viernes, 27 de junio de 2008

UN APORTE POR LA RIGUROSIDAD DEL MÉTODO

(¡Gracias Hellen y Montecristus!)

Comprometidos con la Verdad y la Justicia, y admiradores del fecundo esfuerzo de la organizaciones de Derechos Humanos, que decididamente apoyadas por el gobierno, desde hace nada menos que 25 años vienen realizando ingentes acciones de recopilación de datos para establecer la lista definitiva de detenidos-desaparecidos en los años ’70 y principios de los ’80 en Argentina, no puede menos que aquejarnos una profunda desilusión, al comprobar el grado de insipiencia y precariedad de los resultados de esas búsquedas y sistematizaciones.

No está ciertamente a nuestro alcance e idoneidad la evaluación del trabajo realizado tenazmente, día tras día, desde 1983 a la actualidad (9.000 días más o menos) para establecer realidades tan complejas como las relativas a las personas que un día desaparecieron por la acción terrorista del Estado, y dejaron un profundo vacío en su entorno familiar, laboral y del círculo de sus amistades.

Llama sin embargo la atención la exigüidad de datos relativos a gran parte de esas personas, situación que a estas alturas no deja de generar escalofríos, porque evidencia la falta de compromiso con la verdad de gran parte de la sociedad, empezando, en muchos casos, por las mismas personas vinculadas al círculo más directo de las víctimas. Así, la mayor parte de los casi 10 mil nombres listados como máximo y más completo esfuerzo en estos 25 años, carece de fotografía (de los primeros 1.500 nombres, sólo dos centenares tienen imagen, y en muchos casos indescifrable), documento de identidad, o cualquier dato que permita su identificación certera. De los que sí se posee fotografía, que resulta ser una ínfima proporción, la mayor parte de las veces la misma corresponde a una edad muy temprana (primer día de clases en la escuela primaria, por ejemplo) o a versiones de imagen sumamente oscuras y confusas. Todo ello evidencia, por un lado, la escasa propensión a documentar recuerdos a través del largamente centenario arte de la fotografía que tuvo la sociedad argentina por lo menos desde 1960, y por otro, el nivel sumamente precario de la organización institucional, característica propia de un país en situación de opresión colonialista, en el cual no existe el mínimo atisbo de orden y civilización. Así las cosas, Argentina se situaría, respecto del genocidio que hubo de sufrir en esa terrible década, en un nivel de angustiante desinformación cercano al de Uganda, Liberia o Burkina Fasso. Cuestión que resulta aun más indignante a la luz de nuestra centenaria institución del Registro Civil, que ha sabido en mejores tiempos documentar escrupulosamente a las personas, y a nuestro también impecable sistema de alfabetización. Sin embargo, pese a ello, en esta ardua materia, a la que se ha asignado imperiosa prioridad, en función de los altos principios y valores comprometidos en la defensa de la Memoria y la Identidad, poco se ha avanzado en echar luz con precisión en el número e identidad de una gran cantidad de víctimas de la represión ilegal.

Y todo lo dicho debe servir como un llamado de atención a la labor de dichas organizaciones de investigación, que tanto tiempo y tantos recursos humanos y materiales destinan únicamente a la función esclarecedora que con urgencia nuestra nación necesita. En efecto, millones de pesos anuales provenientes de recursos del erario público se vuelcan en las tareas de investigación del caso, en forma de subsidios no reintegrables, y el Estado argentino le ha asignado un carácter absolutamente prioritario al avance en este ámbito, que se proyecta a acciones concretas de reparación (cuantiosas indemnizaciones a víctimas, detenidos y exiliados, donación de monumentos y edificios, construcción de museos, etc.).

Como un humilde aporte a esa tarea de esclarecimiento, y pidiendo la indulgencia del lector en orden a la falta de tiempo, la falta de recursos y de capacidad de nuestra parte, reseñaremos a continuación una serie de sugerencias conducentes al perfeccionamiento de la labor de 25 años descripta. Ellas están dirigidas, sobre todo, a evitar duplicaciones en la consignación de datos, y a pulir algunas falencias discursivas que agreden la verosimilitud del relato, y por tanto, el debido homenaje a las víctimas de la violencia más demencial y reprobable.

