jueves, 14 de agosto de 2008

COHERENCIA Y MEMORIA

Sí, lo sabemos, Argentina es un país trucho, colmado de oportunistas y advenedizos, de panqueques y de pusilánimes. Todos ellos confían en una sola cosa: en la terrible amnesia, la falta de memoria de corto plazo de la sociedad argentina, que determina que entre Sarmiento o Avellaneda y la actualidad se produzca una gigantesca laguna, que puede ser llenada arbitrariamente por el discurso de turno, por más ridículo que éste parezca. Como retomando una lógica agustiniana, "Creo, por más absurdo que sea", mientras esa creencia se encuentre digitada y respaldada por el poder de turno, o sea, por la conveniencia. Por ello, la máxima del ermitaño puede ser completada con el ribete temporal: "Y después creeré en otra cosa, de acuerdo al imperio de las circunstancias, pero en las mismas condiciones".

San Agustín: "Credo non quod, sed quia absurdum est".

Los atorrantes mencionados, que explotan esa aguda patología social, entonces juegan permanentemente con la impostura y la desmesura, con la sobreactuación y el énfasis teatral. Los mayores colaboracionistas de determinado régimen serán luego los grandes fiscales implacables del siguiente. Y no me refiero sólo al paradigmático caso del laureado Ernesto Sábato. A continuación veremos algunos más groseros.

Ernesto Sábato, presidente de la CONADEP.

Asimismo, si alguna vez se fue ultraliberal privatista, con la misma solemnidad y con la pasión de los conversos, meses después se puede ser socialdemócrata ultraestatista, y recordar de pronto qué lindo que era viajar en Ferrocarriles del Estado o perder cospeles testeando teléfonos alcancía naranjas.

El siguiente artículo es una compilación necesaria de extractos demasiado explícitos de esa conducta, que vienen a cuento de falluterías que francamente agreden el buen gusto y mi margen de tolerancia. Por eso, quiero compartirlos, a fin de catalizar mínimamente la indignación que provocan todas estas bravatas mercenarias tan frecuentes en estos tiempos.


Dedicado a tantos muertos
y también a tantos vivos,
a
los que lavan sus propias culpas
en el revanchismo rentado.

Algunos Derechos y Humanos

La Liga Argentina por los Derechos del Hombre es una ONG que está interviniendo muy activamente en la defensa de la Verdad y la Justicia, o sea, en toda esta andanada de redituable revanchismo que oculta con linchamientos televisados la triste realidad de la Argentina actual y presente y de los argentinos de carne y hueso: ésos cuya única lucha está orientada a vivir decentemente, a poder trabajar, comer, acceder a la salud, estudiar, pagar impuestos y caminar por la calle sin que lo maten por las zapatillas.

La Liga Argentina por los Derechos del Hombre se define, en el Periódico on line El Libertador (11 de noviembre de 2007), en palabras de su presidenta Graciela Rosemblum, y de su secretario, José Schulman, en cuanto a su pertenencia, de la siguiente forma: Si bien no pertenece de manera orgánica, la Liga fue impulsada por el Partido Comunista y, aunque mantuvo la amplitud de acoger a miembros de diferentes ideologías, se nutrió con varios de sus cuadros militantes. Sin embargo, hacia el final de la dictadura tomó distancia del alineamiento que había adoptado el PC local. La relación de la Liga con el PC es de toda la vida, desde su inicio, pero también varios radicales la integraron desde su fundación, al igual que demócratas progresistas, y hasta conservadores apegados a la Constitución".


Rosemblum y Schulman, las máximas autoridades de la Liga, ahora tan comprometidos...

Nos agrega la cronista de la nota, Adriana Meyer, que Con el regreso de la democracia, la LADH fue una de las promotoras del "juicio y castigo a los culpables" y en la actualidad participa del espacio Memoria, Verdad y Justicia. "Es importante que sigamos en la defensa de los derechos civiles y políticos, pero también de los derechos económicos, sociales y culturales. Hoy rige la criminalización de la pobreza, les meten delitos del código penal a los sin techo, por eso hay que estar ahí”. Claro está, no todos los delitos deben ser juzgados de la misma forma, lo que implica que no todos los humanos (sobre todo, los que son víctimas) tienen los mismos derechos.

