja, y de las condiciones climáticas (p.ej., tormentas de tierra y de arena).
A todo ello, hay que sumarle que, en tiempo efectivo, fueron sólo una docena de días, que no sirven para sacarse la mochila de todo un año muy duro y complicado como fue el 2009. Y encima, volví y me enfrenté (me sigo enfrentando) a un montón de quilombos, con lo que ya me saturé de nuevo.
Así que decidí cortar por lo sano, y luego de intentar poner todo al día, dedicarme a holgar con este blog, que me distiende un poco de tanta monotonía y sinsentido cotidianos.
Así que, aquí me tienen de nuevo, dispuesto a ponerle un poco de pimienta a los monitores...
Un abrazo, y gracias por la fidelidad.

Escabeche dijo...

Dentro de sus arranques de sinceridad (sincericidio, diríamos mejor, de no ser por la complicidad de la historiografía oficial), Sarmiento también ha dicho, por ejemplo, respecto de la popularidad de su archienemigo el General Rosas:

“No se tiene aún noticia de ciudadano alguno que no fuese a votar (Plebiscito del 26, 27 y 28 de marzo de 1835 en Buenos Aires por el cual la ciudadanía se pronunció en concederle la Suma del Poder Público a Rosas, por 9.312 votos contra 8 en contra). Debo decirlo en obsequio de la verdad histórica, nunca hubo un gobierno más popular y deseado ni más sostenido por la opinión... que el de Don Juan Manuel de Rosas”. (Domingo F. Sarmiento, en su libro “Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga”, Santiago de Chile, 1845).

Y agregará más tarde:

“...(Rosas) era un republicano que ponía en juego todos los artificios del sistema popular representativo. Era la expresión de la voluntad del pueblo, y en verdad que las actas de elección así lo muestran. Esto será un misterio que aclararán mejores y más imparciales estudios que los que hasta hoy hemos hecho. No todo era terror, no todo era superchería. Grandes y poderosos ejércitos lo sirvieron años y años impagos. Grandes y notables capitalistas lo apoyaron y lo sostuvieron. Abogados de nota tuvo en los profesores patentados del derecho. Entusiasmo, verdadero entusiasmo, era el de millares de hombres que lo proclamaban el Grande Americano. La suma del poder público, todas palabras vacías como es vacío el abismo, le fue otorgada por aclamación. Senatus consulto y plebiscito, sometiendo al pueblo la cuestión”.

Salute!