En el primer aspecto, hemos abrevado en la lista publicada en la página www.desaparecidos.org, como producto de la intensa investigación del Grupo Fahrenheit. De esa lista se dice que

“Incluye casi 10,000 nombres, basados en denuncias a la CONADEP y organismos de derechos humanos. Incluye nombre, edad, fecha de nacimiento, fecha de desaparición, número de denuncia e información sobre los CCDs donde fue visto el desaparecido. Presentada por orden alfabético. La más completa”.

Tenía 22 años.

Asimismo, consultando acerca del mencionado Grupo Fahrenheit nos encontramos con que se ha tenido en cuenta la información proveniente de las siguientes fuentes: "Suplemento Especial: Informe de la CONADEP" en "El Periodista de Buenos Aires" Nº8 del 3 al 9 de noviembre de 1984,"Como los nazis, como en Vietnam" de Alipio Paoletti, Informe de la Asociación de Abogados de la Provincia de Tucumán, Informe de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados de la provincia de Chaco (1984), Publicaciones de las organizaciones de derechos humanos como "692 culpables del Terrorismo de Estado" y "Culpables para la sociedad - Impunes por la ley".

Asimismo, los integrantes del Grupo Fahrenheit se definen de la siguiente forma:

“Fahrenheit es el nombre de un grupo de militantes de la vida que no se resignan a la desmemoria. Convencidos de que la única batalla que se pierde es la que se abandona, nos hemos tomado la tarea de recuperar, comprensivamente, históricamente, esa parte del pasado que hoy es presente en la rabia por la impunidad de tanto torturador, tanto asesino suelto.

“Por esa rabia presentamos este primer trabajo que es la síntesis de varias listas de represores denunciados una y otra vez a lo largo de estos años. Hasta donde sabemos es un trabajo único por su magnitud, esfuerzo de síntesis y calidad de las fuentes”.

Sabedores de la fuerza motivadora de la rabia, pero conscientes de la necesidad de encauzarla en los límites de la racionalidad y prolijidad que exige la evaluación y el debido esclarecimiento de nuestra historia, es que formulamos estas sugerencias, efectuadas exclusivamente sobre los nombre listados bajo las iniciales A y B, por cuestiones de tiempo y de precariedad de medios, y sólo sobre casos manifiestos de duplicación, reseñados a vuelo de pájaro (puede haber muchos más, pero este esfuerzo ha demandado nada más que 30 minutos; con el apoyo del Estado, podremos sin dudas avanzar más diligentemente en la iluminación de una etapa tan oscura).

El listado bajo la letra “A”, por ignotos motivos, empieza con el Nº 493 y termina en el Nº 1.183. El listado de la letra “B” comienza en el Nº 1.184 y termina en el Nº 1.949. Es decir, se han considerado 1.456 casos, que resulta un número bastante ilustrativo respecto del conjunto final (que termina, en la letra “Z”, en el Nº 9.921; o sea, 9.429 casos; de forma tal que el ejemplo que hemos analizado representa más del 15% del universo total).

Va a continuación, entonces, nuestro aporte a los investigadores, para facilitar la depuración de las listas. Entre paréntesis aparece la referencia de los números duplicados, para su fácil constatación en http://www.desaparecidos.org/GrupoF/des/.