Sin duda, además, resulta muy cómoda esa “toma de distancia” respecto del Partido Comunista “hacia el final de la dictadura”. Hacia el final de la dictadura, con el boleto militar picado, fue una tendencia muy “valiente” de todos estos sectores acomodados, el “tomar distancia” y posicionarse como ardorosos defensores de la democracia y los Derechos Humanos.

Pero, porque no todo el mundo lo sabe, aunque también resulta un ejercicio imprescindible de la memoria, veamos de qué y por qué la gloriosa Liga, tan comprometida con los DD.HH. de todos los presos políticos, “sin distinción de ideología”, debió tomar distancia.

Antes de ello, reseñemos su peculiar visión de lo que significa la “no distinción de ideología”. Dice en su página oficial www.liga.org.ar, en un artículo titulado “Breve Historia de la Liga”:

“Si hay una tradición consecuente en la Liga es el de defender los presos políticos no importa el color de su camiseta, el tipo de proyecto político o de las acciones que pretenden ser castigadas por el Poder: miles y miles de militantes comunistas, peronistas, socialistas, anarquistas, troskistas, independientes han conocido de esta postura jurídica/política que es un verdadero principio ético, valgan dos ejemplos entre tantos: la defensa de los compañeros detenidos por la Gendarmería en Salta, sobrevivientes del destacamento guerrillero que pretendía organizar Jorge Masseti en Salta en 1964 o la de los compañeros del Movimiento Todos por la Patria detenidos luego del copamiento del Cuartel de La Tablada en enero de 1989”.

El cubano-argentino Jorge R. Masetti, agente del Servicio de Seguridad Cubano y creador del Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP), que operó en Salta.

Muy pluralista la labor, ciertamente. No se detiene en si los prisioneros pertenecen al trotzquismo o al guevarismo, a la Tercera Internacional o a la Quinta Claro que desde ya resulta sugestivo el salto que se produce entre 1964 y 1989. No es casual. Veamos por qué.

Vamos a abordar entonces, para hacer Memoria, que es lo único que le interesa a nuestra aciaga realidad, el papel que le cupo al Partido Comunista en la nefasta década del ’70, y por qué entonces “la Liga” (que es una de sus ramas) decidió “tomar distancia” cuando se terminaba la dictadura, para luego, en el tibio regazo de la democracia, acometer contra los “genocidas”:

Nos dice el sociólogo marxista Daniel Campione, en su texto sobre la historia del PC, Argentina: Hacia la convergencia cívico-militar. El Partido Comunista 1955-1976, Revista de debate y crítica marxista:

“El golpe de 1976, en cambio, con su promesa de 'salida democrática' y 'diálogo político' bastó para diferenciar desde el comienzo y, frente a la amenaza 'pinochetista', inclinarse por la 'línea' Videla-Viola, con la que supuestamente había que aliarse contra el 'enemigo principal'. El partido no había sido ilegalizado (como había ocurrido con casi todo el resto de la izquierda marxista) y las relaciones del estado argentino con la URSS no se habían interrumpido. Ambas se volvían consideraciones decisivas a la hora de cualquier definición partidaria, siempre atenta a la integridad organizativa del partido y a los intereses soviéticos. Además, se veía al pronunciamiento militar como un golpe 'institucional', sin características caudillísticas, lo que, en la lógica imperante, era otro rasgo 'rescatable'. Lo que quedaba claro, era que el gobierno de Videla como tal, no era considerado 'fascista', y ni siquiera una dictadura. Esto era en sí una definición, para un partido que había aplicado la caracterización de 'fascista' y hasta 'nazifascista' a varias dictaduras militares anteriores, aun al gobierno electo de Perón, sobre todo durante su segunda presidencia, y al interregno de apariencia 'civil' en el que José María Guido ejercía la presidencia. El PC mostraba una voluntad cuasi obsesiva por separar al 'gobierno militar' de las políticas concretas que llevaba a cabo, y a éstas entre sí.

