domingo, 17 de agosto de 2008

El Estado de los socialistas

Transporte público en Cuba. Muy apto para paliar el sol a pique del eterno verano de La Habana. La Revolución exige sacrificios... Para muchos. No para todos. En Pequín (o Beijing) hay cubanos de lujo, pertenecientes al cuerpo diplomático o agregados en la República Bolivariana de Venezuela. El resto, es el anónimo abnegado que construye la felicidad "colectiva".

Transporte público en Cuba. Miles de pobres "socializados" intentan subir a un "camello" (engendro de hojalata remolcado por un camión). Tranquilos: ya llegaremos...




El Estado de los socialistas. Así se titula el fragmento N° 184 del libro Aurora de Friedrich Nietzsche (escrito entre 1880 y 1881, o sea, mucho antes de que el socialismo llegara al poder en alguna parte del orbe). Viene a cuento de cierto comentario realizado por Monsieur Sandoz en el reciente post Coherencia y Memoria. Allí ya he contestado, pero lo he hecho respecto del motivo de esa intervención. Ahora puedo profundizar un poco más, aprovechando la preclaridad del filósofo alemán, que ya hemos esbozado en la transcripción del fragmento anterior.
Además, vaya todo esto como excusa de una explicable propensión al ocio dominguero, y en homenaje de nuestro General Don José de San Martín, cuyo centésimo quincuagésimo octavo aniversario de su muerte hoy se conmemora. Que sus restos (colocados cabeza abajo en un cuarto de la Catedral de Buenos Aires) puedan encontrar algo de paz luego de este clima de divisionismo, resentimiento y revancha, matizado de escraches, meadas y graffitis en la misma sepultura de nuestro inmortal Libertador.

Ahora, sí, vamos a las cosas:
En los países sometidos a la disciplina civil, siempre hay retardatarios que se resisten a ella y que son los primeros en engrosar las filas socialistas, con mayor facilidad que en ningún otro sitio. Si alguna vez llegaran a dictar leyes, podemos estar seguros de que se pondrían férreas cadenas y de que ejercerían una terrible disciplina. ¡Los conocemos muy bien! Soportarían tales leyes, juzgando que se las han impuesto a sí mismos. El sentimiento de poder, de este poder, es, para ellos, demasiado reciente y demasiado seductor como para que no lo sufran todo por su causa.


7 comentarios:

Unknown dijo...

Solo hay que darle poder/dinero a una persona para que aflore su ser más recóndito.
Con respecto al transporte en Cuba, la segunda foto es más amable que una mañana en el Sarmiento, en la estación Morón. Viajar en el Furgón es una experiencia vital aleccionadora.
¿Como que San Martín está colocado cabeza abajo?
Me suena a esoterismo. Ninguna sociedad que recuerde hace eso con sus muertos.Parece un castigo y no una forma de homenajear el descanso eterno.
Besos.

Occam dijo...

Por eso digo que tengamos paciencia, que ya llegaremos. En nuestro caso, con una política de estatización de riesgos, costos y salarios y de consolidación de los beneficios para un empresariado "nacional" monopólico y testaferroso que se ha mostrado recurrentemente incompetente y llamativamente oneroso en obras y mantenimiento, pero en el que sin embargo se confía cada vez más y no se lo controla en absoluto. Claro, de última, cuando todo explote, habrá otro original proyecto de estatización de deudas en el Congreso... Como sea, el esquema de "desarrollo" pasa por la misma cosmovisión, los mismos recelos y las mismas argucias expoliatorias que en los países socialistas...

Con respecto a San Martín, es sabido que alguna desobediencia del Libertador a su pretérita pertenencia masónica le granjearon primero la enemistad de Alvear, luego el boicot imperdonable de Rivadavia, que lo obligó a ceder ante Bolívar, y por tanto resignar el Alto Perú (que era argentino, y que un capricho de Sucre hizo país independiente), de inmediato el exilio, el odio permanente de una considerable fracción de sus connacionales, etc.
Cuando finalmente decidieron repatriar sus restos, se encontraron con que el cuarto que habían construido en la Catedral para su depósito no tenía la superficie suficiente como para contener el féretro en posición horizontal. Entonces, forzadamente, lo metieron con la cabeza hacia adelante hasta colocarlo en diagonal, cruzado, con la cabeza hacia abajo contra una de las paredes y los pies hacia arriba contra otra.
Las suspicacias conducen hacia dos venerables y herméticas instituciones: La Masonería, que en alusión a la traición dispuso su eternidad cabeza abajo (con obvia alusión simbólica); y la Iglesia, que en principio se negaba a alojar en campo santo, dentro de la casa de Dios, a un (ex) masón, y que terminó por aceptarlo, pero en una dependencia separada, que se contruyó de apuro y a desgano.
Una tercera teoría, que a esta altura tampoco hay que desoír, alude simplemente a la consabida chapucería argentina, ayudada por la envidia de los hombres de ese momento, ante la talla de la figura que debían honrar.
No por nada ha dicho Don Domingo Faustino Sarmiento, en un acto de sinceridad de los que acostumbraba, y que lo honran: "La principal razón contemporánea para condenar a los grandes hombres es que la condenación de las grandes figuras absuelve y agranda a las pequeñas".