Julio Abad: 2 veces (495-496); José Abdala: 2 veces (506-507); Ricardo Elías Abdón: 2 veces (508-509); Víctor Acosta: 2 veces (534-535); Acuña: 3 veces (541-542-543); Favio Acuña: 2 veces (544-545); Filemón Acuña: 2 veces (546-547); Porfirio Acuña: 3 veces (554-555-556); M. Rolando Acuña: 2 veces (553-557); Roberto Achares: 2 veces (565-566); José Luis Aguilar: 2 veces (605-606); Raúl E. Aguirre: 2 veces (623-624); Ahumada: 4 veces (628-629-630-631); Genaro Alarcón: 2 veces (655-659); Horacio Albert: 2 veces (675-676); Fabián Alberto: 2 veces (678-679); Albite: 2 veces (680-681); Ramón Albizo: 2 veces (682-683); Alcaraz: 2 veces (691-692); Alegre (Gaby): 3 veces (702-703-704); Verónica Aleman: 2 veces (707-708); Guillermo Almaraz = Guillermo Almarza (727-730); María Rosa Almirón: 2 veces (734-735); Altamirano: 2 veces (756-757); José Luis Alvarenga: 2 veces (767-768); Álvarez: 2 veces (770-771); Federico Álvarez: 2 veces (781-782); Manuel Álvarez: 2 veces (797-798); Pedro Álvarez: 3 veces (806-807-808); Cristina Álvarez de Hurtado: 2 veces (815-816); Jorge Allega: 2 veces (835-836); Allende: 2 veces (837-838); Anaconi: 2 veces (880-881); Anderson: 2 veces (888-889); Andhal: 2 veces (890-891); Rafael Daniel Andrade: 2 veces (899-900); Archetti: 2 veces (987-988); Amílcar Archetti: 2 veces (989-990); Alberto Arguello: 2 veces (1018-1019); Carlos Arias: 2 veces (1025-1026); Fernando Arias: 2 veces (1029-1030); Armasto: 2 veces (1049-1050); Julio Armesto: 2 veces (1054-1055); Hugo Arqueaga: 2 veces (1064-1065); Arroyo: 2 veces (1086-1087); Aldo Luis Auretnechea: 2 veces (1139-1140); Alberto Ávila: 3 veces (1153-1154-1155); Jorge Ayastuy: 3 veces (1175-1176-1177); Diana Badeza: 2 veces (1192-1193); Badu: 2 veces (1197-1198); Báez: 2 veces (1201-1202); Lidia Baldini: 2 veces (1219-1220); Marta Baldini: 2 veces (1221-1222); Ballent: 2 veces (1231-1232); Banfield: 2 veces (1238-1239); Barbosa: 2 veces (1262-1263); Liliana Barone: 2 veces (1281-1282); Ángel Barrera: 2 veces (1298-1299); Barrientos: 2 veces (1314-1315); Eduardo Froilán Barrios: 2 veces (1334-1335//Para CONADEP son 9390 y 9518; desaparecidos en Beccar el mismo 14-4-76, con idéntico nombre); Basualdo: 2 veces (1367-1368); Juan Carlos Bearce: 2 veces (1397-1398); Mariana Carlota Belli: 2 veces (1439-1440); Benavente: 2 veces (1452-1453); Luis Benavídez: 2 veces (1457-1458); Benedetti: 2 veces (1466-1467); Benítez: 2 veces (1473-1474); Juan Carlos Benítez: 2 veces (1483-1484); Julio Bentaco: 2 veces (1498-1499); Bercovich: 2 veces (1514-1515); Ana María Bergés: 2 veces (1526-1527); Bermúdez: 2 veces (1532-1533); Omar/Oscar Rafael Berón: 2 veces (1545-1546); maría del Luján Bertella: 2 veces (1555-1556); Betopo: 2 veces (1574-1575); Blanca: 2 veces (1613-1614); Blanco: 2 veces (1617-1618); Leonardo Blanco: 2 veces (1623-1624); Néstor Blanco: 2 veces (1625-1626); Francisco Javier Bogarini: 3 veces (1660-1661-1662); Boliviano: 2 veces (1676-1677); Oscar Orlando/Alejandro Bordisso: 2 veces (1719-1720; en el mismo lugar, la misma fecha, el mismo trabajo); Borgi: 2 veces (1725-1726); Borojovich: 2 veces (1732-1733); Rodolfo Mariano/Mario Borroni: 2 veces (1736-1737; en este caso la presunción de duplicidad la tiene el mismo G. Fahrenheit); Bernardo Pablo Bousán: 2 veces (1756-1757); Boxitracio: 2 veces (1761-1762); Brawin: 2 veces (1780-1781); Briant: 2 veces (1792-1793); Brito: 2 veces (1801-1802); Britos: 2 veces (1805-1806); Brizuela (El Gordo): 2 veces (1815-1816); Brizuela (El Negro): 3 veces (1812-1813-1817, ¿quizás también “Beto” Brizuela -1819?); Brollo: 2 veces (1836-1837); Luis Brotman: 2 veces (1842-1843); Bulmarza: 2 veces (1889-1890); Graciela Buscarielo: 2 veces (1912-1913); Bustos: 2 veces (1930-1931); Luis Ramón Bustos: 2 veces (1938-1939); Mario José Bustos: 2 veces (1941-1942); Miguel Ángel/A./Ramón Bustos: 3 veces (1943-1944-1945).