"Asimismo se asumía que el 'terrorismo', de izquierda o derecha, constituía un problema cuya erradicación era una tarea a compartir con el elenco militar gobernante. (...) nuestro primer problema, el problema vital diríamos, es el del terrorismo de ambos signos, y todos los argentinos –pueblo y gobierno- debemos abocarnos a darle una solución inmediata, si queremos salvar a la República de caer en los desbordes de una sangrienta dictadura pinochetista o en la catástrofe de una guerra civil que dividiría a los argentinos por muchos años. El planteo del tipo de lo que luego se llamaría 'teoría de los dos demonios', anida aquí en una peculiar versión, que asocia a la dictadura a la idea de combatir a la derecha. La contradicción más flagrante era que centenares de militantes comunistas eran mientras tanto detenidos o secuestrados y parte de ellos quedaban en la condición de 'desaparecidos'.

"Un ribete más oscuro de la misma política fue el rechazo airado, en vena antiimperialista, a la intervención de agencias del gobierno estadounidense u otras instancias internacionales en condena de los crímenes cometidos, y el impulsar el voto contrario de los países socialistas en foros internacionales en que se planteaba la cuestión".

"El Partido Comunista reproducía, es cierto, una actitud común frente a la dictadura de buena parte de la dirigencia política y de las capas medias urbanas en general, que en parte 'absorbía' en los múltiples vasos comunicantes que mantenía con esos sectores. Pero a diferencia del conservadorismo más o menos explícito que allí campeaba, pretendía que actitudes timoratas, lindantes con el 'colaboracionismo', eran la forma de hacer política revolucionaria en la Argentina en esa coyuntura".

Marcha del PC del 24 de marzo. Hoy somos todos muy derechos y humanos.


Milicos "progresistas" y "realidades exageradas".

El siguiente cable periodístico de la época no tiene desperdicio, y no merece mayor comentario:

Cable de ANSA del 13 de junio de 1978: “El Partido Comunista Argentino considera que el general Jorge Videla y los otros miembros de la Junta Militar que gobierna la Argentina son elementos ‘progresistas'. Esta declaración fue hecha por Roberto Vallarino, miembro del Comité Central del Partido Comunista argentino –de férrea ortodoxia soviética- al filósofo francés Bernard Henry Levy, en una entrevista que publica esta semana la revista “Cambio 16”, de Madrid. Según Vallarino, la ecuación Videla-fascismo es 'un error aventurero' y el Partido Comunista Argentino da en este momento ‘un apoyo crítico' al gobierno militar de la Argentina. Vallarino rechaza las cifras de ‘desaparecidos' suministradas por la organización Amnesty International, afirmando que se trata de ‘una realidad exagerada' (“La Razón”, 13/6/78).


Aliados, legales y protegidos.

Fuente: Aldo Vacs, “El nuevo carácter de las relaciones argentino-soviéticas”, en Augusto Varas (editor), América Latina y la Unión Soviética: una nueva relación, Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 1987, p. 121; Mario Rapoport, “La posición internacional de la Argentina y las relaciones argentino-soviéticas”, en R. Perina y R. Russell (editores), op. cit., p. 180, y E. Anguita y M. Caparrós, op. cit., tomo III, pp. 28-29 y pp. 375-376.

“Asimismo, el gobierno de Videla, en sintonía con la actitud 'pragmática' del ministro de Economía (o sea, Martínez De Hoz), se abstuvo de efectuar declaraciones irritantes para la URSS, ratificó al embajador argentino en Moscú, el bloquista sanjuanino Leopoldo Bravo -quien se había encargado de monitorear los acuerdos comerciales impulsados en época del ministro Gelbard- e incluso evitó declarar la ilegalidad del Partido Comunista Argentino de tendencia pro-soviética, a pesar de la dura represión practicada con los grupos de izquierda.

Fuente: de Carlos Echagüe, El socialimperialismo ruso en la Argentina, Buenos Aires, Agora, 1984, pp. 9-10; M. Rapoport, “La posición internacional de la Argentina..”, op. cit., pp. 180-181; I. Gilbert, op. cit., pp. 333-334; A. Vacs, “El nuevo carácter de las relaciones argentino-soviéticas...”, op. cit., pp. 121-122, y E. Anguita y M. Caparrós, op. cit., tomo III, pp. 278-279.

