viernes, 26 de febrero de 2010

Efemérides del 25: También día de luto

(Continuación)



El alborozo por el aniversario del nacimiento del General San Martín no puede empero empañar el recordatorio que necesariamente, alguna vez, hay que hacer a los mártires del 25 de febrero de 1964.

En esa fecha, en el plenario de la Confederación General del Trabajo (CGT) de Rosario realizado en el Salón de Cerveceros para evaluar el plan de lucha del Movimiento Obrero Organizado para enfrentar la sistemática campaña de copamiento marxista en los sindicatos y evaluar las acciones para obtención del reconocimiento legal del Partido Justicialista, irrumpió un comando de orientación comunista disparando armas cortas a la multitud reunida.

Resultado de esa artera y asesina maniobra, y con la complicidad del gobierno radical, que "liberó" la zona, cayeron masacrados Eduardo Ángel Bertoglio, y los dirigentes sindicales Víctor Militello y Antonio Giardina.


En ocasión del traslado de los restos del citado Bertoglio, otra futura víctima de la misma tendencia internacionalista, escribió las siguientes líneas:

"Ruego a usted y demás miembros de ese secretariado sean portadores de mi adhesión personal al traslado de los restos del compañero Ángel Bertoglio caído bajo las balas asesinas de los sucios bolches. Nos consta que los personeros del inmundo trapo rojo, desde hace 17 años se han complicado con la reacción antipopular en el deleznable esfuerzo de evitar que los argentinos retomemos el camino de una auténtica revolución con el sentido nacional. Así los hemos visto abrazados con los gorilas en la Constituyente de Santa Fe para derogar nuestra Constitución. Así los vemos hoy recorriendo el país para conformar «intersindicales» en franca conjura con el gorilaje. De nada les valdrán sus rastreros procedimientos, por la sencilla razón de que los trabajadores argentinos hemos adquirido un alto grado de conciencia que responde a los supremos intereses de nuestra patria, que nos permite rechazar las inmorales actitudes de esos mercenarios de la política internacional. Nada ni nadie logrará torcer el futuro venturoso de los trabajadores argentinos, que nos sentimos grandes protagonistas del actual proceso que se simboliza en el sable libertador del General San Martín, en el flamear de los ponchos montoneros de don Juan Manuel de Rosas y se enaltece con la doctrina cristiana y justicialista que tiene en la insigne figura del general Juan Domingo Perón a su ilustre creador y ejecutor. Pues entonces vaya para el compañero Angel Bertoglio el solemne homenaje de quien como él ha hecho un culto por la lucha y el triunfo del pueblo, dentro de un marco de la más absoluta nacionalidad, donde sólo exista como enseña patria nuestra bandera azul y blanca y una nación de los argentinos y para los argentinos. Ángel Bertoglio, paz en tu tumba".
Firmado: José Ignacio Rucci

Esto también es historia.

2 comentarios:

Destouches dijo...

Occam:

Veo que ha estado bastante prolífico. Espero poder ponerme al día con tanto material. Me pregunto: ¿los que hacen permanente sobreactuación de peronismo habrán leído alguna vez las opiniones de personas emblemáticas del movimiento, como Rucci o el mismo Perón? De lo contrario, no se entiende...

Occam dijo...

Destouches: Los que hacen permanente sobreactuación de peronismo entienden que ese movimiento no es más que una herramienta para acercar a la intelectualidad antipopular a ese pueblo que desde siempre le ha dado la espalda (y cuando digo desde siempre, me refiero también a los opositores de Montevideo de mediados del siglo pasado, que nunca entendieron a un pueblo al que gustaba calificar de "gentuza" ignorante).
En fin, que el pueblo como raíz de legitimidad suele ser un arma de doble filo. Sobre todo porque el pueblo suele ser trabajador y ordenado. Suele querer vivir bien y en paz. Un grave problema para las lecturas revolucionarias de la historia, y la necesidad de crear "las condiciones prerrevolucionarias", es decir, hacer que el pueblo viva para la mierda y con miedo para que acompañe a la vanguardia iluminada.
Entonces el peronismo no es más, para esos "sobreactores", que una cáscara que vaciar para volver a llenar con "nuevo contenido".
Hoy la encontré de casualidad a Hebe de Bonafini en la Televisión Pública (léase, la que pagamos todos con nuestros impuestos). Hace un programa muy pastoral, similar a los que hacen los curas, hablando a la cámara durante un rato largo, y aseverando sin tomarse el trabajo ni siquiera de intentar probar la más mínima cosa: que Pirulo tenía un gobierno en Ecuador muy a lo milico, muy facho, muy represor, etc. La mujer esa destila un odio tal, que uno lo único que puede agradecer es que no tenga un arma en la mano. Bueno, para qué abundar, ya la conocemos. Lo cierto es que semejante elemento debería procurarse sus propios medios de comunicación para propagar su odio, en lugar de que se los proporcionara el pueblo argentino.
Bueno, a lo que voy, es a que el peronismo es como la Televisión Pública.

Un cordial saludo.