Es decir, que por duplicación o triplicación, en las primeras 2 letras del alfabeto hay 113 nombres impropiamente computados. De los mismos, resalta que los mayores errores corresponden a los apellidos más comunes, y puede obedecer probablemente a esa cuestión. No se han considerado las duplicaciones de duplicaciones, es decir, cuando aparece solamente el apellido, y abajo el nombre y apellido como si fuera una persona distinta; o cuando se consigna ambiguamente por nacionalidad (v.gr., Boliviano) o por algún criterio toponímico (v.gr., Banfield). No ayuda a este intento de colaboración el hecho de que la muy mayor parte de los casos omite cualquier circunstancia individualizadora (fecha y lugar de detención, etc.).

También es de destacar que en ese listado obra la penosa desaparición de la Dra. Carmen Argibay (Nº 1.017, que sugestivamente obra como desaparecida el mismo día del golpe de Estado, 24-03-76), y que afortunadamente aún camina entre nosotros, e imparte justicia en la CSJN. Asimismo, como otro aporte, habrá que corregir la edad o la profesión de César Héctor Álvarez, que aparece como detenido a los 7 años y de profesión abogado, una precocidad no aceptable.

De la misma lista, en la A y la B, se han borrado desde el Grupo Investigador dos nombres, puesto que de ellos se ha reconocido expresamente su duplicación. Eso lleva el número de casos indubitables de supernúmero a 116, el 8% de los casos encuestados.

En total, del listado consignado, 885 casos corresponden a hechos anteriores al golpe de Estado de 1976; y de ellos, Viviana Irene Ringach corresponde al gobierno de Cámpora (desaparecida el 11 de junio de 1973), 14 al período lanussista de transición y llamado a elecciones, y 19 al gobierno del General Perón (hasta el 1 de julio de 1974). Dulio Sergio Vela, el último de la lista, en tanto, “desaparece” luego de los comicios del 30 de octubre de 1983.

En el mismo listado Fahrenheit de los “casi 10 mil nombres”, cuando se clasifica por fecha de desaparición la lista se reduce a 8.425, y eso que persisten varias duplicaciones (dos o más homónimos en la misma fecha). Lo mismo cabe decirse respecto de la clasificación por lugar, la cual se realiza sólo en la forma más genérica (Capital, Córdoba, La Plata), en donde constan, con las mismas salvedades, 6.111 nombres.

Sin mencionar a desconocidos, tampoco puede aceptarse, en los márgenes de la honestidad intelectual, la inclusión, por ejemplo, de Francisco René Santucho, muerto en combate contra el Ejército Argentino en el monte tucumano en abril de 1975 (en total, hay 112 casos consignados en Tucumán en 1975 y los 3 primeros meses de 1976). También hay cuatro combatientes del ERP muertos en la noche del 23 de diciembre de 1975, durante el ataque a Monte Chingolo, que también resulta impropio computar: Carlos Omar Oroño, José Alfredo Rivas, Guillermo S. Salinas y Carlos Suárez.