Por cierto, tanto la prensa soviética como el Partido Comunista Argentino retribuyeron la actitud del gobierno argentino con una postura cautelosa en sus análisis del régimen de Videla, destacando la existencia de dos facciones opuestas: una liberal y moderada, encabezada por los generales Videla y Viola, dispuesta a re-democratizar el país; y otra 'pinochetista' que procuraba instalar un régimen militar fascista al estilo chileno”.

“Asimismo, y a medida que se incrementaron las condenas al gobierno de Videla por parte de los gobiernos de Estados Unidos y Europa Occidental, la URSS adoptó una actitud de defensa del régimen militar argentino. Incluso, en marzo y agosto de 1977 el gobierno soviético se opuso a la inclusión de la Argentina en la agenda de países a ser investigados por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU”.

Fuente: Declaración de dirigentes del PC argentino, La Opinión, 23 de agosto de 1977, p. 13.

"En un discurso efectuado en la Escuela de Defensa Nacional, el canciller Juan Aguirre Lanari emitió un gesto amistoso hacia Moscú al admitir que los países socialistas han acompañado a la Argentina en la cuestión de los derechos humanos” (o sea, en el encubrimiento de cualquier “irregularidad”).


Fuente: Isidoro Gilbert, op. cit., p. 286.

"Asimismo, los vínculos militares entre ambos países se reafirmaron. En noviembre de 1983, como síntoma de este mejoramiento de las relaciones, un alto oficial del ejército soviético fue condecorado en el Comando en Jefe del Ejército argentino".

O sea, que la "buena onda", previa a la "toma de distancia", duró hasta el mismísimo final de la "dictadura", que por ese entonces, el PC argentino llamaba tan sólo "gobierno militar".

Cuando Argentina la exportaba granos a la URSS en contra del bloqueo norteamericano, todos eran tan virtuosos, hasta la SRA... Y las denuncias por derechos humanos, un ardid del imperialismo yanqui.


Contra la puta oligarquía.

Gracias, Barcelona

El 6 de junio de 2008 la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, rama del Partido Comunista, suscribió una solicitada aparecida en Página 12, junto con Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, APDH, Familiares de Detenidos y Desaparecidos, etc., cuya parte medular rezaba:

“Ante la continuidad del lock out patronal promovido por algunas de las organizaciones agrarias, en un avance que profundiza diferencias con el pueblo trabajador y el campesinado, los organismos de Derechos Humanos, sentimos la obligación de expresar nuestra enérgica crítica a las entidades agropecuarias, apoyadas por periodistas ideólogos de los golpes militares y políticos al servicio de la entrega y la desigualdad social, que obstaculizan el accionar de un gobierno elegido por el pueblo. Como ya lo manifestáramos en nuestra declaración del 30 de marzo pasado, avalamos las retenciones a grandes propietarios, exportadores y formadores de precios. Son los defensores de las multinacionales de la alimentación y centralizan el comercio interno de nuestro país, impidiendo el desarrollo de cualquier proyecto de independencia y soberanía”.

Ante esa contundente cita, no viene mal recordar el trabajo Historia de las Relaciones Exteriores de la República Argentina (UCEMA, 2001), que en la parte correspondiente a las Relaciones con la Unión Soviética explica:

“En noviembre de 1978 Videla concretó un sueño del ex ministro Gelbard: firmó con los rusos el contrato para hacer realidad el proyecto hidroeléctrico del Paraná Medio. Pero el hito más importante en la dinámica de las relaciones económicas entre la Argentina y la Unión Soviética fue, sin duda, la negativa del gobierno de Videla a plegarse al embargo cerealero que la administración Carter intentó imponer a Moscú. "Esta decisión constituyó un caso excepcional por su alto grado de consenso interno, debido a tres razones fundamentales. En primer lugar, fue el único caso de coincidencia entre las diplomacias económica y militar durante el Proceso. En segundo término, tuvo el apoyo de las compañías exportadoras de cereales, y muy especialmente de las firmas La Plata Cereal, Cargill, Italgrani Plata, Dreyfus, Nidera Argentina, Continental y Bunge y Born, para las cuales resultaba un gran negocio. En tercer lugar, gozó del apoyo de los partidos políticos” (obviamente, los que se conservaban legalizados, cuyo primer caso fue el PC).