Muy cordiales saludos, y ¡gracias por leer en domingo de fin de semana largo!

Monsieur Sandoz dijo...

Otra notable cita de Nietzsche, Occam. Me alegro de que mi comentario haya permitido que siga nutriendo su blog con estas interesantes reflexiones.
No conocía el dato sobre San Martín. Igual no me sorprende. En este país siempre perseguimos, vivos o muertos, a nuestros próceres u hombres ilustres. En fin, espero que, al menos en su día, el padre de la Patria pueda descansar en paz.
Mis saludos

Stella dijo...

Hoy leia en un diario que hace 5 años que no hay ningun representante del gobierno nacional en los actos de homenaje a San Martín en Yapeyú!
Parece que Cobos quiso ir, pero no le dieron el avión!
Cada vez confirmo mas la sensación de que tenemos un gobierno de actitudes absolutamente adolescentes y caprichosas.
Y gracias por contar lo de sus restos, la verdad es que no lo sabía!

Un beso, y buen feriado! :)

Occam dijo...

Gracias, Stella, por tu comentario.
Un país que no honra a sus héroes ni a sus grandes hombres, o que los honra mal, o que directamente los defenestra y los condena, seguramente tendrá un aciago destino similar al nuestro...
Por otra parte, me tiene un poco cansado el lloriqueo de Cobos. Ya es la segunda vez que se queja de que Parrilli no le da un avión. Como Senador de la Nación (que es su estatus constitucional) tiene pasajes para tirar al techo. Y si Aerolíneas no vuela, puede ir en auto, y si no a caballo. Como mendocino que es, tiene mayores deberes para con la memoria del Libertador, que fue un gran gobernador de su provincia (o sea, colega de él), y que desde allí estructuró toda la campaña de liberación latinoamericana.
Mis más cordiales saludos.

Monsieur Sandoz: No podía dejar de postear otra sorprendente consideración de Nietzsche, que demuestra su claridad anticipatoria. La idea que trasunta es que el socialismo de la corriente marxista es capaz de soportar la tiranía más terrible con la excusa de la bienaventuranza buscada. En cambio, se pone hipersensible ante sociedades en que impera la "disciplina civil", léase, las sociedades constitucionales, democráticas y republicanas.
Un abrazo, y gracias por pasar.

Unknown dijo...

Occam
Se me ocurrió pensar o fantasear,tal vez, con el tema de un entierro digno para San Martín.
Ostenta, simbólicamente el lugar de Padre de la Patria.
A ninguno de nosotros nos gustaría saber que nuestro padre biológico fué enterrado así.
"Esta todo patas para arriba en este país"
Sería como una especie de Feng shui, ordenar las energías.

Occam dijo...

Cerriwden:
Usted, que no puede ocultar su pasión por el esoterismo, va a encontrar, en nuestro querido suelo, demasiados indicios perturbadores.
El obelisco es de por sí un monumento de honda significación, que quiso ser demolido al año de su edificación, y que un 9 de julio, hace unos cuantos años atrás, apareció con la cima ensangrentada, o algo así. En su momento, la Municipalidad de Buenos Aires explicó que era por el óxido de unos fierros de la estructura, pero sorprendió la sincronización con la fecha patria, la desmesura de la mancha, y la falta de corrupción progresiva, que se tendría que haber observado al menos en los días anteriores.
En La Plata la numeración de las calles, en las diversas combinaciones de las esquinas (y las diagonales) arroja resultados perturbadores para los iniciados. Ello, sin considerar la famosa sospecha de que en la piedra fundacional de la ciudad, sita debajo de la Catedral, hay oculto un gualicho de brujería.
La pirámide de mayo, otro símbolo sugestivo, debería encontrarse en el centro de la Plaza, pero sin embargo, e inexplicablemente, está corrida en más de un metro.
Hay otras curiosidades más o menos triviales: el monumento ecuestre a Belgrano que está frente a la Casa Rosada no procede del mismo escultor, y de ahí la desproporción que hay entre jinete y caballo. En el Ministerio de Obras Públicas que está sobre la Avda. 9 de Julio hay una imagen femenina en el ángulo Nordeste que parece que estuviera pidiendo plata furtivamente. Se le llama "el monumento a la coima". La estatua de Lavalle que está en la plaza homónima, ¡no es Lavalle! Es un ignoto francés de barbita. Ocurre que el delegado diplomático que debía encargar la estatua en París se quemó el presupuesto en mundanos placeres. Entonces, cuando tenía que volver a la Argentina, negoció con un escultor que le vendiera una estatua de su stock que tenía por ahí depositada, obviamente, a precio muy menor que una escultura original.
Hay también cosas hechas con deliberada mala leche. Que la Plaza Lavalle quede justo lindante con la casa que fuera de la familia de Dorrego, o que la Av. Sarmiento pase por el medio de lo que supo ser la residencia de Rosas en Buenos Aires, el Caserón de San Benito de Palermo.

Muchas gracias por su comentario, y ya profundizaré en todos esas apasionantes cuestiones.

Mis más cordiales saludos.