En fin, se hace muy difícil enumerar las inconsistencias, y estamos hablando tan sólo de las detectadas en una primera y poco profunda lectura. Referenciaremos a continuación una historia que también debe ser corregida, en beneficio de la verosimilitud del relato, y que fue abordada al azar, leyendo de paso las conmovedoras situaciones de tanta gente muerte por la locura y el fanatismo:

“María Cristina Alvira. Desaparecida el 5/5/77. Tenía 23 años. María Cristina estudiaba bioquímica en la UNL y militaba en la Juventud Universitaria Peronista. Estaba casada con Horacio Martínez y tenía un bebé de nueve meses cuando fue desaparecida. Vivía en San Nicolás con su esposo e hijo. Fue secuestrada junto a su esposo, su bebé y su hermana Raquel por el Batallón de Ingenieros de Combate 101, a cargo del entonces Coronel Saint Amant, el 5 de Mayo de 1977. El bebé fue entregado a la abuela materna por el Capellán del Ejército Miguel Regueiro, quien fue detenido en el 2007 por complicidad en su secuestro. El capellán nunca quiso decirle a la familia dónde estaba el niño, quien permanece desaparecido”.

En el relato recién transcripto aparece una contradicción que debe ser necesariamente enmendada. Si el niño fue entregado por el capellán a la abuela materna, es ella quien lo tiene, y el niño no está desaparecido. O al revés: el niño está desaparecido, y entonces el capellán nunca se lo entregó a la abuela materna.

Finalmente, para que quede claro, frente a cierta manía persecutoria, que tiende a ver en cada actitud honesta de revisión de estos datos en procura de racionalidad y seriedad, una actitud reaccionaria: Desde este espacio repudiamos cualquier forma de terrorismo de Estado, de proceder clandestino e ilegal contra las personas, y por supuesto, la muerte de esas personas. Por eso mismo, como homenaje a su memoria, y por respeto a la verdad histórica y a la solemnidad que reviste la cuestión, es que exigimos rigurosidad y prolijidad de parte de quienes se dedican a su sesuda y permanente investigación, así como desearíamos que un aspecto tan escabroso y tétrico de nuestra historia no fuera usufructuado con fines políticos o económicos.

Eso es todo, ni más ni menos. Por la Verdad y la Justicia.



(Fuente: Investigación del Grupo Fahrenheit)

7 comentarios:

Nicolás Lucca dijo...

Lindo laburo te tomaste!

Lo triste de esto, es que al existir un imaginario popular de 30 mil desaparecidos, se habilita a la entrega de 30 mil indemnizaciones por desapariciòn forzada.

Imaginate lo que es respecto de los detenidos...

Occam dijo...

Gracias! El laburo del caso es sólo una "peinada" superficial sobre la "lista más completa" y rigurosa que aparece consignada por estos organismos de investigación. Creo que es hora de que se conforme alguna instancia de supervisión seria y objetiva de lo que vienen haciendo y de cómo vienen gastando fondos públicos.
La memoria, como la corrupción, como la justicia social, como el cambio de la Argentina, como etc., etc., tantas palabras grandilocuentes y mancilladas por el uso y el abuso y por las intenciones espurias de quienes las proclaman, deben de una vez por todas ser honradas por un control social celoso.
Hemos estado viendo a personas realmente tétricas, que legitimadas hasta la santidad por alguna (real o ficticia) pérdida de hace 30 años ponderan la masacre de las torres genelas, instan a gaseamientos masivos de opositores, a la "toma" de medios de comunicación por el pueblo, etc. Hemos estado viendo a guerrilleros precoces de 10 años, que ahora son secuestrados por 3 horas en condiciones increíbles por entes cuyas motivaciones y proceder no tienen sentido alguno (a no ser un mangueo de más subsidios por alguna Casa de la Memoria). Lo único que puede decirse de todo este abrumador proceder es que es tan pero tan trucho, que hiere la sansibilidad de las personas medianamente racionales; pero que paradójicamente construyen la nueva impostura histórica. Es sabido, y pronto voy a hablar de ello, que con una identidad retorcida, construida con maniqueísmos e intencionalidades parciales y deshonestas, no podemos menos que tener un presente sombrío y un futuro desolador.
Pasó con Rosas, el primer gran tirano innombrable. Hasta el mismo San Martín sufrió décadas de oprobio. Los federales fueron perseguidos y matados a mansalva durante 2 décadas... Luego pasó con Perón (el segundo tirano) y con los fusilamientos, confiscaciones, mordazas y proscripciones a los peronistas. Y así la historia continúa. Siempre "el relato" es sólo eso: un relato, un cuento de hadas y de monstruos que nada tiene que ver con la realidad.
Un abrazo