Escudo de la URSS. Las espigas, gentileza de Cargill, Dreyfuss y Bunge y Born.





13 comentarios:

Destouches dijo...

Occam:

Este post es sencillamente imprescindible si se pretende, por una vez, escribir historia en serio en Argentina.

La actual vertiente derechohumanista del PC es directamente vomitiva, pues todos sabemos que ese partido fue siempre solamente un sello del Partido Comunista Soviético, gran responsable de uno de los regímenes totalitarios más sanguinarios y vergonzosos del siglo pasado.

Es innegable que defendieron a masivos violadores de derechos humanos, como Stalin, a la par que condenaban a líderes populares como Perón, aliándose con sus supuestos enemigos de la derecha.

Para dar un solo ejemplo de la calaña de estos personajes: Victorio Codovilla, legendario presidente del PCA, participó, de acuerdo a sólidas evidencias, en el planeamiento del asesinato de Trotsky en México, finalmente ejecutado por el español Ramón Mercader. Todo ello, por orden del "padrecito" Stalin, indudablemente un titán de los derechos humanos.

Te hiciste por más de 70 años el pelotudo con lo que pasaba en la URSS y países sometidos a su égida, avalaste golpes militares y defendiste a los gobiernos surgidos de ellos, y ahora nos querés venir a contar que sos un gran luchador por los derechos humanos.

Resulta inconcebible e indignante el baño de agua bendita que pretenden darse ahora todos estos gorilas golpistas (porque eso fueron los miembros del PCA, al menos del orgánico, tanto en 1955 como en 1976).

piscuiza dijo...

Vengo retrasada con la lectura, así que apenas si contesto en este post lo del anterior.
La semana que pasó y a cuento de otra cosa, recordé en voz alta en una charla 1984, que junto a Mundo Feliz y Farenheit son como inevitables para abrir mentes juveniles.
Me haBía olvidado de las chicas neumáticas!!! Gracias por el recuerdo.
Debo reconocer que lA cruel realidad de estos días me está haciendo releer muchos libros que hace rato no ojeaba. El otro día me empeciné con La mentira en la propaganda política por el simple gusto de decir: NI MENTIR SABEN ESTOS IMBERBES!
Más tarde prometo ponerme al día con la lectura.
Salute

Occam dijo...

Gracias, Destouches. Ocurre que el PCA nunca le perdonó al peronismo el haberle arrebatado a la clase trabajadora, para nacionalizarla e incorporarla a la sociedad, para dotarla de aspiraciones civilizadas de progreso en lugar de cruentas ambiciones de lucha armada, destrucción de la burguesía opresora, colectivización de los medios de producción y toda esa cháchara. Por eso, para el PCA (cuyas bases se componen de pequeño burgueses con la panza llena, que operan en el medio intelectual y/o universitario), el peronismo siempre iba a ser el verdadero rival a vencer en la puja política.
En su derrotero, el Partido Comunista Argentino adhirió al golpe de 1955, y aportó tropa propia a los comandos civiles. Luego criticó a Lonardi por sus tendencias nacionalistas, y apoyó a Rojas, al que consideraba "democrático y progresista", en el mini golpe interno de la Libertadura.
Luego apoyó a los "azules" (ultraliberales pro norteamericanos) contra los "rojos" (nacionalistas católicos) en la interna militar de los '60; más tarde a Lanusse contra Onganía; luego a los militares contra el gobierno peronista; y dentro del "gobierno militar", al sector comandado por Videla contra los "halcones" de Massera.
Un caso claro del perverso juego de pinzas de los dos imperialismos, que cuando las papas quemaban, indudablemente se juntaban, coincidían y jugaban las mismas cartas.
No hay que olvidar que la URSS, aún en idílicas relaciones con nuestra "dictadura", en 1982 podía ejercer el veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, frenando el conflicto de Malvinas y sometiéndolo a la vía diplomática a través de la Asamblea (en la que Argentina tenía mayoría), y sin embargo se abstuvo argumentando que no quería enemistarse con Inglaterra.
Muchas gracias por el comentario, y un abrazo.

Occam dijo...