Unknown dijo...

hola occam. Te escribí un anónimo en el todosgronchos. Agradezco tus aclaraciones y comparto.
Fijate que te puse por qué la A arranca del 493 (en realidad creo que debería arrancar del 492)
Y creeme que hay uno que conozco de la lista que no tiene fotos ni datos y fue un tipo muy reconocido en su ciudad (de hecho hace poco lo homenajearon). Conseguir una foto o los datos mínimos lleva 1 minuto en el google. Semejante falta de rigor para hacer un listado tan necesario como éste habilita a cualquier sospecha

Occam dijo...

Gracias, Lamole, por su comentario. Es que a veces parece que viviéramos en algún pintoresco paraje del África central, o en el siglo XVI. Todo esto me hace acordar a las "Tablas de Sangre" de Rivera Indarte (feroz rosista al que Rosas perdonó la vida y permitió que se exiliara en Montevideo luego de robar objetos sacros de una Iglesia; y que entonces se hizo feroz unitario). Los ingleses, empeñados en hacer acción psicológica contra la Confederación, en medio de la guerra que mantenían por su "derecho" de penetrar por las aguas interiores argentinas, contrataron a esta ilustre "pluma exiliada" a razón de media libra esterlina por víctima que éste consignara. Lógicamente, el listado se hizo escalofriantemente largo. Superó los 2.500 nombres. Entre ellos, el "riguroso" investigador unitario colocó incluso los nombres de todos los soldados muertos en distintos combates durante el gobierno de Rosas... ¡también los de los soldados federales! El criterio, él lo explica, es que murieron por culpa de las órdenes del Tirano.
Interesante método. En la historia todo se repite.
Lo grave, es que le quita seriedad y trascendencia a la memoria de la verdaderas víctimas.

Uilon dijo...

Realmente un trabajito fascinante, puedo aportar un descuentito mas a la lista?.
En el terremoto de Mexico del 86, publicaron una lista de argentinos fallecidos, para sorpresa de muchos alguno de los muertos estaba ya dentro de la lista de la CONADEP como "desaparacido". Nuevamente Felicitaciones por el trabajo realizado.

piscuiza dijo...

Si bien lo que leo es una verdad murmurada a lo largo de todo el país, verlo en letras sobre una pantalla hace que una mantenga ciertas esperanzas.
Su Post trajo a mi memoria algo que me sucedió de chica y me quedó como grabado.
Al tiempo de mudarnos a una ciudad remota del interior (desde una ciudad menos remota y mucho más "caliente" en cuanto a la actividad de grupos como montoneros); y estando en el Supermercado El Hogar Obrero, mi madre se descompuso, nos tomó de la mano y dejó dos changos repletos de mercadería en el medio de las góndolas.
Luego recuerdo una charla murmurada con mi padre acerca de haber visto al gordo no se cuánto, que era un conocido desaparecido de nuestra ciudad de origen!Felicitaciones por el trabajo y no se enoje, pero cuando cuente con tiempo, de puro obse, veré si puedo peinar un poquito.
Salute

Occam dijo...

Piscuiza, cómo me voy a enojar! Al contrario, espero que este artículo sea disparador para que entre todos ejerzamos el control social sobre las truchadas y los buzones que pretenden ser el discurso único queden a la luz.