Gracias, Piscuiza, por su comentario. Compartimos los mismos gustos literarios. Hay muchos más ejemplares del género que merecen leerse. A mí me gusta mucho la Historia de los Siglos Futuros de Jack London y El Napoleón de Notthing Hill de Gilbert K. Chesterton.
Cordiales saludos, y no se apure, que la espero.

RELATO DEL PRESENTE dijo...

Lapidario. Sencillamente defenestrador de cuanto pseudo bolche se cruce en el camino. La izquierda argentina siempre necesitó una brujula. El ejempo que cita usted solo es comparable con la transa que hicieron en 1945 con Braden y la Unión Democrática en contra del movimiento obrero.

Argentina: Unico país del mundo donde el Comunismo se puso en contra de la masa.

Saludos.

Occam dijo...

Gracias, Relato del Presente, por su comentario. No sé si estoy tan seguro de que Argentina haya sido el único país donde el comunismo se enfrentó a la masa.
Es cierto que estamos a veces muy propensos a adjudicarle a la Argentina distintas condiciones únicas. En todo caso, podremos decir que aquí el PC actuó sistemáticamente en concordancia con los intereses del ala liberal y antiperonista de las fuerzas armadas.
Pero por el carácter elitista de vanguardia iluminada que ha tenido el comunismo en los diversos países donde intentó permear, me parece que en unos cuantos actuó en contra de la masa (o más propiamente, del pueblo): Hungría, Afganistán, Checoeslovaquia, Croacia, etc. Por eso el maoísmo intentaba el "largo camino", que implicaba el ataque por la toma del poder solamente luego de haber convencido a la mayoría del pueblo. Eso fue ciertamente infrecuente.
El mismo sentido de "bolchevique" indica "minoría".
Por eso también las guerrillas de ese signo buscaban las "condiciones de guerra revolucionaria" que les permitieran acceder al poder. Esas condiciones provenían en general de un engaño (el entrismo) o del aprovechamiento de circunstancias de descrédito del gobierno de turno, para avanzar con consignas ambiguas (en general, nacionalistas), que luego recién se develaban una vez en el poder, como en el caso de Cuba, que se aprovechó el descontento general contra Batista. Y esa tendencia se ha visto multiplicada en infinitos otros casos.
Igualmente, la idea del artículo era también hablar de la coherencia. Mientras hay tipos que quedan inhibidos "moralmente" de ocupar cargos públicos por el más nimio empleo en una repartición pública de algún municipio durante el proceso o dictadura (Alterini es un caso bastante reciente), otros que han defenestrado toda denuncia de DD.HH. mientras eran aliados de los militares, que impulsaron al bloque socialista a apoyar internacionalmente al gobierno militar de la Argentina, etc., hoy se bañan cómodamente con agua bendita, y andan por ahí persiguiendo como en la Santa Inquisición.
Parece, nuevamente, y ése es el punto, que los DD.HH. tienen dueño, o "camiseta", como le gusta decir a la Liga. Y esta contradicción flagrante viene a demostrarlo.

Un abrazo.

Unknown dijo...

Como siempre un artículo de excelente calidad y penetración sobre la realidad cotidiana.
Debo decir que algunos cambios de credo ya son visibles en lugares frecuentados por esta, digamos, tribu urbana, de atorrantes y crápulas.

Mensajero dijo...

La capacidad de daño del PC actualmente es insignificante.
Su capacidad de influencia, cercana a cero.
En un eventual enfrentamiento callejero serían superados ampliamente en número por los floggers o por lo EMOs, tribus urbanas que absorven actualmente el target del que historicamente se nutrieron
Como usted señala, quedaron reducidos a una ONG.

Occam dijo...

Cerriwden: Muchas gracias por su comentario y sus conceptos. Comparto lo que dice. Ya están empezando a correr por izquierda a quien los apañó en su descarado camouflaje.

Mensajero: Muy cierto lo que usted dice. Pero la Liga ésta, que se disfraza de ONG, opera con una suerte de manto de pulcritud y autoridad en DD.HH., que la usa para todo fin. Para arruinar la reputación de los enemigos del partido, para tomar posturas políticas, etc. Hay que descorrer el velo. Después de todo, si está tan de moda sacar a la luz los trapitos sucios de todos, también hay que sacar los de estos "coherentes y valientes luchadores".

Cordiales saludos, y muchas gracias.

piscuiza dijo...

Puesta a punto en cuanto a la lectura de su post, quiero dar mi humilde parecer.
Es muy cierto que puestos a pedir coherencia nos quedamos con los bolsillos vacíos; pero no creo que esto sea sólo adjudicable al PC.
Para desgracia de muchas generaciones de argentinos, la última dictadura tuvo como "pestilente virtud" haber sabido operar en la opinión de los politiqueros de sus tiempos de maneras, como poco, curiosas.
Por cuestiones de vida, he visto y oído desde muy pequeña varias más de una cara de la moneda y quizás eso hizo que mire todo con cierto escepticismo.
Digo, no fue casual que Bussi haya ganado comicios legítimos y democráticos en Tucumán, no es casual que Patti lo haya hecho en escobar. Yo no recuerdo impugnaciones a las listas, procedimiento completamente democrático, en todo caso.
Insisto, para desgracia de generaciones de nosotros, la última dictadura fue un punto de inflexión; pero no sólo por el papel de las Fuerzas Armadas, sino por el rol de todo el arco político, aún de muchos que hoy parecen lloronas rasgándose los pelos y las ropas en muestras de dolor.
Felicitaciones y
Salute

Occam dijo...

Muy cierto lo que usted dice, Piscuiza. Muchas gracias por su comentario y mis más cordiales saludos.

Monsieur Sandoz dijo...

Coincido con Destouches en que este artículo es de imprescindible lectura. El PC avaló siempre todo tipo de barbaridades y recién en estas últimas décadas empezaron a hacerse los humanitarios. Para completar el dato sobre Stalin, en cuyo régimen se llevaban a cabo crímenes aberrantes de forma tan manifiesta que, aunque a regañadientes, hoy debe ser admitido por los paladines de la moral, se puede citar el ejemplo del impoluto Lenin, quien en sus tres primeros meses de gobierno mandó a matar más de 18.000 campesinos, tarea que realizó con singular eficacia el jefe de la Tcheca, Felix Dzerzhinski. Téngase en cuenta, entonces, que el gran pensador y revolucionario de Lenin dejó como saldo, tan sólo en 3 meses, el triple de crímenes que el provocado por el régimen zarista en un siglo. Esta verdad extrañamente no la cuentan nunca nuestros luchadores por los derechos humanos.
Muy bueno su post.
Mis saludos

Occam dijo...

Gracias, M. Sandoz, por su comentario. Ocurre que los crímenes revolucionarios fueron siempre vistos por sus adeptos como "daños contingentes" en la gran labor de emancipación de la humanidad. En los casos en que conviene, al PC le cerraba eso de "el fin justifica los medios".

Claro que los medios implicaron el exterminio de gran parte de esa humanidad para emancipar al resto.

Stéphane Courtois, en una impecable investigación que partió de los archivos del Kremlin abiertos recién en 1990, estableció en El libro negro del comunismo (editado por Siglo XXI) un mínimo comprobado de 100 millones de muertos en 70 años de régimen. Pol Pot y los jemeres rojos exterminaron un tercio de la población de Camboya en sólo tres años de entusiasta revolución.

Y todo en nombre de una altisonante ideología que exaltaba la salvación de la humanidad.

El cinismo en la aplicación práctica, la acción apartada del discurso, determinó y determina que toda acción justamente se subordine a los fines del partido.

El artista debe ser un publicista, un apólogo, y las herramientas consagradas por el Derecho liberal habrán de ser utilizadas para la propia destrucción de ese sistema. "El Estado liberal proveerá al cáñamo de la soga en que será colgado", propugnaba Lenin.

Es algo que los jueces deberían considerar por ejemplo al evaluar la veracidad de determinados testigos, cuyo "juramento" de decir verdad no tiene la validez frente a la disciplina de partido, y por tanto, pueden mentir descaradamente para conseguir los fines políticos perseguidos.

Aunque coincido en que hay partidos de esa tendencia que son minúsculos grupos sin peso electoral, no hay empero que despreciar su capacidad de daño por su cohesión y disciplina. Máxime, como se ha visto, cuando su concepto de ética y de coherencia difiere sustancialmente del de la sociedad en la que se enquistan.

Codiales saludos, y gracias por pasar